El autor de este blog agradece la reproducción total o parcial de los materiales aquí publicados siempre que se mencione la fuente.

27 marzo 2011

El cerebro, la escritura y la VI tesis

La revista francesa de divulgación científica, La Recherche, en su número de febrero de este año, publicó algunos artículos bajo la engañosa rúbrica general “Cómo aprende el cerebro”. Voy a detenerme solamente en un aspecto de la serie: el reciclaje neuronal con la aparición de la escritura y el aprendizaje de la lectura. En el artículo del periodista Jacques Abadie, se describe detalladamente los resultados de investigaciones en laboratorios franceses y portugueses. Estas investigaciones han revelado que al ver una palabra escrita se activa el conjunto de áreas cerebrales del lenguaje oral e inversamente al oír una palabra (frase) se activa la zona que codifica su forma escrita, en las personas que saben leer. Esta última observación es importante, pues concierne el segundo aspecto de los descubrimientos relatados en el artículo.


En efecto, los estudios internacionales dirigidos por Stanislas Dehaene del Collège de France, han revelado con la ayuda de imágenes por resonancia magnética funcional (IRMf), que el aprendizaje de la lectura modifica considerablemente la organización de nuestro cerebro. En las personas alfabetizadas, las áreas de la vista y del lenguaje son más extensas y se activan más fuertemente cuando se les muestra una palabra escrita. Otro aspecto revelado por las investigaciones es el hecho sorprendente de que la zona que se encarga de la escritura, en los analfabetas se usa para la representación de los rostros. Estos trabajos son muy recientes, los últimos resultados fueron publicados en enero de 2011 y vienen a reforzar la nueva teoría: la adquisición de la lectura es posible gracias a una vasta restructuración cerebral, que termina en la especialización de una zona en el tratamiento de la escritura (el lenguaje escrito).


El punto de partida


En el artículo, Jacques Abadie nos relata la aparición de la hipótesis a finales del siglo XIX. En el año de 1887, el neurólogo francés Joseph-Jules Déjerine atendió en su gabinete a un paciente que sufría un mal muy extraño, éste ya no lograba leer, aunque continuaba reconociendo con facilidad objetos, caras y cifras. Cinco años después el paciente falleció de un accidente neurovascular. Al proceder a la autopsia, Déjerine observó lesiones antiguas en la parte posterior del hemisferio izquierdo, precisamente en el lóbulo temporal, región indispensable en el tratamiento de estímulos visuales. Déjerine supuso que estas lesiones explicaban la “ceguera verbal” del paciente y que la zona deteriorada era también indispensable para la lectura.


Como todas las hipótesis esta tampoco fue unánimamente aceptada, pero desde entonces se iniciaron diversas investigaciones. Desde aquella época se ha bautizado a esta zona especializada en la lectura: “área de la forma visual de las palabras”. Gracias a las neuroimágenes obtenidas por resonancia magnética en estos últimos veinte años se ha llegado a confirmar la hipótesis de Déjerine, muchos laboratorios han estudiado con IRMf los cerebros de pacientes que padecen de ceguera verbal. Al sobreponer las imágenes de las lesiones observadas de este tipo de pacientes, los neurólogos han logrado delimitar un área que parece necesaria a la decodificación de la escritura.


En 2006 un estudio llevado a cabo en uno de los más grandes hospitales de París, Pitié-Salpêtrière, y dirigido por Laurent Cohen, vino a confirmar aún más esta hipótesis. Un grupo de neurólogos se interesó sobre el caso de una persona que sufría de epilepsia, cuyas crisis provenían de esa área. Le aplicaron electrodos para determinar y delimitar la zona a operar y curarlo de las crisis de epilépsia. Entre las pruebas preliminares le hicieron un test de lectura, el paciente sabía leer a perfección y el área de la forma visual de las palabras se activaba normalmente. Sin embargo luego de la ablación de esta parte, el paciente no lograba reconocer simultáneamente todas las letras de una palabra. Estaba obligado a decifrarlas una a una. No obstante lograba reconocer otros objetos.



