A
sabiendas de que las próximas elecciones presidenciales no cambiarán
en nada el panorama político actual, se vuelve urgente pensar el
futuro político nacional en vistas de emprender una lucha de
transformación social. Aunque muchos cifran vanas esperanzas en el
candidato de GANA, Nayib Bukele, como fruto de un espejismo, de una
ilusión hábilmente preparada y producida por su equipo y algunos de
sus allegados, todo seguirá igual, la política social y económica
continuará sirviendo los intereses de la casta oligárquica
salvadoreña.
La
honda decepción que han producido en los ciudadanos las gestiones de
ARENA y del FMLN, el hartazgo de ver siempre las mismas caras
corroídas y ahora la copa ya repleta se le agrega el ribete de
varios sonados casos de corrupción en las altas esferas del Estado,
principalmente la más honorable, la más encumbrada, la presidencia
de la república.
La
corrupción no es nueva, apenas si se ha vuelto más descarada, más
abierta. Los dos primeros presidentes de ARENA se apoderaron de
algunas empresas del Estado bajo la cobertura legal de los procesos
de privatización, los tres últimos presidentes se han servido
copiosamente de la famosa “partida secreta” Es en este
trasfondo que surge Nayib Bukele. Su figura cobró relevancia a
través del oportunismo de los dirigentes del FMLN, pues solamente
por sus contactos, por sus empresas de publicidad lo admitieron en el
partido y lo presentaron como su candidato a la alcaldía de Nuevo
Cuzcatlán, ninguna experiencia, ni militancia política, apenas su
pertenencia a una familia y a una clase social, además de su
juventud; según el cálculo de la cúpula efemelenista esta maniobra
politiquera les doraría la carcomida fachada de su partido. Ya
habían intentado esta misma maniobra con Mauricio Funes. En ambas
fracasaron. Bukele entró al partido con la mira desde entonces en la
presidencia de la república. Más o menos como el “Pibe de Oro” ,
que soñó muy temprano en participar en un Mundial y ganarlo. La
gran diferencia es que Maradona era un genio del balón, mientras que
nuestro opaco cipote nunca pudo terminar el primer año de ninguna
facultad. Los cupuleros a puras penas contuvieron su ardores en las
elecciones pasadas y le ofrecieron como premio de consuelo el puesto
de alcalde de la Capital.
Salió
Bukele a la palestra como el “Llanero Solitario”, a combatir
implacable a la cúpula misma de su partido (al que varias veces
olvidó que era el suyo y que incluso una vez la entonces Secretaria
de Organización, la diputada Guevara, tuvo que refrescarle la
memoria). Se apoyó muy astutamente en la creciente protesta y total
descontento de miembros y del electorado del FMLN por el
incumplimiento de muchas promesas y de no emprender nada que llevara
a la anhelada transformación del país. Varias veces les reprochó
el abandono de los antiguos ideales y principios. La prensa de
derecha le ayudó más de lo que pudo, sirviéndole de caja de
resonancia y convirtiéndolo en una figura de envergadura nacional,
la prensa ante todo perseguía perjudicar al FMLN y fue creando poco
a poco un peligroso concurrente electoral al parido de derecha. La
dirección del FMLN adoptó la misma actitud que tuvo con Funes,
calló y consintió al agitado y agitador alcalde. Y como aquellos
que se duermen en la misma cama de los niños, muy mojados amanecen,
eso les aconteció a los experimentados exguerrilleros. No voy a
repetir el episodio de la manzana, que no alude a la mítica de
Pandora, sino que a la burlesca de los infantiles cuentos de brujas.
Recuerdo, por el final de la hazaña, que nuestro ilusionista se
presentó como el gran enemigo de la partidocracia y enemigo de toda
corrupción. Ahora lo vemos en el partido de Tony Saca y de otros
corruptos, en uno de los peores partidos de la politiquería
nacional.
¿Por
qué Bukele?
La
rocambolezca entrada de Bukele a GANA le ha desteñido el traje de
paladín y su popularidad ha decaído lo suficiente como para que
haya segunda vuelta en las próximas elecciones. Sin embargo este
episodio en sí poco resplandeciente, tiene que detener nuestra
atención, no por los protagonistas principales, un candidato de
ARENA insulso, inculto e incapaz, que no reniega de los crímenes de
su partido y que trata de justificar con su paupérrima oratoria;
tampoco vale la pena hablar del candidato saltarín del FMLN, que
también vive del pasado, a pesar de su afán de representar la
modernidad. Vale la pena detenerse en este episodio por la fulgurante
ascensión en la escena política nacional de un ilusionista y
mentiroso. Preguntémonos, cómo ha sido posible en un país, que
llevó adelante una lucha para la liberación nacional, que llevó a
cierta altura la reflexión política, que adquirió el respeto y la
admiración internacional, sí, ¿cómo es posible que un charlatán
pueda imponerse como una opción política?
Paremos
mientes en el hecho de que poco o casi nada se habla durante este
tiempo de los problemas económicos, sociales y culturales del país.
