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26 noviembre 2011

Respueta a un amigo

En el grupo salvadoreño “La Diáspora Opina” de Facebook, un amigo, Edwin Lima, inció un hilo con esta pregunta: ¿Cuál es la revolucion posible hoy en dia?. Como es normal surgió un debate animado. He participado también en él. Pero ahora quiero compartir con mis lectores una respuesta que me ha salido más larga que lo admitido en ese tipo de espacios.



En tu pregunta hay un adverbio de tiempo que limita todo horizonte a la respuesta. Pues si se toma al pie de la letra ese “hoy en día”, la respuesta es clara y rotunda, no existe ninguna revolución posible hoy en día. Pero incluso si se amplía el tiempo que puede abarcar ese “hoy en día”, la respuesta no deja de ser negativa. Pues la revolución social implica una transformación radical de la sociedad, que en estos momentos, en las circunstancias actuales, no podemos vislumbrar, ni siquiera la posibilidad concreta de un movimiento de masas, ni un accionar cohesionado y general de la población hacia otro tipo de sociedad en que los problemas sociales, económicos, culturales, ambientales, etc. que enfrentamos puedan, por lo menos, tener un inicio de solución.


Vivimos en una sociedad en la que la mayoría sigue dominada por la ideología que destilan los medios de comunicación, la escuela, las religiones, etc. Vivimos en una sociedad pusilánime, miedosa, conformista y hasta cierto sentido, impregnada de la ideología facista. Basta con ver la violencia verbal con que se abordan los problemas relacionados con la delincuencia y la violencia. Pero al mismo tiempo, el tipo de soluciones totalitarias que se escuchan y leen, de nuevo se propone reintroducir la pena de muerte, el tipo de penas existente ya de por sí, en la práctica son “condenas a cárcel a perpetuidad”, lo que prohibe la Constitución, las leyes “mano dura”, “mano super dura” y la “ley anti-maras” contenían como panacea, el recrudecimiento de las penas de cárcel. Pero esto es ya un detalle.


Nuestras gentes andan sumidas en el miedo, que les impide razonar, que les impide tener reacciones racionales, la mayoría habla de exterminar (término facista por excelencia cuando se refiere a poblaciones, a personas) las maras. Otros, cada vez en mayor número, piden la abolición de “los derechos humanos”. En estos días, obedeciendo al mandato de sus amos, Funes ha nombrado a un militar en el puesto de ministro de la Seguridad Pública. La derecha jubila y con ella todo el electorado pequeño burgués que se pasó a la “izquierda” en las últimas elecciones presidenciales. A toda esa gente envalentonada por la actitud cada vez más descarada de Funes como un hombre de derecha, llega incluso a expresar en voz alta su nostalgia por la Guardia Nacional. Que ese nombramiento sea un primer paso en la aplicación del Tratado de Asociación firmado recientemente, en el que se van a supeditar nuestras instituciones a la doctrina reaccionaria de “Seguridad Nacional” de una potencia imperialista, este hecho le importa un comino a la población, ni se entera y si se entera no le da la mayor importancia, es más, no alcanza a ver dónde está el problema. Que vayamos a ser aún más dependientes, pues eso no va a cambiar, piensan, en suma nada fundamental en nuestras vidas.


La parte económica del Tratado lo anuncia sin mayores preámbulos, uno de los problemas de la economía salvadoreña es su baja productividad, y uno de los obstáculos más grandes son los derechos de los trabajadores. Pues es necesario que los criterios se acomeden a lo que recomendaba la Banca Mundial en los inicios de la gran marea neo-liberal. Es eso lo que nos quieren aplicar. Es decir mayor explotación y un statu quo de nuestra dependencia, pues no hay en ese tratado nada que pueda verse como un cambio radical de nuestra situación de economía dependiente. Ante esto la mayoría vuelve a lo mismo, al mismo conformismo, no podemos nada, somos pequeños, somos atrasados, qué podemos contra ellos. Y como ya un estribillo más que estúpido vuelven, como un argumento de peso, a sacar a los millones de salvadoreños que viven en los Estados Unidos. Esa presencia de salvadoreños en Estados Unidos la esgrimen como argumento para todo, para aceptar que los Estados Unidos se inmiscuyan en nuestros asuntos, como para rechazar cualquier medida que pueda ser vista por los imperialistas como dañina a sus intereses. La misma candidatura de Funes era bien vista por la población porque ella no alarmaba a los Estados Unidos, era aceptable para ellos.


