Es innegable que el sentimiento de inseguridad y la inseguridad misma que reinan en El Salvador es un terreno propicio para cualquier desliz demagógico y para agravar las leyes represivas existentes en el país. Los gobiernos de ARENA y la derecha que se distinguieron por fracasar desastrosamente con sus leyes “Mano Dura” y “Mano Super Dura”, despliegan ahora una campaña en el país a través de los medios de comunicación, tratando de hacer creer a la población que la agravación actual es el resultado de la política del gobierno de Mauricio Funes. Esas inicuas leyes todavía siguen vigentes. La asamblea en vez de esperar la preparación, presentación y puesta en marcha del plan anti-violencia del nuevo gobierno decidió una medida de llevar hasta quince años de prisión para delincuentes menores.
Esta medida no persigue realmente disminuir la delincuencia, sino mostrarle a la población que la Asamblea también “actúa” en este frente. Porque la experiencia nacional, como internacional nos muestra que ninguna agravación de las penas conduce a la eliminación de la criminalidad. Ni siquiera la pena de muerte ha sido disuasiva en ningún lugar
Este hecho legislativo es sintomático de un mal salvadoreño aún más profundo, de carácter social y moral. Los diputados han tratado de responder a la espera de la población. La población vive ahora atemorizada, sumida en el miedo. La población quiere ver resultados rápidos, visibles, inmediatos.
Después de tantos años de aplicación de leyes represivas, pero sobre todo inútiles para la lucha contra la criminalidad, porque el carácter mismo de esas leyes es ante todo vengativo, no se logra llegar a un consenso de lucha preventiva. La sociedad salvadoreña no tiene como principio de justicia el castigo, sino que la venganza. Es por eso que las penas en El Salvador pueden, con sorprendente facilidad, superar el medio siglo de reclusión. Este espíritu de venganza se arraiga en el carácter despótico de toda la sociedad.
La medida votada por la Asamblea se inserta de manera inmediata en la misma línea que movió al presidente Funes a poner al Ejército en la calle, sin preparación y sin legitimidad, en esta misma línea entra también la proposición del ministro de la Defensa de instaurar estados de sitios. Son medidas y proposiciones que no corresponden a la lucha contra la criminalidad, pero sí responden al miedo de la población, a su aspiración vengativa. Los posibles grupos de exterminio reposan en el mismo principio de venganza.
Una de las primeras cosas a las que deben proceder los ministros y el presidente es decir la verdad: la violencia, la criminalidad se han desarrollado durante tantos años, han penetrado tan hondamente en la sociedad que esperar resultados inmediatos es imposible. Esta verdad tiene que imponerse. Pero esto no significa que las medidas preventivas, las medidas de lucha contra la delincuencia no deben de ser inmediatas. Al contrario hay urgencia en emprender desde ya planes que conduzcan realmente a sanear la sociedad en su conjunto de la violencia.
Porque nuestra sociedad es violenta, desde las relaciones intrafamiliares, las relaciones en las escuelas, en el trabajo, en la calle, en los buses, en todo el ámbito nacional. Las relaciones del Estado con la sociedad también son violentas, la policía tiene un trato agresivo con los ciudadanos, con cualquier ciudadano. Todo ciudadano es tratado como un sospechoso, como un delincuente en potencia. La policía se ha vuelto un ente extranjero a la sociedad, su presencia no es garantía de seguridad. La policía causa sosobra en la población, al igual que cualquier otra banda. Toda persona que tiene algún poder lo ejerce de manera violenta, ya sea un empleado municipal, secretaria, recepcionista, etc. Todo aquel que puede imponer su voluntad lo hace sin mayor remordimiento, sin preguntarse si su manera de actuar es la más justa, la más correcta. Es en este terreno que ha crecido la violencia delictiva en el país. Son constantes en el país las quejas de empleados sobre el autoritarismo de sus jefes.
El cambio de sociedad al que anhelamos incluye también una radical transformación en las relaciones entre la gente. A partir del hogar, en donde la autoridad parental no sea sinónimo de violencia parental, de castigos físicos, de abusos. En las escuelas no debe de reinar la autoridad del profesor que pretende saberlo todo y no se da tiempo de interrogarse si su manera de enseñar es la mejor, la más adaptada a sus alumnos. Los directores que ordenan sin consultar, que imponen reglamentos, que inventan normas.
Es menester que sepamos conjugar en nuestra sociedad el tríptico prevenir, educar y reinsertar. Desde las escuelas parvularias es necesaria la presencia de un adulto en permanencia para la mediación en los conflictos infantiles, que implique el uso de la palabra apaciguadora, que inculque que los conflictos no deben terminarse obligatoriamente por la satisfacción vindicativa de una de las partes.
No obstante es necesario que no nos ocultemos que la prevención además de necesitar mucho tiempo de dedicación, requiere de medios económicos. Pues no todos estamos preparados, no todos somos formadores natos. Necesitamos que los educadores sigan cursillos especializados, cuando digo educadores, me refiero desde los animadores de clubes deportivos hasta los profesores. Es necesario que se cree en todo el país una red extensa de casas de recreo y actividades infantiles y juveniles. Creo que ideas no faltan. Faltan medios y mucha voluntad y también paciencia.
