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30 septiembre 2010

Cristiani, Arena y Cuba

El ex presidente y actual jefe del partido ARENA es un empresario que tiene inversiones en varios países de la región y exporta capitales. Con esta actividad no sobrepasa las leyes del funcionamiento capitalista, pues justamente lo que lo mueve es obtener el mayor beneficio. No obstante al sacar sus capitales del país priva de trabajo a los salvadoreños. A los mismos salvadoreños que ha empleado para explotarlos en sus empresas. Repito, desde el punto de vista estrictamente capitalista no hay ningún pecado.


El grupo de su partido en la Asamblea no ratifica un pacto con Cuba alegando que pone en peligro el empleo de los salvadeños, sobre todo en el terreno de la asistencia médica. Me cuesta imaginar que exista tal excedente en personal médico en El Salvador. Lo que si puede ser es que no haya en el país las suficientes estructuras para atender a todos los salvadoreños y emplear a todos los egresados en estudios médicos y paramédicos. Pero el déficit actual es el resultado de años y años de gestión del país por partidos de derecha en beneficio precisamente de la clase oligárquica. Es decir que si hay algún problema de desempleo en este sector es el resultado de la gestión arenera. No obstante si se pacta algún tratado de cooperación médica o farmacéutica con Cuba, no se trata de importar mano de obra médica, sino de expertos, de instructores y tal vez presencia de médicos cubanos en algunos casos de emergencia.


Cuba es uno de los pocos países en el mundo que han logrado crear un sistema médico eficiente y eficaz y que además se trata de un servicio gratuito para toda la población. Cuba no solo tiene un sistema de asistencia, sino que es también un país con logros en la prevención y en la aplicación de medidas profilácticas. Cuba tiene una industria farmacéutica reconocida en el mundo entero y que es requerida por muchos países para cooperar.


El grupo de ARENA dice además que teme por la soberanía nacional y califica el “Convenio Básico de Cooperación” de “oscuro, un cheque en blanco, impreciso e indefinido”. No obstante Hugo Martínez, ministro de Relaciones Exteriores, ha declarado que el texto de este Convenio es idéntico a otros que fueron firmados por los gobiernos anteriores del mismo partido ARENA, por ejemplo con Costa Rica. La diputada y ex ministra, Margarita Escobar que ha dado estas declaraciones, al parecer nunca entendió los textos de los Convenios que firmaba su partido, el gobierno de su partido. Hoy, probablemente sin previa lectura, se opone pues se trata de Cuba. Aunque insiste que esta actitud no es “ideológica”.


Como se sabe los otros partidos de derecha han exigido aclaraciones al Ministerio de Relaciones Exteriores y al texto definitivo de este Convenio se agregan otros que lo completan y aclaran. Exigieron informes y limitaciones a la cantidad de expertos que vendrían de Cuba.


El Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos los diputados de derecha lo votaron en una sesión de la Asamblea, sin discusión, ni enmiendas, ni petición de aclaraciones. Ese tratado tiene miles y miles de páginas. Un diputado se jactó de haber votado sin haberlo leído. Las consecuencias nefastas de este Tratado se hacen sentir día a día y existen organizaciones sociales que piden que el gobierno actual exija una revisión o su anulación.


Esperemos que el próximo viaje a Cuba de Mauricio Funes con sus acompañantes, tenga resultados positivos para ambos países y que este Convenio produzca resultados abundantes y benéficos para nuestro país. Este viaje tiene para nosotros su simbolismo. Cuba es un país hermano, un país vecino. Nuestro país fue uno de los primeros en romper relaciones diplomáticas con la isla, obedeciendo dócilmente al Departamento de Estado de los Estados Unidos y hemos sido el último país latinoamericano en restablecerlas. Cuba ha es el país que ha sido y es demonizado con mayor saña por la prensa y otros medios salvadoreños.



Una ovación por Cuba


Al mismo tiempo Cuba ha sido un país secretamente admirado por muchos salvadoreños por su abierta oposición a la política imperialista de los Estados Unidos y su independencia obstinada en su política nacional, como internacional. Cuba ha sido un sueño y un ideal para muchos, se convirtió en un modelo. Son muchos los salvadoreños que siempre manifestaron su solidaridad a Cuba. Incluso el día de toma de poseción de la presidencia, cuando Mauricio Funes declaró que su gobierno iba a restablecer las relaciones diplomáticas con Cuba, el público popular que asistía irrumpió con la más nutrida y larga ovación. Esta pudo extenderse, pero el novísimo presidente interrumpió la ovación para hablar de Hillary Clinton...


El sistema cubano no puede ser un modelo. Pues su sistema responde a la historia cubana, a sus condiciones concretas. Durante mucho tiempo los comunistas cubanos pensaron que era posible exportar su “modelo” y millones de hombres en América pensaron también posible importar el “modelo”. Poco a poco se fue llegando a la conclusión de que era imposible y ruinoso exportar e importar modelos ajenos, que pueden ser eficaces en algún país, pero que no es obligatorio que sean realmente universales. Los procesos de transformación social para que produzcan resultados positivos tienen que tomar en cuenta muchos parámetros particulares, propios para cada país. No obstante tampoco se trata de que la transformación cubana no haya sido ejemplar en algunos sectores (educación, medicina, prevención, etc.) y que su experiencia no pueda ser transmisible.


Los resultados obtenidos por los cubanos, a pesar del bloqueo, se deben sobre todo porque son regidos por un criterio radicalmente distinto al que se aplica en nuestro país. Lo que se toma en cuenta es su utilidad pública, social.. Esta opción social no implica que no se pueda cometerse errores. Existen cualquiera que sea el criterio, incluso el critirio del máximo beneficio no impide las bancarrotas de floridas empresas capitalistas.


Los cubanos están concientes de que han cometido errores y en varias ocasiones han tratado de tomar y aplicar medidas correctivas. Estas correcciones le incumben al pueblo cubano y es el único que puede ser juez de su eficacia y de su justeza. En todo caso, Cuba siempre ha estado presente en el debate nacional salvadoreño. Esperemos que desaparezcan, con este acercamiento, los prejuicios que han marcado la visión que tenemos de Cuba.

1 comentario:

  1. Anónimo5:35 a. m.

    Bonita entrada.
    Menos contenido, lectura entretenida, más atención.

    Saludos, don Carlos.

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