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13 enero 2010

No soy consejero de El Príncipe

Yo no soy Maquiavelo. Ni tampoco en El Salvador estamos en presencia de un Príncipe. No se trata de convertirnos en consejeros del Príncipe. No podemos imaginarnos que nos encontramos en ese tipo de esquema. En todo caso los actos políticos que han tenido lugar desde que Mauricio Funes ha asumido la presidencia de la República corresponden necesariamente a la correlación de fuerzas existentes. Mucho de lo que vemos, puede inducirnos a pensar que los hombres políticos salvadoreños caminan sobre arenas movedizas. Como si todos anduvieran aprendiendo a adaptarse a las nuevas condiciones. En cierto sentido esto es así. No obstante la situación actual resulta de lo que precede, obligatoriamente.


La derecha por primera vez se encuentra en la oposición política, ha perdido las riendas del ejecutivo. Este hecho ha llevado a que aparezcan en la superficie y que tengan consecuencias visibles, las rencillas intestinas. El hecho de que de nuevo un oligarca asuma directamente la dirección del partido mayoritario de la derecha, resulta de la necesidad imperiosa que sienten de reconquistar el poder. No pueden permitirse que la izquierda perdure en el gobierno. Pero la derecha sabe perfectamente luchar políticamente. Sería muy ingenuo pensar que la ruptura que se ha producido en las filas de ARENA se reduce a un pleito de personas. No se puede tampoco negar que esto no haya ocurrido e incluso es lo que ha aparecido en el proscenio político. No obstante se trata de divergencias sobre la táctica a aplicar para neutralizar mejor la posible política de izquierda del nuevo gobierno. Las posiciones eran un enfrentamiento global, de un mano a mano, de un frente a frente. Cristiani es partidario de este proceder, por lo menos en un primer tiempo, para afianzar ideológicamente a sus bases, para mostrarles que la derrota no hizo mella en sus convicciones y que se sienten con suficiente fuerza para llevar a cabo la necesaria batalla contra la izquierda.


Los otros (los de GANA) piensan que no es necesaria la guerra abierta, al descampado. Ellos han entendido que el voto mayoritario en favor de Funes, que se presentó como el candidato del FMLN, al que pintaron como un rojo sin camisa roja, como un peligro para la libertad y para el país, recibió el voto mayoritario y popular a pesar del miedo. Pero al mismo tiempo saben perfectamente, pues tampoco les falta capacidad de análisis, que el miedo al comunismo, el miedo a cambios radicales, el miedo de salir del sistema, de lo conocido hacia lo desconocido, es un miedo aún presente como un factor político decisivo.


Este factor político es de caracter ideológico. Es decir que no se trata de una realidad perenne, que es el resultado de múltiples batallas, de batallas constantes, cotidianas. De batallas que han sido ganadas con el esfuerzo de todos los apartados ideológicos a su disposición. No obstante estas victorias, no obstante este factor, el candidato que prometía el cambio, el cambio bajo las banderas del FMLN, el que ha sido pintado siempre con los peores colores demoníacos del comunismo, a pesar de esto, no pudieron evitar la derrota electoral.


La táctica de GANA no es la de abandonar su lucha ideológica, la de abandonar los fortines conquistados y que siempre le han pertenecido. Su juego actual se apoya en un análisis fino de lo que ha ocurrido durante la campaña. Pues si bien el voto en favor de Funes ocurrió tal cual a pesar del miedo, existe un hecho que proviene de ese mismo factor. ¿De qué se trata?


El triunfo ideológico de la derecha en estos últimos años condujo a su principal adversario de izquierda a interiorizar la derrota. La consecuencia de este hecho condujo a la izquierda, principalmente al FMLN, a denegaciones de su propia identidad. Es por eso que aparece desde temprano la insistencia persistente, casi obsesiva de respetar en todos sus puntos la Constitución del país. Pero no solamente esto, sino que desaparece de sus objetivos, aún a largo plazo, la transformación de la sociedad. Es cierto que en sus estatutos siguen presentes, pero eso no implica absolutamente nada, pues en la elaboración de sus sucesivos programas electorales no se plantea la más mínima medida que pueda interpretarse como un preámbulo de una futura transformación social.


