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11 diciembre 2023

Razones de esperar

 Siempre hice una mueca de desaprobación cuando oía esa frase de que “los pueblos se merecen el gobierno que tienen”. Siempre pensaba en nuestras dictaduras y el sufrimiento que le infligían a nuestro pueblo y si nuestra gente parecía resignarse, todas las dictaduras nos llegaron como fuerzas externas y poderosas que se nos impusieron. No había en esos fenómenos sociales nada que debiera culpar a nuestro pueblo, ni a otros pueblos que sufrían de dictaduras. Eran fuerzas poderosas e ineluctables.

Ahora, al recorrer la recién realizada encuesta de opinión de la UCA, sin profundizar en el análisis de los resultados, se me antojó que la mayoría de los salvadoreños se merecen la dictadura que se nos está imponiendo. Claro, en esto es necesario siempre llenar de matices nuestro razonamiento y juzgar con mayor tino. El aparato propagandístico del gobierno, con millones de dólares a su disposición, tiene consecuencias fatales en la mentalidad de muchos salvadoreños. En la encuesta hay algunos datos espeluznantes como la preferencia declarada por un gobierno autoritario a uno democrático, incluso hay una tendencia a aceptar la pérdida de derechos constitucionales si eso permite la permanencia en el poder del clan Bukele. Pero esta tendencia al autoritarismo, a la tranquila aceptación de su presencia en la sociedad, no es nueva, siempre ha existido, todas las dictaduras han logrado crear en la población una base social de apoyo. Esta base social de apoyo es la que propiciaba esa apariencia resignada de toda la población. Los que sostienen al dictador exhiben este apoyo sin tapujos, los opositores tienen que ser muy prudentes.

Las fuerzas represivas del Estado se encargan ya de imponer y suscitar miedo, cometen permanentes desmanes, atacan sin ninguna clemencia a los más pobres que buscan sobrevivir con sus ventas ambulantes. El Estado de Emergencia (medida constitucionalmente pasajera) se ha vuelto permanente y le sirve a los policías, en son de pandilleros, como escudo protector para sus patrañas. Se sabe que hay personas que han preferido abandonar el país por la persecución policial y política. Hay una franja importante de nuestros compatriotas que consideran todo esto como formando parte del orden y la calma que necesitan para vivir a gusto.

No obstante hay razones de esperar que este episodio de nuestra historia no se prolongue por décadas hundiendo las posibilidades de cambio en la sociedad. Hay restos de progresismo que resiste, que no se calla, que protesta, que aspira a reforzarse, hay costumbres nuevas de solidaridad, de ayuda mutua. Hay entre los salvadoreños gente que se indigna por los desmanes policíacos, incluso hay algunos que se atreven a enfrentarlos. Todo esto hay que aprovecharlo, por eso es necesario que surja, que emerja una organización que le dé una estructura de nuevo tipo para reunir todas esas fuerzas que no decaen o que empujan por brotar.

Sabemos que lo que estamos sufriendo tiene sus causas, que tuvo condiciones propicias para aparecer en el panorama político nacional. En esto hay responsabilidades históricas que no se pueden ocultar, que hay que tenerlas presentes, tanto para no volver a cometer los mismos errores, como para, examinando esos procederes, poder inventar nuevas costumbres, nuevos métodos de acción. Hay que saber que durante cierto tiempo nos va a tocar encaminarnos a tientas.


12 noviembre 2023

La meta prioritaria de hoy

Siguiendo en la misma línea de reflexión, deseo alertar sobre un peligro social que corre nuestro país, me refiero a la desaparición por completo de una corriente revolucionaria de izquierda. Desde antaño, desde el indio Aquino siempre hubo en El Salvador una corriente dentro de la población que se oponía con fuerza al orden establecido. Es al principio del siglo pasado que surgió un partido político con una “ideología revolucionaria” i, se trata del Partido Comunista. Con altos y bajos en su actividad y en su coherencia, mantuvo en su seno una corriente revolucionaria. No haré toda la historia, pero la dislocación, la escisión que dio a luz a las FPL, el PC entró en una actividad de colaboración de clases que sigue hasta hoy en vigencia dentro del FMLN. Hay que señalar aquí que la corriente revolucionaria está agonizando desde 1983, después del asesinato o suicidio de Cayetano Carpio.

