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24 noviembre 2009

Separación del partido y del Estado

El nuevo episodio de la difícil cohabitación entre el FMLN y Mauricio Funes, no es sencilla de analizar. Pues aparece en un terreno conocido y al mismo tiempo nos obliga a cerner algunos aspectos cruciales del funcionamiento partidario e institucional. Me voy a refirir al viaje de Sánchez Cerén a Venezuela y a sus declaraciones en las actividades del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) . El presidente ha vuelto a repetir, como lo hizo durante la campaña electoral que es él quien determina en última instancia la política del gobierno. En esto no creo que haya nada de escandaloso. Ni en la manera, ni en el fondo. Sin embargo este enfrentamiento entre el vice-precidente y el presidente, digo enfrentamiento, puesto que es así como la prensa nacional nos lo presenta y es así también como lo vive buena parte de los salvadoreños.


La dirección del Frente en ningún momento corrigió al candidato cuando este afirmaba sus preferencias por el modelo brasileño y su rechazo de la política y métodos del presidente venezolano. Este rechazo nunca ha sido abierto y firme, siempre lo hizo de soslayo. Pero dejó claro desde la campaña que no era muy aficionado del ALBA. La dirección del Frente, repito, guardó ante esta posición y estas declaraciones, un silencio olímpico.


Pero no creo que Funes ignorara que el partido al que adherió para ser candidato a la presidencia, tenía su propia y antigua política exterior y que divergía en muchos puntos sustanciales de sus profundas convicciones. Esto al parecer no puso problemas ni a una, ni a la otra de las partes. Tal vez estas divergencias se discutieron cuando empezaron las tratativas y conversaciones para definir la candidatura y tal vez se llegó a un acuerdo. Los electores, tal vez ni los militantes de base, nunca supieron nada en concreto, ni de las negociaciones, ni si hubo un pacto de buena conducta y un acuerdo en donde se fijaran las coincidecias y las divergencias. Algunas divergencias, lo vuelvo a repetir, aparecieron durante la campaña. El que afirmaba sus posiciones o corregía las posiciones de algún miembro del equipo de campaña del Frente o de algún diputado, fue Funes. El Frente nunca contradijo a su candidato.


Deseo que este aspecto de la cuestión quede establecido con claridad meridiana. Pero también debe de quedar claro que en ningún momento el Frente afirmó que iba a renunciar a sus propios estatutos, una vez Funes en la presidencia, ni que iba a cambiar su propia política por la política del gobierno de Funes. En esto apareció sobre el tapete un tema de suma importancia, se trata de la separación del partido y del Estado. Sobre este tema se han expresado las dos partes, me refiero al FMLN, como a Funes. Incluso esto se ha reafirmado ya cuando Funes es el presidente en ejercicio. No hay pues amalgama entre el partido y el Estado.


Es de alguna manera lo que acaba de hacer Mauricio Funes al reafirmar que quien determina la política exterior del gobierno es el presidente en ejercicio. Lo que pasa es que en la situación nuestra, el presidente es miembro de un partido político, pero no comparte con él puntos esenciales de su política y puede presentarse casi como alguien a-político. Situación excesivamente paradójica, pues el presidente tiene su propio “grupo de amigos”, su “gabinete de colaboradores”, su propia ideología. Su partido, al que adhirió para poder ser presidente, lo vuelvo a repetir, le impuso al vice-presidente, que es un dirigente prominente del Partido. La Constitución no le impone a nadie renunciar a su partido cuando asume una función del Estado. Tampoco le puede imponer permanecer en él.


Pero ¿qué significa esta separación del partido y del Estado? En primer lugar es la no apropiación de los cargos estatales por los miembros de un partido, la ausencia del uso de los medios del Estado para fines partidarios y proselitistas (esto nunca se ha cumplido hasta hoy en El Salvador). Esto no significa tampoco que los miembros del partido del gobierno no puedan asumir cargos en el aparato del Estado. Se trata de no instrumentalizar el Estado en beneficio del partido, hasta el punto de llegar a una identificación de hecho.


Pero en lo político, en los aspectos políticos, ¿puede haber exactamente una separación neta entre el partido y el Estado? Pues creo justamente que la línea de demarcación es la independencia de los funcionarios, me refiero aquí a los empleados del Estado, como a los que han llegado a ejercer una función, entre estos últimos me refiero a ministros, directores de agencias paraestateles, diputados, etc. El caso de los diputados es particular, tal vez lo traté en otra ocasión con mayor profundidad.


Esto implica que las posiciones del gobierno, las posiciones estatales no se deciden en reuniones de las instancias de dirección del partido. Esto es lo que ocurría antes, hasta tal punto que el presidente de la república era el jefe del partido Arena y jefe del COENA. En este sentido se ha dado un paso hacia adelante.


Es esto lo que por el momento causa algunos problemas de convivencia entre Funes y Sánchez Cerén. Problemas que son exacerbados por los medios de derecha. La presencia de Sánchez Cerén en el Congreso Extraordinario del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) no es oficial desde el punto de vista del Estado, no asiste en tanto que representante del gobierno, sino en tanto que miembro de la dirección de su partido. ¿Tiene derecho a hacerlo? ¿Hay algún artículo constitucional que le imponga al vice-presidente de no pertenecer a la dirección de su partido? Voy más lejos, ¿hay algo que pueda prohibirle al vice-presidente de hacer política, de defender en público sus convicciones? No, no creo. El problema ha surgido justamente porque Funes y Sánchez Cerén no comparten puntos importantes en lo ideológico, en la visión del mundo, en sus posiciones políticas en los asuntos internacionales.


Funes no puede poner cara de virgen ofendida, cuando escucha las posiciones de su jefe en el partido, cuando escucha al miembro de la Comisión Política de su partido expresar la política exterior de su partido. Pues de eso se trata. Funes al expresar sus posiciones al respecto, al decir que es él quien define las posiciones del gobierno está en su pleno derecho. Pero no ignora que cuando aceptó adherir al FMLN para ser candidato a la presidencia, asimismo aceptaba que el FMLN designara al vice-presidente, con su ideología, con sus convicciones, respetando los estatutos del partido.


