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28 marzo 2013

En torno al método de Marx


Abundan los artículos en los que se pretende exponer el método de Marx, no obstante son muchos los que defraudan al lector. Esta decepción proviene ya sea del contenido de los artículos, ya sea de la expectativa misma de los lectores, que desean a toda costa tener al final de su lectura un útil aplicable a cualquier objeto. Pero esta situación de insatisfacción no es algo que deba sorprendernos demasiado, pues el tema implica un arduo trabajo de estudio del pensamiento marxiano y significa al mismo tiempo el rechazo de muchos lugares comunes y prejuicios.

El propósito de este escrito no es la exposición del método de Marx propiamente dicha, sino que de emprender una escarda del terreno. Casi todos los que han emprendido exponer el método de Marx y Engels están de acuerdo que se trata de la dialéctica materialista misma y también que ésta es la inversión de la dialéctica hegeliana. Al respecto tal vez sea necesario referirse al propio Marx y a su intención de exponer el método que “Hegel descubrió y que él mismo mistificó”, en unas cuarenta a cincuenta páginas. Esto lo afirma el propio Marx en una carta a su amigo y compañero de luchas, Engels, que escribió el 14 de enero de 1858. En realidad Marx habla del núcleo racional del método de Hegel. Su intención es de redactarlo en un estilo claro y comprensible a toda persona con sentido racional.

No obstante esta carta nos dice solamente su intención de exponer el núcleo racional del método de Hegel, nos da la indicación del volumen aproximado en páginas que se propone escribir y en qué estilo pretende realizarlo. Pero todo esto si alguna vez le queda tiempo para dedicarse a este tipo de labores, lo haría con mucho gusto.

Sin embargo Marx nunca más vuelve a referirse a este trabajo, ni a su deseo de llevarlo a cabo. Por lo menos esto no aparece plasmado en ningún escrito suyo, ni de Engels, ni de cualquier otra persona contemporánea.

Núcleo racional del método de Hegel

Estas cortas líneas escritas por Marx a Engels, han dado pábulo a muchos historiadores del marxismo, de economistas y filósofos para escribir largas páginas y discutir las razones del silencio ulterior de Marx al respecto y sobre todo las razones por las que Marx nunca escribió el opúsculo prometido sobre el núcleo racional del método de Hegel.

Muchos se conforman en señalar que efectivamente los estudios económicos preparatorios y la posterior escritura de sus obras económicas no le dejaron tiempo para esa obra filosófica. Sin embargo asimismo son muchos los que piensan que esta explicación se queda muy corta.

La explicación más corriente y de mayor aceptación es que Marx no procedió a escribir esta obra sobre la dialéctica materialista puesto que nos ha legado en El Capital su propia “Gran Lógica” y que es allí donde es menester buscar el método de Marx.

Muy bien. Pero con esto no queda arreglado todo, pues persiste la necesidad de una exposición de la dialéctica materialista que tenga una forma autónoma. Por lo menos es lo que persiguen los filósofos que exponen la dialéctica materialista.

Por su parte, sin hacer referencia a la intención de Marx, Engels le manda a Marx un plan de una obra que pretende escribir sobre la dialéctica de la naturaleza. Este proyecto surge algunos años después, la carta está fechada el 30 de mayo de 1873. En ella Engels dice que su “elaboración, de cualquier manera, exigirá aún mucho tiempo”. A partir de esta carta y de otras en las que Engels le manda un plan ampliado y otras veces un plan acortado, podemos concluir que también en la mente de Engels surgió la idea de exponer la dialéctica en forma de la dialéctica de la naturaleza. Todos sabemos que este propósito fue realizado en gran parte por Engels, muchos “capítulos” terminados, puestos en orden, etc. Claro la obra fue publicada después de su muerte, en Moscú, en 1925.

No voy a dar los detalles de los planes, ni toda la historia de la edición que ha tenido tres variantes sucesivas, la que he mencionado de 1925, luego otra de 1935 y la última de 1941en una nueva traducción al ruso. Estas ediciones difieren en el orden de los materiales y en la interpretación de algunos pasajes. Sobre el orden de los materiales ha habido muchas discusiones, no obstante se puede considerar la última versión como la que mayor aceptación ha tenido y que es completada por un aparato crítico extendido en las republicaciones posteriores.

A este respecto es necesario indicar que Engels consideraba “La Dialéctica de la Naturaleza” como una obra separada, autónoma y no tenía ninguna intención de incluirla en otra obra de mayor extensión y dedicada a alguna teoría de la dialéctica en general. Que la obra es pensada de esta manera atestigua la carta de Engels a Marx del 23 de noviembre de 1882, en la que se puede leer: “ahora, sin embargo, es necesario terminar lo más pronto posible la dialéctica de la naturaleza”.

