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26 enero 2021

Sapere aude

 

Abordaré dos temas muy distintos uno del otro, aunque en el fondo, si uno se fija bien están relacionados de manera íntima. El primero es una profunda incredulidad de muchas personas en la capacidad de cambio al interior del FMLN y el otro la necesidad de lograr ser autónomos en nuestros juicios, seguir aquella divisa kantiana: “piensa por ti mismo”.

El desprestigio alcanzado por el FMLN durante la década de sus dos gobiernos es profundo y duradero y toca a la mayoría de ciudadanos, mucho más allá de los que están bajo la influencia del presidente. Incluso llega hasta las personas que fueron simpatizantes y a algunos que se pudieron considerar como pertenecientes al famoso “voto duro”. Lo curioso de este fenómeno es que no se puede considerar estrictamente político, quiero decir que la gente sigue teniendo las mismas ideas, los mismos sentimientos, las mismas aspiraciones. Simplemente hay un sentimiento que el FMLN ya no representa, ni puede representar esas mismas aspiraciones, esos mismos sentimientos. No se trata pues de un descalabro en las posiciones ideológicas de una buena parte de la población, no se trata de un tránsito hacia el otro bando, hacia la derecha. Se puede afirmar que los que votaron por Bukele y ahora pertenecen a Nuevas Ideas, por lo menos muchos de ellos, lo hicieron pensando que el presidente iba a plasmar en la realidad lo que el FMLN traicionó.

Los años de luchas, tanto en las calles como en el campo y montañas, fueron sembrando esperanza. La esperanza creció y echó raíces profundas, aunque también se impregnó de mucha ilusión. En la posguerra hubo algunas luchas, algunas marchas, pero nunca cobraron la intensidad, ni el vigor de los años setenta. El FMLN se centró en obtener la gestión municipal en muchas localidades y lo fue obteniendo hasta cubrir buena parte del territorio. También fue creciendo el número de curules en la Asamblea Nacional. El discurso siguió siendo “revolucionario”. Pero la realidad de las gestiones municipales no mostraron nunca algo substancialmente distinto a la gestión del resto de alcaldes de los otros partidos.

En la Asamblea los diputados se enfrascaron en una oposición necesaria, pero totalmente estéril. Usaron hasta gastarlos todos los recursos a procedimientos de freno, de estorbo, de atraso de algunas medidas, que finalmente se imponían por las mayorías de la derecha de ARENA y sus aliados. Esto no podía cundir ningún efecto positivo, esta actitud fue presentada por la derecha y su prensa como actitudes politiqueras y la gente las percibía como formando parte del circo político. No hubo en ningún momento algún intento para movilizar a los trabajadores en apoyo al trabajo legislativo. Apenas recuerdo las tribunas de Schafik Handal en el parque Cuzcatlán que eran una especie de explicación de la actividad semanal de los diputados y arengas políticas sin reales propuestas de acción. Poco a poco el distanciamiento de los dirigentes y diputados del FMLN con sus propios electores se fue haciendo patente, esto se hizo más visible en el modo y nivel de vida. El acercamiento sucedía en tiempos de las campañas electorales.

Ahora resulta impensable constatar que el personaje ambicioso y oportunista que entró al FMLN declarando que su adhesión al partido coincidía con su anhelo de ser candidato a la presidencia, ha sido el principal artesano del mayor desprestigio del mismo partido. Durante años se dedicó a criticar ante los militantes y ante la ciudadanía en general a los dirigentes de “su” partido, acusándolos de haber abandonado los antiguos ideales que profesaron durante la guerra y que él estaba dispuesto a retomar para plasmarlos. Estas palabras las repitió hasta el hartazgo y a veces en compañía de algún cupulero.

