Voy a copiar en francés la primera nota de Ferdinand de
Saussure que fue publicada en el libro “Ecrits
de linguistique générale” en nrf Editions
Gallimard, París, 2002. Los editores son Simon Bouquet y Rudolf Engler. Sigue la traducción y un comentario. Esta
primera nota lleva
por título “Prefacio”:
1 Préface
Il paraît impossible en fait de donner une
prééminence à telle ou telle vérité de la linguistique, de manière à en faire
le point de départ central : mais il y a cinq ou six vérités fondamentales
qui sont tellement liées entre elles qu’on peut partir indifféremment de l’une
ou de l’autre et qu’on arrivera logiquement à toutes les autres et a toute
l’infime ramification des mêmes conséquences en partant de l’une quelconque
d’entre elles.
Par
exemple, on peut se contenter uniquement de cette donnée :
Il
est faux (et impraticable) d’opposer la forme
et le sens. Ce qui est juste en
revanche c’est d’opposer la figure vocale
d’une part, et la forme-sens de l’autre.
En
effet, quiconque poursuit rigoureusement cette idée arrive mathématiquement aux
mêmes résultats que celui qui partira d’un principe en apparence très distant,
par exemple :
Il
y a lieu de distinguer dans la langue les phénomènes internes ou de conscience et les phénomènes externes, directement saisissables.
Doy esta versión provisoria de la primera nota manuscrita
del lingüista ginebrino:
1 Prefacio
“Parece imposible de
hecho dar una preeminencia a tal o cual verdad de la lingüística, de manera que
podamos hacer de ella el punto de partida central; pero hay cinco o seis
verdades fundamentales que están ligadas entre sí, de tal manera que uno puede
partir indiferentemente de una o de otra y se llegará lógicamente a todas las
otras y a toda la ínfima ramificación de las mismas consecuencias partiendo de
cualquiera de ellas.
Por ejemplo, uno se puede
limitar únicamente a este dato:
Es falso (e
impracticable) oponer la forma y el sentido. Al contrario lo que es justo oponer es la figura vocal de una parte y
la forma-sentido de la otra.
Efectivamente, si alguien
persigue rigurosamente esta idea llega matemáticamente a los mismos resultados
que aquel que parta de un principio en apariencia muy distante, por ejemplo:
Cabe distinguir en una
lengua los fenómenos internos o de
conciencia y los fenómenos externos,
directamente aprehensibles”.
Es imposible no darse cuenta que
desde el momento en que esta nota fue escrita y el momento actual, los cambios
terminológicos han sido drásticos. Esto paradójicamente ha sido el resultado
del desarrollo de la misma lingüística saussureana. Por otro lado, muchos
criticaron a los “editores” del “Curso de lingüística general”, Charles Bally y
Albert Sechehaye, el punto de partida que adoptaron, no obstante esta primera
nota demuestra que ellos fueron fieles al maestro ginebrino, pues en realidad
el “Curso” propiamente dicho, la exposición
de la nueva teoría realmente se inicia en el capítulo III, los dos primeros son
generalidades preliminares que bien se pueden poner allí u omitirlas. Pero la exposición real la inician justamente a
partir de un principio o una de las “verdades fundamentales” de las que nos
habla de Saussure en esta nota, verbi et gratia, la dualidad del objeto o si se
prefiere el carácter dual del objeto de la lingüística.
Me llaman la atención dos adverbios
usados por de Saussure en este “Prefacio”, “lógicamente” y “matemáticamente”,
pero no me sorprendieron, ambos se refieren a los efectos inexorables o
necesarios que se desprenden de iniciar la exposición
por una de esas “verdades fundamentales”. Ahora tal vez algunos dijeran
“automáticamente”. En todo caso de lo que se trata es de un movimiento
interior, propio del objeto mismo. Este arranque condiciona el resto de la
exposición, cada paso prepara el siguiente y lo presupone. Si este inicio nos
conduce lógicamente, matemáticamente a los mismos efectos, a
“las mismas consecuencias”, significa que este punto de partida de la exposición no es arbitrario, sino que
necesario. Pues cuando se llega a examinar a partir de qué punto hay que
iniciar la exposición de una ciencia, de una investigación, también esto
significa que la investigación propiamente dicha ya está concluida y la tarea
que se presenta no es la descripción de cada paso de la búsqueda, sino que la presentación
de los resultados.