Esto no es una simple apariencia, una astucia táctica, una picardía política. Toda la actividad parlamentaria del FMLN ha sido una adaptación a los valores y conceptos de la ideología dominante. Incluso su propaganda recoge como fundamentales esos mismos valores. El socialismo y la filosofía que lo fundamenta, han sido considerados como algo extraño, ajeno a nuestro ser nacional. Muchos militantes oyeron decir a sus líderes que el marxismo es una doctrina europea, inaplicable en este continente y en nuestro país. Fue lo que insinuó Schafik Handal en su último discurso que pronunciara durante las ceremonias de la investitura de Evo Morales, en Bolivia.


Esta interiorización de la derrota ideológica, los cambios reales en la percepción de la escena política nacional, los cambios en su propia ideología, el pensamiento táctico de los dirigentes del FMLN, los condujo, después del deceso del último líder inconstestable e histórico del partido, Schafik Handal, a promover y a justificar una candidatura exterior al partido. Desde la precedente campaña ya se mencionó a Mauricio Funes como posible candidato. Creo que esto es necesario recordarlo, no como una simple peripecia, sino como un hecho que marcó la política del partido, el contenido del programa, las actitudes del candidato Handal, incluso el balanceo de posiciones en aquella ocasión y durante la campaña, son producto de la presencia de Funes en las bambalinas políticas y electorales. Es más, desde entonces Funes puso en el tapete la posibilidad de una candidatura suya, con el apoyo del FMLN, pero sin ningún compromiso respecto al programa político del partido. Esto tal vez pasó entonces desapercibido. Pero como las cosas son y su peso lo tienen por lo que son, no porque sean o no percibidas, ni como sean percibidas. En todo caso, esto dio lugar a serias discusiones en la cúpula y un argumento que tuvo peso es la imposibilidad formal, estatutaria de una candidatura exterior. Pero este argumento es de forma, no de contenido. La dirección sacó del camino la barrera. Cambió los estatutos, sin discusión, ni debate ideológico de fondo.


Porque lo que esto entrañaba entonces, era la derrota de la ideología revolucionaria en el país, la imposibilidad de pensar, dentro del cuadro político nacional, como objetivo alcanzable, realista y coherente, la transformación social. El hecho de que los medios de derecha sigan llamando a los dirigentes de ortodoxos, de dogmáticos, no obedece a una realidad, ni procede de un análisis de sus posiciones. Este mote es parte del combate ideólogico, es un dispositivo para el miedo. No obstante la realidad es otra. Hubo abandono de los objetivos, se volvió a asumir los fatalismos anteriores a la guerra, la cercanía del imperialismo, la fuerza política de la oligarquía, la posibilidad inevitable de un golpe o de una intervención extrajera. Todo esto existe, pero estos factores no van a desaparecer del panorama si no se lucha contra ellos, es decir, existen ahora y la conclusión que se desprende del miedo a una intervención estodounidense o de un golpe de estado propiciado por los Estados Unidos y la oligarquía, es un factor permanente en la apreciación de la dirección del Frente. Lo que significa también que proponerse transformar al país es imposible, es imposible emprender transformaciones radicales en nuestra tierra. Es esto lo que se ha convertido en dogma, esto es el resultado de la derrota ideológica sufrida por la dirección del FMLN en los últimos veinte años.


Es por ello que la candidatura externa, la candidatura de Mauricio Funes no da lugar a una discusión de principio, de fondo en las filas del FMLN. Se le considera como una jugada táctica, como una astucia. Se le considera también como un simple medio de alcanzar el ejecutivo. Pero nada es simplemente una forma, si existe forma también existe contenido.


La ausencia de una discusión, de un debate de fondo en el seno del FMLN —Salvador Arias trató de llevar este debate, pero fue totalmente ignorado— produjo sus efectos en la manera que se produjeron las negociaciones con el equipo de Mauricio Funes. Todo el tira y afloja de la adhesión de Mauricio Funes al FMLN, su insistencia de ser una entidad aparte, luego una entidad anfibia, cuando por obligación constitucional ya no pudo rehusar entrar en las filas del partido, todo esto muestra que el candidato de entonces supo pesar el plomo del miedo y midió con certitud el peso de la piedra ideológica que tiene atada al cuello la cúpula del FMLN.


El FMLN no dudó un solo instante en el valor de la carta Funes. Le apostó a esa carta, porque en su análisis de la realidad política nacional, consideraron que el periodista Funes no estaba marcado del estigma del comunismo. Es decir que Funes los lavaba también a ellos de la mancha, era un detergente eficaz, los volvía vírgenes, aceptables ideológicamente. Es por eso que incluso se congratulaban de su espíritu de apertura. Es por eso también que como abobados ante tales hechizos, le perdonaron todos les desplantes, le aceptaron todas las condiciones. Funes en realidad era parte de la cuerda en el cuello de la dirección del FMLN.


