Como lo he repetido en varias ocasiones, la guerra civil y su fin negociado, siguen marcando de manera determinante la situación política nacional. Todos sabemos que los problemas socio-económicos, que condicionaron la exacerbación de la lucha popular siguen sin solución. Esto no implica que no haya habido algunos adelantos en las condiciones de vida de ciertas capas de la sociedad, incluso hemos tenido una sensible ampliación de las clases medias. Hasta cierto punto podemos afirmar que ahora existen realmente y que juegan un papel decisivo en el funcionamiento de la sociedad.
Esta determinación de la guerra se manifiesta sobre todo en la correlación de las fuerzas políticas nacionales. No me refiero solamente al reparto de los votos durante las elecciones, que dieron como resultado que el FMLN —que ganó las elecciones presidenciales— no haya obtenido la mayoría en la Asamblea Nacional que le permitiera efectivamente realizar su propia política gubernamental. La derecha sigue siendo mayoritaria en el país, dominando absolutamente todos los órganos del Estado, pero sobre todo su dominación ideológica es aplastante.
Pero esto salta a la vista, no urge ser un gran analista para darse cuenta de ello y de las dificultades políticas del FMLN, resultantes de esta situación. A estas dificultades se ha agregado otra, un problema nuevo: las diferencias evidentes que existen entre el presidente y el partido que lo llevó al poder. Creo que esta última dificultad no resulta de manera clara y evidente de la correlación de fuerzas en el país, ni tampoco es claro, ni evidente que es una consecuencia más de los resultados de la guerra y de su final. Sin embargo es necesario que nos detengamos un momento para ver de qué manera y por qué razones esta situación viene determinada por las mismas que condicionaron la guerra y sus consecuencias.
Antes de esbozar de manera suscinta mis reflexiones sobre este tema, deseo referirme a algo que puede llegar a ser una muletilla explicativa de lo que está pasando en el país. Esta muletilla explicativa ya empezó a funcionar, se trata de explicar la actitud del presidente por las inherentes dificultades de gobernar a la izquierda en un país, cuyo Estado sigue siendo dominado por la derecha y sobre todo que dependemos absolutamente de los Estados Unidos, que no nos permitirían apartarnos de sus preceptos y de su tutela.
Mauricio Funes no está gobernando desde posiciones de izquierda, no porque la derecha y los Estados Unidos se lo hayan impedido. Su opción de derecha es anterior a su elección y responde a ciertas declaraciones durante su campaña electoral, que algunos no quisieron oír. No hay que equivocarse tampoco, la campaña no la hizo solamente a partir de posiciones de derecha, no, no estoy diciendo eso, la hizo con propuestas y promesas que los ciudadanos de izquierda consideraron como suyas y como las del FMLN. Es precisamente porque la campaña fue prioritariamente de izquierda, que hay ahora cierto descontento y muchos cuestionamientos.
La presión se ejerció a partir de las clases medias
La correlación de fuerzas políticas en el país no puede medirse solamente por la correlación existente en los engranajes del Estado, la correlación de fuerzas políticas existen también en la sociedad en su totalidad. Funes es presidente porque obtuvo mayoría de votos a partir de posiciones de izquierda, es cierto que todos sabíamos que el candidato no era un personaje radical, que fue nombrado por su prestigio como un hombre moderado, por su visibilidad mediática y también porque iba a temperar las “impetuosas” ansias “revolucionarias” de los “ortodoxos” del FMLN.
La dirección del partido cedió ante una presión que se ejerció a partir de las capas medias o tomando en cuenta que éstas constituían la franja del electorado que iba a jugar un papel decisivo en la balanza. De esta situación y no de otra vino la negociación con Funes. Mauricio Funes fue descartado en las anteriores elecciones, pues Schafik Handal pesó con toda su autoridad para no aceptar como candidato a una persona que ni siquiera era miembro del partido y que había expresado en una entrevista a El Faro que deseaba tener las manos libres de todo compromiso con el FMLN, aún siendo su candidato. Muchos analistas han olvidado esta entrevista, pero en ella está presente la estrategia y la táctica que está realizando hoy Mauricio Funes. Ahí estaba ya explícitamente hablado lo que iba a pasar, las negociaciones que tuvo luego la dirección del FMLN con el futuro candidato recibieron la impronta de esos designios.
