La batalla por el futuro apenas comienza

Hay malos usos que cobran raigambre en el lenguaje pues su origen goza de cierto prestigio. Me refiero a una palabra que va a circular ahora entre nosotros luego de la oficialización del FMLN de la candidatura de Funes y Sánchez Cerén a los puestos de presidente y vicepresidente. Hablo de la palabra dupla. Esta palabra cuyo significado es simplemente doble, es decir que contiene dos veces una cantidad. Dupla no significa pareja, ni dos personas, etc. ¿Se podrá evitar este error entre nosotros? No creo. Los que ya la adoptaron con el significado de pareja, no van a ceder frente a la norma actual. Pero esto es simplemente muy secundario, frente a los comentarios que este nombramiento va a desencadenar.

La incapacidad de los dos últimos presidentes, que han ido hundiendo al país en una crisis económica y social, cuyos efectos saltan a la vista de todos, hay que tenerla en mente cuando se comente, en serio, este nombramiento. El país se sigue vaciando. Nuestros jóvenes justificadamente huyen de aquí, pues la situación no les ofrece posibilidades de tener una vida decente. Esto se manifiesta en la poca oferta laboral, en la escasez de viviendas abordables, la constante alza de los precios, la precaria asistencia médica y sobre todo el recrudrecimiento permanente de la violencia social. El autoritarismo de Flores que impuso la dolarización en un madrugón, nos privó simplemente del dominio de la política financiera nacional, con las nefastas consecuencias para el conjunto de la economía. Esa burrada, no puedo calificarla de otra manera, la defienden algunos como un mal que ya está consumado y que es mejor seguir en esta situación que un retorno a la independencia monetaria. Esa actitud de a lo hecho pecho, conviene tal vez en los asuntos sentimentales, aunque también en esto me parece dudoso. El país está sumido en deudas. Esto no lo olvidemos. Los presidentes areneros nos dejan un país hipotecado. La capacidad del actual presidente se ha manifestado exclusivamente en los asuntos de su propia promoción publicitaria, en el resto ha continuado hundiendo al país en la crisis.

¿Qué podemos pedirle a esta pareja de candidatos? ¿Habrá que juzgarlos por su vida privada? ¿Vamos a levantar sospechas sobre su pasado? En estos momentos estamos ya entrando a una zona de turbulencias politiqueras. Será necesario mucho esfuerzo para no dejarnos llevar por ese camino de los ataques personales. Los medios al servicio de la derecha poco a poco van a dedicarse exclusivamente a desprestigiar a estos candidatos.

Muchos creen que por la simple candidatura de Mauricio Funes la partida está ganada. Personalmente no lo considero así. Se trata de llevar un combate por el cambio. Se trata de convencer a los salvadoreños de la urgencia de sacar del poder al partido ARENA. Se trata de poner de manifiesto que necesitamos cimentar una auténtica democracia, en la que la participación activa de la gente sea uno de los principales pilares. Y esto hay que echarlo andar desde ahora, desde la elaboración del programa.

Es urgente crear otra cultura política. “No hay salvador supremo” reza la canción internacionalista por excelencia. Por muy bueno que nos parezca el candidato, no podemos caer en idolatrías baratas, no se trata pues de ofrecer nuestro apoyo incondicional. Para ganar las próximas elecciones el pueblo tiene que sentirse el constructor mismo de su destino. Es por eso que hay que promover los medios participativos y las instancias participativas. La delegación del poder es el vicio congénito de la democracia representativa. Las instancias de deliberación tienen que decentralizarse y multiplicarse. Las instancias de toma de decisión también. La batalla por el futuro apenas comienza.