Resulta aberrante saber que si este personaje no hubiera sido expulsado del FMLN hubiera seguido aspirando a ser candidato por el FMLN. El asunto es que sus críticas fueron subiendo de tono hasta el punto que indispuso sorpresivamente a algunos miembros de la dirección. Pero entonces no se tomó ninguna medida disciplinaria en su contra. Es más desde la tribuna misma que la dirección del FMLN le ofreció persistió en sus críticas a punto de convertirse en insultantes. La prensa de derecha le sirvió de caja de resonancia a todos sus desplantes y los multiplicaba. Esto lo fue convirtiendo en héroe y a los cupuleros en los bandidos de la película. La mayor campaña de desgaste y de descalificación se llevó a cabo desde el interior del FMLN. No obstante no se puede negar que esta campaña tuvo su efecto porque se apoyaba en hechos reales y en el sentimiento de frustración que embargaba a los militantes y votantes del partido. Y esta es la base que mueve a pensar a muchos en la incapacidad del FMLN a reformarse, a transformarse.

El hecho de que hasta el momento no aparece una autocrítica interna que sea circunstanciada y pueda considerarse como sincera agrava mayormente esta convicción del imposible arreglo político del FMLN. Por supuesto que hay otros elementos que se pueden tomar en consideración, pero ya con estos basta.

No obstante hay indicios que pueden dar pábulo a esperar una transformación. Lo he comentado ya anteriormente. Las declaraciones de Lourdes Argueta y de otros jóvenes y nuevos dirigentes son alentadoras. También la larga e interesante entrevista que acaba de publicar El Faro con Daniela Genovez, candidata a diputada en San Salvador.

Los escépticos griegos desarrollaron una conducta de pensamiento que ellos llamaron 'epoje' o 'epoché' que consiste en suspender el juicio, es decir un estado de la conciencia en el cual ni se niega ni se afirma nada respecto a una realidad. Creo que la duda del posible cambio en el FMLN es inmensa y tal vez razonable. Pero si adoptamos el “epoje” griego y suspendemos nuestro juicio y nos ponemos a analizar qué es lo que en definitiva nos ha llevado a esta tan tremenda duda. Se trata de un colectivo de personas a las que les estamos dando un modo de ser, pensar y sentir, a todos los miembros de ese colectivo, idéntico al de los exdirigentes del frente. Porque en gran parte las elecciones internas dieron resultados nuevos, han aparecido personas que realmente no conocemos nada de ellos. ¿Tenemos derecho a juzgarlos de la misma manera y sobre todo tenemos derecho a dejarnos guiar en este juicio por la propaganda gubernamental y del partido del presidente? ¿Acaso el presidente y su gobierno no se ha manifestado como oscuro, chanchullero y sobre todo con tantos señalamientos de corrupción? ¿Dónde están los antiguos ideales que Bukele prometió tanto que iba a plasmar? ¿Dónde está el plan de gobierno? ¿Existe realmente? Lo que parece existir en un plan de enriquecimiento de una familia y toda la cohorte de compadres y cherada. Pero la actuación del presidente ha sido autoritaria, se conduce como un payaso caprichoso que no admite ninguna crítica y que nos quiere someter a su falsedad y falta de pensamiento.

Mi invitación a suspender el juicio tampoco significa que debemos entrar en una nueva polarización política, en un nuevo encasillamiento cerrado y obtuso. No se trata de optar por el FMLN en contra del gobierno y sus ambiciones totalitarias. No se trata para nada de eso. Es ponernos a pensar por nosotros mismos, ver que es lo que está ocurriendo en el país. Dejar de lado todos los prejuicios. Observar y escuchar lo que nos dicen estos jóvenes que no podemos acusar de corruptos, ni de cómplices de la corrupción, ni tampoco totalmente responsables del funcionamiento verticalista de su partido. Este tipo de funcionamiento no es nuevo y es una vieja herencia, de la cual ellos han sido víctimas. Daniela Genovez cuestiona este funcionamiento y propone prácticas horizontales que abarquen también a la población y que sus propuestas no se queden sin respuesta.

En el discurso de los analistas la imposibilidad de una restructuración del FMLN se ha vuelto casi un postulado, un punto de partida inamovible, inalterable, casi un dogma. En realidad se trata de un punto muerto del pensamiento. Lourdes Argueta nos ha propuesto pensar desde afuera, desde nosotros qué es lo que tiene que cambiar en el FMLN y sobre todo que tiene que cambiar en su política. ¿Por qué rechazar esta invitación?



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