Un desconocimiento de la lingüística



Si bien es cierto que la discusión sobre la existencia de un área destinada a la lectura no está clausurada definitivamente, surge paralelamente otra cuestión: ¿esta zona está predestinada desde nuestro nacimiento para la lectura?


Al plantear esta cuestión el periodista prosigue con una reflexión sorprendente, textualmente dice: “Hasta los años 1980, se consideraba el lenguaje como un fenómeno (donnée) biológico, una competencia natural del hombre. Parecería lógico que los circuitos neuronales que sostienen el tratamiento visual de las palabras sean de alguna manera precableados, incluso si la lectura necesita un aprendizaje”. Esta aserción no solo me sorprende, sino que también me consterna. El carácter social del lenguaje no tiene discusión desde antes de Ferdinand de Saussure, pero basta con las pruebas racionales que avanza el suizo para dar como establecido lo absurdo que significa pensar que el lenguaje pudiera ser un fenómeno biológico. Creo que esta afirmación consternante es el fruto de un conocimiento sobre el lenguaje de oídas y una lectura transversal de los trabajos de Chomsky. Por otro lado respecto al lenguaje no sólo hay aprendizaje, sino que también apropiación. He tratado de esto en mi artículo: “Lenguaje: producto y condición de la sociedad”.


Pero lo que sorprende aún más es la forma de la cuestión planteada por el periodista, puesto que el desarrollo de su artículo y la descripción que hace de las investigaciones no da lugar a tal planteamiento. Inmediatamente corrije y dice que gracias a los adelantos en las imágenes por resonancia magnéticas esta visión ha cambiado a finales de los años noventa. A partir de esta fecha es posible comparar la actividad cerebral de los que saben leer con la de los analfabetas.


El artículo de La Recherche nos indica que en 1998 un equipo dirigido por Alexandre Castro-Caldas del centro de estudios Egas Moniz de Lisboa, realizó una experiencia con personas que saben leer y con personas que no saben. Estas personas debían repetir en voz alta palabras realmente existentes y luego “pseudopalabras”, es decir palabras inventadas. Al mismo tiempo sus cerebros eran analizados por medio de tomografías por la emisión de positrones. El resultado fue que los analfabetas no activaron las mismas estructuras cerebrales que los que saben leer. Esta fue una de las primeras pruebas que el aprendizaje de la lectura modificaba la estructuración general de las áreas del lenguaje.


En este momento llego a la parte del artículo que más me interesa subrayar y que me lleva a una reflexión que compartiré brevemente al final.


Una nueva teoría


Stanilas Dehaene, con su equipo de la unidad de neuroimagenes cognitivas del Inserm (Instituto Nacional de la Salud y de la investigación médica), ha supuesto que esta modificación estaba influenciada por el establecimiento de circuitos neuronales para decodar las palabras. Por consiguiente estos circuitos no están presentes desde el nacimiento, sino que se forman durante el aprendizaje. “Esta idea concuerda con el hecho de que la lectura apareció demaciado recientemente en la historia de la humanidad para haber pesado sobre nuestra evolución genética, explica José Morais, de la Universidad Libre de Bruselas. Las primeras huellas de la escritura, descubiertas en Mesopotamia, datan de unos 5 400 años. En una escala de tiempo tan corta, el cerebro humano no ha tenido el tiempo suficiente para adaptarse y desarrollar una estructura especializada para la lectura”.


Jacques Abadie en su artículo de La Recherche nos explica que Stanislas Dehaene y Laurent Cohen han propuesto en 2007 una teoría nueva sobre las bases cerebrales de la lectura, la del reciclaje neuronal. Esta nueva teoría afirma que las redes neuronales que decodifican las palabras escritas asumen otra función antes de que nosotros aprendamos a leer, es decir que se reciclan. Esta hipótesis reposa en la idea que el cerebro puede reconfigurarse en función de experiencias y de los aprendizajes que nosotros realizamos.


