El autor de este blog agradece la reproducción total o parcial de los materiales aquí publicados siempre que se mencione la fuente.

20 octubre 2023

Una perspectiva

 

La disyuntiva que planteé en mi nota anterior puede parecer desproporcionada o desequilibrada, además algunos pueden interpretar mi posición contraria a mis intenciones. Pues la urgencia actual es indudablemente volver a una situación que nos devuelva un ambiente democrático como el que se tenía antes de la llegada de los Bukele al poder. No obstante luchar contra el régimen dictatorial poniéndonos como meta un retorno a lo anterior, me parece justamente cerrar perspectivas y negar lo que históricamente se había logrado como planteamiento social y político. Todos estamos conscientes que nuestro país iba por el camino de conquistar costumbres y hábitos democráticos, pero al mismo tiempo muchos percibían que esa “democracia” republicana no bastaba para manifestar realmente las aspiraciones populares, aún menos satisfacerlas.


Quiero recordar que antes de esta tragedia dictatorial, nos planteábamos crear una nueva organización, pues considerábamos que el FMLN en el poder no pudo cumplir sus propias promesas, menos aún responder plenamente a las aspiraciones de cambio de los trabajadores. Muchos protestamos y denunciamos la actitud del FMLN, analizamos sus resultados, algunos positivos (pocos y sin contener cambios substanciales de sociedad) y sobre todo criticamos la adopción de la ideología y práctica neoliberales. Criticamos el continuismo en muchos aspectos de las políticas económicas y sociales, el endeudamiento como única fuente del financiamiento de sus políticas, sin pensar en una nueva política impositiva progresiva. Nayib Bukele supo aprovecharse del descontento y denunciaba que el FMLN había abandonado sus viejos ideales. Bukele nunca comulgó con esos ideales y sí con el liberalismo, eso lo podemos constatar a diario en su política económica. Lo que tenemos ahora es una agravación de lo de antes y pérdida de las pocas conquistas.


No voy a entrar en detalles de lo que pasa actualmente, los que quieren están enterados. ¿Cómo salir de este atolladero? ¿Renunciando de nuevo a los “antiguos ideales”? ¿Echando por la borda los conceptos que nos permitieron plantearle al país un cambio de sociedad? Es cierto que han surgido nuevos partidos políticos, sin embargo ninguno aporta verdaderas soluciones, el hecho mismo de que todos han buscado de una o de otra manera entrar a competir al interior del marco político impuesto por la dictadura y su partido oficial, nos muestra que no han analizado profundamente el carácter totalitario del régimen.


Por mi parte creo que sigue estando de pie la creación de un partido político que pueda conglomerar a todas las personas que aspiran sacarse de encima a la dictadura, pero sobre todo quieren un cambio de sociedad. No podemos plantear que un retorno a lo que teníamos antes sea suficiente, sobre todo que el pasado reciente fue el que nos desilusionó y que le sirvió de trampolín a los Bukele para que se adueñaran de las finanzas del país.


La pobreza ha crecido, la marginación de una parte de la población que sobrevive con niveles de verdadera miseria, el abandono de siembras de los principales productos de nuestra alimentación, el despilfarro del dinero nacional para darle gusto al dictador en sus sueños de grandeza: no se trata sólo del bitcoin que no sirvió para nada, sino para darle a Nayib Bukele un paquete de esa moneda artificial, no se trata del concurso de Miss Universo, no se trata de un sinfín de gastos suntuarios de su tren de vida y del gasto de millones de dólares de publicidad a nivel internacional, del pago de un ejército de troles que lo ensalcen y sirvan de caja de resonancia a sus mentiras cotidianas. Se trata del retroceso en todo y que no se invierte nada en el desarrollo. Valga de ejemplo que se les retiran a dos ministerios claves (Educación y Salud) millones de su presupuesto actual. El país está quedando exangüe.


