Abundan los artículos en los que se pretende exponer el método de Marx, no obstante son muchos
los que defraudan al lector. Esta decepción proviene ya sea del contenido de
los artículos, ya sea de la expectativa misma de los lectores, que desean a
toda costa tener al final de su lectura un útil aplicable a cualquier objeto.
Pero esta situación de insatisfacción no es algo que deba sorprendernos
demasiado, pues el tema implica un arduo trabajo de estudio del pensamiento
marxiano y significa al mismo tiempo el rechazo de muchos lugares comunes y
prejuicios.
El propósito de este escrito no es la exposición del método de Marx
propiamente dicha, sino que de emprender una escarda del terreno. Casi todos
los que han emprendido exponer el método de Marx y Engels están de acuerdo que
se trata de la dialéctica materialista
misma y también que ésta es la inversión de la dialéctica hegeliana. Al
respecto tal vez sea necesario referirse al propio Marx y a su intención de
exponer el método que “Hegel descubrió y que él mismo mistificó”, en unas
cuarenta a cincuenta páginas. Esto lo afirma el propio Marx en una carta a su
amigo y compañero de luchas, Engels, que escribió el 14 de enero de 1858. En
realidad Marx habla del núcleo racional del método de Hegel. Su intención es de
redactarlo en un estilo claro y comprensible a toda persona con sentido
racional.
No obstante esta carta nos dice solamente su intención de exponer el núcleo
racional del método de Hegel, nos da la indicación del volumen aproximado en
páginas que se propone escribir y en qué estilo pretende realizarlo. Pero todo
esto si alguna vez le queda tiempo para dedicarse a este tipo de labores, lo
haría con mucho gusto.
Sin embargo Marx nunca más vuelve a referirse a este trabajo, ni a su deseo
de llevarlo a cabo. Por lo menos esto no aparece plasmado en ningún escrito
suyo, ni de Engels, ni de cualquier otra persona contemporánea.
Núcleo racional del método de Hegel
Estas cortas líneas escritas por Marx a Engels, han dado pábulo a muchos
historiadores del marxismo, de economistas y filósofos para escribir largas
páginas y discutir las razones del silencio ulterior de Marx al respecto y
sobre todo las razones por las que Marx nunca escribió el opúsculo prometido sobre
el núcleo racional del método de Hegel.
Muchos se conforman en señalar que efectivamente los estudios económicos
preparatorios y la posterior escritura de sus obras económicas no le dejaron
tiempo para esa obra filosófica. Sin embargo asimismo son muchos los que
piensan que esta explicación se queda muy corta.
La explicación más corriente y de mayor aceptación es que Marx no procedió
a escribir esta obra sobre la dialéctica
materialista puesto que nos ha legado en El Capital su propia “Gran Lógica”
y que es allí donde es menester buscar el método de Marx.
Muy bien. Pero con esto no queda arreglado todo, pues persiste la necesidad
de una exposición de la dialéctica
materialista que tenga una forma autónoma. Por lo menos es lo que persiguen
los filósofos que exponen la dialéctica
materialista.
Por su parte, sin hacer referencia a la intención de Marx, Engels le manda
a Marx un plan de una obra que pretende escribir sobre la dialéctica de la naturaleza. Este proyecto surge algunos años
después, la carta está fechada el 30 de mayo de 1873. En ella Engels dice que
su “elaboración, de cualquier manera, exigirá aún mucho tiempo”. A partir de
esta carta y de otras en las que Engels le manda un plan ampliado y otras veces
un plan acortado, podemos concluir que también en la mente de Engels surgió la
idea de exponer la dialéctica en forma de
la dialéctica de la naturaleza. Todos sabemos que este propósito fue
realizado en gran parte por Engels, muchos “capítulos” terminados, puestos en
orden, etc. Claro la obra fue publicada después de su muerte, en Moscú, en
1925.
No voy a dar los detalles de los planes, ni toda la historia de la edición
que ha tenido tres variantes sucesivas, la que he mencionado de 1925, luego
otra de 1935 y la última de 1941en una nueva traducción al ruso. Estas
ediciones difieren en el orden de los materiales y en la interpretación de
algunos pasajes. Sobre el orden de los materiales ha habido muchas discusiones,
no obstante se puede considerar la última versión como la que mayor aceptación
ha tenido y que es completada por un aparato crítico extendido en las
republicaciones posteriores.
A este respecto es necesario indicar que Engels consideraba “La Dialéctica
de la Naturaleza” como una obra separada, autónoma y no tenía ninguna intención
de incluirla en otra obra de mayor extensión y dedicada a alguna teoría de la
dialéctica en general. Que la obra es pensada de esta manera atestigua la carta
de Engels a Marx del 23 de noviembre de 1882, en la que se puede leer: “ahora,
sin embargo, es necesario terminar lo más pronto posible la dialéctica de la
naturaleza”.
Lenin y su proyecto
Es menester recordar también aquí que Lenin desde el otoño de 1914 hasta
inicios de 1916 se dedicó a preparar materiales y confeccionar diversos planes
para la escritura de una obra sobre la dialéctica.