No me voy a referir a lo anecdótico de sus camisas y su corbata. Todo esto es parte del circo político nacional, del provincionalismo nuestro. Lo que si tuvo y sigue teniendo importancia es que Mauricio Funes le impuso al FMLN su independencia, su autonomía. Es el candidato el que decide en última instancia de todo. La aceptación de esta condición era venderse sin la posiblidad de presentar la factura. Ahora es el presidente que decide de todo, sin consultar con el FMLN y sin siquiera informarle. Esto no es un invento mío, es lo que reconoce Sigfrido Reyes, vocero del Frente y dirigente del mismo.


Sin embargo el pleito ideológico no se lleva a cabo en los espacios vacíos, extratosféricos, no ocurre en las mentes apartadas de la realidad material. Este es el gran quid de toda la historia. Porque si hubo un voto mayoritario por Funes, no fue porque era un buen detergente, un magnífico limpiador de trapos rojos, vestidos obstinadamente, pero también insubstancialmente por la dirección del FMLN. Este voto ocurrió porque la gente necesita de un cambio real, de un cambio en sus existencias cotidianas, un cambio en sus vidas. Es esto lo que representaba para el pueblo el candidato del Frente, era el candidato del cambio. Es porque —a pesar del miedo inculcado, del miedo inyectado en la venas— la realidad material en la que vive la gente se ha vuelto insoportable. Porque la gente necesita que sus hijos no tengan como única perspectiva de vida, la vida en un país extraño. La gente necesita de mejores salarios, de mejores transportes, de mejores viviendas, de mejor educación para sus hijos, la gente necesita que el país cambie, que se vuelva seguro, pero no solamente ante la delincuencia y la violencia, sino que también seguro en el trabajo, seguro en los servicios, en la salud. Los que votaron por Funes a pesar del miedo, fue porque anidaban en sus pechos la esperanza de una vida mejor. Porque la miseria nacional que los obliga a arriesgar sus vidas en los transportes colectivos, la miseria nacional que les raciona en muchas zonas el agua potable, que en muchas otras no llega aún la electricidad, ni ninguna otra comodidad, porque hay muchos, la mayoría, que nunca juntan cabo con cabo en su vida de miserias.


Esta realidad material es la que provocó, a pesar de todo, un contenido ideológico superior al que pretendía la cúpula del FMLN. El terreno ideológico sigue siendo un terreno de contiendas. Porque lo que sigue estando de pie es la posibilidad de cambiar las condiciones económicas que producen tanta miseria, de construir nuevas relaciones que produzcan otros efectos materiales. Lo que impide que las necesidades de la gente sean satisfechas, es la injusta apropiación de las riquezas nacionales por la casta oligárquica: porque el sistema actual sigue favoreciendo al capital, a los capitalistas. Es esto el fundamento de todo. ¿Es posible satisfacer las demandas populares sin tocar y trastocar el sistema económico actual?


La responsabilidad política de hoy es llevar adelante este debate, es la de mostrar concretamente que la apropiación privada de las riquezas produce despilfarro, al mismo tiempo que exige como condición de su propia existencia, la persistencia de una vida miserable de los trabajadores. Esto lo que está planteado hoy. No se puede postergar el debate, no se puede cerrar los ojos ante este dato de la realidad política nacional.


El país necesita de una profunda democratización, pues esta es el fundamento primordial de los cambios que hay que aportarle a la realidad. Porque esto significa la participación en las decisiones de las mayorías, de la participación consciente de la gente. Ahora estamos viviendo la demostración del carácter antidemocrático de la Constitución actual. ¿La Constitución propicia la participación ciudadana en las decisiones fundamentales de la vida política y económica nacionales? Al contrario, le entrega al antojo de una sola persona el hacer o deshacer lo que le dé la gana. El presidencialismo radical de nuestra Constitución es un obstáculo al avance de la democratización. Este presidencialismo puede ser atenuado, incluso puede ser radicalmente contrariado por la movilización popular. ¿De quién depende que haya o no enfrentamiento en este terreno? Esta pregunta no es vana. Por el momento, la gente sigue dándole a Mauricio Funes su confianza, por el momento el pueblo sigue confiando en el FMLN como un partido de la transformación. ¿Cuánto tiempo va a durar esto?