El artículo sigue describiendo otras experiencias, que no cambian lo expuesto hasta aquí. Por lo tanto interrumpo este extenso resumen del artículo de Jacques Abadie publicado en el número de febrero de 2011 de La Recherche.


La VI tesis de Marx sobre Feuerbach



Aunque a algunas personas les pueda parecer exagerado o simplemente un despropósito, estos hechos y los planteamientos expuesto arriba, los acercó a lo que expone Karl Marx en su VI tesis sobre Feuerbach. ¿Qué dice esta tésis?


Justamente el contenido de esta tesis ha dado lugar a multiples polémicas, no puedo adentrarme en ellas sin correr el riesgo de alargar desmesuradamente un artículo para un blog. Así, voy a señalar únicamente que su contenido se ha desviado al querer resumirla en una sola oración que la vuelve falsa: “la esencia del hombre son las relaciones humanas”. Voy a dar la traducción más o menos admitida por lo general al castellano:


Feuerbach diluye la esencia religiosa en la esencia humana. Pero la esencia humana no es una abstracción inherente a cada individuo. Es, en su realidad, el conjunto de las relaciones sociales.


Feuerbach, que no se ocupa de la crítica de esta esencia real, se ve, por tanto, obligado:


1) A hacer caso omiso de la trayectoria histórica, enfocando de por sí el sentimiento religioso y presuponiendo un individuo humano abstracto, aislado.


2) En él, la esencia humana sólo puede concebirse como “género”, como una generalidad interna, muda, que se limita a unir naturalmente los muchos individuos”.


El acercamiento que opero entre las investigaciones arriba mencionadas y esta sexta tesis de Marx tal vez no salte a la vista de manera evidente. Voy pues a tratar de explicarme. Esta tesis es una crítica no solamente a la concepción de Feuerbach, sino que a una manera de pensar que dura hasta ahora y que consiste en eregir como objeto de pensamiento un abstracción, como por ejemplo “el hombre” y se busca determinar, enumerar todo lo que le es propio, los propios. Se toma al “hombre” en tanto que “genero” para oponerlo al “animal” y se toman por ejemplo como sus “propios” de las deficiones del pensamiento del entendimiento, tal cual los define en su Organon Aristóteles. De esta manera se señala su posición vertical, la oposición del pulgar al resto de los dedos, su capacidad cerebral, etc. En los últimos tiempos en que la génetica ocupa un lugar de vanguardia en los estudios biológicos, se trata determinar la esencialidad del “hombre” a través de las determinacion genéticas, los genes. En las llamadas ciencias humanas o sociales, también se define al “hombre” y por lo general se hace una generalización, que se refiere al homo eoconomicus, que acaba siendo una serie de caractéristicas psicológicas de los burgueses en tanto que patrones capitalistas.


En La Ideología Alemana, Karl Marx reafirma su posición de esta manera: “La «concepción» feuerbachiana del mundo sensorial se limita, de una parte, a su mera contemplación y, de otra parte, a la mera sensación: dice «el hombre» en vez de los «hombres históricos reales». En esta frase podemos darnos cuenta, si tratamos de penetrar su significación, de la profunda revolución en el pensamiento que realiza Marx. Pues la fantasía “el hombre” nos obliga a excluir la historia de la realidad, a no ver “que el mundo sensorial que le rodea no es algo directamente dado desde toda una eternidad y constantemente igual a sí mismo, sino el producto de la industria y del estado social, en sentido en que es un producto histórico, el resultado de la actividad de toda una serie de generaciones, cada una de las cuales se encarama sobre los hombros de la anterior, sigue desarrollando su industria y su intercambio y modifica su organización social con arreglo a las nuevas necesidades. Hasta los objetos de la «certeza sensorial» más simple le vienen dados solamente por el desarrollo social, la industria y el intercambio comercial. Así es sabido que el cerezo, como casi todos los árboles frutales, fue transplantado a nuestra zona hace pocos siglos por obra del comercio y, por medio de esta acción de una determinada sociedad y de una determinada época, fue entregado a la «certeza sensorial» de Feuerbach”.