Creo que tenemos que irnos acostumbrando a este tipo de enfrentamientos, de oposiciones. Salvador Sánchez Cerén, en tanto que vice-presidente no puede desviarse de la política definida por el presidente, en declaraciones oficiales, pero cuando asiste al Congreso de un partido hermano, cuando asista al Congreso de cualquier otro partido, en representación de su partido, está actuando como un hombre plenamente político, como ciudadano.


Es cierto que el FMLN no está obligado a enviar siempre en sus delegaciones a Sánchez Cerén, pero creo que las divergencias seguirán existiendo. Y a mi parecer, cada vez que el tiempo pase, cada vez que sea necesario definir nuevas políticas, cuando se vayan acercando las próximas elecciones, el FMLN mostrará, por lo menos es lo que se espera, su independencia del presidente de la república. Pues Funes en ese momento será un miembro de base del partido y no quien designe a nadie en el partido. También en esto se hará presente la separación del partido y del Estado.

No voy a entrar por el momento al fondo de las diveregencias.

20 noviembre 2009

Homenaje, verdad y justicia

Ni Cristiani, ni Munguía Payes, ni Parker, ni Medardo Gonzáles ofrecen ningún argumento realmente válido desde el punto de vista moral. Hubo masacres de decenas de miles de salvadoreños. No se trata sólo de unas cuantas persononas simbólicas. El crimen era diario, las violaciones de todo tipo eran también cotidianas.


¿Qué dicen estas personas? En resumidas cuentas lo que afirman es “aquí no ha pasado nada, pero si hubo algún error, algún crimen, pues pidamos perdón y sanseacabó”. Todos nos afirman que el pueblo tiene derecho a saber la verdad. Bueno no todos, pero los que hablan de esto en definitiva lo usan como una cláusula de estilo. Para que quede bien. Pero el pueblo además del derecho a conocer su pasado, de conocer lo que realmente pasó para sacar lecciones de ese pasado a sabiendas, urge también que los crímenes sean juzgados.


Eso de las viejas heridas que no deben abrirse no convence a nadie, tal vez a aquellos que hoy pisotean la Constitución dándole al Ejército tareas que no le incumben. Hablan que estamos en estado de emergencia. Seguiremos en este estado extraordinario, mientras criminales de guerra, criminales contra la humanidad sigan tranquilos, porque se les garantiza la impunidad.


Con toda sinceridad pregunto: ¿qué tiene de más criminal un asesinato cometido por un marero que la masacre del río Sumpul, de Las Tres Vueltas, etc.? ¿Por qué en definitiva no se propone, como lógica consecuencia, el cierre de todos los tribunales? ¿Para qué vamos a aplicar leyes, hacer funcionar la justicia, si no aceptamos su universalidad?


Personalmente no veo como un acto en el que se imponen máximas insignias nacionales pueda levantar el “velo espeso de oscuridad y mentiras, para dejar entrar, la luz de la justicia y la verdad”. ¿En qué sentido este acto “significa levantar la alfonbra polvosa de la hipocrecía y empezar a limpiar la casa de nuestra historia reciente, porque no es posible entender nuestro país y conocernos como comunidad, si no conocemos el pasado”. Estas palabras seguirán sonando huecas, mientras le dejemos a otros países que investiguen y juzguen el crimen cometido por militares salvadoreños, dirigidos y sometidos a la autoridad de la jerarquía del Ejército salvadoreño.


Los sacerdotes jesuitas fueron asesinados aquí, sus criminales tienen nombre, los jefes bajo las órdenes de quien se perpetró el crimen, también tienen nombre. Mientras no se establezca la verdad, mientras no se lleven a todos estos criminales ante jueces salvadoreños, seguiremos viviendo en una casa de nuestra historia sucia y bajo el reino de la hipocresía y la mentira.


Creo que ya llegó la hora de que nos dejemos de piruetas retóricas, veamos que le dijo al país el presidente de la república: “No me corresponde a mi, ni a este gobierno, respetuoso de la institucionalidad, juzgar a quienes asesinaron a los padres jesuitas y sus dos colaboradoras; esa es tarea de los tribunales de justicia y de instituciones, como el ministerio publico, que tiene por mandato constitucional, el monopolio de la accion penal. la funcion de un gobierno, como el que presido, que tiene como objetivo, la unidad de todas y todos, y los valores supremos de la paz y la justicia, es contribuir, a crear el clima de entendimiento y de verdad, que permite dejar atrás un pasado de tragedia y dolor, para comenzar a construir una paz justa, segura e inclusiva”.


Esto ya lo hemos leído en los Evangelios: muy cuidadoso de las instituciones de Judea, Poncio Pilatos le entregó a Jesús Nazareno al Sanedrín y ya sabemos que se lavó las manos en acto simbólico. Es una simple perogrullada decir que son los tribunales los que tienen que juzgar. Por supuesto que no va a ser el presidente del Ejecutivo. Pero el presidente salido del sufragio universal, el presidente de toda la nación, como primer ciudadano de la república también tiene obligaciones para que la entera verdad salga a la luz. Puede promover la derogación de la ley de amnistía, la Constitución se lo permite. Porque no podemos pretender que los valores de una paz sin justicia puedan ser supremos. Tampoco podemos pretender crear un clima de entendimiento, si no somos capaces de reparar a las víctimas y a sus familiares.


El pasado de todos modos irá quedando atrás. No obstante para que sea nuestro pasado, debemos conocerlo en toda su extensión, con profundidad, mirarlo con los ojos abiertos. Esto también se lo debemos a las generaciones futuras, pues aunque no hay nada que garantice que esos crímenes no se vuelvan a repetir, es preferible saber que salvadoreños fueron capaces de ir a los cantones a pillar, violar, asesinar e incendiar casas, sembrados. Que el asesinato de masas, como el asesinato selectivo fueron métodos de gobierno y estos métodos fueron justificados, arguyendo la defensa de la libertad. Esto se dijo y hay quien lo repite hasta el día de hoy. Es necesario pues que también esta mentira desaparezca. Incluso es necesario que estas mentiras se combatan, que no pasen a ser parte del patrimonio histórico nacional. Pues en el estado actual del conocimiento de nuestra historia, seguimos aceptando que de manera sibilina se insista que la lucha del pueblo salvadoreño por conquistar lo poco de libertad de que gozamos ahora, fue una locura que nos impusieron potencias extranjeras. La guerra surgió del seno de nuestra propia historia, eso también hay que explicarlo, eso también es necesario que lo sepamos todos.


