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06 noviembre 2009

FUSADES y las Danaides

Los analistas del patronato salvadoreño reunidos en FUSADES no tienen realmente argumentos en contra de la Reforma Fiscal que propone el gobierno de Funes. Recomendar que el Estado tiene que apretarse el cincho es una broma pesada. Broma pesada, pues dicen que apretarse el cincho gubernamental es preferible a la reforma. No veo que exista motivos para oponer una cosa con la otra. Creo que nadie ha olvidado que una de las primeras medidas de Mauricio Funes fue la de reducir gastos suprefluos en el funcionamiento de algunos ministerios y agencias del Estado. Se creó también una central de compras para economizar y controlar los gastos, se controla el uso de vehículos y de gasolina, etc. Es posible que se pueda seguir buscando otros ahorros. De seguro los hay. No obstante el problema de la recaudación fiscal ha sido constante para la economía nacional.


Los gobiernos anteriores suplieron con creces su regalo fiscal al patronato con los préstamos solicitados a bancos y agencias internacionales. El país está endeudado hasta el cogote. La reforma fiscal tiene por lo menos dos razones de promulgarse, la primera es por eficacidad económica y la segunda por justicia social. Es evidente que el gobierno necesita de entradas superiores a las actuales para emprender inversiones necesarias para el conjunto de la economía nacional. Hasta hoy la participación del patronado en esto es proporcionalmente poca. No obstante el principal usufructuario de la infraestructuras es el patronato, es en su beneficio que se construyen represas, carreteras, puertos, etc. Seguir endeudando al país es contraproducente, esto se está convirtiendo en el tonel de las Danaides, ya no se le ve fondo a la deuda y el pago de intereses cada vez más grava las posibilidades de inversión gubernamental. Sobre todo que por seguir haciéndole ojitos a las usureros internacionales, el presidente no quiso ni siquiera que se hablara de renegociar las modalidades del pago de los intereses, actitud timorata y poco inteligente.


La economía nacional está estancada, no tanto por la crisis, sino por el conservadurismo del patronato salvadoreño, su actitud rentista, su falta de inventiva inversionista. La oligarquía es la que ha dirigido al país desde siempre, es ella la responsable del estado lamentable de la educación profesional de los salvadoreños, del bajo nivel técnico de la mano de obra, de la marginalización económica de amplias capas de la población. La ausencia de dinamismo en las actividades productivas de la economía salvadoreña no es un fenómeno surgido ahora, de repente, por causa de la crísis del capitalismo globalizado, es, ha sido por la falta de inversiones en la formación de técnicos e ingenieros, por el abandono en que se ha tenido la educación y la falta de inversiones directas en la modernización de nuestra agricultura y la ausencia de innovación en la industria. Tenemos pues una clase dirigente obsoleta económicamente. Como obsoletos son sus consejeros de FUSADES, pues su función no es técnica, sino que ideológica y de adoctrinamiento.


La segunda razón es por justicia social. La participación de las capas pobres en la formación del presupuesto es disproporcionado respecto a sus rentas. Se necestia de un reequilibrio justo, eficaz y efectivo. El país urge incorporar a la economía nacional a todas las capas sociales que se encuentran ahora marginadas, elevar el nivel de vida de los trabajadores, dotarlos de salarios que les permitan no solamente reponer precariamente sus fuerzas de mano de obra, sino que les ofrezcan posibilidades reales de formación individual, de recreación y esparcimiento. En El Salvador hay demasiados hogares sin electricidad, sin agua potable, sin los necesarios servicios domésticos de higiene. Pero para esto es necesario que el presupuesto no siga gravándose con nuevas deudas, necesita medios superiores para financiar las necesarias medidas que contribuyan a la seguridad, a la educación y a la expanción de los servicios prestados a la población más necesitada.


El país necesita de un presupuesto en expansión, el rigor no debe ir tanto a la reducción del gasto, sino hacia la vigilancia de la efectividad y eficiencia del gasto. Se tiene que pensar tanto en lo inmediato, como al largo plazo, es por eso que no se trata primordialmente de transferencias de gastos presupuestarios (tal vez algunas transferencias sean justificadas), sino de aumento. La ausencia de seguridad que tanto alegan los “tecnicos” de FUSADES, como un factor de la atonía en la actividad económica, se debe combatir con un incremento en la planilla policial y el mejoramiento salarial de los agentes, invertir en su formación, invertir en la tecnicidad de la búsqueda de pruebas. Pero también se necesita invertir en la prevención, en actividades de sano esparcimiento de la juventud y de adultos. El mejoramieto del nivel de vida también tiene efectos preventivos, la elevación del nivel cultural de la población es asimismo otra condición para la prevención, todo esto necesita de gastos, de inversiones, de dinamismo. También se necesita combatir la delincuencia fiscal y tributaria. La reforma propuesta incluye nuevos incisos que persiguen estos crímenes, ¿es esto que no les gusta a los pensadores del patronato?

3 comentarios:

  1. Publicamos este artículo sin tu permiso.

    Disculpas tardías.

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  2. Publicamos este artículo sin tu permiso.

    Disculpas tardías.

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  3. Tropudo: doy permiso por adelantado a cualquier persona o intitución para publicar mis materiales, siempre que se cite le fuente. Es más, en la banda que figura arriba digo que agradezco la reproducción.

    Un saludo cordial.

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