Si volvemos ahora a la escritura, nos daremos cuenta que esta existe también históricamente, socialmente. Exite en nuestras sociedades para algunos hombres y es inexistente para otros y que esta existencia o inexistencia tiene repercuciones incluso en los flujos neuronales, en algunos hombres las áreas de la “visión verbal” “son más extensas y se activan más fuertemente” que en otros, que esta extensión y esta mayor activación es el producto del aprendizaje, de la apropiación de la escritura. Es decir que aquí estamos en presencia de una determinación que viene de afuera hacia adentro, viene de una relación social, pues el aprendizaje es obligatoriamente una acción que se desarrolla entre los hombres.


Nuestro cerebro es capaz de reestructurarse, posee una elasticidad, pero esta se pone en marcha “en función de experiencias y de los aprendizajes que nosotros realizamos”. El desarrollo individual depende de las relaciones humanas que la sociedad en la que vive le permita, le ofrezca.

8 comentarios:

  1. "Otro aspecto revelado por las investigaciones es el hecho sorprendente de que la zona que se encarga de la escritura, en los analfabetas se usa para la representación de los rostros."

    Eso es lo que más me ha gustado; me hace pensar en los jeroglíficos y en el arte rupestre.

    ResponderEliminar
  2. Anónimo4:41 p. m.

    El cerebro es flexible. En ciertos casos, por ejemplo, en personas que han sufrido un derrame cerebral desarrollan habilidades que no tenian. Hay una interacción biologia-condiciones ambientales. Chomsky plantea que existe una capacidad para el lenguaje propia del hombre, y hace la comparación con las aves, que poseen plumas y vuelan.No creo que Ud adopte la posicion de los linguistas sovieticos que decian que el hombre"aprendió" a hablar durante el trabajo, siguiendo el argumento de Engels de que "eltrabajo" hizo al hombre, sin atribuir los aspectos biologicos indispensables para desarrollar esa capacidad. Lo mas probable es como ocurre en la evolucion, que la capacidad para el lenguaje aparecio como un atributo colateral.

    ResponderEliminar
  3. Estimado Anónimo : Es muy corto lo que escribís, me cuesta saber exactamente lo que querés expresar. No quiero ponerme a adivinar. No obstante voy a aclararte que en la ex Unión soviética existían muchas escuelas diferentes de lingüística, por lo tanto es falso imputarles a todos un sola posición. Por otro lado, reducir la posición de Chomsky a la comparación de las alas y plumas de las aves, es hacerle un favor muy malo. Primero porque las aves vuelan por otra serie de caracteríticas de su anatomía. Ahora bien, respecto a los hombres Chomsky habla de la existencia de potencialidades innatas, de formas y contenidos lingüíticos universales a todas las lenguas. Cosa poco significativa pues estos universales se reducen a muy poco en las lenguas históricas. Y la existencia de las áreas cerebrales que sirven de base neuronal para el lenguaje no indica para nada que la realidad del lenguaje sea biológico. Cosa que Chomsky no defiende.

    Ahora vengo a otro punto que abordás muy de pasada y que le adjudicas a los lingüístas soviéticos en general. Los lingüístas, como los psicólogos, del Círculo de Moscú, por lo menos dos de ellos son fundadores del Círculo de Praga, no se refieren obligatoriamente a Engels y no se determinan al origen primero del trabajo, ni especulan sobre el origen del lenguaje. Hay ciertas consideraciones de orden general que se encuentran en ya en Saussure y a otros lingüístas anteriores al suizo (Boudoin de Courtenay, Bailly, etc.) que muestran que no se puede reducir la aparición del lenguaje a un momento. La arqueología nos enseña que el proceso de hominización comprende períodos milenarios, que fue durante estos largos años que se fueron produciendo los cambios morfológicos humanos. El papel que ha jugado la actividad en el proceso de hominización es innegable y las investigaciones de un André Leroi-Gourhan han venido confirmar el papel de la creación de útiles en este mismo proceso. Por lo tanto no puedo oponerme a la hipótesis de Engels en ese sentido.

