Estimados lectores, les propongo un artículo de Ventura Giménez. Este texto lo ha escrito con el afán de participar y promover la discusión actual en la izquierda salvadoreña. Insisto se trata de un invitado a mi blog. El título también es suyo.
Por: Ventura Giménez
Por lo que cuentan las crónicas más antiguas, el uso de máscaras se remonta a los primeros albores de la humanidad. Melanesios, mayas, egipcios, griegos… Culturas tan diversas elevaron su uso a categorías ceremoniales, religiosas y hasta lúdicas, y –como ya advirtió el poeta Neruda- hicieron de ello un arte. De sus distintos usos, no obstante, se desprenden dos funciones comunes a todas las culturas y todos los periodos. Por un lado, representar. Por otro lado, ocultar. Es decir, la máscara es ese objeto humano -ese primer fetiche- que inaugura, en la historia, la diferenciación entre lo aparente y lo real; entre lo que es y lo que parece ser. Entonces, ¿qué oculta una máscara? ¿Quién hay detrás de ella? Primero fue el chamán. Poco después, el actor. Luego, se sumaron luchadores, penitentes, forajidos. Hoy, en El Salvador, su forma ha mutado, y se ha extendido a la política. Ya no cubre ningún rostro con madera o piel. Ahora son máscaras de carne y hueso, máscaras discursivas. O siglas, o banderas. Ahora se despliegan en otro teatro. Eso sí, las máscaras contemporáneas conservan intactas sus funciones primigenias: representan y –sobre todo- ocultan.
Las derechas de este país aprendieron rápido las virtudes de su uso. Tras protagonizar un siglo XX cargado de genocidios y masacres, no dudaron en hacerse con una bella máscara democrática. Ya no era necesario comandar escuadrones de la muerte. ¿Para qué? Ahora podían seguir aferrados a sus privilegios de clase ocultándose tras un Estado de Derecho avalado internacionalmente. Bien es cierto –se me reprochará- que tuvieron que sentarse y firmar unos acuerdos de paz. Pero bastó con escamotear gran parte de los compromisos firmados para continuar con el saqueo. En verdad, ése fue el primer cosmético que adornó su careta. Luego vendrían muchos más. A tal punto llegaron, que hoy reaparece en la escena el corifeo mayor de esa derecha, Alfredo Cristiani, desempolvando sus viejos eslóganes: Presidente de la Paz, faro y guía de la libertad, garante de la gobernabilidad democrática. Al fin y al cabo, ¿qué otra cosa es, si no, la “oposición constructiva” que ha prometido? ¿Acaso va a devolver lo que se llevó? ¿Acaso va a entregar sus latifundios al pueblo? Que nadie se escandalice; es sólo una máscara.
En los últimos años, sin embargo, ocurrió un hecho insólito. Hubo una fractura real dentro de la oligarquía nacional. Los príncipes comenzaron a airear sus diferencias, y surgieron facciones. Los ganadores auparon a uno de los suyos, Tony Saca, y bien se mantuvieron impunes tras su oronda sombra. En contraposición, los perdedores tuvieron que renunciar a su parte del botín. Al menos, momentáneamente.
Coincidiendo con aquel periodo, el periodista Mauricio Funes iba ganando enteros como comunicador independiente, “moderado” e insobornable en sus críticas al Gobierno. En 2005, además, fue expulsado de una cadena televisiva controlada por capitales extranjeros, añadiendo así el carácter de víctima del sistema a una imagen ya de por sí inmaculada. Tras este episodio, el producto Funes estaba ya listo para saltar a la arena política. Faltaba sólo una plataforma que lo catapultara.
Poco después, fallecía Schafik Handal. El viejo y entrañable Comandante Simón desapareció de forma inesperada, dejando cierta sensación de orfandad en muchas de las personas que habían combatido bajo las siglas del FMLN. Tras unos meses de desconcierto, el partido atisbó una salida, y decidió lanzarse de lleno a bailar el baile de máscaras. ¿Por qué no? Al fin y al cabo, esa estrategia había proporcionado grandes réditos al enemigo. Sabedores de que su techo electoral les impedía alcanzar, por sí solos, la Presidencia de la República, los dirigentes farabundistas optaron por buscar aquel capital simbólico, aquella imagen, que les permitiera trascender este techo. Y la encontraron. Veintiún meses después de la muerte de Schafik, Mauricio Funes era proclamado, oficialmente, el candidato a la Presidencia por el FMLN. Y resulta que la estrategia funcionó. Pese a que la derecha volvió a basar toda su campaña electoral en agitar el miedo contra el comunismo, no logró asustar a todas esas masas “despartidizadas” que le habían proporcionado las mayorías de antaño. Funes ganó, y el partido de gobierno cayó tras veinte años en el poder. Al fin, el cambio estaba en marcha. O eso parecía.
