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12 noviembre 2023

La meta prioritaria de hoy

Siguiendo en la misma línea de reflexión, deseo alertar sobre un peligro social que corre nuestro país, me refiero a la desaparición por completo de una corriente revolucionaria de izquierda. Desde antaño, desde el indio Aquino siempre hubo en El Salvador una corriente dentro de la población que se oponía con fuerza al orden establecido. Es al principio del siglo pasado que surgió un partido político con una “ideología revolucionaria” i, se trata del Partido Comunista. Con altos y bajos en su actividad y en su coherencia, mantuvo en su seno una corriente revolucionaria. No haré toda la historia, pero la dislocación, la escisión que dio a luz a las FPL, el PC entró en una actividad de colaboración de clases que sigue hasta hoy en vigencia dentro del FMLN. Hay que señalar aquí que la corriente revolucionaria está agonizando desde 1983, después del asesinato o suicidio de Cayetano Carpio.

El pensamiento de Cayetano Carpio respecto a la lucha por la conquista del poder hizo aportes sustanciales y logró en la práctica implementar una organización política y una organización armada. Abandonó las declaradas intenciones y entró en la acción. Al respecto, su posición de principio de no participación en las elecciones bajo cualquier forma y del resto de contiendas “legales” durante los regímenes dictatoriales fue clara y rotunda. Se trataba de no mantener la ilusión sobre una democracia de fachada, que en definitiva era un freno para la toma de conciencia de los cambios radicales que necesitaba y sigue necesitando el país.

Ahora el FMLN participa en las elecciones ilegales e inconstitucionales, pues todas las instituciones políticas, desde la Corte Suprema de Justicia hasta el Tribunal Supremo Electoral, son ahora el engendro de ilegalidades cometidas por la mayoría del partido oficial en la Asamblea Nacional, el hecho mismo de que Bukele participe en ellas, siendo presidente en funciones condena estas elecciones como ilegales y hace cómplice a todos los que participan en ellas. Si fuese el FMLN un partido revolucionario, no haría mucho caso en desaparecer del campo político institucional y haría todo lo posible por reconquistar su posición política dentro de la sociedad. Pero eso no encaja con los negocios del verdadero jefe del FMLN, José Luis Merino. Los estrechos lazos político-comerciales de Merino con los Bukele priman sobre el interés nacional.

Creo que este escueto resumen de la situación actual muestra la urgencia de crear una organización revolucionaria que no haga de su admisión en la viciada práctica política una prioridad, sino que se dedique a congregar a los trabajadores, a organizarlos para luchar por mejores condiciones de vida y por transformar la sociedad en que viven. La tarea es ardua, sobre todo que las corrientes revisionistas con su ideología de colaboración de clases es mayoritaria y que el pensamiento revolucionario ha tenido un enorme deterioro en las últimas décadas y las derrotas sufridas han impedido la elaboración de renovadas prácticas sociales y políticas. Reconstruir el pensamiento revolucionario y sus prácticas deben de ser la meta inmediata de los revolucionarios.


iAlguna vez me voy a extender sobre este término ‘ideología’.