    Pero al mismo tiempo, pienso que la famosa frase de Engels sobre “el papel del trabajo en el origen del hombre”, sacada de todo el raciocinio de Engels, ha producido una caricatura. Y debo decir que justamente en este enunciado, asi resumido, se aparta justamente de la VI Tesis de Marx, pues dicha de esta manera se produce una “mala abstracción”, lo que Marx criticaba a Feuerbach. Ese querer definir “al hombre” en tanto que género.

    No obstante en todas las descripciones antropológicas que se realizan el papel del lenguaje es por lo general dejado de lado. Se puede hablar de los restos de los objetos que recojen los arqueólogos e interpretarlos. Pero no sucede lo mismo con el lenguaje, pues hasta la aparición de la escritura (5400 años aproximadamente) no existen testimonios. La gran invención de la escritutra se da ya cuando el “homo sapiens” posee una civilización y sus características morfológicas son las mismas que las que tenían en el neolítico. Es decir podemos pues hablar de las pruebas materiales que tenemos, es decir los instrumentos. Los insturmentos guardan justamente en sus formas la inteligencia proyectada de los hombres durante esos largos milenios. Nada parecido tenemos en lo que respecta a la evolución del lenguaje. Es por eso que los lingüístas serios optan por abstenerse de proponer tesis basadas extrictamente en especulaciones. Pero sin ir hasta las especulaciones, podemos ver que estos testimonios exteriores del trabajo que nos han llegado, no pudieron ser realizados sin la participación de un lenguaje, tal cual sucede ahora. Podemos suponer que el lenguaje también ha jugado un papel primordial en la hominización.

    ResponderEliminar
  4. Anónimo1:33 a. m.

    El cerebro es el organo excelente, extremadamente complejo y no se puede definir sus funciones de una manera fija y directamente relacionada a un fenómeno pues es adaptable su función al mundo que nos rodea individualmente.
    Que sucede en esas zonas del lenguaje con personas invidentes?, que sucede con las experiencias místicas, dónde se procesan los sueños que muchas veces dan respuestas jamas imaginadas en momentos concientes?.
    El órgano es una cosa y la infinita capacidad de sus conexiones es otra. Por qué un indivíduo que desconoce su procedencia, busca decesperadamente a sus progenitores?. No será unicamente por la identidad, la necesidad de afecto y pertenencia. Yo sostengo que ese individuo tiene una desconexión genética, hay una transmisión de conocimiento de cerebro a cerebro y de corazón a corazón hasta ahora no identificada por la ciencia moderna, pero bien conocida por la sabiduría ancestral, ellos sabían que el lenguaje es un instrumento rustico y que existen otras conexiones sutiles, intangibles como transmitir conocimiento y memorias.

    ResponderEliminar
  5. Tema interesante. Anónimo 2, si lee detenidamente se dará cuenta que el ónfalo de esto es, que los investigadores franceses y portugueses proponen una teoría donde lo 'verdadero perpétuo' consiste: en que la red neuronal que activa el lenguaje oral al ver una palabra escrita, asume otra función antes de que el ser humano aprenda a leer. La facultad del lenguaje, vista como una de las condiciones invariantes que permite entender la naturaleza humana, es algo potencial. Afirmar que la capacidad del lenguaje es propia del hombre me parece incorrecto, en su lugar deberíamos decir que el lenguaje es una potencialidad del hombre, i.e., una competencia que puede adquirirse gracias el reciclaje de un grupo de neuronas. Ya Santiago Ramón y Cajal tuvo la intuición de 'cómo se bate el cobre' en nuestro cerebro.