Al contrario lo que vemos es la radicalización del liberalismo del
partido en el poder, el FMLN. La medida faro del último año de
gobierno es la creación de una nueva y extendida “zona franca”,
es con este tipo de medidas liberales que quieren redorar el abollado
blasón y derrotado en las últimas elecciones. La derecha nos
prepara el abandono de la distribución del agua a la empresa privada
y un retorno a sus nefastas prácticas del pasado. El desencanto de
los salvadoreños es profundo y justificado. Al mismo tiempo afuera
de este mundillo politiquero, que ocupa la totalidad del campo
político, tenemos el vacío. Pues afuera de este mundillo los
ciudadanos no tienen otra cosa que abstenerse o anular el voto. Estos
actos o no actos políticos pueden servir apenas para manifestar el
descontento, para protestar, pero no contienen en sí algo positivo
que apunte hacia alguna salida.
El
sistema no ofrece soluciones
Un
primer paso en nuestra reflexión consiste en demostrar la total
imposibilidad de encontrar una salida a los problemas nacionales al
interior del sistema político vigente, en este sistema de democracia
representativa que se practica en el país. Sin embargo no se trata
de pensar que el problema reside primordialmente en el mal uso de un
sistema que funciona en otras partes, no se trata pues de nuestra
idiosincrasia, de nuestras costumbres, de nuestro modo de ser,
globalmente el sistema funciona correctamente en el país, tenemos
las mismas instituciones que en cualquier otra parte, tenemos las
leyes compatibles al sistema, las organizaciones sociales y políticas
que se necesitan para hacer funcionar el sistema. Muchos de los
defectos nuestros los adolecen también otros países, en donde
existen los mismos desperfectos y las mismas corrupciones, apenas si
el envoltorio ideológico y la maquinaria mediática son más
perfeccionados. También en Europa vemos ministros en la cárcel por
diferentes chanchullos, partidos que entran en crisis y están a
punto de desaparecer, políticas que se deciden y se ejecutan por
influencia de grupos de presión ajenos a las instituciones del
Estado y financiados por los grandes consorcios multinacionales. En
estas prácticas se acumulan toda suerte de trueques y prebendas.
Tampoco podemos negar que nuestras instituciones políticas y
republicanas estén cargadas con nuestras propias herencias
históricas y agravadas por el carácter despótico de nuestro Estado
oligárquico.
Este
sistema funciona y cumple su papel para los fines que fue creado,
para el beneficio de la clase que domina la sociedad. Este sistema se
asienta en una ilusión que encierra la etimología de su nombre:
democracia. Surge este
sistema con la ausencia de su principal protagonista, el demos
(pueblo) no existe realmente en las esferas del poder. Fueron muchas
las “reparaciones” que se le aplicaron al sufragio, desde el
censatario hasta el universal, la participación popular fue
creciendo, no obstante el pueblo siguió ausente del poder. La
desilusión también es universal, la participación popular en las
elecciones vuelve a disminuir constantemente en todo el mundo, salvo
en aquellos países en los que la participación la volvieron
obligatoria.
Esta simple constatación debe alertarnos sobre los
peligros que conlleva buscar remediar nuestra situación nacional a
partir del sistema mismo. No podemos en absoluto pretender reformar
el sistema desde adentro, pues para ello sería necesario cambiar el
objetivo mismo del sistema, su función. El sistema funciona acorde a
su función, por consiguiente nuestros objetivos políticos no pueden
encerrarse dentro de un marco que se opone y contradice los intereses
populares. Las soluciones no están al interior del marco político
existente, obligatoriamente éstas se encuentran afuera, en otra
parte. El problema no es simplemente espacial, esa “otra parte”
es también conceptual, concierne profundamente nuestra manera de
pensar lo político, el quehacer político. Nuestras actividades
deben desarrollarse en un terreno mucho más amplio, un terreno que
también contiene al campo político existente, se trata de toda la
sociedad. Es al interior de todas las actividades de nuestra sociedad
en la que hay que introducir la política, pero no la politiquería
existente, sino que una política que estamos obligados a inventar.
Al mismo tiempo nunca se parte de cero, tenemos la
experiencia de nuestra historia con varios intentos de superar y
resolver la precaria situación de vida de la gente de nuestro país.
Es cierto que por el momento tenemos ante nosotros más fracasos que
triunfos, esto no lo podemos ocultar. Sin embargo se puede aprender
mucho de las derrotas sufridas, si tenemos la lucidez de analizarlas
con toda objetividad.