No obstante solamente en los testimonios de su esposa, N. K. Krupskaya, se
puede saber de la intención de Lenin de escribir este trabajo. Es posible que
Lenin mientras no tuviera ya avanzada su redacción no deseara comunicarle a
nadie su intención de escribir esta obra. Pero no se puede poner en duda que sí
tenía este deseo, a la vista de los materiales preparatorios que tenemos a
nuestra disposición. En el caso de Lenin aparecen claras las razones de que el
proyecto se quedó sin realización: llega un año decisivo, 1917 y además la
imperiosa necesidad de escribir dos obras que se pone a redactar: la primera
sobre la revolución y el Estado y la otra sobre el imperialismo. Luego sus
actividades políticas antes y después de la Revolución y posteriormente su
estado de salud le impidieron realizar el proyecto.
En el tercer prefacio al “Anti-Dühring” de cierta manera Engels vuelve
sobre el tema, todos sabemos que entre los dos amigos hubo una especie de
“división del trabajo”, esto lo dice aquí mismo, en el prefacio al que aludo.
Sabemos también como Engels nunca dejó de manifestar su admiración hacia su
compañero. No se crea pues que en esta ocasión falla en su conducta y además se
muestre presuntuoso, al contrario debemos de agradecerle que nos hable de esa
manera: “Marx y yo fuimos sin duda tal vez los únicos en salvar de la filosofía
idealista alemana la dialéctica consciente para integrarla en la concepción
materialista de la naturaleza y la historia”.
Deseo señalar un detalle que no es en nada fútil, al contrario en este
texto adquiere una significación particular e importante. En este prefacio,
Engels escribe en primera persona del singular. Pero abandona este pronombre
cuando se refiere explícitamente o no a su labor común con Marx. Voy a citar
aquí un parágrafo que me parece ilustrativo del tema que nos ocupa. Engels en
este pasaje se refiere a sus ocupaciones científicas y de preparación de su
obra “La dialéctica de la naturaleza”, ya en Londres después de que dejara sus
labores comerciales.
“Se trataba para mí al hacer esta recapitulación de las matemáticas y de
las ciencias de la naturaleza, de convencerme en los detalles —sin que dudara
de ninguna manera en su conjunto— que en la naturaleza se imponen, a través de
la confusión de las innúmeras modificaciones, las mismas leyes dialécticas del
movimiento que en la historia rigen también la aparente contingencia de los
acontecimientos; las mismas leyes, que forman igualmente el hilo conductor en
la historia de la evolución lograda por el pensamiento humano, llegan poco a
poco a la consciencia de los hombres pensantes: las leyes que Hegel ha
desarrollado por primera vez de una manera extensa, pero bajo una forma
mistificada, y que nosotros nos proponíamos, entre otras aspiraciones, sacar de
este envoltorio místico y hacerlas entrar netamente en la consciencia con toda
su simplicidad y su universalidad”.
Si observamos de cerca este párrafo, nos daremos cuenta que Engels inicia
en el singular de la primera persona y al final usa el plural. Pero lo que más
llama la atención es que en este pasaje Engels hace eco a la carta que Marx le
enviara el 14 enero de 1858 (a la que me he referido arriba) y habla de “una
forma mistificada” y sobre todo enuncia que ambos compartían la “aspiración” de
sacar la dialéctica del “envoltorio místico y hacerlas entrar netamente en la
consciencia con toda su simplicidad y su universalidad”.
¿Podemos inferir que Marx y Engels volvieron a hablar sobre este tema? Creo
que no cabe duda. Incluso la comunidad en las expresiones usadas dejan ver
claramente que también coincidían en sus puntos de vista. Ambos toman como
punto de partida a Hegel, no obstante ambos señalan la forma mistificada en que
la dialéctica está desarrollada en los escritos hegelianos.
Una recomendación metodológica
En este mismo prefacio Engels nos da una recomendación metodológica de gran
valor y alcance. Se trata de sacar esas leyes que rigen el movimiento de la
historia, de la naturaleza y del pensamiento humano, pero no se trata para
Engels “de hacer entrar por construcción las leyes dialécticas en la
naturaleza, sino que de descubrirlas ahí y de extraerlas”. Creo que queda con
claridad suficiente que en la mente de los fundadores de la filosofía dialéctica materialista no
existen ni esquemas, ni leyes, ni nada que haya que aplicar desde afuera a la
realidad natural, ni a la realidad social. Estas leyes se descubren en la
realidad misma, en la realidad cambiante.
Sin embargo al terminar su prefacio relata la lucha que se lleva a cabo
entre concepciones diametralmente opuestas, una que considera que todo está
fijo en la naturaleza y los que ven en los más recientes descubrimientos científicos
de la época el movimiento y los cambios. Esta última concepción se ha ido
imponiendo en la ciencia poco a poco, lo
que lleva a concluir que la fijeza y los valores absolutos de las concepciones
naturalistas de la época son “introducidas en la naturaleza estrictamente por
la reflexión”, desde afuera. Llegar a la concepción contraria se puede “por la
presión de los hechos que se acumulan en la ciencia de la naturaleza, se logra
esto más fácilmente si uno aborda el carácter dialectico de estos hechos con la
consciencia de las leyes del pensamiento dialéctico”.
Es decir las leyes dialécticas deben de extraerse de la realidad misma, pero
esto se puede hacer mas holgadamente si se conocen las leyes del pensamiento
dialéctico. Es esto que Hegel ha expuesto brillantemente en toda su extensión y
que metió en un envoltorio místico. Marx y Engels salvaron “de la filosofía
idealista alemana la dialéctica consciente para integrarla en la concepción
materialista de la naturaleza y la historia”.
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