    Este es un retruécano peligroso, ya que según el diccionario ahí donde hay una facultad existe potencia ,y, donde hay potencia existe una capacidad. Por eso prefiero los términos potencial y potencialidad. El potencial equivale a encerrar potencia, mientras que la potencialidad a la capacidad de la potencia. En un encéfalo sano, las redes neuronales que gobieran la visión verbal solo encierran potencia mientras no aprendemos a leer, pero, una vez lo hacemos se despliega la capacidad de la potencia de dichas redes, vía reciclaje, para descifrar 'literary letters'.

    Los japoneses han investigado mucho sobre el tema de la alexia, y me pregunto Carlos si el artículo de La Recherche lo menciona, ya que entiendo que ellos ayudaron a dilucidar que las lesiones de la parte posterior del lóbulo temporal inferior izquierdo son cruciales en la comprensión de dicho padecimiento.

    '¿Esta zona está predestinada desde nuestro nacimiento para la lectura?' Esta pregunta vaya que es ambiciosa. Los estudios de los japoneses, que difícilmente puedo resumir aquí, no son concluyentes, ya que el seguimiento clínico de los aléxicos a la escritura Kanji (morfográfica o logográfica) y a la escritura Kana (silabográfica), muestra que si bien los mecanismos intrahemisféricos que rigen la ceguera verbal ante ambas grafías son diferentes, también existen zonas de solapamiento. En occidente hay, o eso me parece, unanimidad acerca de que la lectura de ideogramas o su alexia se procesa en el hemisferio derecho, mientras que la de sílabas en el izquierdo. No obstante análisis más exhaustivos muestran que no es tan sencillo. Estamos en pañales.

    Acuerdo con usted Carlos en que las ciencias naturales desconocen, y me pregunto por qué, muchos aportes planteados y aducidos por las ciencias sociales.

    Ahora bien, mi crítica para usted Carlos reza así: el acercamiento que hace del hallazgo del reciclaje neuronal a la VI tesis de Feuerbach, no rompe con la problemática de Feuerbach que rige el humanismo, es decir, que sigue siendo ideológico y no científico. Es cierto que la ideología está en todo y forma a los sujetos, pero, al usufructuar una hipótesis de la ciencia natural, que por definición no posee un sujeto, para encajarla en un argumento polítio donde prima el sujeto, comienza a emerger la falta de rigor propia de la argumentación ideológica. Pensándolo bien, quizá sea por esto que las ciencias naturales prefieren desconocer los planteamientos de las humanidades.

    Los genes nos forman y definen pero a la vez nosotros formamos y definimos a nuestros genes.

    ResponderEliminar
  6. Anónimo3:54 p. m.

    El lenguaje ha jugado un papel determinante en la hominización, un papel evolutivo.
    Pero cuidado con esta afirmación, porque podriamos caér en la conveniente y conservadora visión que hay seres humanos mas humanos que otros porque la estructura de su lengua es más compleja, y no exagero, la civilización eurocentrista así se ha apoderado del mundo. Es verdad que hay lenguas con una gramática simple, por ejemplo sin tiempos bien definidos sino usando un prefijo o sufijo que lo indica, con un vocabulario reducido de acuerdo a nuestros parámetros, sin embargo con niveles de abstracción impensable para un indivíduo urbano que maneja terminos y códigos de vida complicados, como los de tráfico, iconografía publicitaria, reglas gramaticales etc, lenguajes técnicos,etc. y sin embargo tan pegada al mundo material que los rodea incapaces de reconocer señales corporales, de la naturaleza, para lo que sus correspondientes palabras-fonemas han caído en desuso. Yo puedo ser exelente laboralmente, y sin embargo no enterarme que lo maravilloso de estar sentada en mi venta viendo la luna, no es solamente lo explendido que la luna exista en el cosmos, es que yo puedo verla, disfrutarla y tener la capacidad de hacerle un poema a su belleza que exprese la felicidad de mi alma.
    Anonimo 4.