El pensamiento de Cayetano Carpio respecto a la lucha por la conquista del poder hizo aportes sustanciales y logró en la práctica implementar una organización política y una organización armada. Abandonó las declaradas intenciones y entró en la acción. Al respecto, su posición de principio de no participación en las elecciones bajo cualquier forma y del resto de contiendas “legales” durante los regímenes dictatoriales fue clara y rotunda. Se trataba de no mantener la ilusión sobre una democracia de fachada, que en definitiva era un freno para la toma de conciencia de los cambios radicales que necesitaba y sigue necesitando el país.

Ahora el FMLN participa en las elecciones ilegales e inconstitucionales, pues todas las instituciones políticas, desde la Corte Suprema de Justicia hasta el Tribunal Supremo Electoral, son ahora el engendro de ilegalidades cometidas por la mayoría del partido oficial en la Asamblea Nacional, el hecho mismo de que Bukele participe en ellas, siendo presidente en funciones condena estas elecciones como ilegales y hace cómplice a todos los que participan en ellas. Si fuese el FMLN un partido revolucionario, no haría mucho caso en desaparecer del campo político institucional y haría todo lo posible por reconquistar su posición política dentro de la sociedad. Pero eso no encaja con los negocios del verdadero jefe del FMLN, José Luis Merino. Los estrechos lazos político-comerciales de Merino con los Bukele priman sobre el interés nacional.

Creo que este escueto resumen de la situación actual muestra la urgencia de crear una organización revolucionaria que no haga de su admisión en la viciada práctica política una prioridad, sino que se dedique a congregar a los trabajadores, a organizarlos para luchar por mejores condiciones de vida y por transformar la sociedad en que viven. La tarea es ardua, sobre todo que las corrientes revisionistas con su ideología de colaboración de clases es mayoritaria y que el pensamiento revolucionario ha tenido un enorme deterioro en las últimas décadas y las derrotas sufridas han impedido la elaboración de renovadas prácticas sociales y políticas. Reconstruir el pensamiento revolucionario y sus prácticas deben de ser la meta inmediata de los revolucionarios.


iAlguna vez me voy a extender sobre este término ‘ideología’.

20 octubre 2023

Una perspectiva

 

La disyuntiva que planteé en mi nota anterior puede parecer desproporcionada o desequilibrada, además algunos pueden interpretar mi posición contraria a mis intenciones. Pues la urgencia actual es indudablemente volver a una situación que nos devuelva un ambiente democrático como el que se tenía antes de la llegada de los Bukele al poder. No obstante luchar contra el régimen dictatorial poniéndonos como meta un retorno a lo anterior, me parece justamente cerrar perspectivas y negar lo que históricamente se había logrado como planteamiento social y político. Todos estamos conscientes que nuestro país iba por el camino de conquistar costumbres y hábitos democráticos, pero al mismo tiempo muchos percibían que esa “democracia” republicana no bastaba para manifestar realmente las aspiraciones populares, aún menos satisfacerlas.


Quiero recordar que antes de esta tragedia dictatorial, nos planteábamos crear una nueva organización, pues considerábamos que el FMLN en el poder no pudo cumplir sus propias promesas, menos aún responder plenamente a las aspiraciones de cambio de los trabajadores. Muchos protestamos y denunciamos la actitud del FMLN, analizamos sus resultados, algunos positivos (pocos y sin contener cambios substanciales de sociedad) y sobre todo criticamos la adopción de la ideología y práctica neoliberales. Criticamos el continuismo en muchos aspectos de las políticas económicas y sociales, el endeudamiento como única fuente del financiamiento de sus políticas, sin pensar en una nueva política impositiva progresiva. Nayib Bukele supo aprovecharse del descontento y denunciaba que el FMLN había abandonado sus viejos ideales. Bukele nunca comulgó con esos ideales y sí con el liberalismo, eso lo podemos constatar a diario en su política económica. Lo que tenemos ahora es una agravación de lo de antes y pérdida de las pocas conquistas.


