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10 febrero 2015

Contradicciones VII



Ahora preguntémonos si todas las contradicciones se resuelven en una unidad superior, como la nada y el ser en el devenir. Karl Marx impugnó esto y mostró que existen otras contradicciones que no se resuelven de este modo, la realidad socio-política nos ofrece muchos ejemplos de contradicciones que aparentemente no tienen ninguna salida. El filósofo francés Lucien Sève nos exhorta “a estudiar con gran cuidado la cuestión ahora culpadamente descuidada de saber en qué consisten las estructuras lógicas de las contradicciones dialécticas y sin duda su diversidad de esencia”. “Lo que es claro —insiste Sève— es que de cualquier manera ninguna contradicción dialéctica se resolverá huyendo de su fondo inexorablemente contradictorio, aunque sea tratando de minimizarla”.

Es muy corriente el alegato de que ante un problema de sociedad es bueno que eliminemos lo malo para conservar lo bueno. Lo oímos con frecuencia en nuestro país, como la suma sabiduría para resolver los problemas que enfrenta nuestra sociedad. Esta fue la postura de Proudhon que Marx criticó en “Miseria de la Filosofía”: 

“Para él, para el señor Proudhon, cada categoría económica tiene dos lados, uno bueno y otro malo. Considera las categorías como el pequeño burgués considera a las grandes figuras históricas: Napoleón es un gran hombre; ha hecho mucho bien, pero también ha hecho mucho mal.

El lado bueno y el lado malo, la ventaja y el inconveniente, tomados en conjunto, forman según Proudhon la contradicción inherente a cada categoría económica.
Problema a resolver: Conservar el lado bueno, eliminando el malo”.

Con su acostumbrada ironía, Marx dice que va a abordar a Proudhon como una categoría y verá su lado bueno y su lado malo:

 “Si en comparación con Hegel tiene la virtud de plantear problemas, reservándose el derecho de solucionarlos para el mayor bien de la humanidad, en cambio tiene el defecto de adolecer de esterilidad cuando se trata de engendrar por la acción de la dialéctica una nueva categoría. La coexistencia de dos lados contradictorios, su lucha y su fusión en una nueva categoría constituyen el movimiento dialéctico. El que se plantea el problema de eliminar el lado malo, con ello mismo pone fin de golpe al movimiento dialéctico. Ya no es la categoría la que se sitúa en sí misma y se opone a sí misma en virtud de su naturaleza contradictoria, sino que es el señor Proudhon el que se mueve, forcejea y se agita entre los dos lados de la categoría”.
     
He traído esta larga cita por dos razones, una para dar un ejemplo de la firmeza de Marx en la batalla por la justa aplicación de los principios del pensamiento dialéctico y también para mostrar que bajo la apariencia de tomar en cuenta los contrarios, se puede quedar afuera del meollo donde surgen los problemas. En todo caso las contradicciones del tipo que aborda Hegel abundan en los estudios económicos de Marx, pero las que más han retenido la atención son otras, las que dentro de las luchas políticas y económicas oponen las clases sociales de manera irreconciliable, que no pueden resolverse pasando a una categoría nueva, en la que se conserven renovados los antiguos momentos. En la cita de arriba Marx lo expresa así: “La coexistencia de dos lados contradictorios, su lucha y su fusión en una nueva categoría constituyen el movimiento dialéctico”, limitándose todavía a la concepción hegeliana. Pero Marx en sus estudios históricos y económicos señala ese otro tipo en el que obligatoriamente la resolución consiste en la desaparición de uno de sus momentos y la total transformación del otro. A esta contradicción por lo general se le ha llamado “antagónica” y la otra en la que la contradicción se resuelve en una nueva categoría se le llama “no antagónica”.

Es hasta ahora que llego al problema al que me referí en el artículo inicial: “Las raíces profundas del oportunismo en El Salvador”. Me ha parecido necesario dar esta pequeña excursión sobre la contradicción, pues sin ella hubiera sido muy difícil explicar en base a qué equivocados postulados, los oportunistas del PCS en los años sesenta y setenta fueron llevados plantearse alianzas con representantes de las clases antagónicas, pensando que aplicaban correctamente la dialéctica más pura.

Sin perder el hilo de la reflexión, sin tampoco apresurarnos mucho, ni detenernos en detalles, me voy a ir directamente a plantear la innovación de Marx respecto a la contradicción tratada por Hegel. Esta consiste en que los dos momentos de la contradicción no se oponen simplemente para darle paso a una nueva fusión de contrarios, sino que la oposición es tal que para que aparezca lo nuevo, lo cualitativamente superior es necesario que uno de los contrarios desaparezca. Lo nuevo que aparece puede que contenga a su vez nuevos contrarios irreconciliables o se pase a otro estadio del desarrollo en el que la contradicción no imponga la destrucción de uno de los contrarios.

La palabra antagonismo surge a mediados del siglo XVIII y el adjetivo antagónico aparece un siglo después en francés. En nuestra lengua ambos términos son introducidos apenas a finales del siglo XIX. Y no es de uso frecuente apenas hasta principios del siglo XX. Marx hereda precisamente esta palabra de sus relaciones con el mismo Proudhon y la introduce en su vocabulario. Pero cuando escribe el “Manifiesto comunista” todavía no se atreve a utilizarlo en alemán. Las traducciones al castellano si traen las palabras “antagonismo” y “antagónico”, pero en el texto original en alemán no aparecen ni “antagonismus”, ni “antagonistisch“. Prefiere otro tipo de expresiones. Al principio en su correspondencia usa la variante inglesa “antagonism”. Esta palabra está ausente en los textos de Hegel, aunque algunas traducciones al castellano la introducen para significar “contradicción”, “oposición”, etc.; es el caso de la nueva traducción de “Ciencia de la lógica” de Félix Duque.

Marx introduce el término en sus textos en su forma “antagonismus”. Y es bajo este término que va a pensar la contradicción irreconciliable. Pero si buscamos el término opuesto, el que designaría la otra categoría de la contradicción, no lo encontramos en sus textos, me refiero a “no-antagónico”. Tampoco se encuentra en Engels y ni siquiera en los textos de Lenin. La ausencia del término no significa que no la hayan pensado, basta tener en cuenta que todos han estudiado profundamente a Hegel. Pero lo que sí es necesario tener en cuenta, es que ninguno de ellos ha categorizado esta otra contradicción, dejando abierta la problemática.

Mao Tse-tung en su trabajo “De la contradicción” aborda abiertamente ambas categorías: la contradicción antagónica y la contradicción no-antagónica.  En la literatura “marxista” es la primera vez que alguien intenta un análisis conjunto de ambas categorías. Este estudio fue redactado en agosto de 1937, pero conocido en otras lenguas apenas en los años 50. Este aporte no dejó indiferente a los pensadores marxistas de la época y por lo general la categoría complementaria del antagonismo entró en el vocabulario “marxista”. Por supuesto que no todos los marxistas declarados o presumidos tales, están de acuerdo sobre la dialéctica misma en general, aún menos sobre estas categorías en particular. En la continuación de este material, me voy a referir al tratamiento que hace Mao Tse-tung de la determinidad y la esencialidad de lo antagónico y de lo no-antagónico.

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