Es posible que el presidente no se sienta ligado a esta historia, eso es cuestión personal, podemos decir, íntima, suya. Pero sabemos que para que se llegara a este momento en que el fallo de las urnas se aceptara y se respetara, tuvieron que morir y ofrendar sus vidas muchos jóvenes salvadoreños. Para que accediera, en tanto que candidato del FMLN, a la presidencia de la república fue necesario el sacrificio de muchos. Es estrictamente en esto, en que reside el carácter histórico de su elección: se trata de una larga, larguisima historia de luchas populares. Que Funes sea hoy presidente se lo debe él a las luchas populares y no al revés.

15 noviembre 2009

Mangoré en San Salvador

Les presento aquí una vídeo de M. Luna sobre Agustín Barrios Mangoré, compositor clásico paraguayo. En este video pueden ver una selección de fotos de San Salvador de principios de siglo. Con estas fotos, M. Luna trata de mostrar el ambiente que encontró Mangoré a su llegada a nuestro país. Mangoré se quedó a vivir en nuestro país y fue un promotor de la música en El Salvador. Fue en San Salvador donde compuso sus últimas obras.

Si desean ver otras vídeos de M. Luna pueden ir a este enlace.



12 noviembre 2009

El Cardenal golpista se quedó con los colochos hechos

La Embajada de Honduras en Francia tiene el agrado de informar que la entrega de las insignias de Doctor Honoris Causa al Cardenal golpista Oscar Andrés RODRIGUEZ MARADIAGA, prevista para el 24 de Noviembre en el Instituto Católico de París, ha sido anulada.


Esta decisión se debe a las fuertes presiones ejercidas por diferentes sectores a nivel nacional e internacional, en repudio a la entrega de este reconocimiento a uno de los autores principales del Golpe de Estado en Honduras, clasificado como tal en el Informe Oficial del golpe de Estado elaborado por el Gobierno constitucional del Presidente Zelaya, quien además ha sido acusado criminalmente por varias organizaciones hondureñas, por los delitos de Corrupción y Malversación de Caudales públicos.


La escandalosa noticia de la preparación de esta ceremonia, fue denunciada de forma inmediata por el gobierno legítimo de Honduras, cuyas autoridades solicitaron al gobierno de la República francesa, no permitir la entrada al territorio francés al Cardenal RODRIGUEZ ni al resto de los autores del Golpe de Estado.
Expresamos nuestro profundo agradecimiento a todas las personas que tomaron parte en esta lucha, que ha tenido como resultado una invaluable victoria para el pueblo hondureño y para toda la humanidad.
París, 12 de noviembre de 2009
EMBAJADA DE HONDURAS EN FRANCIA

Ida: el cambio también en esto

Buscar responsabilidades personales en el desastre que acaba de sufrir el país no me parece una prioridad. Creo que se trata de una responsabilidad colectiva. ¿En qué sentido? No en el sentido de que cada uno de nosotros lleva su parte, no. Colectiva en el sentido que el país estructuralmente no está preparado para resistir a este tipo de cataclismos y evitar las pérdidas de vidas humanas (que es lo primordial en estos casos), ni tampoco minimizar los daños materiales privados, como públicos.


Nuestro país está en medio de una falla tectónica, nos encontramos en el pasaje de tormentas tropicales y de ciclones (de diverso tipo). Lo que significa que deberíamos tener cierta experiencia en la prevención de estas catástrofes naturales. No la tenemos. Ningún gobierno del pasado ha tomado la iniciativa de crear un organismo que de manera permanente se encargue de prevenir los daños de este tipo de fenómenos y acumular información, datos, estudios y tener autoridad para dar recomendaciones.


No creo que sea consuelo que este mal no es solamente nuestro, que también en otras latitudes acontece lo mismo, con mayor o menor intensidad. Por lo tanto es necesario crear ese organismo, pedir ayuda a las naciones con experiencia, invertir lo que sea necesario, crear un plan de prevención.


Es cierto que esta falla estructural de nuestro país tiene origen en el tipo de políticas que se han llevado acabo hasta hoy. Me refiero a la prioridad de estas políticas, en las que se ha beneficiado no el adelanto del país en su globalidad, sino que crear las condiciones para hacer prosperar exclusivamente los capitales privados. Esto es justamente lo que tiene que cambiar. Es este el cambio que tenían en mente las personas que eligieron al nuevo gobierno.


Es por ello que es necesario que los presupuestos del Estado crezcan en sus rubros de inversión social. Por ello también urge que la participación popular en el proceso actual se incremente, no podemos realmente avanzar hacia una “revolución pacifica” de la que habló el presidente en su toma de posesión, si el pueblo no se manifiesta, no se organiza, no exige lo suyo. ¿Por qué hablo de esto ahora? Simplemente porque cada vez que la naturaleza nos golpea con terremotos o inundaciones arrasadoras, constatamos nuestra vulnerabilidad. Y siempre nuestra actitud ha sido de resignarnos, de optar casi por el fatalismo. Incluso las catástrofes que nos han golpeado, han servido más para estafas, para el enriquecimiento de unos cuantos, para el despliegue de la demagogía, de repartos de ayuda, con las cámaras siempre presentes. Ayuda a veces venida de otros lados y presentada casi como personal por los politiqueros nuestros. Lo acostumbrado pues, saludando con sombrero ajeno. Todo esto tiene que cambiar.


Existe un país amigo, con el que acabamos de reanudar nuestras relaciones diplomáticas, que por lo general ha sido denigrado sistemáticamente por nuestra prensa de derecha, que ha acumulado experiencia en la prevención de estos cataclismas y sobre todo de minimizar las consecuencias. Ya entendieron que estoy hablando de Cuba: “En los 11 años posteriores a 1995, la etapa más activa conocida en el área atlántica, esta nación caribeña fue azotada por 11 ciclones, tres con categoría de tormenta tropical y ocho huracanes, de ellos cuatro de gran intensidad.


