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16 diciembre 2010

El gran candado electoral

Hay cerrajeros que saben abrir puertas, saben también poner cerraduras, pueden poner candados y saben el uso de las llaves maestras. Pero en el país ha aparecido una especie muy particular de cerrajeros, estos saben poner candados y hasta de ribete ponen la tranca. Pero no se les hable de abrir puertas, de apertura, de eso ¡nacas! Estos cerrajeros son especialistas de la enmienda estatutaria para que no se filtre nadie que no piense, ni sienta como los que se perennizan en la cumbre del FMLN.


Estos peritos en candado político acaban de dejar estupefactos al resto de partidos políticos, que andaban como almas en pena buscando como zafarse de las candidaturas individuales para diputados. Sabían que sus propuestas iban a resultar estrafalarias. Porque eso de exigir cincuenta mil firmas fue una pésima broma, producto de una mala digestión, eso no rimaba con nada. Pero este martes en la comisión encargada de enmendar la Ley del Código Electoral aprobó las propuesta del Frente, sin discutir, sin decir esta boca es mía, pues como iban andar hablando, ni diciento nada, si las proposiciones del Frente los dejaron simplemente boquiabiertos. Les pareció que el candado estaba mejor atado que un tamal dominguero.


El argumento de los revolucionarios es simple: hay diputados que son elegidos con las sobras de votos. Esta oscilan entre ocho mil a veinteiún mil votos según el departamento. Si querés ser diputado por San Salvador tenés que venir con veintimás de miles de firmas, bien ordenaditas y recogiditas en menos de treinta días, si te conformás con ser diputado en San Vicente, pues allí te van a tocar ocho mil. ¿La igualdad ante la ley de todos los ciudadanos? “Pues al trasto de la basura, señores, nosotros estamos defendiendo algo sagrado, que no tiene nombre, el predominio exclusivo de la clase política en la vida nacional”.


Pero ya sean ocho mil o vienticinco mil la cifra no tiene ninguna relación con la capacidad que pueda tener una persona de procurarse las firmas necesarias. No se trata de crear un mini-partido político, sino de postularse como candidato sin partido. Es cierto que es necesario poner algunas condiciones para que las elecciones no se vuelvan incontrolables por la abundancia de candidatos. Pero lo que los revolucionarios del FMLN se han ingeniado es un candado más grande que el se inventaron para el funcionamiento interno de su partido.


Lo que le exigen al ciudadano candidato es una estructura organizativa superior a la que puedan tener los propios partidos en cada departamento. El diputado Sigfrido Reyes, en una entrevista en el Canal 21, dejó entender algo así, “si tantas ganas tienen de ser diputados, que les cueste, que recojan las firmas”. El periodista Lopez muy complacido le daba razón.


El gran peligro que vieron todos los partidos políticos en las candidaturas individuales fue que a través de ellos el narcotráfico iba a entrar en la Asamblea. Pues estos candidatos iban a ser presas fáciles, ya que para llevar adelante una campaña electoral se necesita financiamiento. Todos pusieron el grito en el cielo y se mostraron escandalizados. Ahora el avance que reciben los partidos políticos de parte del Estado, los candidatos sin partido no podrán obtenerlo, van a tener que recurrir al financiamiento privado. La gran pesadilla del narcotráfico se ha desvanecido.


Esta incoherencia de seguro no les molesta, no es ni siquiera la más grande en la que hayan incurrido, lo importante es que en esto, en todo esto hay unanimidad, hay consenso. El FMLN les ha vendido a todos los otros partidos el gran candado electoral.

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