Desgraciadamente esta confianza puede desaparecer del todo, sin por ello provocar una movilización reviendicativa y combativa. Esto es lo que hay que tener también presente. El pueblo salvadoreño en los últimos veinte años ha perdido en mucho su tradición combativa, de sus luchas callejeras. Pero no se ha perdido del todo.


La situación tal cual se presenta hoy, no trae consigo la esperanza de un cambio radical en el estilo de gobernar de Mauricio Funes. Ni tampoco un cambio en la actitud de los dirigentes del FMLN. Son muchas las señales en la política gubernamental, es decir, en la paralisis decisional de los ministros, en el exacerbado personalismo del presidente. Nadie puede tomar una iniciativa, nadie puede actuar realmente como ministro, ni viceministro, ni presidente de la sociedades autónomas, todo debe ser referido a Casa Presidencial. Esto es totalmente paralizante e ineficaz.


Dije al principio, yo no soy Maquiavelo. No puedo ponerme a educar a nadie, ni a gritarle ¡Mauricio! ¡Pero Mauricio! Creo que ya es grande. Su actuar de hoy tiene raices en la vida política nacional tal cual se configuró en su candidatura. Es esta sitacion la que hay que cambiar. Es necesario que el príncipe real tome la palabra, estoy hablando del pueblo. Pero el pueblo puede también quedarse callado, puede también ser llevado a un callejón sin salida, pues políticamente quienes pueden, pero sobre todo deben incitarlo a hablar, a movilizarse, son los militantes del FMLN. Ahora hablo de los militantes, ahora hablo del partido. Son ellos los que están en la obligación de tomar la iniciativa del combate político, de la discusión política en el seno de su partido, como en el seno del pueblo.


Tienen que saber los militantes del FMLN que gozan de la confianza de la gente, que está en sus manos no permitir, ahora que se ha abierto una ventana en nuestra historia nacional, que el pueblo sufra su más grande desilusión. Esta desilusión puede conducir a que se acepte la alianza de una parte de la derecha con el presidente y sus amigos. Esta no es una una idea descabellada, ni malintencionada, se trata de una potencialidad, de un posible real. De la capacidad política del Frente, sigo hablando del partido, de los militantes, depende que se abran otras posibilidades, que se vuelvan realidad las aspiraciones populares, que se concreticen los objetivos de lucha, que aparezcan en la vida política nacional la posibilidad de darle forma concreta al cambio por el que se ha luchado, por el que votaron los salvadoreños.


Los militanes viven en medio del pueblo, saben lo que el pueblo aspira, lo que espera, lo que sufre, lo que anhela. La batalla por el pueblo está presente constantemente. Cada uno de nosotros vemos el mundo a partir de nuestro propio rincón, a partir de nuestra propia circunstancia. Cada uno de nosotros tiene su propia voz. Se trata en la lucha política de llevar a todas estas voces a que griten al unísono para exigir que el cambio se vuelva realidad. Para ello es urgente que en la mente de todos el cambio aparezca como realizable. Pero al mismo tiempo, que no se trata de un regalo que va a caer de arriba, para que el cambio vaya tomando forma es necesaria la lucha. La construcción de otro tipo de sociedad no puede pensarse sin la activa participación de todos, de una participación consciente. Esta es otra condición del cambio, de la transformación social.

11 comentarios:

  1. Anónimo3:21 p. m.

    En lo que va del periodo presidencial, siempre tuve la interrogante de por que la dirigencia del frente no expresa su inconformidad con algunas de las decisiones de Funes, sera posible que la comision politica del frente haya abandonado sus ideales de cambio, por los que lucho, arriesgaron sus vidas, ideales que comparte su militancia y que desde nuestras propias trincheras hemos estado dispuestos a seguir tratando de conquistarlos.
    Comparto tu opinion acerca de que el pueblo voto por un cambio en este pais muy por encima de lo que quiza Funes y la dirigencia del frente se trazaron.
    En la militancia y el pueblo en general se escuchan voces que dicen que si el FMLN ya no es la vanguardia revolucionaria, el pueblo se vera en la imperiosa necesidad de buscar sus propias formas de lucha por la conquista de los cambios que se necesitan.

