Acabo de leer un artículo en el Co-Latino, se trata de una serie de citas de diversas declaraciones recogidas por la redacción sobre la eliminación del IVA (impuesto al valor agregado) aplicada a los productos de la “Canasta Básica”. En su mayoría los economistas consultados están en contra de esta medida, cada uno da sus argumentos.
Voy a apuntar aquí algunas reflexiones que me inspiran estas declaraciones. La primera es que todos o casi todos se refieren a este gravamen de los precios como una necesidad o como algo natural. En realidad este impuesto no es muy antiguo, apareció en la segunda mitad del siglo XX y era parte de una ola de medidas con las que se pretendía entonces regular el mercado y simplificar los cobros de impuestos sobre las compras y ventas. Se argumentaba entonces que este impuesto iba a servir para intensificar la intervención de los estados en las economías nacionales. Pero la alharaca de entonces tenía como objetivo ocultar el carácter totalmente injusto de este impuesto.
Como siempre la apariencia engaña. Se trata de un impuesto que es igual para todos, pero el peso en la economía familiar es distinto según sea la renta y riqueza familiares. Lo justo en este caso no es la igualdad del monto, sino que la proporción que puede tener en la economía familiar. Es por eso que este carácter falaciosamente igualitario los economistas liberales prefieren dejarlo de lado y lo tratan como fenómeno natural del establecimiento de los precios. He tratado de averiguar en el sitio del Ministerio de Hacienda cuál es el peso en los ingresos del Estado del IVA, me refiero a su proporción dentro de todos los impuestos. En el presupuesto que presenta el sitio se puede ver únicamente los gastos, pero en ninguna parte aparece como se reparten los ingresos del Estado. Si alguien puede darnos estos datos, pues esto serviría mucho para tener una idea de la proporción en que los contribuyentes intervienen en el financiamiento de los gastos del Estado.
Para darles una idea de lo esto puede representar dentro de las economías liberales voy a tomar los datos que tengo de Francia. En 1996 en recursos brutos del Estado el IVA (tva: en francés) representaba el 40% y ya pasa más del 50% a partir de 2002. Noto de pasada que esto puede ser efecto no de un aumento del consumo, sino de la inflación causada por el EURO. Por lo menos es interesante constatar que el aumento ha sido vertiginoso desde entonces. Otro impuesto que ha aumentado más o menos en las mismas proporciones es el impuesto sobre las sociedades y las contribuciones sociales sobre los beneficios de las sociedades, la gran diferencia es que incluso con este aumento, este impuesto no llega a representar ni siquiera el 20% de los ingresos del Estado. Los empresarios franceses acusan al Estado de aplastarlos con impuestos, privándolos de la necesaria competitividad, etc.
Pero volvamos a las declaraciones de nuestros economistas. Voy a ir por orden de aparición. El primero es Roberto Rubio, presidente de FUNDE (Fundación Nacional para el Desarrollo). En resumen qué nos dice Rubio, que en el país no tenemos como controlar, que hay peligro de acaparamiento y de mercado negro. Y agrega que el mercado de las hortalizas no es competitivo. La falta de control llevaría al mismo tiempo al fraude en la declaración de la renta. Esto me parece consternante. Si el país no tiene capacidad de control, se aumente, se quite o se haga lo que se haga, resulta igual. Lo que nos afirma Rubio es que los comerciantes son tramposos por naturaleza y el peligro de falsas declaraciones existen entonces de cualquier manera. Lo de la competitividad no tiene nada que ver con el impuesto. Y el mercado negro y el acaparamiento puede hacerse con IVA o sin él.
El segundo economista es Luis Membreño. Este señor nos aflige. Simplemente dice que eliminar el IVA « generaría mayores costos, lo que no garantiza que el precio de la canasta básica baje de precio ». Mayores costos, bueno, sí, pero ¿para quién? ¿Por qué razones, dónde, cómo? ¿Qué tipo de costos? La respuesta contiene tantas preguntas que obligatoriamente algo hace falta. Pero lo más bonito es que nos propone que dejemos que las leyes del mercado hagan lo suyo. ¿Pero no es acaso lo que hemos venido haciendo? ¿Dejaron de funcionar en algún momento? Nos recomienda que busquemos más oferta. Aquí la cosa se me complica, pues a quién se refiere cuando habla de un « nosotros ». Los que tenemos que buscar más oferta. ¿Se trata de los comerciantes que importan? ¿Al Estado? ¡No, no! Este sirve sólo cuando los bancos necesitan garantizar sus ganancias y el presidente quiere darles la gestión de varios millones con los que el gobierno nos endeuda a todos…
Las crecidas intervenciones de los estados en todo el mundo luego de la crisis financiera ha sido justamente para reparar el uso que se hizo de esas famosas leyes del mercado. Aunque esas intervenciones no cambian absolutamente nada en el funcionamiento de la economía capitalista y los riesgos de nuevas crisis sigue de pie como antes.
El tercer economista es Lazo: “Es que en el mercado informal no existe el IVA”. Aquí la cosa se nos complica aún más. El mercado informal no está afuera de la economía nacional, no es algo que exista autónomamente. ¿Dónde se abastecen los vendedores informales? Obligatoriamente en el mercado formal. Es decir donde asimismo es obligatoria la existencia del IVA. Los precios del mercado informal depende del mercado formal. Nuestra gente es pícara, pero que lleguen a inventarse de la nada los frijolitos que venden, me parece muy exagerado. Lo único que nos está diciendo es que en este último eslabón podría perfectamente aparecer un nuevo aumento del precio. Pero el IVA no ha desaparecido en toda la cadena de la distribución.
El último en hablar es Miguel Ángel Flores Macal. Este economista no sacraliza al IVA y dice simplemente que hay productos tan necesarios para la gente, sin los cuales no puede vivir, que perfectamente se puede suprimir este impuesto y agravar otros que no son imprescindibles para la reproducción de la fuerza de trabajo. Esto lo he agregado, pero no creo que contradiga al espíritu de su afirmación. Por otro lado hace otra proposición de justicia social: «un paliativo ante la crisis es la implementación de una tasa progresiva de impuestos, que consiste en esencia, que los sujetos que ganan más paguen más tributos». Estoy de acuerdo con su propuesta, aunque no creo que baste para salir de la crisis, ni que contribuya a la salida.
Para salir de la crisis se necesita todo un conjunto de medidas que incluye la capacidad productiva nacional y la capacidad de consumo y de ahorro de los salvadoreños. Es por eso que me ha dejado más que perplejo la oposición de algunos diputados del FMLN al aumento del salario mínimo. Lo que me parece es que el aumento propuesto por Saca no es suficiente para un relance efectivo de la economía.
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