Saber por dónde es necesario iniciar
la exposición significa haber
despejado de la montaña de datos y materiales examinados, cuál es el hilo
conductor del raciocinio llevado adelante y cuál es el movimiento mismo y
propio de la materia estudiada. Muchos critican a los “editores” del “Curso” de
no dejar aparecer las dudas y las vacilaciones del maestro ginebrino. Piensan
que hubiese sido interesante, importante dejar aparecer en el “Curso” el
momento de búsqueda, que no todo estaba acabado en la mente de Saussure.
Aquí tenemos un problema realmente
filológico y lógico también. El primero se trata de averiguar: ¿si los
materiales encontrados posteriormente, los que no estuvieron en las manos de
Charles Bally y de Albert Sechehaye, desmienten las “verdades fundamentales”
que aparecen en lo que muchos llaman la vulgata?
¿Si lo nuevo contradice los postulados en los que se basa el desarrollo de la
exposición del “Curso” o si solo nos dan una apreciación del camino
investigativo que está recorriendo Saussure durante esos años? Por el momento
no aparece que lo nuevo venga a desmentir o contradecir fundamentalmente lo
expuesto en el manual. Es posible que algunos aspectos se puedan ahora formular
de otra manera. En realidad muchas cosas dichas en el “Curso” se han ido
matizando, se han ido refinando y profundizando en el desarrollo de la lingüística
saussureana.
Los editores de los “Ecrits de linguistique générale” (“Escritos de
lingüística general”) nos dicen en su prefacio (pág. 9) que “su carácter menos
categórico testimonia una observación como esta: “La dificultad que uno
experimenta en anotar lo que es general en la lengua, en los signos de habla
que constituyen el lenguaje, es el sentimiento que estos signos pertenecen a una
ciencia mucho más vasta que no lo es la “ciencia del lenguaje.” O aun esto, de
manera más radical: “Si hay realidades psicológicas, y si hay realidades
fonológicas, ninguna de las dos series separadas no sería capaz de dar un
instante nacimiento al menor hecho lingüístico. — Para que haya hecho
lingüístico, es necesario la unión de las dos series, pero una unión de un
género particular — del cual sería absolutamente vano de explorar en un solo
instante los caracteres o decir de antemano en qué consistirá”. Las partes
entrecomilladas de esta cita pertenecen a Saussure y vienen en las páginas 265
y 103 respectivamente de estos “Escritos”.
Sabemos tanto del “Curso” como por
los mismos “Escritos” que Saussure pensaba en una ciencia general de los signos
y de la que la lingüística formaría parte. No veo en que esto es menos
categórico o en qué es más categórico el “Curso”. Pero incluso lo que ahora
nosotros llamamos signos no corresponden a lo que Saussure llama aquí, en este
pasaje, “signos”. Y justamente el segundo pasaje citado trae justamente una de
esas “verdades fundamentales” de las que se puede partir para exponer la
ciencia del lenguaje. Es decir, eso que cabe distinguir y que obligatoriamente
no se pueden separar, que únicamente unidas constituyen un hecho lingüístico.
Esto está retomado tal cual en el “Curso”. Incluso está retomado en sus
vacilaciones terminológicas. Este es uno de los “defectos” más señalados con
mayor recurrencia y tal vez con mayor justificación a los “editores” del manual.
Todo el curso, todos las discusiones
posteriores alrededor del signo lingüístico giran precisamente en torno a esa “unión
de género particular”, de su carácter. Esta unión de género particular es
también la que caracteriza a esta otra “lengua y habla” y que proviene justamente o si se
prefiere se engendra a partir de la unión estrecha, indisoluble del
significante y del significado. Desentrañada la verdadera naturaleza de esa
unión sui generis permite justamente evitar caer en una “filosofía del lenguaje”,
a estas alturas, inútil y sin ningún interés. Que muchas cosas, en sus reflexiones, le parecieran a Saussure pertenecer aún a una filosofía del lenguaje no
cabe duda. Pero su inquietud era precisamente fundar la ciencia del lenguaje.
Por otro lado, no creo justamente
que se pueda lógicamente exponer la ciencia del lenguaje a partir de cualquier “verdad
fundamental”. Hay una “verdad fundamental” que las contiene todas y a partir de
la cual se pueden deducir “matemáticamente” las otras, esta verdad es la más
abstracta y la más sencilla. Se trata del signo lingüístico, de la unión del
significante y del significado. A partir de aquí podemos incluso llegar hasta
los fundamentos de la ciencia general de los signos y señales, la semiología.