Ahora preguntémonos si todas las contradicciones se resuelven en una unidad
superior, como la nada y el ser en el devenir. Karl Marx impugnó esto y mostró que existen otras contradicciones
que no se resuelven de este modo, la realidad socio-política nos ofrece muchos
ejemplos de contradicciones que aparentemente no tienen ninguna salida. El
filósofo francés Lucien Sève nos exhorta “a estudiar con gran cuidado la
cuestión ahora culpadamente descuidada de saber en qué consisten las
estructuras lógicas de las contradicciones dialécticas y sin duda su diversidad
de esencia”. “Lo que es claro —insiste Sève— es que de cualquier manera ninguna
contradicción dialéctica se resolverá huyendo de su fondo inexorablemente contradictorio, aunque sea tratando de minimizarla”.
Es muy corriente el alegato de que ante un problema de sociedad es bueno
que eliminemos lo malo para conservar lo bueno. Lo oímos con frecuencia en
nuestro país, como la suma sabiduría para resolver los problemas que enfrenta
nuestra sociedad. Esta fue la postura de Proudhon que Marx criticó en “Miseria
de la Filosofía”:
“Para él, para el señor Proudhon, cada categoría económica tiene dos lados,
uno bueno y otro malo. Considera las categorías como el pequeño burgués
considera a las grandes figuras históricas: Napoleón es un gran hombre;
ha hecho mucho bien, pero también ha hecho mucho mal.
El lado bueno y el lado malo, la ventaja y el inconveniente,
tomados en conjunto, forman según Proudhon la contradicción inherente a cada
categoría económica.
Problema a resolver: Conservar el lado bueno, eliminando el malo”.
Con su acostumbrada ironía, Marx dice que va a abordar a Proudhon como una
categoría y verá su lado bueno y su lado malo:
“Si en comparación con Hegel tiene
la virtud de plantear problemas, reservándose el derecho de solucionarlos para
el mayor bien de la humanidad, en cambio tiene el defecto de adolecer de
esterilidad cuando se trata de engendrar por la acción de la dialéctica una
nueva categoría. La coexistencia de dos lados contradictorios, su lucha y su
fusión en una nueva categoría constituyen el movimiento dialéctico. El que se
plantea el problema de eliminar el lado malo, con ello mismo pone fin de golpe
al movimiento dialéctico. Ya no es la categoría la que se sitúa en sí misma y
se opone a sí misma en virtud de su naturaleza contradictoria, sino que es el
señor Proudhon el que se mueve, forcejea y se agita entre los dos lados de la
categoría”.
He traído esta larga cita por dos razones, una para dar un ejemplo de la
firmeza de Marx en la batalla por la justa aplicación de los principios del
pensamiento dialéctico y también para mostrar que bajo la apariencia de tomar
en cuenta los contrarios, se puede quedar afuera del meollo donde surgen los
problemas. En todo caso las contradicciones del tipo que aborda Hegel abundan
en los estudios económicos de Marx, pero las que más han retenido la atención
son otras, las que dentro de las luchas políticas y económicas oponen las
clases sociales de manera irreconciliable,
que no pueden resolverse pasando a una categoría nueva, en la que se conserven
renovados los antiguos momentos. En la cita de arriba Marx lo expresa así: “La
coexistencia de dos lados contradictorios, su lucha y su fusión en una nueva
categoría constituyen el movimiento dialéctico”, limitándose todavía a la
concepción hegeliana. Pero Marx en sus estudios históricos y económicos señala
ese otro tipo en el que obligatoriamente la resolución consiste en la
desaparición de uno de sus momentos y la total transformación del otro. A esta
contradicción por lo general se le ha llamado “antagónica” y la otra en la que
la contradicción se resuelve en una nueva categoría se le llama “no
antagónica”.
Es hasta ahora que llego al problema al que me referí en el artículo
inicial: “Las raíces profundas del oportunismo en El Salvador”. Me ha parecido
necesario dar esta pequeña excursión sobre la contradicción, pues sin ella
hubiera sido muy difícil explicar en base a qué equivocados postulados, los
oportunistas del PCS en los años sesenta y setenta fueron llevados plantearse
alianzas con representantes de las clases antagónicas, pensando que aplicaban
correctamente la dialéctica más pura.
Sin perder el hilo de la reflexión, sin tampoco apresurarnos mucho, ni detenernos
en detalles, me voy a ir directamente a plantear la innovación de Marx respecto
a la contradicción tratada por Hegel. Esta consiste en que los dos momentos de
la contradicción no se oponen simplemente para darle paso a una nueva fusión de
contrarios, sino que la oposición es tal que para que aparezca lo nuevo, lo
cualitativamente superior es necesario que uno de los contrarios desaparezca.
Lo nuevo que aparece puede que contenga a su vez nuevos contrarios
irreconciliables o se pase a otro estadio del desarrollo en el que la
contradicción no imponga la destrucción de uno de los contrarios.
La palabra antagonismo surge a mediados del siglo XVIII y el adjetivo
antagónico aparece un siglo después en francés. En nuestra lengua ambos
términos son introducidos apenas a finales del siglo XIX. Y no es de uso
frecuente apenas hasta principios del siglo XX. Marx hereda precisamente esta
palabra de sus relaciones con el mismo Proudhon y la introduce en su
vocabulario. Pero cuando escribe el “Manifiesto comunista” todavía no se atreve
a utilizarlo en alemán. Las traducciones al castellano si traen las palabras
“antagonismo” y “antagónico”, pero en el texto original en alemán no aparecen
ni “antagonismus”, ni “antagonistisch“. Prefiere otro tipo de expresiones. Al
principio en su correspondencia usa la variante inglesa “antagonism”. Esta
palabra está ausente en los textos de Hegel, aunque algunas traducciones al
castellano la introducen para significar “contradicción”, “oposición”, etc.; es
el caso de la nueva traducción de “Ciencia de la lógica” de Félix Duque.
Marx introduce el término en sus textos en su forma “antagonismus”. Y es
bajo este término que va a pensar la contradicción irreconciliable. Pero si
buscamos el término opuesto, el que designaría la otra categoría de la
contradicción, no lo encontramos en sus textos, me refiero a “no-antagónico”.
Tampoco se encuentra en Engels y ni siquiera en los textos de Lenin. La
ausencia del término no significa que no la hayan pensado, basta tener en
cuenta que todos han estudiado profundamente a Hegel. Pero lo que sí es
necesario tener en cuenta, es que ninguno de ellos ha categorizado esta otra
contradicción, dejando abierta la problemática.
Mao Tse-tung en su trabajo “De la contradicción” aborda abiertamente ambas
categorías: la contradicción antagónica y la contradicción no-antagónica. En la literatura “marxista” es la primera vez
que alguien intenta un análisis conjunto de ambas categorías. Este estudio fue
redactado en agosto de 1937, pero conocido en otras lenguas apenas en los años
50. Este aporte no dejó indiferente a los pensadores marxistas de la época y
por lo general la categoría complementaria del antagonismo entró en el
vocabulario “marxista”. Por supuesto que no todos los marxistas declarados o
presumidos tales, están de acuerdo sobre la dialéctica misma en general, aún
menos sobre estas categorías en particular. En la continuación de este
material, me voy a referir al tratamiento que hace Mao Tse-tung de la
determinidad y la esencialidad de lo antagónico y de lo no-antagónico.
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