Mario Francisco Mena Méndez
No solamente existen los funerales físicos a los que uno acude vestido de negro a un cementerio, con la cara más o menos seria para no desentonar con los deudos más cercanos del difunto. Existen también los funerales civiles, en estos la tonalidad del vestuario es indiferente porque participamos sin aviso previo y la velación del cuerpo físico es en la enorme plaza virtual donde circulan los mensajes de los medios masivos de comunicación. El funeral civil es la contemplación del cadáver simbólico de un ser querido, que por designio de los propietarios de los medios masivos de comunicación, le convierten de un día a otro en peligroso delincuente al que hay que descuartizar en la plaza virtual para diversión y ejemplo de la clientela. La muerte civil presenta estos síntomas: el occiso no tiene amigos que den fe de su conducta familiar y profesional, queda inhabilitado de ejercer un empleo público ad perpetuam y su credibilidad construida con sacrificios por tantos años, se esfuma.
En esta ocasión el fallecido civil es nuestro amigo Juan Antonio López. Los autores materiales de su fallecimiento son los agentes de la División del Crimen Organizado de la PNC, DECO que en un allanamiento en su casa el jueves 18 de enero recién pasado con saña le implantaron un croquis para incriminarlo en la desaparición de un vecino de 12 años del cantón resbaladero, hecho ocurrido en 2004. En la audiencia inicial celebrada en el Juzgado de Paz de Coatepeque la mañana de este 23 de enero se habló entre otras pruebas de cargo del testimonio de un testigo criteriado que no relaciona con el hecho a Juan Antonio López.
La enfermedad de Juan - según se pudiera hacer constar en su asiento de defunción como causa de la muerte - es estar identificado ante su comunidad como el rojo del cantón resbaladero de Coatepeque, los jefes de la PNC concluyen, ¿si los secuestradores pidieron como rescate a los padres del hasta ahora desaparecido la entrega de lotes de tierra a pobladores del cantón, esta no es una idea de algún rojo, en este caso el occiso civil Juan Antonio López? Este argumento además cuenta con el “respaldo” de que el sospechoso es docente universitario, fue líder religioso del cantón y además fue candidato a alcalde por la izquierda en las pasadas elecciones.
El estado de derecho languidece y sangra de muerte cuando la PNC captura a Juan con base en estas primitivas premisas y cuando la Jueza las avala al decretarle su detención provisional, en el penal de Apanteos donde hace menos de un mes fallecieron asesinados 22 detenidos.
Amigos abogados que trabajan en el sistema penal, que el caso de Juan Antonio López nos ayude a reflexionar a cuantas personas se condena a la muerte civil todos los días en el paredón de fusilamiento de los medios de comunicación, muerte que es sellada con las brillantes investigaciones de la PNC, la siniestra complicidad de la Fiscalía y la pasividad de los Jueces.
A los que son miembros de los gremios de abogados por favor hagan sentir su voz por medio de su asociación para dejar constancia que los abogados no seremos cómplices, a los estudiosos de la ley penal denuncien los vicios de la legislación y publiquen su pensamiento por todos los medios, boletines institucionales, internet, etc. Finalmente a los que trabajan dentro del sistema penal el Derecho Internacional de los Derechos Humanos les ofrece requisimos recursos para evitar los atropellos a la dignidad humana, en su función de interpretar la legislación penal.
Decimos con Shakespeare: ¡algo huele mal en este país!
Ahora es Juan Antonio López, mañana será cualquiera de nosotros.
En esta ocasión el fallecido civil es nuestro amigo Juan Antonio López. Los autores materiales de su fallecimiento son los agentes de la División del Crimen Organizado de la PNC, DECO que en un allanamiento en su casa el jueves 18 de enero recién pasado con saña le implantaron un croquis para incriminarlo en la desaparición de un vecino de 12 años del cantón resbaladero, hecho ocurrido en 2004. En la audiencia inicial celebrada en el Juzgado de Paz de Coatepeque la mañana de este 23 de enero se habló entre otras pruebas de cargo del testimonio de un testigo criteriado que no relaciona con el hecho a Juan Antonio López.
La enfermedad de Juan - según se pudiera hacer constar en su asiento de defunción como causa de la muerte - es estar identificado ante su comunidad como el rojo del cantón resbaladero de Coatepeque, los jefes de la PNC concluyen, ¿si los secuestradores pidieron como rescate a los padres del hasta ahora desaparecido la entrega de lotes de tierra a pobladores del cantón, esta no es una idea de algún rojo, en este caso el occiso civil Juan Antonio López? Este argumento además cuenta con el “respaldo” de que el sospechoso es docente universitario, fue líder religioso del cantón y además fue candidato a alcalde por la izquierda en las pasadas elecciones.
El estado de derecho languidece y sangra de muerte cuando la PNC captura a Juan con base en estas primitivas premisas y cuando la Jueza las avala al decretarle su detención provisional, en el penal de Apanteos donde hace menos de un mes fallecieron asesinados 22 detenidos.
Amigos abogados que trabajan en el sistema penal, que el caso de Juan Antonio López nos ayude a reflexionar a cuantas personas se condena a la muerte civil todos los días en el paredón de fusilamiento de los medios de comunicación, muerte que es sellada con las brillantes investigaciones de la PNC, la siniestra complicidad de la Fiscalía y la pasividad de los Jueces.
A los que son miembros de los gremios de abogados por favor hagan sentir su voz por medio de su asociación para dejar constancia que los abogados no seremos cómplices, a los estudiosos de la ley penal denuncien los vicios de la legislación y publiquen su pensamiento por todos los medios, boletines institucionales, internet, etc. Finalmente a los que trabajan dentro del sistema penal el Derecho Internacional de los Derechos Humanos les ofrece requisimos recursos para evitar los atropellos a la dignidad humana, en su función de interpretar la legislación penal.
Decimos con Shakespeare: ¡algo huele mal en este país!
Ahora es Juan Antonio López, mañana será cualquiera de nosotros.
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