No voy a entrar en detalles de lo que pasa actualmente, los que quieren están enterados. ¿Cómo salir de este atolladero? ¿Renunciando de nuevo a los “antiguos ideales”? ¿Echando por la borda los conceptos que nos permitieron plantearle al país un cambio de sociedad? Es cierto que han surgido nuevos partidos políticos, sin embargo ninguno aporta verdaderas soluciones, el hecho mismo de que todos han buscado de una o de otra manera entrar a competir al interior del marco político impuesto por la dictadura y su partido oficial, nos muestra que no han analizado profundamente el carácter totalitario del régimen.


Por mi parte creo que sigue estando de pie la creación de un partido político que pueda conglomerar a todas las personas que aspiran sacarse de encima a la dictadura, pero sobre todo quieren un cambio de sociedad. No podemos plantear que un retorno a lo que teníamos antes sea suficiente, sobre todo que el pasado reciente fue el que nos desilusionó y que le sirvió de trampolín a los Bukele para que se adueñaran de las finanzas del país.


La pobreza ha crecido, la marginación de una parte de la población que sobrevive con niveles de verdadera miseria, el abandono de siembras de los principales productos de nuestra alimentación, el despilfarro del dinero nacional para darle gusto al dictador en sus sueños de grandeza: no se trata sólo del bitcoin que no sirvió para nada, sino para darle a Nayib Bukele un paquete de esa moneda artificial, no se trata del concurso de Miss Universo, no se trata de un sinfín de gastos suntuarios de su tren de vida y del gasto de millones de dólares de publicidad a nivel internacional, del pago de un ejército de troles que lo ensalcen y sirvan de caja de resonancia a sus mentiras cotidianas. Se trata del retroceso en todo y que no se invierte nada en el desarrollo. Valga de ejemplo que se les retiran a dos ministerios claves (Educación y Salud) millones de su presupuesto actual. El país está quedando exangüe.


Sólo una organización política revolucionaria puede abrirle al pueblo, dentro de este mundo de estancamiento, una perspectiva de futuro, de un renacimiento en el que se pueda cumplir con las tareas de una nación libre y soberana.

10 octubre 2023

No nos resignemos

La página en blanco produce vértigo. El vértigo nos obliga a lanzarnos al abismo, en este caso es la escritura. No se trata de escribir por escribir, aunque no exista un plan preestablecido, ha precedido un tiempo juicioso de rumiadura. Pero ¿qué he estado rumiando? Me ha costado darle nombre a este rumiar. No tanto al rumiar mismo, sino que al contenido, a lo que ha alimentado mi rumiar. Resulta que he dejado de publicar en este mi blog de “Cosas tan pasajeras”, pues muchas de mis precedentes meditaciones sobre el acontecer nacional han ido adquiriendo una especie de desactualización porque la realidad política nacional poco a poco ha venido retrocediendo y hemos ido a parar en una dictadura represiva, aunque maliciosamente publicitaria. La publicidad se ha vuelto la manera de comunicar del régimen. No obstante la publicidad es mentirosa.


Ante esta nueva situación salvadoreña, un payaso por presidente y una mayoría que lo apoya o no lo combate y los opositores, algunos falsos y otros por principio y totalmente entregados a una crítica y denuncia rutinaria y de alguna manera resignada. Y aquí me he topado con el nombre de mi rumiar. ¿Cómo podemos evitar la resignación? En una de mis lecturas recientes, al principio del libro “La Voie” de Edgar Morin viene una frase de Ernesto Sábato, puesta en exergo y que reza así: “Hay una manera de contribuir al cambio y es la de no resignarse”.