"Sin embargo, sólo hubo 34 fallecidos en todo ese período, un promedio de tres decesos por año", indicó. Esto se debe a que los residentes en zonas vulnerables a las inundaciones, derrumbes de viviendas y otros riesgos son siempre trasladados a lugares seguros con la debida antelación”. Estoy citando unas declaraciones de
José Rubiera, jefe del Centro de Pronósticos del Instituto de Meteorología, que salieron resumidas aquí. Cuba ha sido declarada un ejemplo también en esto por las Naciones Unidas. No creo que valga la pena insistir en que la comparación se impone.

08 noviembre 2009

La ley de amnistía y el homenaje a Monseñor Romero

En El Salvador la palabra « Estado » tiene dos significados: el correcto y otro estrecho y erróneo. El primero abarca los tres poderes y todas sus dependencias, así por ejemplo un empleado de la PCN es un empleado del Estado, un profesor de primaria, secundaria, etc. Los empleados de las distintas gobernaciones. El otro significado comprende solamente el Ejecutivo y aún de manera más restringida a Casa presidencial.


En la noticia sobre el homenaje del estado a Monseñor Oscar Arnulfo Romero, se habla de las recomendaciones de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos y en particular de la abrogación de la inicua ley de amnistía. En la noticia se nos cuenta que Felipe González, segundo vice-presidente de la CIDH, cuestionó a David Morales, quién es el director de la Comisión de Derechos Humanos de Cancillería ante la CIDH, sobre este tema. « Ante esta pregunta, Morales respondió que el Estado está en toda la disposición de colaborar en el tema, pero que la responsabilidad de poder derogarla no está en las facultades del Estado, sino de la Asamblea Legislativa. “El Ministro de la Defensa ya dijo que puede colaborar”, dijo ». Esto es lo que no reporta el Co-Latino.


David Morales además de confundir el Estado con el Ejecutivo, sacando a los otros dos poderes del Estado, retoma la argucia de Mauricio Funes. Pues según la Constitución el Ejecutivo tiene toda la libertad para tomar la iniciativa para proponer leyes y decretos a la Asamblea. Lo que pasa es que no hay ninguna volundad de parte del presidente de asumir esta responsabilidad ante la historia de nuestro país.


El artículo 133 de la Constitución reza:

Tienen exclusivamente iniciativa de ley:

  1. Los Diputados;

  1. El Presidente de la República por medio de sus Ministros;

  1. La Corte Suprema de Justicia en materias relativas al Órgano Judicial, al ejercicio del Notariado y de la Abogacía, y a la jurisdicción y competencia de los Tribunales;

  1. Los Concejos Municipales en materia de impuestos municipales.


La constitución es clara y concisa.


Pero hay otra cosa, el país ha ratificado los convenios que le dan vida a la CIDH de la OEA, es decir no se puede regatear sus recomendaciones. En esto está comprometido el país en tanto que Estado, que los presidentes anteriores no hayan acatado, por consideraciones políticas, esas recomendaciones, no significa que ahora se pueda seguir haciendo lo mismo, después de haber denunciado la actitud de los anteriores gobiernos y hacerlo pretextando obstáculos inexistentes.


Se trata de una cuestión de voluntad política, de honestidad ante nuestro pasado y de responsabilidan ante nuestra historia.

06 noviembre 2009

FUSADES y las Danaides

Los analistas del patronato salvadoreño reunidos en FUSADES no tienen realmente argumentos en contra de la Reforma Fiscal que propone el gobierno de Funes. Recomendar que el Estado tiene que apretarse el cincho es una broma pesada. Broma pesada, pues dicen que apretarse el cincho gubernamental es preferible a la reforma. No veo que exista motivos para oponer una cosa con la otra. Creo que nadie ha olvidado que una de las primeras medidas de Mauricio Funes fue la de reducir gastos suprefluos en el funcionamiento de algunos ministerios y agencias del Estado. Se creó también una central de compras para economizar y controlar los gastos, se controla el uso de vehículos y de gasolina, etc. Es posible que se pueda seguir buscando otros ahorros. De seguro los hay. No obstante el problema de la recaudación fiscal ha sido constante para la economía nacional.


Los gobiernos anteriores suplieron con creces su regalo fiscal al patronato con los préstamos solicitados a bancos y agencias internacionales. El país está endeudado hasta el cogote. La reforma fiscal tiene por lo menos dos razones de promulgarse, la primera es por eficacidad económica y la segunda por justicia social. Es evidente que el gobierno necesita de entradas superiores a las actuales para emprender inversiones necesarias para el conjunto de la economía nacional. Hasta hoy la participación del patronado en esto es proporcionalmente poca. No obstante el principal usufructuario de la infraestructuras es el patronato, es en su beneficio que se construyen represas, carreteras, puertos, etc. Seguir endeudando al país es contraproducente, esto se está convirtiendo en el tonel de las Danaides, ya no se le ve fondo a la deuda y el pago de intereses cada vez más grava las posibilidades de inversión gubernamental. Sobre todo que por seguir haciéndole ojitos a las usureros internacionales, el presidente no quiso ni siquiera que se hablara de renegociar las modalidades del pago de los intereses, actitud timorata y poco inteligente.


La economía nacional está estancada, no tanto por la crisis, sino por el conservadurismo del patronato salvadoreño, su actitud rentista, su falta de inventiva inversionista. La oligarquía es la que ha dirigido al país desde siempre, es ella la responsable del estado lamentable de la educación profesional de los salvadoreños, del bajo nivel técnico de la mano de obra, de la marginalización económica de amplias capas de la población. La ausencia de dinamismo en las actividades productivas de la economía salvadoreña no es un fenómeno surgido ahora, de repente, por causa de la crísis del capitalismo globalizado, es, ha sido por la falta de inversiones en la formación de técnicos e ingenieros, por el abandono en que se ha tenido la educación y la falta de inversiones directas en la modernización de nuestra agricultura y la ausencia de innovación en la industria. Tenemos pues una clase dirigente obsoleta económicamente. Como obsoletos son sus consejeros de FUSADES, pues su función no es técnica, sino que ideológica y de adoctrinamiento.