Algo no terminaba de cuadrar en todo esto. Para empezar, la izquierda entraba a jugar en cancha ajena. A fin de cuentas, este baile era más propio de la derecha. De hecho, ya antes de las elecciones, habían aparecido esos príncipes derrotados en la pugna desatada en las filas de la oligarquía hacía años. Los Salume, Cáceres, Mungía Payés… Estos “amigos”, educados en los mejores salones de baile de la política y la economía, habían entendido rápidamente la jugada y, previendo las posibilidades de triunfo del candidato Funes, se habían apresurado a adular su figura. Aparecía, así, un primer problema: dos rostros para una sola máscara. Al principio, esto no pareció inquietar mucho a nadie. Es más, tanta ambigüedad resultó favorable a la estrategia electoral. Bajo el lema “cambio seguro”, Mauricio aparecía, indistintamente, enfatizando uno u otro término. A los unos se les daba el nombre (cambio), mientras que a los otros se les concedía el adjetivo (seguro). En realidad, para aquellos que quisieron entender, el mensaje se traducía por algo así como “vamos a transformar las cosas. Pero, ¡ey, tranquilos! Tampoco tanto”. Contentos unos y otros, juntos acudieron a votar un día de marzo.
Llegó entonces la hora de gobernar. Y la primera señal apuntó al gabinete económico. Conspicuos tecnócratas tomaron las riendas de las finanzas públicas, y poco tardaron en acudir a esos mismos organismos internacionales que habían apadrinado la larga noche neoliberal. La oligarquía podía ahora respirar tranquila. No se iba a hacer nada sin el permiso de la ortodoxia más conservadora. Nada de poner en duda la dolarización, o el TLC, o las privatizaciones de bienes públicos. Nada de intervenir –siquiera moderadamente- en los mercados. En definitiva, nada de cambios. Luego llegó el golpe militar en el vecino país de Honduras. Tras unas semanas de desconcierto, de dimes y diretes, de condenar sin actuar, el nuevo gobierno salvadoreño optó por apuntarse al llamado Plan Arias. Ese plan que concedía el mismo grado de interlocución a los usurpadores y a los legítimos representantes de la soberanía hondureña. El mismo que avalaba la ruptura del orden constitucional, al reconocer que el mando de las fuerzas armadas ya no correspondía al presidente derrocado. Sólo la torpeza prepotente de los golpistas les impidió aplaudir ese plan, y con ello, se evitó el bochorno aún mayor que hubiera supuesto su implementación para la comunidad internacional, y para el Gobierno Funes en particular. Posteriormente, reapareció en la agenda política el controvertido asunto de la presa de El Chaparral. La lucha contra esta construcción faraónica (y las que están aún por venir) se había convertido en una de las banderas de lucha de los movimientos sociales y, con ellos, del propio FMLN. Símbolo del despotismo arenero, estandarte del desprecio a los moradores de los territorios afectados y al medio ambiente, éste era el ejemplo perfecto de todas esas prácticas a las que había que poner un contundente freno. El Gobierno, sin embargo, volvió a decepcionar. Pero esta vez, con un agravante: rompió, expresamente, una de las promesas electorales. Avergonzados hasta de sí mismos, los nuevos gobernantes apelaron al posibilismo más pueril para justificar lo injustificable, y se embarcaron en una estrategia de distracción, prometiendo diálogo. Eso sí, antes de sentarse a dialogar, lo dejaron todo bien claro: “la presa se va a construir”. Qué prometedora manera de comenzar un diálogo.
