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15 noviembre 2007

Entre conformismo y esperanza

Por Carlos Abrego

No creo que nosotros los salvadoreños estemos atravesando uno de esos períodos que se caracterizan por la honda oposición entre generaciones, no vivimos un momento de crisis intergeneracional. No obstante esta crisis debería de brotar, debería de manifestarse. Pues la crisis de sociedad que vivimos, nos hace incapaces a las generaciones mayores de trasmitir valores y enseñanzas a las generaciones que van surgiendo. Por su lado los jóvenes han adoptado una actitud pasiva, aceptando sin mucho rechinar el mundo que reciben. ¿Qué mundo reciben estos jóvenes? Un mundo que los rechaza, un mundo que no les ofrece ni siquiera las condiciones en que las generaciones anteriores comenzaron a rodar por el mundo. Nuestros jóvenes simplemente se van, se van a riesgo de sus vidas o la integridad física, se van en busca de sus destinos afuera del país. Los que no dan ese paso parecen resignados, como si la capa de plomo ideológica que nos han impuesto las clases dominantes y los media a su servicio, les hubiera asesinado todo impulso de rebelión.

Una parte de nuestra juventud huye y la que se queda se hunde en la aceptación de una sociedad que los tritura, dándoles como consuelo un puñado siempre renovado de mercancías, pero este mundo de la mercancía no les permite realizar sus más profundas aspiraciones. Este mundo no les permite ni siquiera esbozar sus sueños, so pena de aparecer ante todos como simples ilusos. Tener estudios de alta calidad, entrar a la vida activa con un trabajo digno de ese nombre, vivir en una casa que les permita fundar un hogar y ofrecerles a sus hijos un mundo que irá mejorándose, pues esto que todas las generaciones han considerado como el mínimo, nuestros jóvenes no pueden ni siquiera formular como una exigencia. Les han hecho creer que exigir sus derechos, tener pretensiones de mejores condiciones de vida eso es hacerle el juego a los enemigos de la nación, del país.

Las clases dominantes nos pintan a los “hermanos lejanos” como los héroes patrios, como nuestros salvadores, ellos mantienen a flote nuestra economía. Los que se han quedado viven de los que se han ido. Esto se repite sin que los que lo repiten se den cuenta de lo perverso de este discurso.

Este discurso que valoriza al que con motivaciones suyas, muy propias, muy personales, ha abandonado el país, por el hecho mismo de buscar una salida a sus problemas, este discurso deja sin decir algo que debería poner de manifiesto: el fracaso de la sociedad que nos han impuesto. Porque esos jóvenes huyen nuestra sociedad de puertas cerradas. Es cierto que se necesita cierta intrepidez irse a lo desconocido. En esos caminos hacia el Norte lo único que se conoce son los riesgos que existen. Ellos dejan atrás este mundo de sus mayores, lo dejan sin cambiarlo, lo dejan sin cambiar la ideología que les impusieron, la realización de sus personas está en el consumo de mercancías perecederas.

Los jóvenes que se quedan se sienten como privados del arrojo de los que se han ido. “Esta sociedad no nos ofrece posibilidades, nos cierra sus puertas”. Y la realidad aparece agobiadoramente anclada en un presente sin horizontes. “¿Qué podemos hacer nosotros si ya fracasaron todos los intentos pasados?”. Estamos pues viviendo un momento de desesperanza. Las generaciones que deberían trasmitir valores y esperanzas viven sus vidas penetradas de conformismo. Y este conformismo nos lo destilan en nuestras venas.

¿Quién puede venir a sacudir nuestra sociedad de esta somnolencia? ¿Quién puede hacer vibrar nuestros corazones? Pues bien, ese alguien tiene que ser el que haya comprendido que todo es posible aún, que nuestro país no es un largo callejón sin salida, que no es un largo túnel negro. Quien sepa inculcarle a nuestros jóvenes que exigir derechos nuevos ha sido la condición de todas las nuevas generaciones, que si una nación tiene futuro es porque sus jóvenes no se conforman. Los jóvenes tienen que arbolar la esperanza.

Pero no se trata de una esperanza ciega. La esperanza puede y tiene que ser lúcida, también ella debe de ser exigente. La esperanza tiene que depositarse en la energía de nuestros jóvenes, en su capacidad de invertir las situaciones que parecen perdidas. Es en ellos y con ellos que debemos soñar.