La segunda razón es por justicia social. La participación de las capas pobres en la formación del presupuesto es disproporcionado respecto a sus rentas. Se necestia de un reequilibrio justo, eficaz y efectivo. El país urge incorporar a la economía nacional a todas las capas sociales que se encuentran ahora marginadas, elevar el nivel de vida de los trabajadores, dotarlos de salarios que les permitan no solamente reponer precariamente sus fuerzas de mano de obra, sino que les ofrezcan posibilidades reales de formación individual, de recreación y esparcimiento. En El Salvador hay demasiados hogares sin electricidad, sin agua potable, sin los necesarios servicios domésticos de higiene. Pero para esto es necesario que el presupuesto no siga gravándose con nuevas deudas, necesita medios superiores para financiar las necesarias medidas que contribuyan a la seguridad, a la educación y a la expanción de los servicios prestados a la población más necesitada.


El país necesita de un presupuesto en expansión, el rigor no debe ir tanto a la reducción del gasto, sino hacia la vigilancia de la efectividad y eficiencia del gasto. Se tiene que pensar tanto en lo inmediato, como al largo plazo, es por eso que no se trata primordialmente de transferencias de gastos presupuestarios (tal vez algunas transferencias sean justificadas), sino de aumento. La ausencia de seguridad que tanto alegan los “tecnicos” de FUSADES, como un factor de la atonía en la actividad económica, se debe combatir con un incremento en la planilla policial y el mejoramiento salarial de los agentes, invertir en su formación, invertir en la tecnicidad de la búsqueda de pruebas. Pero también se necesita invertir en la prevención, en actividades de sano esparcimiento de la juventud y de adultos. El mejoramieto del nivel de vida también tiene efectos preventivos, la elevación del nivel cultural de la población es asimismo otra condición para la prevención, todo esto necesita de gastos, de inversiones, de dinamismo. También se necesita combatir la delincuencia fiscal y tributaria. La reforma propuesta incluye nuevos incisos que persiguen estos crímenes, ¿es esto que no les gusta a los pensadores del patronato?

05 noviembre 2009

El acertijo de El Faro

El editorialista de El Faro me ha dejado muy meditabundo. Realmente su artículo es un acertijo. Una crisis siempre es un momento particular, el resultado de algo que se ha ido acumulando para desembocar en una situación de grandes vicisitudes. ¿Es esto lo que ha pasado realmente en la Asamblea Nacional? Al leer a nuestro editorialista no ha cambiado radicalmente nada. Pues según sus palabras “los principales partidos políticos nos tenían ya acostumbrados a los chanchullos » y « ahora reiteran que a la Asamblea no llegan siempre ni los mejores ni los más interesados en el bienestar común ». Pensé que tal vez ahora acababa de pasar algo de inusitadas magnitudes y “los chanchullos” y la venalidad edilicia se había superado a tal punto que lo ocurrido constituía un cambio cualitativo en la situación nacional.


Nuestro cronista nos afirma que la «Junta Directiva se reconfigura asegurando cargos para algunos de los peores diputados, reconocidos por su incapacidad, por contar con algún historial de corrupción o por su defensa de intereses sectoriales». Le pregunto ¿Acaso no se trata en su arrasadora mayoría de las mismas personas? ¿Por qué ahora son el síntoma de una crisis política y hace una semana era la muestra de una estabilidad paradisiaca?


¿Los arreglos que tuvieron lugar son cualitativamente distintos a los que se realizaban antes, en los que partidos que tenía que desaparecer eran salvados por arreglos y compromisos, en donde la proporcional no tenía ninguna expresión y el presidente parecía un santo patrono encararamado en su altar?


Admito que lo que ha ocurrido en la Asamblea Nacional no le guste, parece que tampoco le ha gustado lo que hasta ahora ha ocurrido. Esto lo admito y lo comparto. Pero de ello no puedo concluir que el sistema político ha entrado en crisis.


A lo sumo se puede hablar de una recomposición. Mezclaron de nuevo la baraja legislativa y hubo un nuevo reparto de cartas. En este reparto, durante las últimas legislaturas los perdedores eran los diputados del FMLN, esta vez son los de Arena. Pero este cambio no aconteció políticamente en las dos noches de negociaciones, ni en la noche de la oficialización del repartijo, sino que ocurrió antes, en el seno de un solo partido político, que no ha sabido administrar sus conflictos internos. El desgarramiento de los doce diputados y la aparición en la Asamblea de un nuevo grupo hunde —por un período cuya dimensiones desconocemos por ahora— en una crisis de estrategia política a Arena, que se ve obligada a reconocer en los hechos el nuevo reacomodamiento político en la Asamblea.


Pero esto tampoco viene de ahora. ¿Acaso El Faro no tuvo la primicia de los pleitos internos en Arena para designar el candidato a la presidencia, de las reuniones secretas, de las opuestas tácticas? ¿Acaso El Faro no se dio cuenta que Arena perdió las elecciones presidenciales? ¿Esto acaso no lo hacía perder su principal asidero político y una fuente de financiamiento de su propaganda partidaria? ¿Acaso el origen de las divergencias en Arena sean totalmente ajenas a la derrota electoral?

Claro, esto no se le ha escapado del todo al editorialista, pues anota que los problemas de Arena han sido causados “por un conflicto interno de intereses mezquinos que no termina de tocar fondo”.


Pero El Faro sigue en su misma línea de equipar oponiéndolos diametralmene a los dos principales partidos nacionales. Critica al FMLN por hacer una apuesta “arriesgada” al entregarle “poder a algunos rivales políticos a la vieja usanza arenera”. Dice también que esta apuesta es “poco plausible”. El quid resulta aquí que el editorialista que sabe de los riegos y de lo poco plausible de la apuesta, no nos diga ni una pizca del contenido de la apuesta.