Mientras el nuevo Gobierno tomaba estos derroteros, muchos se preguntaban por el partido que ganó las elecciones. O, mejor dicho, por sus dirigentes. ¿No iban a ser ellos los garantes de un verdadero cambio progresista? Al fin y al cabo, ¿no era Funes su máscara? A tan sólo cien días de la toma de posesión, parece que la máscara cobró vida propia, o que –más bien- ahora sólo sirve a esos príncipes que pujaron por su uso. Es más, se podría decir que, enredado en el maldito juego de lo que es y de lo que parece ser, el FMLN ha terminado por aparecer como el cazador cazado, como el patético bufón de una pantomima. Ahora es el Frente la máscara de Funes. La máscara de la máscara… que cubre los rostro de siempre. De otro modo, no se explican las contradicciones –cuando no el clamoroso silencio- de sus ideólogos. Éstos ya no saben si participan en un gobierno de unidad nacional, o de un gobierno de izquierdas. Ya no saben si mandan, o son mandados. Desconocen, en fin, para qué –o para quién- hacen lo que hacen, o dejan de hacer. Porque pareciera que se mueven por pura inercia de poder, que no existen órganos de dirección que propongan planes, ni estrategias. Ni salidas. Ni argumentos. Nada. En definitiva, pareciera que ya no saben quiénes son, o que lo saben, pero no lo quieren reconocer. Es decir, que sufren de una galopante esquizofrenia, y que –a resultas de ello- están políticamente paralizados. Ante este panorama, muchos de los dirigentes buscan desesperadamente una coartada que les aleje del manicomio. Algunos han llegado a manifestar, en círculos privados, que “esto es sólo un gobierno de transición. Luego vendrá el socialismo”. Como si no fueran conscientes de que nadie, en la historia, ha salido jamás indemne tras plegarse a la realpolitik. Una vez que pisas los terrenos de la complacencia, pasas tú mismo a ser un cómplice; no hay vuelta atrás. Has pasado a ser vehículo de la reacción; no hay forma de llamar a la revolución. Ya nadie te cree. Ni siquiera tú mismo.
QUE DECEPCION CON FUNES, NO CON EL FMLN FUNES FUE MUY INTELIGENTE Y HOY PARECE QUE SOLO BUSCABA LA PRESIDENCIA POR EL PODER Y POR EL DINERO
ResponderEliminarME SIENTO TRAICIONADO Y SI PUDIERA NO HUBIERA VOTADO POR FUNES
nop!!...yo no me siento traicionado!
ResponderEliminartraicionado se siente el tonto que cree que todo se arregla de un plumazo!
todo requiere de pasos y seguido de mas pasos, no es asi de chiche,
cualquiera que diga que no le parece ya lo que funes hace, pues es un tipo que sea olvidado de todas las cochinadas que los areneros han hecho, y de que tanto cuesta combatir lo que lleva siglos podrido!
hasta el dundo del FRIKELIUM(vandeliun), a empezado a escupir, primero contra el frente, luego sera contra funes.
los que querian cambios profundos y rapidisimos, estan equivocados, esto no es solo de soplar y hacer botellas!
den chance de maniobra y den tiempo!
dejen de seguirle el juego a la derecha y los que comentan en contra son areneros!!
". Posteriormente, reapareció en la agenda política el controvertido asunto de la presa de El Chaparral. La lucha contra esta construcción faraónica (y las que están aún por venir) se había convertido en una de las banderas de lucha de los movimientos sociales y, con ellos, del propio FMLN. Símbolo del despotismo arenero, estandarte del desprecio a los moradores de los territorios afectados y al medio ambiente"
ResponderEliminarSi claro, porque tener plantas a petroleo para generar electricidad es mas limpio que la energia generada via hidroelectrica. Claro porque la comodidad de unos cuantos a quienes se les pagara justamente por sus tierras, esta sobre el beneficio de todo el país.
Porque claro, las demas presas hidroelectricas son un desastre en el medio ambiante, porque no se han convertido en humedales para aves migratorias, sino que son una desastre ecologico de dimensiones desconocidas.
Si, claro, todo lo antes dicho con mucha sorna. Que lastima articulos con niveles de argumentancion tan bajos que el debate tenga que rebajarse tan a ras de suelo..
Soy salvadoreño: no te parece que has cambiado de tema. La producción de electricidad puede seguir siendo hidroeléctrica, pero también hay diferentes magnitudes de represas y muchas otras fuentes.
ResponderEliminarDe lo que se habla en el artículo es del trata que se le ha dado a la cuestión.
Pero quiero hacerte ver que en este caso alegás muy bien que el beneficio común es el prioritario frente al derecho de individuos. Estoy de acuerdo en ello. Pero esto tiene que ser general, en toda la política, sobre todo en la política económica. En este caso hay que renunciar a defender a toda costa los intereses privados de los empresarios, la plusvalía de los capitalistas. Sobre todo cuando se trata de mantener salarios de hambre, sobre todo cuando se trata de despedir a la gente sin avisarles de antemano y sin pagarles indemnisación. Los intereses privados que mantienen condiciones de trabajo deplorables.
Una medida faro que ya se hubiera tomado para darle a la gente una señal clara hacia donde va el gobierno hubiese sido la justa revalorización de los salarios mínimos. También la revisión hacia la baja de los salarios del presidente, de los ministros y de los diputados.
O sea, querido amigo, para mantener el nivel de la discusión no hay que cambiar de tema.
Estimado Sr. Abrego.