La cuestión es ¿a qué no debemos resignarnos? Se trata simplemente a la presencia en el poder ejecutivo de la banda de los Bukele o de manera más fundamental a la sociedad capitalista que nos impone todos nuestros sufrimientos individuales como colectivos. Supongo que pocos o nadie tuvieron en mente esta disyuntiva, una tan particular e inmediata y la otra tan general y tan alejada de nuestra realidad actual. Me permito por el momento dejar de un lado esta disyuntiva, ahora me voy a referir a algo que todos nos repetimos y es que el presente lo explica y lo ha condicionado nuestro pasado. Esto lo decimos respecto a nuestras vidas personales, como a la historia de nuestro país. Es lo que nos ha pasado lo que nos ha conducido a este presente. Pero también debemos saber que el presente nos explica de alguna manera nuestro pasado. Nuestro pasado podemos entenderlo por este presente tan poco glorioso para nuestro país. Este presente lo estamos viviendo porque cometimos en nuestra historia todos los errores que fueron condicionando que en un momento dado un oportunista, un demagogo populista acaparara en su propio beneficio todas las denuncias, todas la desilusiones que se fueron acumulando durante tantos años de la posguerra.


Si ahora vuelvo a la disyuntiva, a lo que no debemos resignarnos. A la funesta presencia de la banda de los Bukele en el poder o a la permanencia de esta sociedad capitalista que destruye nuestras vidas. Sin embargo si nos ponemos a reflexionar un momento, nos daremos cuenta que el gobierno actual, con sus desmanes, su estado de excepción permanente, su represión, sigue en la misma línea de conducta liberal o neoliberal de los anteriores, que en ese sentido nada ha cambiado, que su demagogia apenas si oculta la miseria que se agrava y las fortunas que acumulan las mismas familias adineradas. Algunos trataron de adivinar el surgimiento de una nueva “oligarquía”, pero ese malabarismo y palabrerío barato, remedo de reflexión pretendía ocultar que se trata siempre de la misma clase social que sigue dominando nuestra sociedad. El gobierno, este como los anteriores, siguen siendo servidores de la clase burguesa. Es esto lo que no podemos perder de vista, es a esto que no podemos, no debemos resignarnos.





22 enero 2023

La mira estratégica

 

No es para restregárselo en la cara a la antigua cúpula del FMLN, pero es necesario recordar que fueron ellos los que pusieron en el proscenio de la vida política nacional al actual dictador Nayib Bukele. Lo hicieron por su ya legendario “abandono de los antiguos ideales”. ¿Se acuerdan quién hizo de esto su caballito de batalla? El oportunismo que los llevó a poner a Funes como candidato, incitó a Bukele a entrar al partido y lo dijo claramente, es más, cuando le preguntaron por qué entraba al FMLN respondió llanamente:”porque quiero ser presidente”. Nunca aludió ni a sus ideales sociales, ni a los de su nuevo partido. La cuestión de la autocrítica se planteó inmediatamente después de la catastrófica derrota, pero hasta ahora apenas he escuchado a uno solo de los excupuleros decirlo con todas sus letras.


Ahora las urgencias son ya otras, pues la regresión social que sufre el país es abisal. Pero sí hay un punto del pasado que no se puede eludir, tiene que ver con esa sensación, impresión general de que los gobiernos del FMLN no cumplieron, no respondieron a las aspiraciones populares. No se trata de saber si las promesas que hizo Mauricio Funes las cumplió o no, esas aspiraciones populares proceden de mucho más lejos y son más profundas y tienen que ver clara o oscuramente con el tipo de sociedad que deseamos tener. Ese deseo ahora parece utópico o irreal, aunque persiste de alguna manera. Ahora cabe preguntarnos ¿podía Funes dar una respuesta positiva y concreta a esa aspiración? Creo que no. Las circunstancias no se prestaban, la correlación de fuerzas internas, ni externas no lo permitían. Aunque incluso los electores de Norman Quijano paradójicamente esperaron los anhelados cambios sociales. Los ataques mediáticos contra Funes se centraban justamente en esto y también los de ARENA. Estos ataques y una pésima promoción del gobierno de Funes invisibilizaron los reales logros de su gestión. No me refiero a Sánchez Cerén pues se prestó más a la mofa y al escarnio que a una crítica política.