Hay un pasaje que no termino de entender: “El cambio de gobierno ha provocado un enorme cambio en todo el sistema político, menos en sus raíces, ahí donde era más necesario. La picardía, la indecencia y el chanchullo siguen siendo los principios que rigen el sistema político". Si son las raíces las que no han sufrido cambio, pues éste no puede ser tan grande. Y si los principios que rigen el sistema político siguen siendo los mismos, pues no ha habido ningún cambio. Que entienda el que pueda. Entonces ¿el cambio de gobierno no ha tenido ninguna incidencia en la vida política nacional?


He dicho que el editorialista no nos da el contenido de la apuesta y lo digo a pesar de que en una tentativa de explicación se enreda por su « inveterada imparcialidad ». Veamos, el riesgo de la apuesta es que el FMLN « ha alcanzado acuerdos que le pueden asegurar por lo pronto algunos votos para iniciativas propias y aumentado su margen de negociación con el Ejecutivo; pero lo hace con aliados en los que no se puede confiar ». Pero este riesgo es el mismo que corre cualquier partido que se meta en alianzas y a compromisos. Es tan cierto que nuestro editorialista no se da cuenta que el partido en el poder, que es como lo llama al FMLN, adquiere según sus propias palabras « un margen de negociación con el Ejecutivo ». Lo que significa que el FMLN no está en el poder. ¿Es este el análisis que hace El Faro? O sea que la apuesta arriesgada de su alianza con Funes tiene el mismo volumen, en principio, que lo que hace con los doce diputados del nuevo grupo. Lo digo, pues el partido del presidente necesita unirse con sus enemigos de antes y de poca confianza para tener mayor « margen de negociación » con el presidente que llevó al poder. O sea que el FMLN no puede confiarse en Mauricio Funes. ¿Es esto lo que dice El Faro? Pero esto nos lo dice después de que nos ha afirmado que el FMLN se comporta ahora que está en el poder como lo hacía antes Arena. ¿Cuándo vimos a Arena aliándose con otros partidos o fracciones de partido para tener “margen de negociación” con Cristiani, Calderón, Flores o Saca? Arena con sus aliados coparon todo el edificio del Estado. ¿Es lo mismo lo que ha hecho el FMLN?


Sobre los aspectos éticos poco plausibles de estos negociones no voy a entrar a discutir. De todos modos son el resultado de una correlación de fuerzas políticas actuales en el país. Digo y lo repito, actuales.


Pero me queda un detalle que hacer resaltar: según El Faro, el FMLN hace estas apuestas “demostrando que la política, en El Salvador, no se rige por principios, a pesar de toda la retórica expresada durante años en que su presencia en la Asamblea Legislativa, aún siendo la segunda fuerza más importante del país, fue intrascendente porque el PDC y el PCN le bastaban a ARENA para alcanzar mayoría ». ¿No les parece que hay un grave problema en lo que nos dice el editorialista? Nos dice que la actividad legislativa de la segunda fuerza política del país fue intrascendente, porque Arena no necesitaba de sus votos. Ahora el FMLN tampoco es mayoritarío, Arena sin su cisma hubiera podido paralizar al gobierno y a la Asamblea con sus antiguos aliados. Es esto lo que se evita temporalmente con el nuevo reacomodamiento. Nuestro editorialista juzga éticamente plausible que un partido que perdió las elecciones siga de alguna manera gobernando al país. Es precisamente esta correlación de fuerzas que ha sido temporalmente superada, lo que pone en dificultad a Arena y según el semanal El Faro también al presidente Funes que se acomodaba con un FMLN maniatado.


Según el semanal hay dos perdedores, a esto le llama crisis. Visiblemente no es de su agrado, ¿realmente será porque no es ético, porque el chanchullo sigue triunfando? Sinceramente, no, no les creo.

03 noviembre 2009

Noticia alarmante


Policías denuncian plan desestabilzador para mantener violencia



Redacción Diario Co Latino

Policías investigadores y de seguridad pública denunciaron a Diario Co Latino la existencia de un plan desestabilizador contra el Presidente de la República, Mauricio Funes, para que el gabinete de seguridad no pueda controlar la ola de violencia que vive el país.

Según los denunciantes, el plan desestabilizador es organizado por el diputado del PCN, Antonio Almendáriz, y que con él trabajan en esto oficiales policiales, fiscales y jueces de Paz de San Salvador.

En una carta que los policiales enviaron a la sala de redacción de este vespertino dice: “fiscales y jueces se han declarado antisistema y, por lo tanto, quieren mantener esta inseguridad y culpar a los policías de esta situación”.

Los policías aseguran que los jueces que se declararon antisistema son los 9, 12, 13 y 14 de Paz, quienes han formado un frente común para no apoyar a la PNC durante los días del 21 al 24 del mes pasado.

Durante esos días, la policía buscó apoyo en estos juzgados para capturar a los involucrados en el supuesto toque de queda que una pandilla impondría en algunos municipios de San Salvador, sin embargo, los referidos Tribunales se declararon antisistema.

Los agentes no se quedaron de brazos cruzados y buscaron apoyo en otros juzgados, logrando la captura de 12 personas, a quienes se les encontró una granada fragmentada, armas de fuego y 12 uniformes policiales.

Según los agentes, uno de los detenidos les manifestó que todo lo decomisado se los entregó un jefe policial de la zona norte de Apopa y que éste tiene nexos con los jueces que se declararon antisistema.

El diputado Almendáriz ha dicho en varias ocasiones que los agentes policiales deben permanecer acuartelados, como medida para combatir la violencia.

La propuesta del parlamentario pecenista es parte del plan de desestabilización, sostienen los agentes, quienes aseguran en la carta que si se implementa el acuartelamiento, renunciarán a la PNC.

“Esa no es la forma más adecuada de combatir el crimen. Diputado Almendáriz, sabemos bien que es profesional en estrategias de desestabilización; le retomamos la palabra, pero, antes de implementar esta medida visite las unidades policiales, vea nuestros salarios y se dará cuenta en las condiciones en las que laboramos”, dice parte de la carta de los agentes.

La semana pasada, la ciudadanía de la capital entró en pánico por la supuesta amenaza de un toque de queda que implementaría una pandilla, no obstante, la medida no se realizó y las autoridades de seguridad y justicia aseguraron que era una cortina de humo para desviar la atención del problema interno del partido ARENA.