Me sorprende que ante este cataclismo social, las autoridades no hayan tomado ninguna medida que elimine de manera radical la circulación de las armas de fuego en el país. La gente está ahora alarmada por el uso de armas de guerra en actos delictivos. ¿Cómo es posible que se justifique la presencia de armas en la sociedad como una posibilidad de defensa personal? Estudios europeos muestran que las personas que poseen armas y que no son delincuentes corren mayor peligro de muerte frente a un delincuente decidido a hacer uso de su arma. Lo primero que mostraría una determinación gubernamental es una reforma radical en este tema.
Muy buen artìculo Carlos y el que comparto en gran parte.
ResponderEliminarPero tambièn Carlos no debemos ser ingenuo, jòvenes que han matado decenas de gentes, que han descuartizado cuerpos, mutilado, violado no se van a readapatar. Monstruos como el Sirra, el 13 el directo.
En lo demàs si lo comparto, falta civilizarnos, prevenir, generar una cultura de paz y sobre todo eliminar las armas !! hasta cuando las armas Srs. legisladores !
Muy buen artìculo Carlos y el que comparto en gran parte.
ResponderEliminarPero tambièn Carlos no debemos ser ingenuo, jòvenes que han matado decenas de gentes, que han descuartizado cuerpos, mutilado, violado no se van a readapatar. Monstruos como el Sirra, el 13 el directo.
En lo demàs si lo comparto, falta civilizarnos, prevenir, generar una cultura de paz y sobre todo eliminar las armas !! hasta cuando las armas Srs. legisladores !
Hemos pasado mas de 20 años con esa cultura de violencia desde que la guerra comenzo, termino y aun sigue presente. La educacion de las nuevas generaciones es vital para cambiar esta cultura, pero esta comienza desde el hogar.
ResponderEliminarPero que hacemos a diario?, violamos leyes de transito (para los que manejan), botamos basura donde sea, usamos un vocabulario soez y vulgar, autoridades corruptas, el dinero domina voluntades. Que se puede hacer contra eso?? muy poco si la gran mayoria de los habitantes de este pais hace lo que le da la gana.
Acabo de enterarme que los "chivos" de la asamblea van a proponer la bayuncada de leer la biblia en las escuelas para dizque influir en los niños como parte de la lucha antidelincuencial. Oremos pues
ResponderEliminarNo se si estoy errado al compartir lo que me expresaba un señor ya mayor,que con la sabiduria de los años me dijo : "las maras son la guerrilla de la derecha".
ResponderEliminarAnonimo 2:36,
ResponderEliminarTenes razon de ser prudente en tu comentario, porque estas totalmente errado en compartirlo.
Esto de lo que voy a escribir tambien es violencia, pero de generr. Aqui va el link de esta noticia de un Embajador actual de El Salvador que habia servido con los gobiernos areneros los cuales lo habian hechado de ser embajador porque tenia acusaciones de acoso sexual en israel y de desordenes alcoholicos en venezuela, cuando fue embajador en esos dos lugares. Los areneros lo chiniaron pero lo despidieron despues de una investigacion, pero vinieron funes y hugo martinez lo resucitaron, y el pervertido alcoholico le paga reincidiendo de esta manera al gobierno del cambio, aqui les dejo el link para que vean.....
ResponderEliminarhttp://www.laprensagrafica.com/el-salvador/politica/94934--cancilleria-investiga-denuncia-de-acoso-contra-un-embajador.html
un poco tarde, pero porque no deja la seguridad de vivir en París y se viene a instalar unos días a Soyapango o Apopa, sin armas, a ver como le va.
ResponderEliminarAh!, se me olvidaba que ya un colega suyo lo intentó y terminó con la cabeza destapada a balazos.
Estimado Anónimo de las 8:29 PM:
ResponderEliminarNo sé por qué si regresara al país tendría que irme a Soyapango o Apopa. Soy santaneco y regresaría a Santa Ana. Y sobre todo lo haría sin armas, pues desconozco su uso, no sé ni distinguirlas, no sé la diferencia entre pistola y revólver y los nombres de las armas de guerra se me escapan. No creo que armándome, podría a salvo mi vida, creo que empeoraría mis chances de sobrevivir.
He vuelto al país y fui sin armas. También te respondo tarde, pero tal vez volvás por aquí.
soy el de las 8:29
ResponderEliminarAndar armado no garantiza tu sobrevivencia pero te da, si estás preparado, mas oportunidades de defenderte de un ataque que busca matarte.
En los países "desarrollados" normalmente el delincuente usa un arma (pistola, escopeta, cuchillo, machete, garrote, etc) con el fin de someterte, no busca, normalmente, hacer daño.(esto no es invento mío, lo dicen los expertos en seguridad pública, por eso te aconsejan someterte al asalto para evitar daño físico, pues el fin es la obtención de algo material y no tu vida)
En nuestro país, si te ataca un marero, busca robarte y además, si anda en el "mood" te mata o viola o hiere, es ante estos ataques que sí vale andar armado. Porque te digo Soyapango, pues la gente ahí vive sometida al abuso permanente de las maras, se ha llegado al colmo que llaman a un vecino y le dicen "tu hija esta bien buena, traemela para la visita intima de este domingo o te mato" estos son los delincuentes que hay que rehabilitar o reinsertar en la sociedad.
