La mala fe del editorialista y del prelado

No creo que los salvadoreños se sorprendan que los editorialistas de El Diario de Hoy apoyen y justifiquen el golpe de estado en Honduras. No creo tampoco que se sorprendan del carácter delirante de sus “argumentos”.

Les doy una muestra somera de la manera como este día el editorialista de la mentira de hoy, tejió su escrito: su primer acto es decretar legítimo el gobierno de los golpistas y atacar a organismos internacionales de “linchamiento”. Según el fiebroso editorialista la ONU y la OEA linchan a Honduras “sin antes oírlos”. Se han dado cuenta, tarde, que en eso estriba uno de los “errores” de los golpistas al expulsar al presidente electo, expulsarlo sin oírlo, ni juzgarlo ante los tribunales competentes. Que al expulsarlo, por el simple hecho de ser ciudadano hondureño estaban pisoteando la Constitución que pretenden defender. El artículo 102 reza simplemente: «Ningún hondureño podrá ser expatriado ni entregado por las autoridades a un Estado extranjero». Es lo que hizo el Ejército y los golpistas. Este no es el único artículo de la Constitución que han pisoteado.

Luego el editorialista transforma la consulta popular que pretendía efectuar José Manuel Zelaya en “plebicito”. Pero la mentira mayor, la mentira que muestra que el editorialista de El Diario de Hoy toma por imbéciles a sus lectores, es que a pocos días del acontecimiento, supone que ya se han olvidado que el tema de la consulta era la famosa “Cuarta Urna” y nos dice que el tema del “plebicito” era: «« celebrar una elección con un único candidato, como es la práctica en todas las dictaduras ».

Un mentira repetida, no se vuelve verdad

Luego pasa a consideraciones sobre la reelección o no de presidentes en América Latina. Esta cuestión puede ser discutida y se pueden oír, si los tiene, sus argumentos. Pero hoy por hoy no es el tema. Mintieron ya sobre el deseo de Zelaya de perpetuarse en el poder, pero en esto el editorialista de nuestro matutino no se encuentra solo. Esto lo han insinuado, lo han repetido casi todos los “periodistas” de derecha, de centro o de periferia de todo el continente. Este deseo de perpetuarse en el poder que le suponían a Zelaya es tan fácil de desmontarlo que su repetición es simplemente mala fe. Todos sabemos que Zelaya no es candidato, no puede ser candidato. Todos sabemos que la Cuarta Urna definiría, en caso de ser puesta en las elecciones generales, la elección o no de una Asamblea Constituyente. O sea que ese anhelo de perpetuarse en el poder estaba tan recónditamente escondido, pues ¿quién puede decir ahora cuál va a ser la configuración de la Constituyente y qué reformas juzgarán necesarias los futuros diputados? Nuestros periodistas de derecha no han pensado en esto. No acostumbran, repiten, son cotorros que divulgan las mentiras ajenas.

Nuestro editorialista ensarta mentira tras mentira, pero no voy a seguir deshilvanando este rosario. No obstante trae, como suprema ayuda, al cardenal Rodríguez. Escuché atentamente la declaración que el mismo diario puso en una vídeo. Este señor también es de derecha. También maneja la mala fe como instrumento. Afirma que en Honduras no se ha derramado la sangre y que esto podría suceder si Zelaya vuelve a su país y lo declara ya responsable si eso acontece. Pero ¿quién ordenaría disparar contra el pueblo que se movilizó hacia el aeropuerto para recibirlo, a él, a Zelaya, como su presidente? Pues los que darían la orden de disparar serían los militares golpistas. Lo harían con la bendición de este prelado católico. La casuística de este hombre es deshonesta, simplemente.

El sufragio es subvensivo

No quiero insistir en la cuestión legal, constitucional de lo que ha sucedido en Honduras. El envoltorio legal disfraza otra cosa. Lo que ha ocurrido es eminentemente político. El hecho mayor es que el ejército de Honduras se ha reintroducido en los asuntos políticos del país. Es esto lo que tratan de justificar los comentaristas de derecha, pero no lo hacen abiertamente, por eso recurren a escudriñar los sentimientos “perpetualistas” de Zelaya. Por eso se convierten en juristas constitucionalistas y se dedican a interpretaciones diversas.

Pero los golpistas tomaron como pretexto una tentativa de consultar al pueblo sobre un tema de interés nacional. Esto es otro punto que nada tiene que ver con las leyes. La democracia, tal cual se la entiende en los régimes capitalistas, como Honduras, el sufragio es la forma por excelencia que tiene el pueblo para manifestar su volundad y dar su opinión. Las elecciones, los referendos, las consultas, etc. son momentos puntuales, aunque son también momentos priviligiados del ejercicio democrático. Es muy curioso que los periodistas de derecha, que tanto se han referido a la Constitución de Honduras, omitan citar uno de sus artículos, se trata del número 45, en su Capítulo IV, “Del sufragio y los partidos políticos”: “Se declara punible todo acto por el cual se prohíba o limite la participación del ciudadano en la vida política del país".

Convocar a la población a que se pronuncie sobre un tema de la vida política nacional es de encomio para la Constitución actual de Honduras, lo punible es prohibir o limitar los pocos momentos que la democracia representativa les permite a los ciudadanos.

La derecha continental se da cuenta que los cambios que se han venido dando en nuestro continente han sido a través del sufragio universal, el control popular de los procesos electorales y de sus resultados, les ha privado del recurso al fraude. La tentativa de ahora con este golpe y con muchos comentarios de derecha es desprestigiar las consultas populares y legitimar la voluntad de las clases dominantes de usar la fuerza para imponerla. El sufragio se les ha vuelto subversivo.