Los policías denunciantes le piden al Presidente Funes; al Ministro de Seguridad y Justicia, Manuel Melgar; y, a los diputados y las diputadas de la Asamblea Legislativa “no prestarse al juego de Almendáriz”, porque el acuartelamiento ha demostrado que no abona en nada a la reducción de los índices de violencia, al contrario, los agentes son susceptibles al alcoholismo y de violencia interna.

02 noviembre 2009

“La vida loca”, una visión de las maras.

Tengo ahora presente, en este mismo instante, que comienzo a escribir este artículo, la advertencia de un gran cineasta italiano, al mismo tiempo que novelista, poeta y ensayista, Pier Paolo Pasolini. En sus “Cartas luteranas”, Pasolini nos dice que antes de expresarse, no se debe nunca, en ningún caso, temer una instrumentalización por parte del poder y su cultura, que es necesario comportarse como si esta peligrosa eventualidad no existiera. Lo que cuenta, nos dice, es ante todo la sinceridad y la necesidad de lo que uno tiene que decir. No hay que traicionarlas de ninguna manera, aún menos guardar un silencio diplomático, por una toma de partido.


Lo que me propongo escribir va a sorprender tal vez a muchos, los va a incomodar, quizá algunos consideren que hasta es sacrílego hacerlo. Siempre he tenido presente otra recomendación, de otro pensador, Erasmo, que prefería a veces callar para no provocar el escándalo en el pueblo. Pero al mismo tiempo otro humanista nunca tuvo reparos y prefirió la hoguera inquisitorial que retractarse y dejar de sostener su pensamiento, afirmarlo y reafirmarlo, me refiero a Giordano Bruno.


Tampoco crean, luego de esta pequeña introducción, que me propongo trastornar por completo mis opiniones y consideraciones. En realidad el tema ha sido ampliamente abordado, muchos han opinado e incluso comparto con algunos sus puntos de vista. Se trata del tratamiento necesario del problema de la delincuencia juvenil en nuestro país, voy a hablar de las maras. El tema no se presta a grandes revelaciones, ni revoluciones. Sin embargo voy a abordarlo desde un ángulo, por lo menos voy a comenzar por ahí, que me parece goza de un consenso extraño. Voy al grano: daré mi opinión sobre la película de Christian Poveda, “La vida loca”. Su trágica muerte me impuso ir postergando expresarme. Resulta que en nuestro país existe una costumbre de idolatrización enfermiza de las personas muertas, es lo que aconteció con Roque Dalton, con Handal, con Armijo, etc. Esto está ocurriendo con Poveda, que se presenta como un mártir de la lucha anti-maras. Voy a comenzar primero por la película.


La película está compuesta por el entrelazamiento de varias secuencias que aparecen en ritmo sincopado, con interrupciones bien marcadas de cada uno de los retratos de los personajes. Cada historia es tratada aparte, cada secuencia tiene su propio universo. Lo que los une es su pertenencia al mismo medio, a la “Mara 18”. Este encerramiento del tema lleva a un tratamiento de la cámara que rehusa mostrar el ambiente general en donde ocurren las historias. Los planos son cerrados, hay abundancia de primeros planos con todo lo que esto implica hacia el espectador, a quien se le impone, a partir de ahí, una actitud de obligada simpatía hacia el personaje.


El espectador sigue los caprichos de la cámara, es ella la que —tanto en la filmación, como en el montaje— va descuartizando la realidad. La secuencia de la panadería es una, la secuencia en el juzgado con Eric es otra, la secuencia de la muchacha tuerta, a pesar de su pertenencia a la panadería, tiene su momento individual. Incluso la historia de la panadería y de la muchacha tuerta con su problema, con su hija, no se juntan, pareciera que ni una, ni la otra tienen nada que ver entre sí. Este descuartizamiento, el encierro, el aislamiento lleva a un tratamiento de la realidad de las maras bastante particular. En realidad la “Mara 18”, en la película de Poveda, se ve sometida a un exterminio por parte de un enemigo fantasmático. Se ve enfrentada a la incomprensión de una jueza que habla en su jerga legalista, sin entrar realmente a comprender al marero, cuyo delito, cuya falta nunca se llega a saber cuál ha sido. Los mareros se ven enfrentados a otro hostigamiento, que en la película se muestra casi como injustificado, la hostilidad gratuita de la policía, en concreto los arrestos en la panadería y en sus alrededores. La única versión de algo que sucede afuera de la filmación proviene de los mareros, la policía no tiene realmente voz en la película. Me refiero a una voz que explique sus arrestos. Porque el discurso de Ávila, como jefe de la policía, es tan pobre como toda la política gubernamental de ARENA.


« La 18 es amor »


En la película, “La Mara 18” no es una organización delictiva en sí, tiene sus propios ritos, sus ritos iniciáticos en el que el salvajismo se ve suavizado por el tratamiento musical que lo acompaña. En los funerales adquiere casi el estatuto de una secta religiosa, cuya piedad aunque extravagante, merece respeto y consideración. Aquí también el sonido le ayuda al espectador a no sentirse incómodo y sobre todo a compartir el dolor de los deudos apenados.


¿En qué sociedad existe esta mara? ¿Cuáles son sus relaciones con la sociedad en general? No, estos temas están ausentes de la película, no son evocados, la sociedad se ve apenas en algunos planos en donde aparecen familiares o testigos de los asesinatos, uno que otro pasante. Los familiares en la mayor parte de los casos son presentados como condescendientes, compasivos o fatalmente resignados.


La actividad delictiva de las maras en la sociedad no aparece en “La vida loca”. La sociedad está ausente. Incluso uno puede llegar a preguntarse, en realidad, ¿en qué reside el problema de las maras? La violencia marera es interna y la sociedad a través de sus instituciones, la policía y los tribunales se encargan solamente de hostigarlas o de impartir una justicia muy renca y tartamuda. Los mareros muertos que aparecen, luego de tres disparos que los anuncian y que contrastan con el tratamiento sonoro de la película, no tienen ninguna explicación, aparecen asesinados, pero ¿por quién, por qué razones? El documental guarda un extraño silencio sobre esto, no nos da testimonio. ¿Por qué? En la escena en que aparece un testigo visual y al que evidentemente se le ha cuestionado, da detalles únicamente de los gestos del asesino e incluso afirma que el asesino y los que lo acompañaban “no parecían pandilleros”.