La revista El Faro haría un aporte documental importante, si volviera a publicar esa larga entrevista que le sirvió a Funes de rampa de lanzamiento para su candidatura. En ella expone que desea ser candidato sin ser miembro del FMLN, que desea mantener toda su libertad de acción y que aplicaría su propio programa. Los archivos de El Faro de 2003-2005 son ahora inaccesibles. Hay otras entrevistas que son ilustrativas, pero posteriores y en las que se expresa con mayor cuidado.
Resumiendo, no podemos aceptar la muletilla explicativa de que la izquierda es minoritaria en el Estado, pues el electorado se manifestó mayoritariamente por el candidato Funes a fin de que aplicara una política de izquierda. Si el deseo fuera aplicar medidas de cambio y que la derecha se opusiera obstinadamente, la movilización popular vendría a inclinar la balanza. El llamado a la movilización popular hubiera sido una respuesta a la intransigencia del patronato contra la reforma fiscal. Funes y sus consejeros prefirieron retroceder. Hubo luego un reproche presidencial, pero de ahí no pasó a nada más. Durante el episodio de la cuota a las compañías de teléfonos, además del veto presidencial y el resto de peripecias, Funes le hizo un llamado al patronato a intervenir en el debate político, en defensa de sus intereses y de las “reglas del juego”. Esto ya lo he dicho, lo repito, pues me parece más que significativo.
La muletilla explicativa me permite, por una de sus partes, volver al tema inicial de este artículo: los factores que determinan la situación política actual. Me refiero a la influencia de los Estados Unidos. Es evidente que este factor externo, se transforma en interno, por la constante intervención del imperialismo en nuestros asuntos, a través de declaraciones, amenazas, de “ayudas” económicas —militares durante la guerra— que nos determina, que funciona con la misma fuerza que cualquier otro factor interno. Vean que no me refiero a los salvadoreños que residen en los Estados Unidos. Este factor es esgrimido sirviendo de pretexto, pues la Administración estadounidense no puede impedir el envío de remesas, ni expulsar a un mayor número de salvadoreños de lo que ya lo hace. Las agencias bancarias recogen su tajada en intereses y gastos por los envíos y la expulsión de extranjeros también tiene su costo financiero y político.
Las vías para acceder al poder
Antes de que se iniciaran los primeros pasos para crear las organizaciones revolucionarias guerrilleras, hubo en el país, en el seno del Partido Comunista, una discusión sobre la viabilidad y la oportunidad de la lucha armada en El Salvador. Esta discusión se presentó ante nosotros por la fuerza arrolladora del triunfo de la revolución cubana, se presentó también al mismo tiempo por la situación interna, de fraudes y de represión política. Esta última se presentaba como un callejón sin salida. Toda fuerza política más o menos progresista, toda organización sindical que defendiera realmente los intereses de los trabajadores, eran prohibidas de hecho y sobre todo reprimidas. La batalla política por los derechos democráticos frente al constante hostigamiento represivo simplemente aparecía como irrisoria, francamente como imposible. La represión entonces no había alcanzado los niveles que alcanzó después bajo el adiestramiento que impartieron los técnicos en contra-insurgencia de los Estados Unidos. Los altos niveles de violencia a los que se llegó en el país tienen origen en la ingerencia imperialista. Creo que esto no hay que olvidarlo, es también parte de nuestra historia. Esta ingerencia pesó de manera fundamental en la conducción y el resultado de la guerra. Tampoco esto se debe olvidar. Y no puede servir solamente para justificar la conducta derechista del presidente y su alineamiento a la política de Washington.
De manera general, al inicio de los años sesenta no hubo realmente oposición a la posibilidad de emprender la lucha armada. Era aceptada como un principio. No obstante pronto aparecieron argumentos que tendían a disuadir la búsqueda de esa salida y volverla como una simple aventura. El principal factor enunciado fue nuestra cercanía de los Estados Unidos, este argumento era casi incongruente, pues la cercanía de la Isla era mayor. Pero luego se agregaron otros también de carácter geográfico, nuestra pequeñez y nuestro aislamiento. Cuba por ser una isla tenía sus fronteras abiertas, mientras que nosotros estábamos rodeados de fronteras hostiles y de una costa fácilmente controlable. Hubo otro argumento, en El Salvador tampoco hay montañas grandes como la Sierra Maestra. Tal vez algunos hayan ya olvidado esto, otros tal vez lo descubran hoy. Esto llevó a la conclusión de que a pesar de nuestro anhelo por emprender la lucha armada, ésta era imposible en nuestro país. A esto le he llamado “fatalismo geográfico”. Esta posición se volvió mayoritaria en el Partido Comunista Salvadoreño (PCS). De ella resultan sus políticas de alianzas y hasta cierta medida su táctica golpista en los años sesenta y setenta. Esta tendencia golpista se acompañó con la creencia o convicción de que al interior del Ejército forzosamente existe una franja patriótica, incluso progresista, como ha ocurrido en otros países.