Aquí estoy dando a grandes pinceladas el estado de conciencia de la mayoría de salvadoreños. Una revolución no se puede hacer contra la opinión, contra el sentimiento de la mayoría. Las ideas revolucionarias tienen que conquistar las mentes de todos. La gente se tiene que apropiar del pensamiento nuevo, sin esa apropiación es imposible hacer cambios estructurales.


¿Significa esto que esta realidad debe paralizarnos? ¿Que esto deba obligarnos a postergar para más tarde todo planteamiento revolucionario? Pues pienso que no, esta situación al contrario debe mostrarnos lo que tanto necesitamos para ser un país realmente independiente, un país libre, un país que cree las condiciones para resolver sus problemas. Y esto no es otra cosa, sino que precisamente una revolución. Es indudable que la revolución implica una organización. Pero ¿qué tipo de organización? Y sobre todo qué tipo de sociedad futura queremos.


Estas dos cuestiones plantean problemas prácticos y teóricos profundos, en los que es menester tomar en cuenta las derrotas sufridas ya en el pasado y un trabajo prospectivo inaudito. Obligatoriamente en nuestra circunstancia nos toca que innovar mucho.


Se nos plantea pensar profundamente en qué consiste la revolución que queremos, no es pues solamente qué revolución es posible, sino qué tipo de revolución podemos construir a partir de nuestra circunstancia, de nuestra situación. Para ello es necesario conocer al dedillo nuestra situación y lo que ella nos permite, pues la revolución es algo real que encierra la situación misma. La revolución no es un sueño, ni una utopía, sino que la respuesta concreta a nuestros problemas. La revolución es encontrar dentro de la realidad misma de nuestra sociedad las soluciones, las transformaciones necesarias.


Es decir no podemos pues desdeñar como un lujo superfluo teorizar sobre nuestra realidad. Necesitamos, como para cualquier otra acción, una reflexión previa. Para crear un movimiento popular, masivo que nos lleve hacia otro tipo de sociedad, es necesario demostrar sobre todo la caducidad del mundo actual. Pero al mismo tiempo, aunque esto parezca contradictorio, mostrar todo lo que este mundo nos permite realizar. Pero para realizar ese todo necesitamos derribar los obstáculos que existen en el mismo mundo que queremos cambiar. Es decir no podemos pensar que la combatibidad aparece sin ambiciones amplias y generosas.


La cuestión de la revolución está planteada hoy día, es cierto, y las respuestas están en el mundo de hoy. Pero que esté planteada hoy, no significa que sea posible de inmediato, es menester una lucha organizada, conciente, masiva contra el mundo viejo que resiste, que no quiere morir para que lo nuevo surja sin trabas. Es menester una lucha larga, permanente, innovante a cada momento.

3 comentarios:

  1. Anónimo1:26 a. m.

    Don Carlos:
    Usted, como lingüista, sabe el difícil problema que implica la comunicación mediante el lenguaje. Es difícil comprender exactamente lo que una persona quiso decir con lo que dijo, así que debemos partir de interpretaciones lo mas sensatas posibles dentro del contexto. Y así, es posible entender que el señor Lima quiso preguntar, ¿qué podemos hacer hoy quienes tengamos un espíritu revolucionario? Y como Usted muy bien afirma, no es posible si esperamos que toda una nación actúe al unísono, pero, y aquí el gran pero, podemos hacer mucho desde el la situación individual, cambiar personalmente, hábitos, descartar mitos infundados y tratar en la medida de nuestra posibilidad individual, comprender nuestra realidad, es decir, lo que somos, como estamos y para donde vamos si seguimos como estamos. Se trata de lograr una auto consciencia para luego, extenderla hacia una conciencia de clase y eso si lo podemos y debemos hacerlo desde ya. Con el tiempo se dará la revolución que buscamos, que queremos o que merecemos.
    Gracias don Carlos por sus escritos tan iluminadores.
    Atentamente
    Quijo-t