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  2. Autocritica

    Los teóricos que exigen demasiado y rápido también están cayendo en un grave error. El ingresar a un nuevo modelo económico o un sistema social distinto no es “algo” producido desde arriba, desde las esferas presidenciales. Esto es imposible. La revolución socialista, para ser crudos y concretos, como lo hemos razonado y explicado en anteriores comentarios en El Trompudo, es asunto de las masas, no de un presidente.

    Pretender que el mandatario haga lo que nos corresponde hacer a todos nosotros, es incurable pasividad pequeño burguesa, disfrazada de extremismo político. Lo cual, por cierto, no tiene nada de extraño: el tremendismo verbal es el desahogo de los impotentes políticos.

    Los salvadoreños poco a poco irán avanzando y entendiendo los beneficios de una sociedad equitativa, de un sistema de salud integral, de un seguro social universal, los alcances de una verdadera reforma educativa.

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  3. Estimado Pacote: Para que no haya ninguna confusión.

    Lo que he planteado es que ha llegado la hora de llevar hacia adelante el combate ideológico para ganar las mentes de los salvadoreños de que en el país es posible y realizable el cambio de sociedad. Considero que esta batalla está en pañales, pero que ya llegó la hora de emprenderla.

    Pero además considero que el "socialismo" es apenas una etapa transitoria hacia el comunismo. Insisto en el carácter transitorio y además que el estado en tanto que órgano de opresión debe de desaparecer.

    Creo que esto deja claro que no puedo esperar de un presidente, de un partido que haga la revolución en lugar del pueblo, de los trabajadores. He insistido de manera permanente sobre la participación activa y consiciente de la gente para que se pueda pensar que me precipito a exigir de nadie que tome medidas, que ni siquiera pueden ocurrísele.

    Nunca idolatré a nadie. Nunca hice campaña por una persona. Durante la campaña insistí en el programa. Ahora insisto en las medidas que vayan en favor de las mayorías, que permitan cambiar la actual correlación de fuerzas.

    Espero que estas aclaraciones sirvan para que no haya malosentendidos.

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  4. Anónimo8:54 p. m.

    Señores, simple y sencillamente "las ideologias no nos dan, ni nos daran de comer". Debemos de educarnos como pueblo a tener todos una sola meta. De que nos sirve o para que nos ha servido identificarnos con un color??? El tener un pais dividido, sobrepoblado y con habitantes que egoistamente piensan en su bien individual que en el de todos como pueblo. Y mas se ha demostrado que solo unos pocos son los beneficiados a identificarse a una ideologia o movimiento y tan facilmente cambian para seguir como sanguijuelas parasitas.

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  5. Anónimo3:57 a. m.

    Carlos y Pocote
    Ustedes esperan que sean las masas quienes reinvindiquen las aspiraciaciones de justicia social, solidaridad y la conviertan en nueva sociedad.
    Con este pueblo polarizado ideologicamente, con intereses muy disimiles, en donde cada quien esta en la busqueda de satisfacer sus propias necesidades sin importar que para ello tenga que atropellar a sus congeneres, pues creo que eso esta muy pero muy lejos.
    Revisen la historia de este pais, desde 1821 nuestro pueblo a soportado explotacion, hambre, miseria, marginacion y todo tipo de vejamenes sin que el pueblo haya podido responder de forma organizada, a excepcion de los intentos de 1932 y de 1980-1992.
    Por lo demas el rumbo de este pais lo han fijado la Oligarquia, quienes han contado con el apoyo de militares e iglesia, y con la aprobacion del Imperio Yanqui.
    Y cuando el pueblo decidio jugar con sus mismas reglas "el juego democratico" y los vencio de forma heroica, resulta que no era ese el camino, por que el Sr. Funes y la dirigencia del FMLN resultaron en una tremenda decepcion.
    Y ahora ustedes le piden al pueblo a las masas, que hagan el cambio de sociedad, no les parece mucho pedir.

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  6. Anónimo3:48 p. m.

    Me parece un mensaje muy atinado sobre la realidad politica del Presidente y del partido que lo llevo al poder.

    Yo creo que el "cambio" se expresa también por la forma como gobierna el Presidente. Creo que por primera vez tenemos un mandatario que no es sumizo al partido que lo llevo a la Casona, esto es bueno para todos y todas. Algunos ven esto mal, creo que es por la costumbre de ver atado un Presidente a su partido.

    Respecto a la dirigencia del FMLN, es dificil opinar sobre ellos, ¿ven como tratan a los que no son afines a su forma de actuar y pensar? Solo miren como tratan a mi alcalde de Santa Tecla: le ignoran!

