Unión con los cinco dedos y los ojos abiertos

Existe, en Senegal, país de África occidental, un dicho muy pintoresco que reza así: “Con un dedo no se puede recoger una piedra”. ¿Puede existir mejor refrán para alabar la unión y la cooperación? En todo caso me parece mucho más elocuente y convincente que aquello de “la unión hace la fuerza”. No obstante este tipo de “verdades” se vuelven intemporales y se lanzan a diestra y siniestra sin contemplación del momento. Y toda acción humana debe considerarse en su propia concreción. Es cierto, es innegable que estas locuciones encierran su propia verdad, pero las invalidamos cuando las dejamos caer en nuestras conversaciones como simples sentencias universales, pues una unión sin principios, una acción impremeditada tiene pocas probabilidades de alcanzar sus fines. Los cinco dedos de la mano que recojan la piedra han actuado juntos con ese fin y por supuesto lo han hecho obedeciendo toda una serie compleja de impulsos eléctricos y químicos que han tenido lugar en el cerebro, que son el substrato material de nuestra voluntad. Lo digo de otro modo, la mano ha obedecido a un proyecto y tal vez esta piedra recogida sea apenas un eslabón de una serie mayor de actos que cada uno tiene su finalidad. Quizás tengamos en mente al chapudo mango que desde una alta rama nos provoca con su recordado dulzor.

Es por eso que siempre es necesario empezar por los fines. Por ejemplo, en nuestra actualidad salvadoreña, en la que se habla de unión para sacar del ejecutivo al partido ARENA. En esta actualidad en la que se insiste tanto en favor de las alianzas. Creo pertinente preguntarnos, simplemente: ¿Para qué queremos un cambio de gobierno? Supongo que es para darle al país otro rumbo, para que el nuevo gobierno aplique nuevas políticas económicas, sociales y culturales. Estas nuevas acciones no pueden dejarse a la improvisación. Entonces es necesario que nos pongamos activa y colectivamente a pensar realmente qué es lo más urgente, lo que no se puede postergar.

En estos dos años que se avecinan la escena política salvadoreña nos mostrará toda la gama de luchas políticas, de alta política y de muy baja también. Hay que esperar que suceda de todo. Es posible que predominen los golpes bajos, las maniobras politiqueras, los ataques personales a los candidatos, visitas a sus vidas privadas, etc. Para contrarrestar estos métodos en los que la prensa y la radio-televisión salvadoreñas (tan libremente alineadas al partido oficial) han mostrado gran capacidad e imaginación, es necesario que los partidos de izquierda sepan tomar la iniciativa en la agenda de lo que es indispensable discutir.

El proyecto de gobierno no tiene que contemplar solamente los problemas económicos, aunque estos se presenten como los más apremiantes, sino que todos aquellos problemas de sociedad que el actual gobierno es incapaz de resolver. Uno de ellos es el de la seguridad de los ciudadanos, que cotidianamente se enfrentan a actos violentos, agresiones y crímenes de sangre. Todos sabemos que el único garante del orden público, de la tranquilidad tiene que ser el Estado. No obstante para nadie es un secreto que las agencias de seguridad y vigilancia han florecido en el país porque la institución a la que se le asigna esta labor, no ha sido capaz de asumirla. No se trata de poner en tela de juicio a cada uno de los agentes de la Policía Nacional Civil, entre ellos abundan los elementos honrados y conscientes de su función. Sin embargo asimismo es cierto que entre ellos existen elementos que se han aprovechado del poder y autoridad que les confiere el uniforme para sobrepasar los límites que les impone la ley. Ultimamente se han hecho públicos actos delictivos o simplemente criminales en los que oficiales de la PNC se han visto envueltos. La izquierda tiene que reflexionar como reformar la policía para darle toda la eficacia necesaria para ofrecerle a la ciudadanía la calma que necesita y depurarla de todos los elementos que la desprestigian. Es necesario también que la PNC recobre su estatuto de verdadera institución de mantenimiento del orden y de prevención y combate del crimen. La PNC no puede asumir exclusivamente papeles represivos, que le han sido impuestos por los sucesivos gobiernos de ARENA. Por consecuencia es necesario que toda la actividad de la policía sea supervisada por un ente de control imparcial e independiente.

Es necesario que los puestos de dirección de la PNC no sean asumidos por personas estrechamente vinculadas a un partido, como es el caso actualmente. El señor Rodrigo Avila ejerce su cargo como activista del partido ARENA. Todo esto pues tiene que ser denunciado y la izquierda tiene que buscar los mecanismos legales para evitar que eso siga sucediendo.

No creo que sea necesario demostrar que estas reformas no podrán emprenderse si no hay cambio de gobierno. La derecha, toda la derecha, ha estado implicada en el funcionamiento de las instituciones actuales. Desde siempre han ejercido el poder con métodos despóticos y se han servido de las instituciones del Estado para reprimir cualquier intento de protesta popular. Han estado en el poder durante décadas y nunca se han preocupado por desarrollar el ejercicio de la democracia.

Abundan los temas en los que podemos juntar los esfuerzos. Hay que plantearlos, es urgente ponerlos en el tapete y no dejarnos llevar a discutir temas que la derecha con sus medios quiere imponernos. Hablemos de llevar el agua a todas las familias, de llevar la luz eléctrica a todas las casas, de darle a todos los niños la posibilidad de recibir una formación de calidad y gratuita. Hablemos de todos los servicios públicos que hay que reforzar y los que aun queda por crear.