Debo reconocer que personalmente critiqué a Funes, no sobre sus acciones y obras, sino por la falta de profundización de las medidas hacia una transformación social. Admití entonces que su gobierno no tenía la mayoría que le hubiera permitido satisfacerlas, pero no comprendí el porqué no acudía directamente al pueblo para que se manifestara, desde el gobierno se podía movilizar a la gente por nuevas conquistas, tampoco o aún menos entendí la apatía de la dirección del FMLN a este respecto.


La regresión social que sufre el país no concierne sólo los aspectos económicos y los rudos golpes que reciben los más pobres, esta regresión atañe la vida social, la educación en todos sus niveles, la actividad cultural en general. Pero lo más grave es el grado de aceptación de la población de lo que ocurre en el país. El jefe del Ejecutivo es un mentiroso empedernido, reduce los gastos sociales y educacionales y muchos aplauden o lo defienden. En apoyo al gobierno ahora se destaca que el Estado de Emergencia ha llevado a muchos barrios una calma que estaban anhelando, en parte es cierto, pero el costo de esa calma es la privación de libertad de muchos compatriotas inocentes y la interrupción de la aplicación de los procedimientos penales, con todo lo que eso significa de arbitrariedad y a la larga de cierto absolutismo medieval y de un despotismo dictatorial.


En una de las manifestaciones del año pasado se entonaba el grito de “¿cuál es la ruta?”, no mentaré la respuesta que se gritaba, aunque merece que nos detengamos un instante en una respuesta más consistente a esa pregunta tan válida y apremiante en este momento.


Desde la campaña presidencial de Funes, el hecho mismo de recurrir a él y de dejar que lo impusieran las fuerzas mediáticas y de derecha denotaba que la campaña ideológica se había perdido. El argumento fundamental de esa opción fue que había que ganar a como diera, que con un candidato del partido (lo acababa de demostrar la derrota de Handal) se iba directamente al fracaso. Por consiguiente el inmediatismo triunfó sobre una estrategia de largo plazo en la que cabía conquistar las mentes de los ciudadanos mucho más allá de lo que se le llamaba “el núcleo duro” del electorado. Luego nos dimos cuenta que ese “núcleo duro” resultó ser muy frágil ideológicamente y cedió a la demagogia de Bukele. Esta enseñanza de la historia debe servir para el futuro. Pero en el sentido de llevar adelante una batalla ideológica argumentada que conquiste la mente de nuestros compatriotas y en la que se demuestre vigorosamente que la estructura social de nuestro país es caduca. La lucha ideológica no es sólo contra el gobierno, sino contra el Estado oligárquico en general y la dominación de la casta oligárquica. Es el capitalismo el que no responde a las aspiraciones populares, el objetivo fundamental del sistema es aumentar la reproducción del capital. Todo va para satisfacer este objetivo. Esto es lo que hay que hacer comprender a la gente, es esto lo que estanca el desarrollo del país y mantiene a la mayoría de la población en la pobreza y a miles de familias en la indigencia.


El objetivo real es transformar la sociedad, no se trata simplemente de volver al poder, de reconquistar el gobierno, pues si no cambiamos la correlación de fuerzas ideológicas, se volverá a lo mismo, a administrar un Estado que está dominado por la oligarquía y que le beneficia.





17 enero 2023

La Mis Universo y el trencito del Pacífico

 El anuncio de la organización en El Salvador del concurso de Mis Universo ha ocupado el centro de la atención en las redes sociales, denuncias y bromas al respecto. Algunos esperaron el anuncio de la apertura de los trabajos para la construcción del tren del Pacífico. Este anuncio vendrá pronto pues el dispositivo legal para robar lo votaron en la Asamblea: la ley de adquisiciones y contrataciones (LACAP) no se aplicará en los trabajos del famoso tren.


Esto significa que no van a haber licitaciones y llamado a la concurrencia de las ofertas, es el ministro el que va a repartir los contratos a la cherada. Las sociedades fantasmas van a surgir para vender rieles, clavos, traviesas, carriles, pandroles, catenaria, etc. Incluso se importará el balastro a empresas de dudosa reputación. Para las mordidas es muy seguro que no van a aceptar los bitcóins, sólo dólares en cuentas secretas en paraísos fiscales.