No cabe aquí entrar en detalles en otro aspecto del mismo problema, me refiero al factor internacional. No obstante es necesario referirnos a la supeditación política e ideológica del PCS a los postulados promulgados por el Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS). Una de las grandes discusiones en el movimiento comunista internacional, en los años sesenta, fue precisamente sobre las vías de acceder al poder, es decir, por la vía armada o por la vía pacífica, que también se llamó democrática o electoral. La dirección del PCUS decidió que las luchas guerrilleras obstaculizaban su política internacional de la coexistencia pacífica. Esta posición inclinó definitivamente la balanza al interior del Partido Comunista Salvadoreño (PCS) hacia el rechazo de la lucha armada.
El surgimiento de la guerrilla en El Salvador
Se trata pues de otro factor externo que se volvió interno, pues fue lo que estuvo en el origen de la escisión del PCS, que condujo a la creación de las Fuerzas Populares de Liberación “Farabundo Martí” (FPL). Su dirigente Salvador Cayetano Carpio (el comandante Marcial) fue miembro importante de la dirección del PCS. Esto ocurrió a finales de los años sesenta e inicios de los setenta. Durante casi toda la década de los setenta hubo una batalla ideológica entre las FPL y el PCS respecto a la vía armada y la vía electoral. Las personas que vivieron en esta época y desde adentro, recordarán la encarnizada lucha ideológica entre ambas organizaciones y sus diametralmente opuestas posiciones sobre la manera de acceder al poder. Sobre todo esto es necesario excavar todos los documentos y reconstruir la historia de este período. Tal vez el Ejército o la PCN tengan en alguna parte los documentos confiscados a las organizaciones clandestinas. Esta historia no puede contarse solamente a partir de recuerdos, que reflejan selecciones subjetivas de los hechos y encierran naturalmente una interpretación que se adapta más a la situación actual que a los hechos tal cual sucedieron efectivamente. No me excluyo de esto. Además tal vez sea esta la oportunidad de decirlo, mis escritos son aportes personales, contribuciones al debate y deben de ser apreciados como tales. Es normal que exprese mis opiniones y que trate de argumentar. También es normal que defienda mis posiciones y que considero honestamente tener, en parte, la verdad. ¿Si no pensara así, valdría la pena expresar mis opiniones? No obstante esto no me conduce a cerrarme en mis posiciones. Supongo que en este tipo de temas, lo primordial es la sinceridad en la expresión y la apertura de espíritu ante las objeciones.
Estas dos tendencias en la izquierda, con otras, lograron unirse en el FMLN. Esa unión tuvo lugar en momentos críticos para el país, en circunstancias extremas, en las que la guerra ya había empezado y la represión había alcanzado niveles hasta entonces inimaginables en nuestro país. La unión se realizó sin que se pudiera discutir, ni abordar las diferencias, las discrepancias. Lo que primaba era estar unidos frente al enemigo que había ya iniciado un guerra que tenía los aspectos de exterminación, como si se tratara de un ejército extranjero. Hasta tal punto que los campesinos llamaban “invaciones” a las incursiones de las fuerzas represivas. Es en esto que las cifras de los crímenes de unos y de los otros cobran importancia. Una importancia que no es simplemente numérica. Se trata también del carácter, de la intensidad, de la sistematicidad. Esta represión tuvo repercusiones inmediatas de terror y sigue teniendo hasta hoy. El asesinato de monseñor Romero tuvo un impacto mayor en nuestra vida política, pero no hay que olvidar su efecto en el ánimo de la gente. También hay que recordar que el gobierno de entonces no tuvo reparos en reprimir abierta y salvajemente, ante las cámaras de todas las televisiones del mundo, al pueblo reunido en frente de la catedral metropolitana durante el sepelio del prelado. Con ello estaban expresando su determinación y el total apoyo que recibían del gobierno de los Estados Unidos. Con ello estaban significando “no vamos a retroceder ante ningún obstáculo”.