Mi crítica a tí es que tu visión país se enmarca en la paz social que vives en Francia, los que sufrimos acá lo vemos diferente.
salu
Tengo que aclararte dos cosas: cuando hablo de El Salvador no lo comparo con Francia, pues son evidentes las diferencias. Por otro lado, vivo en un suburbio en donde participé en el Comité local de seguridad. La delincuencia y la violencia, aunque es más alta que en otros lugares de la Región de París, es muchísimo menor que la que se sufre en el país. Esto es lo conozco y no lo descubro porque me lo señales. Los números son elocuentes. Leo la prensa salvadoreña y he visto la particular crueldad que se practica en los atracos y extorciones.
ResponderEliminarNo obstante esto no invalida la necesidad de la prevención y de la reinserción. Estoy más que convencido, por la experiencia adquirida en el "Comité local de seguridad" de mi suburbio, que la prevención es mucho más eficaz que la represión. El acompañamiento de jóvenes en diversas actividades (asociaciones deportivas, sociales, culturales, etc.) organización de excursiones, paseos, vacaciones, etc. ha preservado a muchos jóvenes de caer en la delincuencia (sobre todo ligada a la venta y reventa de drogas).
Participé durante años en "Consejos de disciplina" del colegio del barrio, por regla general, los alumnos expulsados del colegio (generalmente que terminan abandonando los centros de educación), un enorme porcentaje de ellos cayó en la delincuencia y algunos fueron a parar a la cárcel. A los alumnos indisciplinados a los que se les aplicó castigos de "utilidad general" (aseo de patios, ayuda al servicio, etc.), pero que se mantuvieron en el sistema educativo, muchos de ellos terminaron con éxito sus estudios y salieron adelante.
En estos momentos, por la insistencia de los miembros civiles del "Comité local de seguridad", hay ahora en la ciudad seis locales sociales de jóvenes administrados por ellos mismos, hay animadores de barrios. Esto no ha evitado las tensiones sociales y la violencia en algunos momentos determinados del año. Pero acciones puntuales y permanentes de prevención han dado resultados positivos. Estos resultados apenas se comienzan a sentir. La actividad preventiva lleva por lo menos diez años. El sentimiento de inseguridad persiste en la ciudad, lo mantiene sobre todo la televisión: pues mi suburbio es un arquetipo del "mal vivir" suburbano de la Región y aquí conviven muchas "comunidades" de origen extranjero. Pero las estadísticas señalan una baja sensible de delitos.
Hay delincuentes en Francia que usan armas de guerra. Pero se trata de la gran delincuencia y cada vez más armas de gran calibre aparecen en los suburbios de París. Pero por regla general, en Europa circulan muchísimo menos armas que en El Salvador.
Por regla general, el delincuente tiene mayor determinación homicida que una persona que se ha armado por autodefensa. Mi proposición es la de desarmar a todo el país y de regular severamente la importación, venta y circulación de armas.
Coincidimos en algunas cosas, pero que propondrías para nuestro país, no podemos tener 13 homicidios diarios y pensar únicamente en la prevención y la rehabilitación, tenemos 20000 pandilleros, con un alto porcentaje de ellos la rehabilitación sería un desperdicio, no porque no valga la pena intentarlo, sino por que no lo desean. Yo tambien he trabajado en el tema y se lo que te digo. Por lo menos en nuestra realidad.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo que se desarme a toda la sociedad,obviamente se debe comenzar por los que portan y tienen ilegalemente las armas, por los delincuentes, luego, cuando el Estado me pueda garantizar la seguridad de mi familia, yo entregaría voluntariamente mis armas.
La tenencia y/o portación de armas es algo muy debatido, estoy seguro que con los niveles de intolerancia, violencia y desprecio por los valores y leyes que encontras aqui, si quitan las armas de fuego, te asaltaran con machetes, cuchillos o armas hechizas. Quitar las armas de la calle como principio fundamental de prevención del delito, es equivalente a que se diga "como mueren 4 personas diariamente en accidentes de tránsito, vamos a sacar de circulación la mitad de los carros y buses para reducir el numero de accidentes"
Las fórmulas que han servido en otros países no se pueden aplicar sin adaptar a nuestra realidad, soy convencido que hay que iniciar verdaderos programas de prevención, que sean sostenibles economica y políticamente para que no se diluyan a los pocos meses o años, pero se debe pensar en castigar fuertemente a los asesinos, violadores y extorsionistas que siguen impunes.
Como yo, muchos salvadoreños, de todo tinte político, sentimos que se antepone el bienestar de los delincuentes al de los ciudadanos honestos.
Conozco el tema local muy bien, si te interesa te puedo escribir a algún correo electrónico para que intercambiemos algunas opiniones, tal vez aprendas algo tambien tú, como yo he aprendido de tus escritos.