Valga agregar que como de costumbre la ley fue votada por los diputados de Rancios Vicios (NI) y sus secuaces. La ley se aceptó sin ninguna discusión, ni argumento en su favor. Nada explica el porqué de esta medida. El descaro es parte del sistema de gobierno de los Bukele, las mentiras y sobre todo las cortinas de humo, como tal sirvió el famoso concurso de mis Universo.

12 enero 2023

Del bipartidismo al poder personal

 Sigo ahora casi inmediatamente comentando la situación de vacío político que se ha creado en El Salvador después del triunfo de Bukele y su partido, pero sobre todo por la abrumadora derrota de los dos principales partidos. La alternancia de ambos partidos se le llamó “bipartidismo”, aunque el FMLN no llegó a tener un dominio total del aparato estatal, sobre todo dependió siempre de los votos de GANA y de los otros partidos, incluyendo a ARENA mismo. La llegada al poder de Mauricio Funes despertó cierto entusiasmo en la población en general y de la gente de izquierda en particular. Las esperanzas y aspiraciones eran muchas. Los gobiernos del FMLN no respondieron a todo lo que se esperaba de ellos. Durante ambos gobiernos hubo realizaciones que hasta ahora tienen efectos sociales, a pesar de que el gobierno actual ha cerrado muchas instalaciones y servicios a la población. Los medios de comunicación no le dieron tregua a estos gobiernos y hacían eco, cuando no eran los principales difusores del descontento. Este descontento creció y esta fue la brecha que le abrió a Bukele un protagonismo inusitado y contradictorio con su pertenencia al FMLN. Era miembro y se comportaba como un simple aliado y fue el que abanderó la lucha contra la “cúpula efemelenista”. Durante su campaña extendió su blanco y se dedicó a denigrar el “bipartidismo”. Si hago este resumen es para refrescar la memoria. Muchos miembros del FMLN adoptaron la misma actitud y muchos se fueron a engrosar el partido Nuevas Ideas.


El objetivo era sacarle el monopolio del ejercicio del poder a las cúpulas de ARENA y del FMLN. Este objetivo hacía pareja con el de incrementar el pluralismo y facilitar la participación popular en la vida política. No obstante la situación actual no tiene nada que ver con aquellas legítimas aspiraciones, todo lo contrario estamos ante un monopolio del poder por un grupito familiar y secuaces que no admite oposición, que la reprime y que incluso pretende marginar todo movimiento popular y a los partidos derrotados. Del bipartidismo se pasó a un poder personal y esto no les indigna a aquellos que hicieron campaña por aumentar el pluralismo y la participación popular. Incluso el culto a la personalidad es peor que el que se practicaba con Chávez o Fidel. Nuestro dictador Bukele decide de todo, improvisa a diario, gasta el dinero del Estado para su propia promoción y no cumple nada de lo que prometió. Es esto lo que defienden con ahínco los borregos o focas del partido presidencial.

Bukele es incapaz de enfrentar cara a cara a algún oponente, prefiere sus quejumbrosos monólogos, en los que se presenta como la víctima expiatoria de todos el perversos del vasto mundo. Pero el colmo es que una vez más se propone violar la Constitución y sus serviles pseudomagistrados lo aprueban para presentarse de nuevo a la elección presidencial y perpetuar su gobierno personal. ¿Es esto lo que deseaban sus partidarios? ¿En qué vacío mental y de consciencia han caído?

La realidad de hoy es un retroceso histórico, lo poco que se logró con los Acuerdos de Paz se viene destruyendo sistemáticamente, en vez de profundizar la endeble democracia que teníamos, el clan Bukele y secuaces esta instaurando un dictadura represiva, el régimen de excepción se ha renovado por décima vez y bajo este estado francamente ilegal se persigue a oponentes, a comunidades, sindicalistas, a miembros del FMLN.