Lenin y su proyecto

Es menester recordar también aquí que Lenin desde el otoño de 1914 hasta inicios de 1916 se dedicó a preparar materiales y confeccionar diversos planes para la escritura de una obra sobre la dialéctica. No obstante solamente en los testimonios de su esposa, N. K. Krupskaya, se puede saber de la intención de Lenin de escribir este trabajo. Es posible que Lenin mientras no tuviera ya avanzada su redacción no deseara comunicarle a nadie su intención de escribir esta obra. Pero no se puede poner en duda que sí tenía este deseo, a la vista de los materiales preparatorios que tenemos a nuestra disposición. En el caso de Lenin aparecen claras las razones de que el proyecto se quedó sin realización: llega un año decisivo, 1917 y además la imperiosa necesidad de escribir dos obras que se pone a redactar: la primera sobre la revolución y el Estado y la otra sobre el imperialismo. Luego sus actividades políticas antes y después de la Revolución y posteriormente su estado de salud le impidieron realizar el proyecto.

En el tercer prefacio al “Anti-Dühring” de cierta manera Engels vuelve sobre el tema, todos sabemos que entre los dos amigos hubo una especie de “división del trabajo”, esto lo dice aquí mismo, en el prefacio al que aludo. Sabemos también como Engels nunca dejó de manifestar su admiración hacia su compañero. No se crea pues que en esta ocasión falla en su conducta y además se muestre presuntuoso, al contrario debemos de agradecerle que nos hable de esa manera: “Marx y yo fuimos sin duda tal vez los únicos en salvar de la filosofía idealista alemana la dialéctica consciente para integrarla en la concepción materialista de la naturaleza y la historia”.

Deseo señalar un detalle que no es en nada fútil, al contrario en este texto adquiere una significación particular e importante. En este prefacio, Engels escribe en primera persona del singular. Pero abandona este pronombre cuando se refiere explícitamente o no a su labor común con Marx. Voy a citar aquí un parágrafo que me parece ilustrativo del tema que nos ocupa. Engels en este pasaje se refiere a sus ocupaciones científicas y de preparación de su obra “La dialéctica de la naturaleza”,  ya en Londres después de que dejara sus labores comerciales.

“Se trataba para mí al hacer esta recapitulación de las matemáticas y de las ciencias de la naturaleza, de convencerme en los detalles —sin que dudara de ninguna manera en su conjunto— que en la naturaleza se imponen, a través de la confusión de las innúmeras modificaciones, las mismas leyes dialécticas del movimiento que en la historia rigen también la aparente contingencia de los acontecimientos; las mismas leyes, que forman igualmente el hilo conductor en la historia de la evolución lograda por el pensamiento humano, llegan poco a poco a la consciencia de los hombres pensantes: las leyes que Hegel ha desarrollado por primera vez de una manera extensa, pero bajo una forma mistificada, y que nosotros nos proponíamos, entre otras aspiraciones, sacar de este envoltorio místico y hacerlas entrar netamente en la consciencia con toda su simplicidad y su universalidad”.

Si observamos de cerca este párrafo, nos daremos cuenta que Engels inicia en el singular de la primera persona y al final usa el plural. Pero lo que más llama la atención es que en este pasaje Engels hace eco a la carta que Marx le enviara el 14 enero de 1858 (a la que me he referido arriba) y habla de “una forma mistificada” y sobre todo enuncia que ambos compartían la “aspiración” de sacar la dialéctica del “envoltorio místico y hacerlas entrar netamente en la consciencia con toda su simplicidad y su universalidad”.

¿Podemos inferir que Marx y Engels volvieron a hablar sobre este tema? Creo que no cabe duda. Incluso la comunidad en las expresiones usadas dejan ver claramente que también coincidían en sus puntos de vista. Ambos toman como punto de partida a Hegel, no obstante ambos señalan la forma mistificada en que la dialéctica está desarrollada en los escritos hegelianos.

Una recomendación metodológica

En este mismo prefacio Engels nos da una recomendación metodológica de gran valor y alcance. Se trata de sacar esas leyes que rigen el movimiento de la historia, de la naturaleza y del pensamiento humano, pero no se trata para Engels “de hacer entrar por construcción las leyes dialécticas en la naturaleza, sino que de descubrirlas ahí y de extraerlas”. Creo que queda con claridad suficiente que en la mente de los fundadores de la filosofía dialéctica materialista no existen ni esquemas, ni leyes, ni nada que haya que aplicar desde afuera a la realidad natural, ni a la realidad social. Estas leyes se descubren en la realidad misma, en la realidad cambiante.

Sin embargo al terminar su prefacio relata la lucha que se lleva a cabo entre concepciones diametralmente opuestas, una que considera que todo está fijo en la naturaleza y los que ven en los más recientes descubrimientos científicos de la época el movimiento y los cambios. Esta última concepción se ha ido imponiendo en la ciencia poco a poco,  lo que lleva a concluir que la fijeza y los valores absolutos de las concepciones naturalistas de la época son “introducidas en la naturaleza estrictamente por la reflexión”, desde afuera. Llegar a la concepción contraria se puede “por la presión de los hechos que se acumulan en la ciencia de la naturaleza, se logra esto más fácilmente si uno aborda el carácter dialectico de estos hechos con la consciencia de las leyes del pensamiento dialéctico”.
Es decir las leyes dialécticas deben de extraerse de la realidad misma, pero esto se puede hacer mas holgadamente si se conocen las leyes del pensamiento dialéctico. Es esto que Hegel ha expuesto brillantemente en toda su extensión y que metió en un envoltorio místico. Marx y Engels salvaron “de la filosofía idealista alemana la dialéctica consciente para integrarla en la concepción materialista de la naturaleza y la historia”.

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