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01 octubre 2007

Mi buen amigo Álvaro

Mi buen amigo Álvaro Rivera Larios ha escrito en El Faro un comentario a otro comentario sobre los blogues salvadoreños. La nota que salió en el DdH molestó a mucha gente y hay ya varios comentarios escritos. El de Álvaro es bastante comedido, pero no por eso deja de señalar los defectos del artículo de Urquilla. No voy a hacer un comentario del comentario al comentario... pues ya eso nos convertiría en talmidistas internéticos.

Escribo esto más para agradecer que se haya tomado el tiempo de leerme y de recomendar en su artículo estas Cosas tan pasajeras. Álvaro ha picado, no obstante mi curiosidad. Pues ha calificado mi estilo de “radical y reflexivo”. Acostumbro acudir al diccionario académico a revisar los significados allí cristalizados. Lo hago no para atenerme de manera definitiva en ellos. Me confío mucho más en mi propia intuición del uso y de lo que puedo sacar por mis propios medios del acto de habla concreto. Pero en esta ocasión me he quedado un poco perplejo, pues ya en ocasiones tuvimos la oportunidad o la ocurrencia de pelearnos en artículos en que el tema subyacente era el estilo o el lenguaje. En los arrebatos de las polémicas uno dice cosas que piensa en el momento y le da forma de verdades eternas. Eso me pasa, me suele pasar. Y no cabe duda que a veces soy radical en el cuarto sentido que da la Academia: “Extremoso, tajante, intransigente”. Estoy convencido de que Álvaro Rivera Larios en su mente, en esta ocasión, no tenía ese significado. Me cabe esta esperanza, pues en ningún momento he dudado de su extrema bondad y su generosa actitud.

Ahora bien, ¿en qué otro sentido ha usado mi buen amigo esta palabra tan connotada? Y es precisamente en este aspecto que cae todo el peso. Es que esta palabra nunca se usa neutralmente, hay arriba de ella, de su significado concreto una flechita connotativa que como la de una brújula señala el norte, pero que se mueve constantemente. Porque para mí es halagador que Álvaro haya tenido en cuenta cualquiera de los otros tres significados, creo que no suele adular, que a veces es también un tantico intransigente y otras moderadamente tajante.

En lo que atañe a ‘reflexivo’, pues es algo que muchos se han dado cuenta. Mi estilo es reflexivo y conlleva justamente todos los defectos de los que escribimos reflexionando, en donde algunas ideas no están acabadas, otras asoman apenas y casi todas se buscan en mi trastrabillante manera de escribir.

En todo caso le agradezco que recomiende la lectura de mi blog. Uso esta palabra, pues ya se impuso y la castellanizo en su plural: blogues. Pero en realidad se trata de un cuaderno de apuntes o tal vez sea de botellas con cartas que en mi calidad de náufrago arrojo al mar para que alguien las lea cuando las encuentre.

3 comentarios:

  1. Anónimo7:01 a. m.

    Carlos:

    Vos tenes unos principios fuertes, los has defendido toda tu vida y tu principal arma para defenderlos ha sido el ejercicio de la razón.

    Uno puede estar de acuerdo o en desacuerdo con vos, pero lo que está claro es que siempre vas con un argumento por delante.

    Tu radicalidad es reflexiva, aunque algo te indigne o aunque repudies algo, vos no dejas que las emociones arrastren tus planteamientos.

    Apelas a los valores del lector pero sin dejar de hablarle a su razón, a su inteligencia.

    Sos duro con las ideas del adversario, podes ser duro con el adversario, pero siempre lo respetas. Yo soy menos radical que vos, pero confieso que tengo un talante menos respetuoso que el tuyo.

    Cuando hablaba de estilo radical y reflexivo me refería a esto.

    Ojalá que muchos imiten tu forma de posicionarte. Lo digo sinceramente.

    Un saludo de Alvaro Rivera.

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  2. Anónimo8:42 p. m.

    Gracias .Es un ejemplo de educacion y respeto.

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