Ante una situación como esta, la urgencia se impuso. No se iba a perder el tiempo en sacar a la luz lo que separaba a unos de los otros. Sin embargo, no fue porque no se abordara estos problemas, que dejaron de existir y de producir sus efectos y sus consecuencias en todo el proceso y en la misma conducción de la guerra. Me refiero a los aspectos internos, a los que conciernen al FMLN, compuesto por cinco organizaciones. La discusión de los desacuerdos políticos, un debate profundo sobre el tema, frente a los crímenes que cometía la derecha, su número y su carácter inhumano, parecía fuera de lugar y las circunstancias de clandestinidad, con un enemigo asistido, instruido y acompañado por la principal potencia imperialista, tampoco permitía llevar adelante tales debates con la serenidad que esto exige.
Las divergencias se manifestaban en los hechos
Estas diferencias eran profundas y se manifestaban claramente hasta en la manera de nombrar la guerra, sus objetivos y los medios necesarios para llevarla adelante. Estas divergencias incidían constantemente en las tácticas y en las estrategias militares. Hubo otros elementos externos que influyeron, los intereses de Nicaragua y de Cuba, enfrentados también a los Estados Unidos. Tanto Cuba, como Nicaragua tenían sus propios análisis de la situación regional y por supuesto sus propios intereses. También definían sus propias tácticas y sus propias estrategias y cada uno intentaba con sus propios medios influenciar en los acontecimientos que tenían lugar en la región. Como se sabe los intereses de unos, no siempre coincidían con los de los otros.
Todos sabemos lo que duró la guerra, fue larga y destructora. Como acabo de decirlo hubo divergencias hasta en el modo de nombrarla, esto no era un simple problema semántico, detrás de los nombres habían estrategias y tácticas políticas y militares diferentes. Que unos la llamaran “guerra popular” y que otros le agregaran “prolongada” expresaban en ello profundas divergencias que obedecían en gran parte a las posiciones anteriores a la guerra, anteriores no solamente al inicio de la guerra, sino anteriores respecto a la década de los setenta y que se referían a la forma histórica de acceder al poder.
Para las FPL que hablaban de “guerra popular prolongada”, no se referían solamente a la cuestión del tiempo necesario para ganar la guerra, a los medios necesarios para vencer a un enemigo asistido directamente por el imperialismo, que cada vez se hizo más presente con instructores y oficiales, que intervenían directamente en los campos de batalla. También se trataba de preparar moral e ideológicamente a toda la población en la conducción de la guerra. Se pretendía ganar a la mayoría y de hacerla participante activa en la guerra.
Los “insurreccionalistas” pensaron siempre que la guerra estaba constituida por momentos fuertes en los avances de la guerrilla y que se prestaban a insurrecciones victoriosas con la participación espontánea de la gente. Esto como sabemos no ocurrió en ninguna de las grandes ofensivas que emprendió el FMLN. Sabemos ahora que uno de los más grandes “tacticos” del insurreccionalismo es ahora consejero y comentarista en conflictos de “baja” y “alta” tensión. Su valor es simplemente que supo venderse, su real contribución son sus artículos en la prensa internacional.
La tercera posición era la del PCS que residía en acabar cuanto antes la guerra y negociar las condiciones de una participación en la vida pública. Los comunistas le llamaban simplemente “guerra popular” y luego agregaban “que se está prolongando”. Esta estrategia tuvo su primera manifestación inmediatamente después de la primera gran ofensiva de enero de 1981. Al hacer el balance el Comando Central llegó a la conclusión de que la guerra no se podía ganar, que lo mejor era imponer negociaciones a partir de la demostración de fuerza militar que se acababa de hacer. Los insurreccionalistas se plegaron, pues acababan de sufrir una derrota táctica, la esperada insurrección no tuvo lugar, ni tampoco la prevista desvandada de las fuerzas militares de la dictadura. Ellos habían pensado que se iba a repetir lo ocurrido en Nicaragua con los sandinistas y la guardia somosista.