Los crímenes, los sobornos, las extorsiones, las intimidaciones no son ni siquiera mencionadas en la película. Se me puede objetar que el método usado es una cámara objetiva, que no hay intervención periodística de entrevistas e interrogatorios, se muestra la realidad bruta. A este respecto tengo mis muy serios reparos. Ya hablé del tratamiento de los primeros planos y planos de cerca, la falta de imágenes del entorno. Pero la película tiene además un tratamiento de creación narrativa que impone la construcción de personajes, con todo lo que esto conlleva de simpatía y empatía hacia los “héroes” de la historia. Hay algunas escenas que evidentemente han sido motivadas, sugeridas, escenificadas. Esto es evidente en la panadería. Pero el colmo es la escena del cumpleaños, en donde el voyeurismo —permanente en casi todas las escenas mórbosas— llega a su clímax. ¿Qué nos aporta la escena del streep tease, regalo de cumpleaños? La naturalidad de todo el comportamiento de los personajes, el acompañamiento musical de ambiente, pues no se trata solamente del sonido proveniente de la fiesta, sino de la banda del sonido agregado en el montaje, todo ello contribuye a una aceptación pasiva del espectador, que se ha ido acostumbrando poco a poco a un mundo regido por sus propias leyes. El espectador se ve obligado a estar presente en la escena, a compartir con los personajes, sin tener ningún elemento interno a la película que le permita valorar éticamente el comportamiento de los personajes. Precisamente es en esta escena en donde el “Moreno” afirma: “la 18 es amor”. Es en esta escena en donde se hace una apología de la fraternidad de la pandilla, de su generosidad, de la solidaridad entre los mareros.


A contracorriente del lenguaje fascista


Podría continuar con el análisis de la película. Agrego simplemente que Christian Poveda era un gran fotógrafo reportero, esta era su segunda película documental, muchas de mis observaciones ya no se las puedo decir directamente. Me quedan rondando en la cabeza muchas interrogaciones, cuya respuesta no las recibiré pues su asesinato nos ha privado del diálogo con el autor. Pero la película está y es un producto acabado y que Christian Poveda puso en circulación. Sé que hay quien no comparte mi opinión. Pero quiero ahora pasar a otro tipo de consideraciones.


En “La vida loca” Poveda, de alguna manera, ha plasmado su visión de las maras, su simpatía por estos muchachos y muchachas que conoció, a quienes se acercó en varias ocasiones, a los que intentó y quiso comprender. Sabía que era necesario ayudarles. La secuencia de la panadería la encara justamente como una posible solución a la marginalización de los mareros, la presenta como una posible reinserción en la sociedad. Poveda se ha expresado también sobre este tema en otras ocasiones, en artículos y en entrevistas. Llegó incluso a proponerse como un posible mediador entre las nuevas autoridades y las maras.


Aunque esto es apenas mi conjetura: su película es en parte su respuesta a la actitud generalizada de rechazo total de estos jóvenes, de la actitud aceptada y asumida comúnmente de la necesidad absoluta de reprimirlas. “La vida loca” se presenta a contra-corriente del lenguaje casi fascista con que la prensa de derecha y que corrientemente mucha gente asume cuando habla sobre este fenómeno social. El lenguaje es cargado, se ha llegado a hablar hasta de exterminio. Esta palabra no es inocente, la prensa ha llegado a exacerbar los ánimos, acusando sistemáticamente a las maras como únicas responsables de todos los delitos letales cometidos en el país. La única solución asumida por los gobiernos de Arena fue la represión y la agravación de las penas. Muchos, por no decir, la mayoría ha aceptado como normal la estigmatización total de estos jóvenes. La represión condujo a la agravación del fenómeno. La prensa usa a las maras para seguir sembrando miedo en la población y se aprovecha del recrudecimiento de los hechos delictivos para volver al gobierno de Funes el principal responsable de este problema social. Lo acosa. Le exige soluciones inmediatas, urgentes.


El gobierno parece frente a este problema social como metido en un callejón sin salida y se muestra incapaz de dar respuestas contundentes. El gobierno sigue con el mismo tipo de comunicados que los gobiernos areneros que le precedieron, ofrece cifras, anuncia medidas, promete reformas. No obstante es necesario decirle claramente a la población que este problema heredado y alimentado por los gobiernos areneros no se puede resolver en unos cuantos meses, que es necesario un plan complejo de lucha contra la delincuencia, pero también un plan de prevención permanente a todos los niveles posibles, empezando desde las parvularias hasta las universidades, con una intensa actividad de animación social en los barrios de los principales centros urbanos.


El gobierno tiene que dejar claro su voluntad de ruptura con la política represiva de los gobiernos areneros, por consiguiente es necesario revisar nuevamente el rol que tiene que jugar la policía en el seno de la sociedad. El aumento de las plantillas es urgente y el paliativo anticonstitucional aplicado por Arena y recogido irresponsablemente por el gobierno de Funes, de sacar a patrullar a los soldados, no constituye en ningún caso una solución. El problema es grave. No se trata de tomar medidas para calmar la fingida cólera y angustia de algunos periodistas de derecha que atizan el miedo en la población.


Los gobiernos de Arena optaron claramente por convertir la Policía Nacional Civil en un ente militarizado de represión. Es urgente que la policía recobre la confianza de la población, confianza en que se trata de una entidad del Estado encargada de protegerla, de ampararla. Esto no se logra con discursos, ni promesas, se hace con reformas y la abrogación de las leyes que desviaron de lo civil hacia lo militar a la policía nacional.


En este mismo sentido, es necesario una ley que regule de manera estricta a las sociedades de seguridad y limite claramente su función y sus prerrogativas. Un imperativo que se ha postergado demasiado y que constituiría una señal fuerte de la voluntad gubernamental de combatir la delincuencia es una nueva ley que regule la portación de armas y que controle la importación y venta de armas en el país. El país tiene que ser desarmando. Basta pues de anuncios demagógicos y de medidas de revoque de fachadas.