Muchos me han dicho que soy ingenuo, tal vez lo sea en exceso. Pensé que la periodista, Katlen Urquilla, luego de una investigación de los archivos de los diarios hodureños y de testimonios bien elegidos nos haría el recuento de las promesas de los dirigentes de Petrocaribe. En vez de eso, en la entrada, nos proporciona una joya de periodismo aguacatero, su afilado bisturí nos precisa que “según algunos sectores locales, se creó la expectativa de que bajaría el precio de los hidrocarburos; pero el Gobierno lo niega”. Hay pues controversia. Como ven eso de que “se creo la expectativa” no significa nada, es más o menos como en Santa Ana, a cada inicio de temporada, surge como un Lamatepec, la expectativa de que vamos a ser campeones, aunque pronto el FAS se hunda en los bajos fondos del tablero. Y la expectativa crece de todos modos, se hacen cuentas de los partidos que quedan... Así somos los santanecos. “Se creó la expectativa...”, ¿por quién? O se trata de esa oscura esperanza de que alguna vez pasen por nuestros hogares los Reyes Magos. La periodista Urquilla creó en mí expectativa de pruebas. Pensé en sustentadas afirmaciones, pero lo primero que nos ofrece de esos “algunos sectores locales”, es su conversación con un taxista. En cualquier capital del mundo, pregúntele a su taxista si está contento con el precio de la gasolina... Por supuesto que la venida del petróleo venezolano “creó la expectativa” de que los precios bajarían. Pero se trata de una esperanza, a lo sumo de la “posibilidad razonable” de que eso suceda. Pero en esta crónica de esperanzas defraudadas, Katlen Urquilla no quiere ser deshonesta y nos informa que el Presidente de Honduras no alimentó en vano esos cálculos: “Aunque en ese momento el mandatario dijo que no meterían mano para regular los precios, Marco Tulio (el taxista) tuvo la esperanza de que bajarían los costos de los hidrocarburos”. Más abajo descubrimos que los precios bajaron... Sí, bajaron. “No obstante, el conductor se alegra porque no le vienen mal los centavos que ahorra por el descenso en la gasolina en días recientes. Ahora la gasolina cuesta entre 82 y 83, y el de diésel 86.47 lempiras ($4.55; $4.60, y $4.80, respectivamente)”. Supongo que Katlen Urquilla no tuvo la perversa idea de decirle al taxista hondureño de que en El Salvador los precios son más baratos... Pues le aguaría su escasa alegría. Pues a nosotros sus lectores sí nos los dice: “Pero al hacer la comparación con lo que cuestan los carburantes en El Salvador, los precios hondureños están más altos”. En mi fuero interno me digo, tal vez sea que los precios practicados por Alba Petróleos tenga algo que ver en esto... Me lo digo en mi fuero interior para no provocar espasmos en la redacción de El Diario de Hoy. El taxista Aguilar que nos pinta la periodista, además de tener abundante esperanza y escasa alegría, es suspicaz. Ejemplo que ella no puede seguir: “De hecho, Aguilar comentó, con cierta suspicacia, que le parecía curioso que un día antes de que Zelaya recibiera en Tegucigalpa a su homólogo y socio venezolano, Hugo Chávez, para firmar el convenio que lo suma, desde el lunes 25 de agosto, a la Alternativa bolivariana para las Américas (Alba), el gobierno redujo unos centavos al galón de los combustibles”. Katlen Urquilla se dio cuenta que hay suspicacia, pues sabe perfectamente que el “Melchor” venezolano, Hugo Chávez, no tendría tiempo —ni lo primero que haría— de ir a ver los precios en las gasolineras de Tegucigalpa. Pero nuestra periodista hizo el viaje para investigar, así que no se iba a contentar con su conversación con un taxista de base, decidió corroborar los decires de éste con el taxista en jefe, Jorge López, “presidente del Consejo Nacional del Transporte, entidad que aglutina a los empresarios del transporte público urbano e interurbano y de taxis en Honduras”. El señor López comparte el relato de Marco Tulio. Marco Tulio Aguilar, el taxista hondureño, no el romano. Pero es más vivo que los otros: "Se creó la expectativa de que iba a haber reducción de precios, pero no fue así. Aunque nosotros estábamos conscientes que no sería así, la población sí creyó", enfatizó López. Aquí uno se pierde. Hubo baja o no hubo. Tal vez Katlen Urquilla se nos ha puesto a jugar a “Por ayí pasó un soldado”: “Baja si llevaba, lo que vi que no llevaba era reducción...”