Los de las FPL no estaban de acuerdo con el análisis del Comando Central y también esta vez no hicieron públicas las divergencias. No obstante hicieron llegar a sus bases su propio análisis. En todo caso es a partir de este momento que la guerra adquirió otro carácter, el objetivo primero se convirtió en obtener las negociaciones que le pusieran fin a la guerra y que crearan las condiciones de una plena participación de las organizaciones del FMLN en la vida pública como partidos políticos legales. La principal actividad internacional de la famosa Comisión politico-diplomática no tenía otro objetivo y sus explicaciones residían precisamente en justificar estos objetivos. Las organizaciones de la solidaridad internacionalista recibieron la consigna de apoyar y exigir las negociaciones. Hasta ese momento, con bastante éxito, la solidaridad había exigido el cese de la intervención estadounidense en El Salvador. Señalo de pasada que los Estados Unidos invirtieron más de un millón de dólares diarios en su política de ingerencia en nuestros asuntos internos. Para calcular la importancia de esta suma, es necesario tomar en cuenta el valor del dólar en esa época. Esta ingerencia fue decisiva en la prolongación de la guerra, en su rumbo, en su intensidad y también en su acabamiento.
Este cambio de objetivos llevó a rudas luchas internas en la cúspide del FMLN y en la dirección de las FPL. Sobre todo esto es necesario que se escriba una historia seriamente documentada.
El objetivo de la guerra ya no fue más la transformación profunda de la sociedad, el objetivo socialista fue relegado, engavetado. Considero que para analizar lo que sucede hoy, es necesario tener en cuenta esto. No obstante también es necesario agregar otros factores a estas consideraciones, pues la integración a la vida política del FMLN, sus condiciones, la situación nacional e internacional en que tuvo lugar, todo esto ha influido en sus conductas políticas. Señalo sin entrar en detalles, pues el tema merece más que un párrafo, el derrumbe del “campo socialista”, pero antes, a partir de 1985 hubo la “perestroika” de Gorbachov, la nueva correlación internacional y los profundos cambios en la concepción del papel dirigente de Moscú en el movimiento comunista. Estos hechos trastornaron muchos planes, derrumbaron ilusiones, pusieron coto a viejas costumbres y volvieron obsoletas concepciones que hasta entonces se manejaban como dogmas intangibles. Tampoco he tocado, aunque esto tiene en nuestra historia una importancia de insondable alcance, me refiero al movimiento de masas que se formó en torno principalmente de las FPL, sin menoscabar las organizaciones en torno al ERP y a la RN. Este movimiento de masas es único en nuestra historia. Creo que estudiar su constitución y su desarrollo puede servirnos en estos momentos. La reacción salvadoreña supo valorar su importancia y combatió salvajemente a sus dirigentes, asesinándolos sistemáticamente, hasta dejar decapitado al movimiento de masas. Pero no se atacó solamente a la dirección, sino que también a los cuadros intermedios. El movimiento de masas tuvo que pasar a la clandestinidad. Esto le restó necesariamente su eficacidad. De nuevo me refiero al carácter de esta represión que fue numéricamente mucho más importante que los crímenes que se le adjudican a la guerrilla. Es necesario subrayar el impacto moral que tuvo en el conjunto de la sociedad las masacres y los cadáveres abandonados en las aceras, en las orillas de los caminos. Además de los hechos mismos, de las muertes causadas, era el objetivo perseguido, causar el terror en la población. Insisto en esta pues hay quienes dominados por la “ideología” de los derechos humanos, insisten en equiparar las masacres sistemáticas, los asesinatos sistemáticos, con los crímenes que indudablemente cometió la guerrilla. Esta equiparación afirma que en esto no se puede considerar los números, sino que los crímenes en sí. Pobre raciocinio. Es cierto que el crimen de guerra tiene que ser castigado, pero en nuestra historia la cantidad pasó a constituirse en exterminio, en crímenes de masa.
Esto que les entrego hoy es apenas un esbozo muy sintético, son apenas unas líneas para ser completadas y para proyectarlas. Dejo sin abordar el tema de extrema importancia de la ideología dominante. Sobre esto es necesario volver con mayor detenimiento, pues considero que la principal derrota que ha sufrido el movimiento popular, en estos últimos veinte años se ha dado en el terreno ideológico.
muy buen analisis don carlos ..
