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01 marzo 2015

Contradiccioness VIII



Para entender mejor la innovación de Mao es menester dejar de nuevo claramente dicho que ni en Marx, ni en Engels, ni tampoco en Lenin, encontramos el término de contradicción no-antagónica. En los tres vemos que a veces —donde se espera que surja la expresión antagonismo— aparece simplemente la palabra genérica “contradicción” u “oposición”. Si en Marx, Engels y Lenin existe un inicio de elaboración teórica del antagonismo como una contradicción irreductible, irreconciliable, esencialmente aunque no de manera exclusiva entre las clases sociales, ninguno nos dejó una exposición extensa del tema. El antagonismo genera luchas agudas y revoluciones violentas, sin identificarse a estas formas. Al inicio aparece apenas como latente, de manera oculta, remitiéndonos a la estructura que caracteriza una contradicción dada desde su origen, hacia su esencia. Pero no caracteriza la esencia de todas las contradicciones: el antagonismo es pues transitorio como la sociedad de clases a la cual está ligado histórica  e intrínsecamente. Esto nos indica que al transitar hacia una sociedad sin clases antagónicas, el desarrollo social tendrá contradicciones cuya resolución no tiene que ser violenta.

Pero como acabo de decir en Marx, Engels y Lenin la categoría de contradicción se identifica y se diferencia del antagonismo. Esto crea confusión y nos puede conducir a pensar que el “antagonismo” es apenas una forma de la contradicción, contraponiéndose a lo que indicamos arriba, que el antagonismo nos remite más bien hacia la esencia y lo es desde el origen. Como se advierte esto confirma que la dialéctica legada por Marx no constituye un sistema cerrado, ni mucho menos acabado, que quedan muchos momentos que necesitan desarrollo. Este es uno de esos momentos.

He aquí que precisamente Mao Tse-tung parece completar la teoría ausente del antagonismo, desde su “De la contradicción” de 1937” pasando por “Las nuevas consideraciones sobre la dictadura del proletariado” (1956) hasta “Sobre el tratamiento correcto de las contradicciones en el seno del pueblo” de 1957, en estos textos Mao va más allá de donde habían dejado la reflexión Marx y Lenin, planteando la existencia de contradicciones no-antagónicas.

Existen pues dos tipos de contradicción de carácter contrapuesto, las contradicciones antagónicas, del tipo de las que existen “entre nosotros y nuestros enemigos”, entre el proletariado y la burguesía, entre el socialismo y el imperialismo, se trata nos dice de contradicciones fundamentales que “reposan en conflictos de intereses de clases hostiles” y las contradicciones no-antagónicas, del tipo de las que existen en el seno del pueblo (entre las clases que componen el pueblo, entre comunistas en el seno del partido, entre países socialistas), estas contradicciones no son fundamentales, sino que reposan en la oposición “entre opiniones justas y erróneas” o entre intereses que tienen “carácter secundario”.

Estos tipos de contradicción son totalmente diferentes por su carácter, lo que conduce, nos dice Mao, a métodos diferentes (“no-idénticos”) de intervención, verbi et gratia: la lucha armada o el método dictatorial, que apunta a derrotar al enemigo en el primer caso del antagonismo y a la crítica o al método democrático que tiende a establecer una nueva cohesión, en el caso del no-antagonismo. Empero Mao agrega una afirmación cuyo alcance es significativo y su novedad inaudita: “Según el desarrollo concreto de los fenómenos, ciertas contradicciones primitivamente no-antagónicas se desarrollan en antagónicas; en cambio ciertas contradicciones primitivamente antagónicas se desarrollan en contradicciones no-antagónicas”. De esta manera nos explica Mao “para resistir al principal enemigo común, las clases cuyos intereses fundamentales se enfrentan pueden a veces unirse. Inversamente, en ciertas condiciones, contradicciones determinadas en el seno del pueblo pueden igualmente transformarse progresivamente en contradicciones antagónicas, como consecuencia que una de las partes opuestas en la contradicción pasa gradualmente del lado del enemigo. En fin de cuentas, las contradicciones de este género cambian por completo su calidad y no son más contradicciones en el seno del pueblo, sino que se convierten en contradicciones entre los enemigos y nosotros”.

A primera vista estamos frente a un desarrollo de las ideas de Marx y Lenin sobre el antagonismo, al mismo tiempo a un aporte substancial a la teoría de la contradicción, que no solo al parecer da cuenta del hecho que las contradicciones antagónicas en la sociedad capitalista, “se vuelven no antagónicas en la sociedad socialista, sino que también del hecho, imprevisto por la teoría, pero que se pudo constatar, que las contradicciones en principio no-antagónicas en el socialismo pueden, en ciertas circunstancias “volverse antagónicas”.

No obstante hay algo que no deja de llamar la atención y de cuestionar, se trata de esa idea de una pretendida “transformación” de las contradicciones antagónicas en no antagónicas y viceversa. Hay un hecho resueltamente establecido en que las contradicciones antagónicas son esencialmente contradicciones irreductibles, irreconciliables. ¿De qué manera una contradicción en su desarrollo puede volverse en no-antagónica, lo que significa reductible y reconciliable? Mao Tse-tung no aporta realmente una respuesta teórica, en vez de esto nos da siempre ejemplos, éstos merecen un análisis detenido y circunstanciado. Es lo que haremos en el próximo artículo.


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