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08 marzo 2009

Simone Weil: la Virgen Roja

En estos días se celebra el centenario del nacimiento de la filósofa Simone Weil. Han aparecido en la prensa algunos artículos, reportajes en la televisión y varias biografías han surgiido en los estantes y vitrinas de las librerías parisinas. Personalmente no hace mucho tiempo que la he descubierto. Tal vez sea dos o tres años. En mi trabajo, en la biblioteca de Sarcelles, tenía que preparar para introducir al servicio unos libros que acabábamos de adquirir. En realidad por falta de personal, algunos libros se quedaban años sin ser atendidos. Entre ellos descubrí uno con el nombre de Simone Weil. Su nombre me era totalmente desconocido, en realidad, con un simple ojazo que le di al libro, pensé incluso que se trataba de una obra de la exministra de Giscard d’Estaing, Simone Veil. El parecido en la ortografía y la total identidad en la consonancia de los nombres, me indujo en ese error. Abrí el libro un poco distraídamente y recorrí algunas líneas al azar. Mi sorpresa fue enorme. El quid pro quo fue únicamente parte de mi asombro. Volví a la pasta del libro. Entendí mi error y me di cuenta de mi ignorancia.

La fuerza de sus palabras, certeras, eficaces me obligaron a darme cuenta que estaba ante una pensadora sin par. Al mismo tiempo por el tema abordado, me vi obligado a sospechar que mi ignorancia no era mera casualidad de desencuentros entre un autor y sus posibles lectores. Concluí que de alguna manera me la habían ocultado, hablando poco de ella, tal vez recluyendo sus escritos en estantes y temáticas periféricas.


Incluso hoy que se habla de ella en la prensa y por la televisión, en este centenario de su nacimiento, algunos ponen el acento en un solo aspecto de su personalidad, el misticismo. Pero lo que me ha extrañado es que el movimiento obrero europeo ha mantenido un silencio muy sospechoso sobre ella. Pues desde esas pocas líneas que leí antes de cubrir el libro con una cinta protectora, tuve claro que se trataba de una pensadora del movimiento obrero revolucionario. Es cierto que muy poco se habla de Clara Zetkin o de Rosa Luxemburgo. Su condición de mujeres ha marcado su destino.


No se trata para mí, en este día, de rendirle homenaje alusivo. Sí, aprovecho que hoy es el Día Internacional de las Mujeres, para destacar a esta gran pensadora y recomendar la lectura de sus obras. Se trata también de una militante, que no se conformó con un conocimiento teórico de la condición de los obreros. Compartió su vida, no como alguien que baja al pueblo, sino como igual a igual, sabiendo muy bien que ella era una intelectual que podía aportar sus conocimientos. Fue nombrada profesora de filosofía en el Puy, en 1931 y por las noches daba clases a los obreros del lugar y les compraba los libros. Simone Weil entró a trabajar en una de las fábricas de Renault.


La Virgen Roja no era una mujer exaltada. Pero si una mujer de carácter fuerte, se le vio en lucha en España republicana, pero no soportaba que por la causa sus camaradas se aparten con exacciones de la rectitud que impone la ética revolucionaria.


Simone Weil es una marxista crítica, una pensadora original. Su misticismo es marginal en sus escritos. Muchos han dicho que se trata de una pensadora cristiana. Su “conversión” nunca se concretó con un bautismo. De todos modos, lo importante es que se trata de una mujer de excepción y todos ganamos en conocerla.

1 comentario:

  1. Definitivamente impresionante esta filósofa. Me impresiona especialmente su contundencia en frases como: "Hay que preferir el infierno real al paraíso imaginario".

    Gracias por hacernos conocer a Simone.

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