Para entender mejor la innovación de Mao es menester dejar de nuevo
claramente dicho que ni en Marx, ni en Engels, ni tampoco en Lenin, encontramos
el término de contradicción no-antagónica.
En los tres vemos que a veces —donde se espera que surja la expresión antagonismo—
aparece simplemente la palabra genérica “contradicción” u “oposición”. Si en
Marx, Engels y Lenin existe un inicio de elaboración teórica del antagonismo
como una contradicción irreductible, irreconciliable, esencialmente aunque no
de manera exclusiva entre las clases sociales, ninguno nos dejó una exposición
extensa del tema. El antagonismo genera luchas agudas y revoluciones violentas,
sin identificarse a estas formas. Al
inicio aparece apenas como latente, de manera oculta, remitiéndonos a la
estructura que caracteriza una contradicción dada desde su origen, hacia su esencia. Pero no caracteriza la esencia
de todas las contradicciones: el antagonismo es pues transitorio como la
sociedad de clases a la cual está ligado histórica e intrínsecamente. Esto nos indica que al
transitar hacia una sociedad sin clases antagónicas, el desarrollo social
tendrá contradicciones cuya resolución no tiene que ser violenta.
Pero como acabo de decir en Marx, Engels y Lenin la categoría de
contradicción se identifica y se diferencia del antagonismo. Esto crea
confusión y nos puede conducir a pensar que el “antagonismo” es apenas una
forma de la contradicción, contraponiéndose a lo que indicamos arriba, que el
antagonismo nos remite más bien hacia la esencia y lo es desde el origen. Como
se advierte esto confirma que la dialéctica legada por Marx no constituye un
sistema cerrado, ni mucho menos acabado, que quedan muchos momentos que
necesitan desarrollo. Este es uno de esos momentos.
He aquí que precisamente Mao Tse-tung parece completar la teoría ausente
del antagonismo, desde su “De la contradicción” de 1937” pasando por “Las
nuevas consideraciones sobre la dictadura del proletariado” (1956) hasta “Sobre el tratamiento correcto de las
contradicciones en el seno del pueblo” de 1957, en estos textos Mao va
más allá de donde habían dejado la reflexión Marx y Lenin, planteando la
existencia de contradicciones
no-antagónicas.
Existen pues dos tipos de contradicción de carácter contrapuesto, las
contradicciones antagónicas, del tipo de las que existen “entre nosotros y
nuestros enemigos”, entre el proletariado y la burguesía, entre el socialismo y
el imperialismo, se trata nos dice de contradicciones fundamentales que “reposan en conflictos de intereses de clases
hostiles” y las contradicciones no-antagónicas, del tipo de las que existen en el
seno del pueblo (entre las clases que componen el pueblo, entre comunistas en
el seno del partido, entre países socialistas), estas contradicciones no son
fundamentales, sino que reposan en la oposición “entre opiniones justas y
erróneas” o entre intereses que tienen “carácter secundario”.
Estos
tipos de contradicción son totalmente diferentes por su carácter, lo
que conduce, nos dice Mao, a métodos diferentes (“no-idénticos”) de
intervención, verbi et gratia: la lucha armada o el método dictatorial,
que
apunta a derrotar al enemigo en el primer caso del antagonismo y a la
crítica o
al método democrático que tiende a establecer una nueva cohesión, en el
caso
del no-antagonismo. Empero Mao agrega una afirmación cuyo alcance es
significativo y su novedad inaudita: “Según el desarrollo concreto de
los
fenómenos, ciertas contradicciones primitivamente no-antagónicas se
desarrollan en antagónicas; en cambio ciertas contradicciones
primitivamente
antagónicas se desarrollan en contradicciones no-antagónicas”. De esta
manera
nos explica Mao “para resistir al principal enemigo común, las clases
cuyos
intereses fundamentales se enfrentan pueden a veces unirse.
Inversamente, en ciertas
condiciones, contradicciones determinadas en el seno del pueblo pueden
igualmente transformarse progresivamente en contradicciones antagónicas,
como
consecuencia que una de las partes opuestas en la contradicción pasa
gradualmente del lado del enemigo. En fin de cuentas, las
contradicciones de
este género cambian por completo su calidad y no son más contradicciones
en el
seno del pueblo, sino que se convierten en contradicciones entre los
enemigos y
nosotros”.
A primera vista estamos frente a un desarrollo de las ideas de Marx y Lenin
sobre el antagonismo, al mismo tiempo a un aporte substancial a la teoría de la
contradicción, que no solo al parecer da cuenta del hecho que las
contradicciones antagónicas en la sociedad capitalista, “se vuelven no
antagónicas en la sociedad socialista, sino que también del hecho, imprevisto
por la teoría, pero que se pudo constatar, que las contradicciones en principio
no-antagónicas en el socialismo pueden, en ciertas circunstancias “volverse
antagónicas”.
No obstante hay algo que no deja de llamar la atención y de cuestionar, se
trata de esa idea de una pretendida “transformación” de las contradicciones
antagónicas en no antagónicas y viceversa. Hay un hecho resueltamente
establecido en que las contradicciones antagónicas son esencialmente contradicciones irreductibles, irreconciliables. ¿De
qué manera una contradicción en su desarrollo puede volverse en no-antagónica,
lo que significa reductible y reconciliable? Mao Tse-tung no aporta realmente
una respuesta teórica, en vez de esto nos da siempre ejemplos, éstos merecen un
análisis detenido y circunstanciado. Es lo que haremos en el próximo artículo.
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