    La derecha esta en desbandada, de eso no hay duda. Pero cuando veo la mal llamada "comisión política" del frente, solo me acuerdo de aquel Coena que encabezaba el Sr. Baldochie.

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  7. Qué tal Don Carlos?, muy interesante su anánilis. La verdad es que en nuestro país ha existido un desgaste enorme de los mismos institutos políticos, que se han dedicado con tanto esfuerzo a atacarse los unos a los otros en su, hasta ahora fija, postura de partido oficial y oposición. Ahora que los roles han cambiado, salen a flote las falencias de unas ideologías que parece se quedaron enmarcadas en un contexto que ya no es el que se ajusta a la realidad de nuestra sociedad.

    El hecho de tener un presidente que se ha desligado del partido, ha generado satisfacción y descontento, satisfacción para aquellos que temía que Funes se convirtiera en un títere de los fuerzas ortodoxas del FMLN, y descontento para quienes no logran ver una línea clara en el proceder del gobierno. Lo interesante de todo, me parece, es cuál será ahora la actitud de los ciudadanos, que aunque poco, algo hemos madurado en cuanto a los planteamientos políticos del país.

    Un saludo,

    Sandra Aguilar.

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  8. Buen articulo! en lo personal veo que el presidente se le han olvidado muchas cosas, como por ej. esta haciendo cosas que el mismo criticaba tanto y por las que se rasgaba los vestidos,ahora se cree amo y señor de todo olvidando el partido que lo catapulto a donde el esta, y lo mas triste de todo SE ESTA OLVIDANDO DEL PUEBLO Y SIGUE TRABAJANDO PARA LOS MISMOS

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  9. Anónimo6:12 a. m.

    Carlos:

    Me encnata que los Trompudos retomen tus analisis.

    Como que ese blog le da mas difusion por el revergo de gente que llega alli.

    Muy de acuerdo con tus analisis, pero este es el mejor.

    No te has fijado que los trompudos ya se estan echando para atras. O sera que la surraron y tratan de enmendar?

    Vaya, saludos hasta las francias que le mientan.

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  10. Anónimo6:27 a. m.

    A todas las agencias de publicidad

    Se les invita a participar en licitación pública abierta para presentar sus propuestas creativas y de estrategia de comunicaciones.

    Tema de la campaña: la corrupción de Mauricio Funes

    Medios: Internet, Prensa, Radio y Televisión

    Público meta: todos los que votaron engañados con la promesa del cambio.

    Temas sugeridos a tratar en la campaña:

    1.La creación de Corruptepeque.

    2.El nepotismo funesto ( le dio trabajo a su hermano en el BCIE, al exmarido de su esposa brasileña, un tal Zelayandía, también le dio un buen hueso a su exmujer la Tía Bubu, y el Hijín I y el Hijin II, sus ejemplares hijos andan rodeados de guardaespaldas gastando a manos llenas su alegre mesada que sale del fondo de casa presidencial)

    3.Producción de documental: La Fábrica de Empleos

    4.Presentar ideas para primer designado a la presidencia ( por favor que como mínimo tenga título universitario)

    Presentar toda las propuestas de campaña con su respectivo racional de medios y racional creativo, con ilustraciones a color, fotografías y materiales de televisión.

    Objetivo de la campaña:

    Demostrarle al Presidente Mauricio Funes que aquí en El Salvador tenemos creatividad de sobra, que no somos unos mediocres e incapaces como él ha argumentado a la hora de crear su propia agencia: Corruptepeque

    Enviar propuestas a Casa Presidencial, Av. Manuel Enrique Araujo, a la par del Circo Ruso

    Hoy son las agencias de publicidad… ¿qué será lo próximo?

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  11. Guillermo A.12:51 p. m.

    Lo que esta sucitando en nuestro pais, es una clara inclinacion al cambio. Esta tendra sus errores por su puesto y pues es logico que la figura de Mauricio Funes, hasta este punto experimente declinaciones en ese viaje de subida, que se reusa a mutar.
    El pueblo salvadoreno, saco a ARENA, (una derecha conservadora) del poder. Pero, eso es solamente el cambio de capitan en el barco, hay que ayudar a remar, controlar, vigilar, fiscalizar, denunciar y ser criticos cuidadosos del rumbo de esta nueva jefatura.
    Aun que no debemos olvidar que el poder en El Salvador, esta, opuesto a cambiar de rumbo.

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