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19 marzo 2015

Contradicciones XII



Es menester tener presente que las relaciones entre las formas de la resolución y la esencia de la contradicción misma no son mecánicas. Es cierto que la esencia misma es invariable hasta la resolución que opone a los contrarios y se puede de manera general presuponer que la resolución de una contradicción antagónica va adoptar formas a partir de la esencia, pues se trata de suprimir uno de los opuestos, que estas formas serán violentas, explosivas. Mientras que la resolución de una contradicción no-antagónica tiende a tomar formas pacíficas, no violentas. No obstante las relaciones entre esencia y las formas de contradicciones son mucho más dialécticas, puesto que la forma no es una simple manifestación pasiva de la esencia, la forma es donde se desarrollan procesos específicos, en los cuales tienen lugar las relaciones entre la esencia y las condiciones concretas, entre lo interno y lo externo. Dicho de manera las formas explosivas no son exclusivas de la contradicción antagónica. La explosión lógicamente consiste en la brusquedad con la que se opera un cambio cualitativo, o sea la fuerza que produce efectos destructores internos y externos.

El cambio cualitativo mismo es un fenómeno brusco y único sólo si se lo opone a la lenta multiplicidad de cambios cuantitativos que lo preparan. Con demasiada frecuencia se aíslan, se separan mecánicamente los cambios cualitativos de los cambios cuantitativos. En verdad, en la realidad, todo cambio es a la vez cuantitativo y cualitativo: la calidad de una contradicción, su lógica esencial, depende directamente de la relación cuantitativa de las fuerzas entre los contrarios. Como lo dejamos dicho anteriormente, entre cantidad y calidad hay unidad e identidad de contrarios. Las fases de acumulación de cambios cuantitativos son aquellas cuyo aspecto esencial es el del cambio cuantitativo y de transformaciones cualitativas parciales. Hay una especie de transfiguración lenta y gradual sin que por de pronto la cosa se transforme radicalmente. A la inversa los saltos cualitativos se caracterizan por el predominio del cambio cualitativo, los cambios cuantitativos mismos toman el aspecto cualitativo: el quiebre de la antigua cualidad modifica radicalmente el ritmo de los cambios cuantitativos y provoca nuevos.

Si nos detenemos a observar en detalle, un cambio cualitativo es la absorción, la integración de un número significativo de cambios cualitativos más elementales, “moleculares”, por ejemplo en el caso del nivel molecular de un cuerpo, celular en el caso de un ser viviente, de relaciones en una formación social. Empero la brusquedad que provoca cada cambio cualitativo molecular que acaece en un punto crucial, en la anudadura, de los cambios cuantitativos, no produce una brusquedad global, ésta únicamente puede resultar en la medida en que hay una simultaneidad de los cambios cualitativos moleculares, parciales. Admitamos que las condiciones internas de gestación y maduración de los cambios cualitativos parciales (“moleculares”) tienen el ritmo de un fenómeno estadístico, podemos esperar que éstos se produzcan con cierta dispersión en el tiempo, que se manifestará por un escalonamiento del cambio cualitativo global: la forma explosiva no aparece o por lo menos no de grandes dimensiones. Pero si surge un obstáculo externo capaz de impedir durante cierto tiempo más o menos largo los cambios moleculares, parciales, incluso los más precoces, las condiciones de su simultaneidad se van creando. Cuando la presión del cambio cualitativo es lo suficientemente fuerte para hacer saltar el obstáculo o los obstáculos que han impedido los cambios parciales, la simultaneidad se manifiesta por la brusquedad de un fenómeno global y surge como fuerza destructora: es entonces que se produce la explosión.

En este sentido la explosión es una forma externa, independiente de la esencia de la contradicción y es contingente a su respecto. Es de esta manera que puede aparecer determinante el tratamiento subjetivo en su desarrollo, es de este modo que una contradicción no-antagónica, de por si no explosiva, si se encuentra bloqueada en su desarrollo por un obstáculo externo, puede aparecer y resolverse de manera explosiva. Aquí podemos ver en una forma teórica clara algunos fenómenos a los que se ha referido Mao Tse-tung, pero al mismo tiempo podemos darnos cuenta que no tienen nada que ver con la transformación de esencia de lo no-antagónico en antagónico.

Las formas de resolución de una contradicción antagónica tampoco se pueden reducir a la explosión violenta. Aunque en este caso y por lo que hemos dicho antes, se entiende perfectamente que el obstáculo generador de la explosión se encuentra al interior mismo de las contradicciones antagónicas, en las que uno de los contrarios se opone por esencia al desarrollo del otro. En este sentido las contradicciones antagónicas se nos presentan como auto-explosivas. Empero como lo hemos dejado dicho, el salto cualitativo no es un fenómeno sencillo e instantáneo, se trata de un período complejo e interiormente diferenciado. Lenin al referirse a los “vuelcos de la historia mundial” se burlaba de aquellos que no comprendían que “saltos de esa género se extienden por períodos de diez años y a veces aún más” (En nuestro caso esto nos llama a tener mucha paciencia, que incluso la gestación de un partido puede tomar más tiempo del que se desea, pero que puede acelerarse por la presión interna de las contradicciones de clase en el país).

En una contradicción antagónica el contrario inicialmente dominante se opone al desarrollo del otro y en esto bloquea los cambios cualitativos moleculares los más precoces que va madurando el mismo desarrollo de la contradicción. Es lo que provoca que las primeras fases del salto cualitativo se presenten con frecuencia bajo la forma violenta, explosiva. No obstante a medida que los cambios cualitativos moleculares se acumulan, la relación interna de las fuerzas se va modificando y el contrario inicialmente dominante va perdiendo poco a poco su capacidad de oponerse a la continuación del proceso, entonces la necesidad de las formas explosivas decae cada vez más. Si vemos más de cerca el salto cualitativo y lo analizamos dialécticamente aparece que su propio desarrollo implica un cambio cualitativo: sus primeros logros modifican las condiciones en las que se van consiguiendo los otros. Es por eso que en el proceso de resolución de las contradicciones antagónicas puede perfectamente adquirir formas no explosivas al llegar a un cierto grado de madurez.