ResponderEliminarNo estoy cambiando de tema. Tome uno de los "argumentos" que escribe Ventura y lo contesto. Y lo escribo entre comillas porque su dicho "argumento" no lo es tal, cuando ignora olimpicamente la realidad.
Decia que el nivel de argumentancion es tan bajo, porque a manera de ejemplo, si empezamos a hablar de matematicas, y la otra persona duda que 2+2=4 entonces no se va a llegar a muy lejos, en la conversacion.
Sobre lo de los salarios estoy de acuerdo y que el beneficio común es el prioritario frente al derecho de individuos, estoy DE ACUERDO CON UD. el 100%.
Ahora, pregunto yo: ¿Hay que resolver primero la necesaria reforma al codigo de trabajo y todo lo que esta relacionado para empezar a construir la presa El Chaparral?
A mi me parece que no. De hecho, sin electricidad barata y limpia, dudo mucho que haya oportunidad de empleo y de producción en el futuro.
Por ultimo, me gustaria decir algo sobre su declaración "renunciar a defender a toda costa los intereses privados de los empresarios, la plusvalía de los capitalistas". No estoy de acuerdo con ello, sr. Abrego. No soy un poma, ni un siman, solo soy un perez, un hernandez, pero soy empresario. Yo no quiero que el gobierno no defienda mis intereses. Lo que quiero es que el gobierno no defienda los intereses de Poma en detrimento de los mios o de los trabajadores mios o los de Poma. Las instituciones (mas que las leyes) por mucho tiempo han estado al servicio de los poma y similares (basta leer los imnumerables ejemplos que El Faro ha publicado sobre esto), y lo que se espera en estos proximos 5 años es que estas instituciones no se conviertan en enemigos de los poma y los siman, sino que sea un arbitro justo entre ellos y los hernandez y los perez, y los trabajadores y los obreros, para todos los actores de la vida nacional. Un arbitro justo y consecuente, que ayude a los debiles y a los fuertes tambien (que menos la precisan) cuando estos lo necesiten de la injusticia.
Soy salvadoreño:
ResponderEliminarEl tema tratado no es cuál debe de ser el plan enérgetico nacional. Era las posiciones anteriores del FMLN y como ha sido tratado el problema de los vecinos del lugar.
Nuevamente cometés el mismo problema lógico. Te precipitás a concluir y cambiás de tema. Tu pregunta es una muestra de ello: ¿Hay que resolver primero la necesaria reforma al codigo de trabajo y todo lo que esta relacionado para empezar a construir la presa El Chaparral?
La persona que desea vincular una cosa con la otra sos vos, yo no lo he hecho. Pero es normal. Pero la cuestión de la revalorización de los salarios mínimos prescinde de la necesario y urgente reforma del Código de Trabajo. La cuestión de la canasta básica y su precio tampoco. Lo del iva tampoco, por lo menos de los productos de primera necesidad.
Cuando defiendo el principio de la primacía del derecho colectivo sobre el privado, sobre todo me refería al gran patronato. No obstante creo que se trata de un principio universal y que lleva a mayor eficacio social.
No obstante estoy de acuerdo con vos que no se puede confundir al patrón de una pequeña o mediana empresa con los acaparadores de capitales, que se han beneficiado de las regalías del Estado Arenero.
Tampoco soy partidario de un radicalismo estéril. Es más, soy partidario que en estos momentos es necesario imponerles a los bancos una actitud mucho más flexible respecto al financiamiento de la pequeña y mediana empresa.
En esto creo estamos de acuerdo. Sin embargo es necesario que los pequeños y medianos patrones respeten como se debe a los trabajadores, que les den condiciones de trabajo dignas. Es sabido el trato a veces indebido que los pequeños patronos les reservan a sus empleados, especialmente a las mujeres.
(sigue abajo...)
Sobre el papel de arbítro de las instituciones entre los grandes capitalistas y los pequeños patrones no me parece ninguna prioridad del Estado. De todos modos ellos actuan en la misma esfera económica y profesan las mismas convicciones sobre el mercado y sus leyes. El estado tiene que mediar en los conflictos cuando se ha faltado a la ley civil, penal y comercial. En la política económica, me parece, que tiene que cumplir justamente con lo que hemos señalado, lo primordial es el beneficio de las mayorías.