    ResponderEliminar
  7. No voy a responder, Isura, a todo tu comentario, por razones de tiempo y espacio. Primero, el artículo no evoca esos estudios japoneses, se dedica exclusivamente a describir los experimentos relacionados al reciclaje neuronal en el aprendizaje de la lectura. Respecto a la pregunta, '¿Esta zona está predestinada desde nuestro nacimiento para la lectura?' , como te habrás dado cuenta, la hace el periodista y los científicos responden por la negativa.

    Ahora voy a lo último. El acercamiento que realizo me parece que lo he justificado, aunque tal vez no de manera extensa y tal vez no del todo satisfactoria. Pero no se trata simplemente de acercar un descubrimiento científico a una posición ideológica. Ni aún menos de querer justificar una posición ideológica a través de un descubrimiento científico. Lo que opera Marx en esa sexta tesis no es simplemente exponer otra posición ideiológica, sino que realiza una de las críticas más profundas sobre la manera de conceptualizar que adolece toda la metafísica hasta el día de hoy. Esta manera de conceptualizar se encuentra no solamente en las ciencias humanas, sino que también en las llamadas ciencias experimentales.

    ¿De qué se trata? Pues se trata de criticar el mismo error conceptual que cometes, al adjudicarle al argumento político “un sujeto”. Es este tipo de falsas abstraciones la que critica Marx. Se trata siempre para la ideología de dotarse de objetos de estudio, no la realidad concreta, sino que una construcción, ya sea “el hombre” (o el sujeto) que no existe sino en la mente y que es ahistórico o transhistórico. Esta mala abstracción es simplemente una ficción separada de las relaciones efectivas y dada de manera fantasmagórica como conteniendo la esencia de lo real.

    “El hombre” es el concepto que da origen al “humanismo teórico”, es tal vez el concepto inicial, fundador del liberalismo. Pues el “hombre” adquiere las característica modernas de un emprendedor capitalista, que aspira que sus ganancias sean máximas y se ve transformado en el “hombre universal”, el “homo economicus” libre, aislado, inmutable, encarnación individual de la “naturaleza humana”, que se piensa como un conjunto de rasgos psicológicos constantes.

    Lo que muestra esta investigación es que la “esencia humana” no reside en la estructura cerebral, que ésta es modificable a partir de nuestras actividades y aprendizajes. Esta modificación cerebral es el resultado de relaciones humanas, enseñaza/aprendizaje y distinta apropiación según los individuos.

    ResponderEliminar
  8. Estimado Anónimo 4. Tu pregunta sobre lo que sucede en el cerebro de los ciegos, me apareció durante mi lectura. No tengo respuesta. Tampoco sobre el porqué de la búsqueda de su origen de algunas persona, también ignoro sobre tus planteamientos sobre los sueños, la comunicación de “corazón a corazón”. Es posible que exista, pero por el momento no tengo respuesta a esas inquieturdes.

    Respecto a tu segundo comentario, comparto de alguna manera tu preocupación. Pero la lingüística no establece una escala de valor racial o moral a las distintas estructuras lingüísticas. Esto es posible que lo hagan los que desconocen los postulados de la ciencia al respecto, que se limita a afirmar que toda lengua es capaz de expresar lo que los hombres que la usan tienen necesidad de comunicar. La lengua no es algo estático, evoluciona según las necesidades comunicativas de los hombres de la comunidad dada. Existen en realidad lenguas que pueden expresar los distintos estados del agua hasta diferenciar múltiples estados y formas de la nieve. Otras lenguas saben distinguir detalladamente las formas que toman los montículos de arena, etc. La capacidad de analizar su medio es vital para todos los hombres.

    No obstante en una sociedad dada, al interior de una comunidad, las posibilidades de desarrollo de una persona depende de las posibilidades de interacción que se le ofrezca. Una persona que no ha aprendido a leer o que no lee, se ve privada de esa fabulosa memoria excentrada que los hombres han ido acumulando. Pero esto tampoco hace de unos inferiores a otros, simplemente los hace diferentes, con menos meedios de acción.

    ResponderEliminar

Todo comentario es admitido. Condiciones: sin insultos, ni difamaciones.