. Luego para no limitarse a “algún” sector, se fue a ver a otro sector, al de al lado: Saraí Silva, gerente de la Asociación Hondureña de Distribuidores de Productos del Petróleo (Ahdippe). Esta entidad es parte del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep). Ahora ya tiene “algunos”... No obstante Saraí Silva no habla de baja, ni de reducción de precios. Se queja, sí, pero de otras cosas... Nuestra infatigable periodista siguió su pesquisa y se fue a ver a Mario del Cid, director ejecutivo del Consejo Hondureño de la Industria Petrolera (Cohpetrol). Pero tampoco aquí el lector de El Diario de Hoy se entera de cómo surgió la expectativa, ni cuándo, ni cómo “Petrocaribe le endulzó los oídos a los hondureños”. Al final del artículo, en gran objetividad periodística, nos ofrece las declaraciones del ministro de Industria y Comercio y presidente de la Comisión Administradora del Petróleo, Fredis Cerrato. Bueno, ni tanto, su resumen: « El funcionario aclaró que en ningún momento prometieron que bajarían los costos de los carburantes con la llegada de Petrocaribe; afirmó que el proyecto es un mecanismo de crédito a largo plazo para invertir los fondos de la venta de combustibles en obras energéticas; y que Venezuela no les pone ninguna condición. También Cerrato aseveró que no están fomentando el monopolio; que el objetivo de Petrocaribe es garantizar el abastecimiento de hidrocarburos; que venden al mismo precio que le compran a Venezuela, y que el dinero de la venta de petróleo está en una cuenta segura”. No quiero imaginarme la escena, Katlen Urquilla vuelve a la redacción con el material recogido, lo muestra, se discute y se decide: “Usté haga dos cuartillas con eso, nosotros le ponemos los títulos”.
29 agosto 2008
"Antipetrocaribitis" aguda
Francamente ignoro con qué carburan en el Diario de Hoy. Algo que sí me ha quedado claro, es que no es con petróleo venezolano. Hay como una especie de alergia, en todo caso tienen el síndrome de la antipetrocaribitis aguda. Toda la campaña contra Alba Petróleos es un episodio del avance de la enfermedad. En el número de ayer 28 de agosto, venía en la portada y como titular “PETROCARIBE creó expectativas de precios bajos”. Al pulsar en el enlace caemos sobre el título siguiente: “Petrocaribe le endulzó el oído a los hondureños”.
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Asi como nos lo planeó nuestro periodico investigativo, El Diario de Hoy, la de ellos es una especie de mina cazabobos.
ResponderEliminarLo que acabo de leer es una forma de desactivar una mina cazabobos, que como siempre, es mas facil ponerla que desarmarla.
Si esta investigación es demasiado similar a una mina, y éstas sirven para causar terror, ¿no será esta esta "investigación" un periodismo terrorista?
Veo que 25 años después sigue vigente «Diez puntos sobre las íes», la carta abierta al diario "Le Monde", de Julio Cortázar. Hay que confesar que "Le Monde" es especialista de este tipo de desinformación basada en desacreditar mintiendo sin mentir. Otro ejemplo reciente fue el anuncio por "El País" del resultado de las recientes elecciones en Paraguay. "El obispo Fernando Lugo se proclama vencedor" ("se proclama"). E inmediatamente después, un link te invitaba "naturalmente" a visitar un especial titulado "Contrabandistas, terroristas, espías, y militares. Los muertos también votan y alimentan el miedo al fraude". Periodismo impresionista, periodismo repelente. Recuerdo una entrevista al teólogo Jacques Ellul, en la que después de enseñarle propaganga nazi le preguntaban si él creía que este tipo de propaganda todavía era posible hoy. Y Ellul no contestaba si era posible o non, sencillamente contestaba: ya no es necesaria. Un abrazo.
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