ResponderEliminarNo sé si te has enterado que la derecha (mayoritaria en la Asamblea) ha enviado de nuevo a comisión la "Ley de ordanamiento territorial". Esta estuvo en discusión durante tres largos años en la Comisión de Municipalismo, se consultó a la Comisión de Desarrollo local, al Viceministerio de Vivienda y a otros organismos. Esta ley es necesaria, es útil para el país, para las diferentes comunidades. Pero de nuevo lo que se alega son los intereses privados ante los colectivos, de nuevo se saca a bailar la sacrosanta "propiedad privada". Ese ha sido el argumento de Parker, que han retomado los medias del país, para bloquear una ley ha fue discutida y consensuada durante tres años. Se mete en este asunto el presidente de la Cámara de Comercio, Daboub alegando inconstitucionalidades.
Te voy a copiar dos párrafos de un artículo de la Licda. Norma Guevara de Ramirios, publicado en el Co-Latino:
"En verdad el proyecto de ley lo que contiene, es un marco jurídico, que obliga al Organo Ejecutivo y los municipios, a crear instancias integradas de ordenamiento en el nivel nacional y departamental; se manda a las entidades de ordenamiento a ser rectoras en la planificación, el ordenamiento y el desarrollo territorial procurando principios que aseguren la sustentabilidad. Esto lo que generaría es la creación de instancias que vigilan que las intervenciones en el territorio respondan a la realidad y a la necesidad, a normas técnicas y que el desarrollo de obras públicas o de proyectos privados sean vigilados bajo principios establecidos en la ley.
Por supuesto que se supone que los ministerios o las alcaldías desarrollan obras de utilidad pública, y ambos tienen en la Constitución de la República y en el Código Municipal, facultades para declarar utilidad pública; esta figura no es nueva, así es como se interviene por el Estado, las propiedades privadas por donde debe pasar una carretera o donde se construya un puente, y si el ordenamiento clarifica las instancias que se integrarán para cuidar de la aplicación de la ley, la referencia al orden público, o del cumplimiento del principio constitucional según el cual se garantiza el derecho a la propiedad privada en función social, son lógicas, en absoluto se está creando instituciones o leyes confiscatorias como lo expresan perversamente los adversarios de la ley".
Esta gente ahora protesta contra una ley necesaria y reguladora alegando el principio de la propiedad privada. Me pregunto: ¿qué propiedad privada? ¿La de los expropiados de El Chaparral? ¿Dónde están estos defensores de la propiedad privada en este asunto?
Nadie ha negado, te lo repito, que el país necesite electricidad. La necesita para las futuras industrias, para llevar el alumbrado eléctrico al campo, a todas las familias salvadoreñas a un precio razonable. Pero este precio racionable lo puede decretar el gobierno. Se trata de un servicio público. Los gobiernos de derecha se ocuparon en transferir millones a empresas privadas a través del sistema de subsidios, sin exigir cuentas claras del costo real de la producción. Creo que un gobierno del cambio puede intervenir en esto, cambiar ese sistema. Esto se puede hacer con El Chaparral o sin él. El costo de la electricidad es un asunto de interés general.
Por favor, no me llamés Señor Abrego. Un Carlos basta.
Se me han colado algunos errores ortográficos y de tipeo, espero que no molesten la lectura.
ResponderEliminarGracias Carlos.
ResponderEliminarDE acuerdo con ud. en la mayoria de las cosas.
Por supuesto, hablar sobre la derecha y su hipocresia y falta de consistencia es redundar.
No sabia sobre lo de la ley de ordenamiento, pero la reacción de la derecha es la de siempre.
Lo mismo cuando hablan sobre la ley de transparencia. Nunca quiso Saca apoyar esa iniciativa, pero ayer en el diario de hoy, sacan los areneros un comunicado diciendo que esa iniciativa es de ellos. Habrase visto.
Pero, estoy divagando.
En la mayoria de puntos estoy de acuerdo con ud. Espero, que los temas de salario, codigo de trabajo, pensiones y subsidios, el ejecutivo de Funes, los reforme y apoye cambios reales. Creo que lo hara, espero no equivocarme.
Pero si estoy en desacuerdo con el tema de la presa con la posicion que escribia Ventura. Me parecio que ese "argumento" y otros los escribe muy a la ligera y sin fundamentos, y no es eso lo que espero encontrar en este blog.
Saludos hasta Francia, Carlos.
Con lo del Chaparral lo unico que puedo decir es que si la misma va a continuar, debe darsele la indemnizacion adecuada a las personas por sus terrenos, pero me entere que a una de estas personas, "los tecnicos" que andbana con "los valuos", le dijeron que SESENTA DOLARES era todo lo que le iban a dar por su terreno.SESENTA DOLARES? Habra un lugar donde realmente un terreno valaga esa cantidad? Si es asi, busacare a esos "tecnicos" para que me indiquen donde puedo comprar todos los que pueda con el salario de lo que gano en un mes.
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