ResponderEliminar-LA IDEOLOGIA ES APLASTANTE en el salvador-
y solo con la ideologia, ya los que piensan en el socialismo del siglo 20 y 1,-ya perdieron-.
pero no termino su articulo..
me quedo como que se emociono, y no termino lo que empezo..que asigun yo pienso es:
LA CONCLUSION
ES QUE
LAS CONSTANTES divisiones IDEOLOGICAS DEL FMNL Y LOS GRUPOS DE LA IZQUIERDA, HAN PERDURADO HASTA EL PRESENTE, CONSTITUYENDOSE ASI EN UNA MULETA, EN UN OBSTACULO PARA LAS VISIONES DE LA REAL IZQUIERDA, no la izquierda de cafetin,como la de algunos poetas y poetos (soy respetuoso de la cosa del genero).
Como ya vido, ayo era algo izquierdoso,y educado en la teoria,mas no en la practica,pues eso de andar uno de suicida, pues no me va.
Pero recuerde don carlos abrego,que la ideologia, surge y es un espejo de la infraestructura o los modos de produccion de una formacion social.
y la ideologia en la superestructura justifica la infraestructura o la forma en que los hombres se organizan para la produccion, y de los medios de produccion y de sus relaciones de produccion..EXPLOTADOR-EXPLOTADO.
ASI QUE LA IDEOLOGIA capitalista que tanto me gusta,-pues soy pequeño burgues,clase media profesional-
ES
!!APLASTANTE!!
y no encuentro forma como el fmnl o la izquierda, que no es lo mismo, va a cambiar eso en las futuras generaciones, pues no estan generando cuadros pensantes, mas bien, activistas que solo obedecen la orden del partido comunista.
Y AHI ENTRAMOS EN EL TEMA DE LA EDUCACION..que tambien es ideologico..
asi que..
YO DE VERDAD QUIERO UN MUNDO MAS SOLIDARIO..
mas humano..
PERO ESO DE ANDAR EN SOCIALISMOS NO ME VA..
pues francamente, como usted dice,no debemos engañarnos..
yo no creo que cambiando las personas que esten el en estado...
cambie la cosa.
COMO DECIA UN ESCRIBIDOR DE SUR AMERICA...
la izquierda en latinoamerica al momento solo quiere llegar al poder, para gozar de los privilegios del estado burgues...
y convertirse ellos mismos en empresarios capitalistas.
-NO SE SI LEYO EL ARTICULO ESE, QUE PARA MI ES LO QUE PASO EN NICARAGUA..y pasara en el salvador.
SALUDOS DESDE EL SALVADOR
EN LA AMERICA CENTRAL
el vandelium
jejeje ya tengo alheimer,-o como se llame esa enfermedad que lo hace dundo a uno-
ResponderEliminarle copie su posteo..
asi para que sepa.
y yo no se..
pero, yo tengo el sentimiento de que los verdaderos revolucionarios,los que querian cambiar el pais de verdad...
-como que ya son especies extinguidas don carlitos-
Y SOLO HAN QUEDADO LOS GAMBUSINOS, los que buscan el filo de oro,en el fmnl,y la politica.
y como que no solo en la ideologia le han montado verga a la izquierda en los ultimos años..
SI NO TAMBIEN EN LA FORMACION DE CUADROS...O gente que piense en que al pais hay que componerlo,darle un su baño,talquiarlo, hecharle un su poquito de locion de murray jejeje
eso si,sin polvora,como queria el roque dalton..
-GRAN PAJA.. a el le dieron polvora, al pobre roque-
ASI..QUE NOS VAMOS A MORIR DON CARLOS ABREGO..y esto seguira igual, o peor!!
YO, COMO YA ME VIO, TIEMPOS HA, HE DEJADO DE CREER EN POLITICOS, NI POLITICAS, NI EN EL FMI,NI EN EL BANCO MUNDIAL...NI EL HUGO CHAVEZ NI EN NADIE..
pues soy puevlo...y al puevlo, nadie nos representa, ni en el salvador, ni en la usa, ni el la francia, ni en la rusia..
SOLO DIOS.
pues ayo soy algo religioso..
y mire lo maravilloso de la internet que nos permite tener sus vivencias,de quilataje INCONMENSURABLE, para que las conoxcamos..
y nos hagan reflexionar..