Voy a referirme aquí, de manera muy sucinta a un caso que nos concierne y del que se habla mucho, pero con demasiados prejuicios, me refiero al proceso de Independencia. Desde más o menos los años cincuenta se desarrolló en el seno del Partido Comunista Salvadoreño un movimiento contradictorio, se trata de oponerse a la historia nacional que vehiculaba la clase dominante. Y por supuesto que ésta contaba con muchas falsedades y muchas leyendas que no llegaban al estatuto de historia. La falta de documentación, la ausencia en esos tiempos de historiadores de profesión dieron como resultado que el PCS no pudo oponerle a la burguesía una historia que no tuviera en sí prejuicios y leyendas. Pero además una personalidad que tuvo y sigue teniendo peso en nuestro país dejó un prejuicio anti-clerical para narrar la Independencia. Pero el cura que más desprestigio tuvo fue el principal personaje: José Matías Delgado. Le inventaron propiedades sin la menor documentación (no existe catastro de esa época), lo hicieron desaparecer de San Salvador en noviembre de 1811, ocultaron que fue hecho preso al cabo de la rebelión y que los estudiantes de la Universidad de San Carlos lo eligieron rector como signo de protesta y de solidaridad con la gesta de San Salvador. Cuando se habla del movimiento de la Independencia se refieren exclusivamente al 21 de septiembre de 1821. E incluso se refieren con demasiada frecuencia a un solo pasaje del Acta y esto para denigrar todo el proceso y a los próceres. Algunos han de pensar que con este simplismo hacen obra revolucionaria. No se dan cuenta que con eso se privan de aprender de nuestra historia nacional.

El proceso se inició incluso antes del Primer Grito de 1811, pues estos días de rebelión principalmente en San Salvador, pero no únicamente, pudo tener lugar por la divulgación de las ideas de la Revolución Francesa y de la Independencia de los Estados Unidos (recordemos que el pensamiento revolucionario estadounidense era tal vez el más avanzado). Hubo gente que copiaba a mano libros enteros para difundir esas ideas, corriendo el riesgo de prisión por los agentes de la Inquisición. Se difundía también lo poco que llegaba de las luchas que iban ocurriendo en el Sur del continente. Es menester reconocer que las luchas por la Independencia estaban preñadas de contradicciones antagónicas, la fundamental era la que oponía a la Corona a las fuerzas independistas de todo el continente y esto se reproducía en cada región o Virreinato. Pero hay quienes olvidan que en enero de 1814 hubo otro movimiento armado en San Salvador (reprimido tal vez con mayor violencia que el anterior de 1811). Pero entre ellos en Centroamérica hubo elecciones a las Cortes de Cádiz y los diputados enviados eran de temple progresista. La participación de diputados americanos en Cádiz es un logro importante de la lucha, el estatuto de las colonias legalmente va cambiado por la presión de los independistas. Pero hay que agregar otra cosa que es externa, pero tuvo repercusiones internas, se trata de la ocupación napoleónica de España, durante ese tiempo los contactos mercantiles de las colonias tuvieron expansión hacia otros puertos que antes les estaban prohibidos y los consiguientes efectos materiales e ideológicos.

Se trata pues de un proceso largo, los logros se van acumulando, la correlación de fuerzas ha ido creciendo en favor de los independistas. España ha ido perdiendo las batallas, la Corona se ha desprestigiado y ha ido perdiendo sus principales colonias en el Sur y sobre todo el poderío militar. Cuando llega el momento crucial para Centroamérica, la Corona no puede realmente oponerse a la simple Declaración de Independencia. El salto cualitativo se dio en Centroamérica de manera más o menos pacífica. Y las declaraciones de Independencia se han ido acumulando en varios ayuntamientos de la Capitanía General, esto lo dice claramente el Acta y en ese mismo lugar se pone de manifiesto el apoyo popular que gozan los delegados presentes en el Palacio Nacional de Guatemala: “Leídos los oficios expresados: discutido y meditado detenidamente el asunto, y oído el clamor de Viva la Independencia, que repetía lleno de entusiasmo el pueblo que se veía reunido en las calles, plaza, patio, corredores y antesala de éste palacio, se acordó por esta Diputación e individuos del Excelentísimo Ayuntamiento”., luego de esto viene una amenaza de lo que pudiera suceder si no se procedía de inmediato y de manera pacífica a declarar la Independencia: “Que siendo la Independencia del Gobierno Español la voluntad general del pueblo de Guatemala, sin perjuicio de lo que determine sobre ella, el Congreso que debe formarse, el Señor Jefe Político le mande publicar para prevenir las consecuencias, que serían temibles en el caso de que la proclamase de hecho el mismo pueblo”.  Esta última frase se ha interpretado como una voluntad de los próceres de dejar de un lado al pueblo. Pero esta interpretación es miope, pues no quiere leerlo todo y se contenta con una frase cuyo carácter retórico salta a la vista. Pues los representantes de la Corona ya no pueden postergar la declaración y están obligados a obedecer lo que entonces era la voluntad del pueblo.

O sea que la acumulación de fuerzas de los independistas centroamericanos, por razones internas y externas, los puso en la postura de resolver la contradicción antagónica con un salto cualitativo que no tuvo la forma violenta que sí se dio en otros lugares y en fechas anteriores en que la Corona tuvo las fuerzas para resistir.

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