Hagamos ruegos que nuestras sospechas no sean ciertas. Esperemos que la justicia llegue por fin y que por una vez en nuestro país la impunidad cese.
Estoy seguro que la sociedad salvadoreña seguirá este juicio con atención alerta. Han sido ocho personas las capturadas, los sospechados directamente de ser los autores del crimen y otros que fueron cómplices o encubridores.
También nos toca ahora esperar que la Fiscalía presente un expediente completo y sin fallas. No deseamos tener malas sorpresas de último momento. Porque entonces la justicia quedaría para nunca.
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Pueden leer en este enlace la declaración del arzobispo y otros materiales que publica la Prensa Gráfica.
Faltando catorce días para cumplirse los diez años de la violación y el asesinato de la niña Katya Natalia Miranda Jiménez, la Fiscalía General de la República (FGR) y la Policía Nacional Civil (PNC) capturaron a ocho presuntos responsables de delitos relacionados con el caso. Esta noticia alimenta la esperanza de que se le haga justicia a Katya y su familia, pero también de que es posible superar la situación de impunidad que en el país ha favorecido –históricamente– a criminales privilegiados.
Esa esperanza nace de la lucha –tenaz y valiente, inclaudicable y ejemplar– de Hilda María y Gina Marcela, madre y hermana de Katya, y de la generosa solidaridad de organizaciones e instituciones de la sociedad que, junto a decenas de miles de personas, se sumaron con sus firmas a la campaña “Justicia, ¡YA! Yo apoyo a la niñez salvadoreña”. Esos factores y no otros, movieron a la FGR a realizar un trabajo de casi un año que debe ser reconocido. El IDHUCA colaboró con esa labor facilitando información sobre el caso, estableciendo contactos con las víctimas y otros familiares, proponiendo líneas de investigación, evacuando consultas y realizando todo lo que estuvo a su alcance para aportar en el esclarecimiento de los hechos.
El IDHUCA ha acompañado la lucha de Hilda María, Gina Marcela y el resto de la familia Jiménez Molina desde hace más de nueve años, en cumplimiento de su misión que es la de contribuir a garantizar el respeto de los derechos humanos en El Salvador mediante la participación ciudadana y el fortalecimiento de las instituciones estatales.
Esa aspiración se logrará algún día con más víctimas activas y valerosas como las del presente caso; con organizaciones comprometidas con su dolor y sus demandas de justicia; con una sociedad capaz de pasar de la indignación ante hechos como la violación y el asesinato de Katya, a la acción fraterna y creativa; con instituciones estatales que realizan su trabajo y con medios de comunicación que hacen suyas estas causas.
Esa es la reserva moral que este sufrido pueblo necesita; esas son las “buenas nuevas” que le animan e invitan a seguir adelante en la lucha por hacer de El Salvador un país libre de violencia e impunidad, equitativo y solidario con quienes más sufren, donde el respeto de los derechos humanos sea la regla y no la excepción. Mientras los políticos sigan enredados en sus desacuerdos, la sociedad deberá unirse en torno a estos anhelos de Nación para exigirles su cumplimiento.
San Salvador, lunes 23 de marzo del 2009
Igual que vos yo espero de corazón que si se haga justicia, pero como estamos cundidos de corrupción no se si se podrá, lo que es un hecho que este señor será castigado aqui o en la otra vida. Pido a Dios que permita que se de aqui
ResponderEliminarsaludos
no quiero ser pesimista, pero dudo que lleguen hasta los autores intelectuales en este caso.
ResponderEliminarUn saludo desde Santa Ana...