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  2. Debió haber sido muy interesante esas opiniones de Diáspora en Facebook. Gracias, Don Carlos, por compartir con nosotros algo medular de lo tratado; sin embargo, debo disentir en algo con Usted; pues inicio de soluciones ya lo tenemos en frente y no a vuelta de esquinas: 800 mil votos "duros" del FMLN, ---porque 400 mil aportados por indecisos, incluyendo a "amigotes de mauricio", no podemos valorizarlos para inmendiatas hazañas heroicas similares a efectuadas por "INDIGNADOS" europeos, estadounidenses, siríacos, egipcios y más---. Por ello, no podemos ni debemos permitir que media docena de cupuleros frentistas, presuntos traidores, se queden con ese bagaje tan precioso por necesario en estos momentos de crisis institucional generalizada; crisis provocada ad hoc por capitalistoides guanacos narcotraficantes.

    Es verdad: falsas y dañinas ideologías propagandizadas por 95% de los medios de comunicación ANTIsocial, sectas ANTIreligiosas vaticanas y washingtonianas; colegios particulares primarios, secundarios, universidades neoliberales y más burguesías difícil de clasificar por indefinidas, tergiversan conceptos malignizándolos con fines electoreros en pro de nuestros modernos neo-esclavizadores; pero, si multiplicamos por tres aquellos 800 mil votos duros obtenidos por SCHAFIK en 2004, ---suponiendo que cada voto duro haya reclutado tres votitos nuevos o juveniles, quienes ya no se asustan porque SCHAFIK JORGE HÁNDAL HÁNDAL se desayunaba, almorzaba y cenaba, comiéndose un niño en escabeche cada vez o 3 cada día; o, que las remesas "made in usa" se reducirían a CERO, tendríamos, al menos, DOS MILLONES Y MEDIO de verdaderos adultos Jaguares salvadoreños, nunca guanacos.

    Si nosotros permitimos que se nos roben siglas, colores y estrella del FMLN, mañana lloraremos cuales féminas lo que no pudimos rescatar como varones mayas mesoamericanos; y veremos caer sobre nosotros, hijos, nietos, bisnietos y hasta tataranietos, la maldición de Marina Malinche.

    Esos 2.5 millones de votos conscientes nos darán próxima Asamblea Nacional Legislativa con mayoría absoluta hasta para superar vetos fascistas del cobarde presidentillo actual. Sin ir tan lejos: allí nomasito, en NICARAGUA, tenemos magnífico ejemplo de cómo se derrotó en urnas a "narcoarenazis" chochos, quienes, apoyados por somocistas y embajada gringa, aún alegan fraudes; como siempre lo alegan los "narcoarenazis" venezolanos.

    Don Carlos: es cierto... Nuestro pueblo está sumido en el miedo... El miedo es reacción natural hasta de Próceres y Héroes: Jesucristo, Gandhi, Morazán, Romero Galdámez, Gerardi, Lincoln, Luther King, Anastasio Aquino, Sandino, Carlos Fonseca Amador, Francisco I Madero, Che Guevara y millares más, superando tan natural miedo o temor, se convirtieron en Inmortles Paladines de sus respectivas naciones.

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  3. Anónimo6:17 p. m.

    En la actualidad los problemas de la revolución son mayores: la izquierda a nivel mundial está en profunda crisis, incapaz de dar respuesta ante la crisis del capitalismo; en los paises capitalistas centrales, la clase obrera ha perdido peso, por la desindustrialización y en paises que se consideraban "socialistas", esos modelos han dado lugar a una restauración del capitalismo;como en China, Vietnam. No sabemos como Cuba sobrevivirá. En un paisito como El Salvador no tenemos capacidad de crear conocimiento; la derecha por su lado copia los paquetes ideológicos que les mandan de EEUU y la izquierda salvadoreña solo espera lo que se hace en Cuba, hoy Venezuela sin capacidad de pensamiento original. En nuestro país, la realidad de hambre y represión ha sido la "escuela" práctica de la protesta, así fue en las decadas de los 70-80, más que una teoría iluminadora; y así seguirá siendo.Dándonos tropezones, codazos, con mucha violencia.En menudo lio estamos.

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