En los jóvenes está la clave. Esto no lo ignora nadie. Es por eso que en las futuras elecciones el tema de la juventud va a ocupar un lugar relevante. El jefe de ARENA se está preparando para aprovechar el próximo año dedicado a la juventud, para darle rienda suelta a su demagogia. Este hombre que para resolver lo que proclamó como el problema primordial de nuestro país, la delincuencia juvenil, no acudió a soluciones educativas y preventivas, sino que agravó la situación, imponiéndonos una legislación represiva que legaliza el atropello de los derechos de la niñez. Redujo la edad de reclusión de menores y alargó demencialmente la duración de las penas. Recientemente en Chile osó presentarse como alguien preocupado por los problemas de las jóvenes generaciones. Habló de no sé que proyectos y programas que según el ya están cundiendo efecto. Lo que tenemos es fuga de jóvenes hacia el extranjero y un mundo de puertas cerradas para los que se quedan. Este hombre y su partido no puede venir ahora después de tanto años en el poder, un poder que han ejercido sin límites, sin compartir con nadie el derecho de deliberar y de ejecutar, este hombre y su partido no tiene ninguna credibilidad. Lo único que puede es ensuciarnos con su propaganda e intentar inculcarnos miedo. Esta gente es del pasado, no pueden encarnar la esperanza.

4 comentarios:

  1. Anónimo1:10 a. m.

    me parece muy bueno su artículo y opinión sobre los jóvenes, así como también me parece interesante el comentario sobre los "hermanos lejanos".

    Caben preguntas ante la aseveración "La esperanza tiene que depositarse en la energía de nuestros jóvenes, en su capacidad de invertir las situaciones que parecen perdidas", ¿quien depositará esa esperanza en el joven que debe cada salir a la calle a buscar trabajo?, ¿como cambiar esa esperanza en su antónimo más que cicatrizado con tantos años de guerra y con tantos más de hambre?, ¿cómo introducir esperanza en el que se muestra indiferente cuando ante el ataque de policías muchos de sus compañeros son trasladados a las cárceles y más aun cuando se señala la reaparición de los escuadrones de la muerte?

    Es difícil eso... ¿quién es el ser que haya comprendido que todo es posible aún?

    Es como "El Unicornio Azul", cuál era el Unicornio Azul de Silvio, ...se fue en la simpleza de dejarlo pastando y ya las flores no quieren hablarnos... se fue eh eh eh...

    Como él, andamos buscando nuestro Unicornio Azul, talvez nuestro Unicornio "Rojo"...

    Don Carlos, Don Silvio... no soy pesimista... encontrar el unicornio es Utopía.

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  2. Anónimo1:57 a. m.

    Don Carlos, es Usted un mago, su arte de magia ha sacado a la luz lo que usted puso en palabras y prueba de ello es el comentario del anónimo de 1:10. Dicho comentarista ha demostrado ser la imagen del joven agobiado por la atmosfera de plomo que Usted menciona. Buscar un unicornio azul pastando en la llanura esperando a un joven ansioso de hallar respuesta a sus problemas, que venga a planterle sus cuitas, a pedirle que le de la llave mágica de la felicidad que añora, a quejarse del sistema opresor que lo agobia sin haber siquiera hecho lo más mínimo para encontrar él propio una posible solución, una manera de contribuir a la sociedad para que ella en conjunto se enfrente al sistema denegador de oportunidades, depredador. esclavista.
    "¿quién es el ser que haya comprendido que todo es posible aún?"
    Quien tenga en su cabeza metida esa duda, no se ha dado cuenta que ya no está vivo, que ya dejó de existir.
    Mis felicitaciones don Carlos y como siempre, disfruto sobremanera sus artículos,
    Atentemente
    Kijo-t

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  3. Usted tiene razón Don Carlos.

    A los jóvenes en nuestro pais les es difícil imaginar un buen futuro en las condiciones de El Salvador. Como lo señala "Estamos pues viviendo un momento de desesperanza". Pero esa desesperanza no es una situación psicológica sino basada en las realidades. El joven salvadoreño que se va, tiene perfectamente claro que su futuro sera mejor en USA que en El Salvador y por eso quizás no le tome mucho tiempo tomar la decisión si tiene los medios para realizar el viaje (que no todos los tienen).

    También tiene razón en que el gobierno actual (y yo diría, todos los gobiernos anteriores) no han hecho lo suficiente para tener una buena proyección de futuro en El Salvador. Aunque también es cierto que el trabajo de hacer un mejor país es una responsabilidad de todos y cada uno de nosotros. Ningun gobierno (por muy bueno que sea) tiene la capacidad de desarrollar un país, por si solo. Eso creo que es otra realidad que no debemos ignorar.

    Pero ante eso, yo le planteo lo siguiente: su diagnostico es correcto, pero ahora platiquemos cual es la solución?