SE MIRA MAS BUNITO CUANDO NOS ESCRIBE ASI..QUE CUANDO DICE A JODER A MI PRESIDENTE FUNES..el muruchito,-que esta enfermito hoy en dia-
pase buen dia..
y a ver,cuando nos cuenta otra de sus historias en la rusia.
eso si,escribase una historia feliz..
una cosa buena que le haya pasado pues,Y SIGA escribiendo e iluminando a estos fmnls, que se ve que no dan una.
Gracias nuevamente Carlitos por enriquecer nustro conocimiento y mejorar nuestro entendimiento de la situación nacional.
ResponderEliminarEn definitiva es imperativo remontarnos al pasado para poder entender el presente, para corregir y enderezar nuestro camino hacia el futuro (nada fácil por cierto). Sería fabuloso que ud. pudiera plasmar estos analisis en un libro para poder profundizar en cosas que muchos ignoramos y que serían de gran valor, para formar nuevos dirigentes que respondan a la nueva realidad no solo nacional sino también a la internacional, que también afecta a nuestro pais.
Me parece que su nota va en la dirección de querer afirmar que, por ejemplo, fue un error "parar" la guerra y firmar los acuerdos de paz, ya que eso nos conduce precisamemte al presente. Si a eso conduce su argumento, talvez podría indicarnos en una próxima nota, en que circunstancias era posible que el FMLN hubiera podido conducir un proceso militar y que el pueblo pudiera soportar, luego de los acontecimientos de la coyuntura política de fines de los 1980. Y no se trata de fatalismo histórico, sino de condiciones subjetivas y objetivas.
ResponderEliminarUna situación de "guerra prolongada" era, a mi juicio, irrealizable en este país. Los vietnamitas usaban ese término sabedores que su lucha nacionalista contra potencias extranjeras era popular, ya que por tradición el pueblo de Vietnam ha sido muy patriótico, nacionalista y principalmente ha sido un pueblo guerrero por tradición antiquísima, lo llevan en sus huesos.
El pueblo salvadoreño profesa un "nacionalismo" guanaco, ramplón y no hay tradición de guerra, y como usted reconoce, bajo la influencia de la ideología conservadora y reaccionaria apabullante de la derecha.
No estoy justificando, que conste, ineficiencias y errores de la actual dirección del FMLN.
Saludos cordiales
Anónimo de las 5:45 PM:
ResponderEliminarLos juicios sobre los salvadoreños los dejo bajo tu entera responsabilidad.
Creo que te apresurás a concluir que solamente hacia eso conduce mi breve resumen histórico. No puedo, ni se puede reproducir en laboratorio las condiciones históricas de 1981, por lo tanto no me voy a poner tontamente a enurmerar los "si hubiera pasado esto o aquello". Lo que narro es lo que pasó, mejor dicho, lo que me parece que pasó. En todo caso el hecho de haber cambiado sin anunciarlo los objetivos de la guerra, de continuar afirmando que se luchaba por el socialismo, cuando en realidad ese objetivo se abandonó en 1981, es un hecho político que me parece tener en cuenta hoy en el presente.
Pero hay otros puntos que he abordado que también me parece tienen su importancia.
De todas maneras no comparto ni los juicios sobre los vietnamitas, que al fin y al cabo me parecen un tanto esquematicos, aun menos lo que dices de los salvadoreños, pues durante todo ese período mostraron que supieron luchar con absoluta entrega a una cuasa.
En otras ocasiones he hecho el análisis de los acuerdos de Chapultepec. No comparto el positivismo con que se abordan. De todas maneras, voy a seguir y espero que tengás paciencia para sacar las conclusiones definitivas.
Cordialmente.
¡Interesantísimo y muy ilustrativo! Aunque sus aportes don Carlos son muy importantes, me gustó especialmente lo siguiente:
ResponderEliminar"Esta historia no puede contarse solamente a partir de recuerdos, que reflejan selecciones subjetivas de los hechos y encierran naturalmente una interpretación que se adapta más a la situación actual que a los hechos tal cual sucedieron efectivamente. No me excluyo de esto."
Este es un artículo que vale la pena que sea leído por toda la gente que se dice de izquierda. Sus concluciones son bastante lógicas.