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03 junio 2009

¿En beneficio de quién se va a gobernar?

El señor José M. Tojeira anotó como bueno el discursó del nuevo presidente salvadoreño y destacó los puntos que motivaron la nota. Comparto en mucho lo apuntado. Es más sus deseos de que la lucha contra la corrupción no sea solo una declaración de principio, sino que se concrete en los tribunales, la sostengo en cien por cien. Tojeira deja claro cual es su deseo: “bueno será que a algunos de los corruptos de gobiernos pasados se les enjuicie, simplemente para que las denuncias no queden sólo, como es tradición entre nosotros, en pura palabra sin repercusión en el campo de la justicia ». Otro punto importante que señala el rector de la UCA es el ayuda que puede aportarle la “sociedad civil” a un gobierno como el de Funes es “apoyarlo críticamante”. Es por aquí cuando empiezo a rascarme la cabeza. No se equivoquen, no voy a pedir el apoyo incondicional, muy lejos eso de mí. El apoyo tiene obligatoriamente que ser crítico, sobre ello ni un granito de duda.

¿Por qué me rasco entonces la cabeza? Me voy a explicar y lo haré en torno a todo un párrafo del artículo de Tojeira que me da mayor base para explayar lo que pienso. Lo copio en entero para evitar malentendidos.

« El discurso ha sido crítico con el pasado y ha insistido en la unidad nacional. Pero no acaba de saberse quién es el que decide en torno a qué elementos y posiciones se debe estructurar la unidad nacional. Todos tenemos ideas al respecto.

Y aunque coincidimos con Mauricio en que hay que darle prioridad a la lucha contra la pobreza y la exclusión, y al trabajo en favor del fortalecimiento de la democracia, será normal que haya diferencias en el cómo avanzar no sólo en el conjunto del país, sino incluso entre quienes se consideran de izquierdas. En ese sentido no conviene que el Gobierno se apodere del término unidad nacional. Pactos, concertación, diálogo, claro que sí. Porque el diálogo y la concertación es el instrumento básico de la convivencia pacífica y de la solución de conflictos. La unidad, en el sentido estricto, es muy difícil. Y más en una democracia que funciona en debate permanente, en libertad de crítica y con diversidad de partidos ».

Para mayor coherencia he copiado dos. El término “sociedad civil” se ha vuelto a poner de moda a partir de mediados de los años ochenta, cuando el presidente francés François Mitterand introdujo en su nuevo gobierno ministros de derecha y los llamó “representantes de la sociedad civil”. Entre los “representantes de la sociedad civil” venía un exministro de Giscard d’Estaing, el señor Stoleru. Este se hizo famoso por una ley discriminatoria y racista que el mismo Mitterand llamó de “infame”.

En todo caso sirve este término para separar con zanja a la sociedad y el estado, por una parte, y por otra, a presentar la sociedad como constituyendo una entidad homogénea. No creo que sea el pensamiento de Tojeira, pues en los párrafos citados pone en entredicho la existencia de una sola postura respecto a los “elementos y posiciones que deben estructurar la unidad nacional”. Pero su pregunta es quién decide. Responde luego que “En este sentido no conviene que el Gobierno se apodere del término unidad nacional”. No dejo de compartir este punto de vista. Señala también otro punto que me parece importante, “que la unidad, en el sentido estricto, es muy difícil”. Es aquí donde empiezo a divergir. Pues hay asuntos en los que es imposible la unidad nacional y que es ilusorio buscarla pues en ellos se pone en juego intereses opuestos y antagónicos. Pues por mucho que se quiera con el término “sociedad civil” ocultar que la sociedad capitalista está compuesta fundamentalmente por dos clases, la de los propietarios de las fuerzas productivas y los asalariados, su realidad se impone. En la sociedad y en los órganos del Estado son los partidos políticos los que defienden los intereses de estas clases. A veces es posible resolver por la negociación algunos conflictos, es posible llegar a entendimientos, a compromisos. A veces es necesario que intervenga la justicia, sus tribunales.

No creo que alguien vaya a contradecirme que hasta hoy los conflictos laborales en El Salvador se han resuelto casi siempre en beneficio de los patronos y que la fuerza represiva del Estado se ha aplicado inclemente en contra de los trabajadores. He reproducido aquí mismo en este blog una noticia que salió en el Co-Latino, el primero de junio, sobre la huelga de hambre de trabajadoras de las maquilas de San Marcos que reclaman su reintegración y el pago de indemnizaciones. ¿Ante qué tribunal pueden apelar? ¿Ante qué autoridad pueden acudir para que se les garantice sus derechos? ¿Existen esos organismos en El Salvador? ¿Por qué esas mujeres, en su mayoría se trata de mujeres en las maquilas, tienen que poner en peligro su salud para que las escuchen? ¿Existe alguien que las escuche? La cruda brutalidad de la lucha de clases la tenemos ante los ojos.

Por supuesto que aquí no se va a lograr consenso, ni unidad nacional. Pero el problema existe, la injusticia es flagrante. ¿Qué nos propone el Ministro de Trabajo en este caso? En este caso y en muchos otros.

Pienso que el cambio que muchos trabajadores esperan es que el derecho y la legalidad entren en las empresas, que cese la arbitrariedad patronal, que exista en el país un verdadero Código del Trabajo y que se aplique.

Vuelvo pues a la pregunta de José M. Tojeira ¿quién decide en torno a qué elementos y posiciones se debe estructurar la unidad nacional? En realidad no es el gobierno, ni aunque lo quiera, sino que la efectiva correlación de fuerzas políticas. Se trata pues siempre de una lucha constante y permanente. La cuestión llana es ¿en beneficio de quién se va a gobernar? ¿Qué intereses se van a defender?
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Pueden leer el artículo de José M. Tojeira siguiendo este enlace.
Agrego también un Curriculum vitae de la nueva Ministra de Trabajo de El Salvador.

1 comentario:

  1. Anónimo6:21 p. m.

    Funes en su discurso de toma de posesion declaró que será un gobierno que por primera vez gobernará en favor de los excluidos. Hay que tomarle la palabra, pero en su discurso Funes trata de quedar bien con muchos al mismo tiempo: Con los gringos, con el voto duro del Fmln, con la ANEP, con sus amigos, etc. basta ver la composición del gabinete. Puede ser que al fin de su mandato todos queden contentos, "focalizando" la atencion del gobierno y ahí es donde Tojeira puntualiza y creo que bien, al decir que la cosa es "universalizar" las soluciones: Pensiones, salud, acceso a servicios, pero para ello se necesitan fondos, ¿De donde sacará el dinero? yo no creo que solo persiguiendo a los contrabandistas y a la evasion fiscal.Si Funes se pone "los pantalones" y trata de negociar con los empresarios para que paguen más impuestos, cosa que lo dudo, ahi se vera hasta donde llega la "unidad nacional" que el solicita.

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