No se puede retornar al pasado, esto también concierne a la lucha contra la actual dictadura, la guerra revolucionaria fue necesaria entonces y en definitiva era la única salida que le quedaba al pueblo. Ahora ya no podemos repetir ese momento. Aunque sabemos que las futuras elecciones van a ser fraudulentas y que en ellas van a participar exclusivamente el partido oficial y sus satélites. O sea que el camino electoral también está vedado. ¿Qué hacer? ¿Qué rutas nos quedan? Creo que este tema es amplio y escabroso, nadie puede dar una respuesta personal o individual, hay que buscarla entre todos. Claro que todos, uno a uno puede dar su opinión, pero con la consciencia de que existen otras opiniones y que es urgente aprender a escuchar.

10 enero 2023

Pequeña reflexión como un retorno

 

Hace ya más de un mes, un amigo que reside en Canadá, no sé exactamente dónde, me mandó un correo electrónico, muy corto y preciso: me preguntaba por qué no publicaba más en mi blog “Cosas tan pasajeras”. Es cierto que han pasado meses y meses sin que intervenga en mi blog. No obstante no he podido darle una respuesta precisa, mucho menos breve. Le contesté agradeciendo su correo y le dije que tal vez las razones de mi silencio sean muchas, pero no tengo una lista ordenada, ni con valor decreciente, de las más fundamentales a las más triviales. Le dije que tal vez el hecho de no tener eco alguno, me daba la impresión dolorosa de escribir en el vacío. Sé que hay gente que me lee y que comparte mis escritos. Esto lo sé, no obstante nadie me contradice, ni apoya mis decires.


Desde la elección de Nayib Bukele y su mayoría parlamentaria se ha creado en El Salvador un vacío político apabullante. El dictador sostiene en permanencia un monólogo acusador de ataques imaginarios que vienen de todas partes que sólo él identifica y que sus secuaces y seguidores creen reales. La oposición sigue sin reconstruirse verdaderamente y le cuesta intervenir con cierto peso. Hay que señalar que la dictadura hizo todo lo posible por acallar las marchas de protesta utilizando los mismos métodos intimidatorios de las sucesivas dictaduras militares. Esta situación no significa que todo esté tranquilo y que no exista oposición. Hay bolsones de resistencia y también de reflexión. Muchos de los que intervienen lo hacen desde afuera y el alcance de sus intervenciones son limitadas por el hecho mismo de que internet no es en nuestro país un medio real de información y su alcance es muy limitado en las clases populares. Circula en el país una cantidad de celulares muy modernos, pero están en manos de un puñado de personas, hay algunos que tienen varios celulares y la gran mayoría tiene que conformarse con celulares de menor calidad y sobre todo con un acceso muy limitado y contado a internet. Esta circunstancia le deja al poder el campo libre para difundir su propaganda y sus mentiras.


Lo más consternante de la situación es que la gran mayoría parece estar conforme con el estado de cosas, el encarcelamiento de miles de personas sin proceso, ni debidos trámites judiciales, el estado de emergencia pareciera convenirle a la mayoría, la carestía, el desempleo, los trabajos precarios, el rebusque constante de miles de familias para sobrevivir son reales y visibles para todo el mundo, pero la actitud general de los salvadoreños es la indiferencia, una especie de valeverguismo profundo. El individualismo pequeño-burgués (para llamarlo de alguna manera) ha impregnado a toda la sociedad. Las aspiraciones son individuales y egoístas, superarse como se pueda, sin importarle a nadie atropellar al prójimo, la mezquindad se ha vuelto como una segunda naturaleza nacional, la desconfianza generalizada, la valorización del individuo ante el resto de la gente. Desde hace cierto tiempo se ve proliferar en las redes sociales “memes” que llaman a la desconfianza general del otro, al valor intrínseco del yo (les doy un ejemplo que se pretende poético: “Madurar es: aprender a estar solo y elegir no estar con cualquiera”). Hemos vuelto a un estado general de la sociedad similar o peor del que denunciaba a inicios del siglo XX nuestro pensador nacional Alberto Masferrer.