Sólo una organización política revolucionaria puede abrirle al pueblo, dentro de este mundo de estancamiento, una perspectiva de futuro, de un renacimiento en el que se pueda cumplir con las tareas de una nación libre y soberana.

10 octubre 2023

No nos resignemos

La página en blanco produce vértigo. El vértigo nos obliga a lanzarnos al abismo, en este caso es la escritura. No se trata de escribir por escribir, aunque no exista un plan preestablecido, ha precedido un tiempo juicioso de rumiadura. Pero ¿qué he estado rumiando? Me ha costado darle nombre a este rumiar. No tanto al rumiar mismo, sino que al contenido, a lo que ha alimentado mi rumiar. Resulta que he dejado de publicar en este mi blog de “Cosas tan pasajeras”, pues muchas de mis precedentes meditaciones sobre el acontecer nacional han ido adquiriendo una especie de desactualización porque la realidad política nacional poco a poco ha venido retrocediendo y hemos ido a parar en una dictadura represiva, aunque maliciosamente publicitaria. La publicidad se ha vuelto la manera de comunicar del régimen. No obstante la publicidad es mentirosa.


Ante esta nueva situación salvadoreña, un payaso por presidente y una mayoría que lo apoya o no lo combate y los opositores, algunos falsos y otros por principio y totalmente entregados a una crítica y denuncia rutinaria y de alguna manera resignada. Y aquí me he topado con el nombre de mi rumiar. ¿Cómo podemos evitar la resignación? En una de mis lecturas recientes, al principio del libro “La Voie” de Edgar Morin viene una frase de Ernesto Sábato, puesta en exergo y que reza así: “Hay una manera de contribuir al cambio y es la de no resignarse”.


La cuestión es ¿a qué no debemos resignarnos? Se trata simplemente a la presencia en el poder ejecutivo de la banda de los Bukele o de manera más fundamental a la sociedad capitalista que nos impone todos nuestros sufrimientos individuales como colectivos. Supongo que pocos o nadie tuvieron en mente esta disyuntiva, una tan particular e inmediata y la otra tan general y tan alejada de nuestra realidad actual. Me permito por el momento dejar de un lado esta disyuntiva, ahora me voy a referir a algo que todos nos repetimos y es que el presente lo explica y lo ha condicionado nuestro pasado. Esto lo decimos respecto a nuestras vidas personales, como a la historia de nuestro país. Es lo que nos ha pasado lo que nos ha conducido a este presente. Pero también debemos saber que el presente nos explica de alguna manera nuestro pasado. Nuestro pasado podemos entenderlo por este presente tan poco glorioso para nuestro país. Este presente lo estamos viviendo porque cometimos en nuestra historia todos los errores que fueron condicionando que en un momento dado un oportunista, un demagogo populista acaparara en su propio beneficio todas las denuncias, todas la desilusiones que se fueron acumulando durante tantos años de la posguerra.


Si ahora vuelvo a la disyuntiva, a lo que no debemos resignarnos. A la funesta presencia de la banda de los Bukele en el poder o a la permanencia de esta sociedad capitalista que destruye nuestras vidas. Sin embargo si nos ponemos a reflexionar un momento, nos daremos cuenta que el gobierno actual, con sus desmanes, su estado de excepción permanente, su represión, sigue en la misma línea de conducta liberal o neoliberal de los anteriores, que en ese sentido nada ha cambiado, que su demagogia apenas si oculta la miseria que se agrava y las fortunas que acumulan las mismas familias adineradas. Algunos trataron de adivinar el surgimiento de una nueva “oligarquía”, pero ese malabarismo y palabrerío barato, remedo de reflexión pretendía ocultar que se trata siempre de la misma clase social que sigue dominando nuestra sociedad. El gobierno, este como los anteriores, siguen siendo servidores de la clase burguesa. Es esto lo que no podemos perder de vista, es a esto que no podemos, no debemos resignarnos.