    Que debemos hacer para que nuestros jóvenes realmente sientan y piensen que en El Salvador van ha poder realizar sus sueños?

    Que debemos hacer para construir el país que todos queremos?

    Me gustaría oír su opinión respecto a estas preguntas.

    Saludos

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  4. Anónimo3:39 p. m.

    También tiene razón en que el gobierno actual (y yo diría, todos los gobiernos anteriores) no han hecho lo suficiente para tener una buena proyección de futuro en El Salvador. Aunque también es cierto que el trabajo de hacer un mejor país es una responsabilidad de todos y cada uno de nosotros. Ningun gobierno (por muy bueno que sea) tiene la capacidad de desarrollar un país, por si solo. Eso creo que es otra realidad que no debemos ignorar.

    El intentar quitarle la responsabilidad al gobierno para crear las condiciones propicias para que los jovenes se queden en el país es pensar que los gobierno no tienen ningún control sobre decisiones que se tienen para hacer proyectos futuros.

    En El Salvador, los ciudadanos en ningún momento tienen el espacio democratico para ejercer presión sobre el gobierno en toma de decisiones que posteriormente los afecta.

    El discurso viejo de J. Kennedy de "no preguntes que puede hacer tu país por tí, mejor preguntate que puedes hacer tú por tu país"

    No es aplicable para las realidades politoco sociales de El Salvador.

    Un ejemplo de esto lo podemos constatar en la toma de la decision cuando se introdujo el dolar como moneda en El Salvador, y en el engaño pues el entonces presidente Francisco Flores indicó que no dolarizaría, pero impuso su criterio ante las mayorias.

    Una decisión anti democratica que afecto a millones en nuestro país, y hoy se viven esos efectos.

    Esta claro que aunque la victoria de Francisco Flores fuera dentro de un marco o proceso electivo para llevarlo al poder, podría argumentarse que fue decision del pueblo.

    Sin embargo si Francisco Flores hubiera dado a conocer que dolarisaria El Salvador, la gente que voto por el y que hoy sufre por esa decisión política, hubiera dudado y lo hubiera pensado dos veces antes de votar por él, por que esa decisión tenia que haber sido consultada con el pueblo, y cuando decimos pueblo nos referimos a todos los sectores afectados por esa decisión económica impuesta, que no se dio a conocer en el programa durante las campañas electorales que llevaron al poder a Francisco Flores.

    Este argumento para argumentar si en caso nos responden de que Francisco Flores llegó al poder por un proceso democratico, pues aunque sea cierto esto, no es democrática la decisión sin consulta y escondida que llevo la dolarización al país.

    Que espacio democratico en las decisiones poseen los jovenes en esto?

    Si el mismo pueblo, o sectores economicos afectados no tuvieron espacio para influenciar esa política que hoy afecta de forme grave nuestro país, dado el hecho de que el poder adquisitivo del dolar esta cayendo.

    El artículo de Carlos Abrego nos muestra una cara de la dura realidad que ahora se vive por parte de un sector de la población salvadoreña, es decir los jovenes.

    Jovenes que se proyectan hacia el futuro, sin ningún respaldo ni condiciones que propicien o generen el quedarse en el país para seguir adelante.

    De por si el hecho de que exista un porcentaje muy alto que esta emigrando ya es un signo de que las políticas economicas dictaminadas e impuestas sobre la población salvadoreña, son signos del fracaso de éste mismo.

    Pensar que ese mismo gobierno podrá responder y mejorar las condiciones bajo la misma norma que han llevado a cabo durante todos estos 18 años de lo mismo, es ser iluso, por que el partido actual de gobierno no va a cambiar su rostro para ni el esquema neocon que ha sido escrito desde el gobierno de Washington y que el gobierno salvadoreño sigue al pie de la letra.

    Algunos argumentan que ese "capitalismo" puede ser humanizado, tratando de colocar un amortiguador ante las realidades, mas aun cuando la gente de la derecha se encuentra en campaña electoral para no perder votos de la gente descontenta que antes voto por ellos.

    Las opciones para mejorar el país provienen sobretodo de generar espacios realmente democraticos en los cuales la gente tenga espacio para influenciar y ejercer una democracia verdadera que pueda entonces contribuir a crear el enjambre de un país que se proyecte hacia el futuro a partir de esa mismo interes y participación para poderse llamar realmente democrática.

    Los proyectos para los jovenes han sido postergados, si el partido ARENA pretende en su campaña vender la idea de que ellos tienen la solucion para mejorarla, sera sólo como una campaña electoral sin fundamento, ya los precedentes de este y los anteriores gobiernos no han presentado ninguna solución concreta, solamente promesas y engaños.

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