Las
circunstancias en que actuamos nos fueron impuestas, el hecho mismo
de emprender algo contra la dominación hegemónica de la oligarquía,
eran también intentos de crear nuevas circunstancias. Incluso se
intentó por la lucha armada destruir por completo la dominación
oligárquica y su Estado con su sistema político. Esta lucha
obligatoriamente se situó afuera
del marco político existente, se le oponía, lo contradecía. Pero
al mismo tiempo este tipo de lucha también se nos impuso por las
circunstancias, por la voluntad ajena, por la ausencia de “libertades
democráticas”, los objetivos que se plantearon entonces eran
ambiciosos, tal vez superaban lo que era posible. Lo que se logró
por las armas es lo que tenemos ahora y que ahora se nos presenta
como inaceptable, pues como lo hemos visto, no se pueden resolver los
problemas nacionales dentro de lo existente. Al mismo tiempo se trata
de un logro político no desdeñable. Si es cierto que la vida
cotidiana no ha cambiado mucho, que la violencia impera en nuestra
sociedad, violencia multiforme, la que se ejerce en los hogares, en
la calle por muchos agentes, incluyendo aquí las mismas fuerzas del
orden y las maras, la que ejerce siempre el Estado con todas y en
todas sus instituciones. Esta violencia brutal la vemos en los tantos
casos de nuestras muchachas que son condenadas a inhumanas penas de
cárcel por el simple señalamiento de haber abortado. Estas
condenaciones contrastan con la clemencia que se muestra hacia los
poderosos que violan todas las leyes. Muchos, demasiados delitos se
quedan sin ser ni siquiera investigados. Recordemos lo que Monseñor
Oscar Romero llamaba la “violencia institucionalizada”.
Compartir nuestras ideas
Y no obstante esta violencia, la ausencia de cambios
substanciales en la vida de todos los días, podemos ahora reunirnos,
podemos ahora compartir nuestras reflexiones, podemos publicar y
difundir nuestras ideas sin temor y sin las amenazas de muerte que
durante décadas pesaron sobre nosotros. Por primera vez vivimos en
el país una situación en la que la parte popular puede expresarse.
Tampoco idealicemos lo que acabo de señalar, recientemente el
expresidente ladrón confeso, Tony Saca, cuando ejercía su mandato
reprimió y encarceló activistas que defendían el agua y el
medio-ambiente y se oponían a la minería metálica a cielo abierto.
Lo que significa que esta relativa libertad es también precaria como
la mayoría de los aspectos de nuestra vida social.
Volvamos de nuevo nuestra mirada hacia atrás, tuvimos
una experiencia enriquecedora, los movimientos sociales de los años
setenta fueron reales invernaderos de ideas y prácticas nuevas.
Estos movimientos sociales de lucha acogieron en su seno distintas
organizaciones, sindicatos, comités e individuos, reunificaron
las luchas y fueron creando una correlación política en la sociedad
que tuvo amplias repercusiones. Estos movimientos fueron golpeados
por las dictaduras sin ningún miramiento, fueron desacreditadas,
acusadas de un sinfín de perversiones. Y a pesar de ello lograron
sobrevivir y actuar. Paradójicamente fue en este último período de
nuestra historia que los movimientos sociales desaparecieron de
hecho. Sin que desapareciera la necesidad socio-política que las
hizo surgir. Esto también es un hecho que merece que en alguna
ocasión lo estudiemos detenidamente.
Señalemos
dos momentos que nos parecen importantes, estos movimientos sociales
no gozaban de total autonomía, dependían de partidos políticos u
organizaciones guerrilleras. Esta dependencia concernía los
contenidos de sus demandas, el momento de sus acciones y en general
la concepción política general de estos movimientos se pensaba
fuera de ellos mismos, sus estructuras organizacionales también
fueron transferidas de los partidos y de organizaciones guerrilleras,
con el mismo tipo de jerarquía y compartimentación. En otras
palabras se les impuso un funcionamiento verticalista y un secretismo
conspirativo. Es evidente que estos aspectos no surgieron
independientemente del funcionamiento de la sociedad y de su sistema
político represivo. Recordemos las masacres, las invasiones de
cantones, la represión sindical y de las organizaciones sociales,
etc. El peligro de muerte que corrían los militantes y activistas
era permanente. Este peligro de muerte se hizo efectivo en miles de
casos, la represión no discriminó a nadie, no tomó en cuenta ni
edad, ni sexo, ni rango social.
El otro aspecto viene ligado al precedente, se
compenetran. Se trata de que los movimientos sociales no pudieron
pensar su “exterioridad” respecto al campo político dominante,
su oposición era frontal, pero sus acciones, su propaganda, sus
proposiciones no salían del cuadro institucional impuesto por la
oligarquía. Oscilaban entre un extremo al otro, por un lodo
enarbolaban consignas revolucionarias y de transformación social y
por el otro lado la gran parte de sus propuestas eran apenas
reformistas (hubo también propuestas de transformación económica y
social radicales). Este último aspecto señala con abundancia sus
límites políticos y reflexivos. Por supuesto que este vaivén
ideológico era inevitable dada nuestra propia historia, como la
historia continental y mundial. Algunos puntos que ahora se señalan
aquí era imposible percibirlos en aquel entonces, porque muchas
reflexiones actuales toman en cuenta la misma historia y se han
enriquecido por la experiencia misma.
El ejemplo del agua
La exterioridad de la que hablamos aquí no significa
una cómoda salida hacia un limbo teórico, hacia una permanente
reflexión, ni tampoco un desinterés del acaecer diario en nuestra
sociedad. Al contrario es urgente ligar indisolublemente la acción y
la reflexión, ambas son necesarias. Esta exterioridad tampoco es una
total desatención de lo que sucede en el campo político existente,
pues lo que se decide allí concierne la vida de los ciudadanos, va a
determinar el presente y el futuro del país. Por lo general lo que
se decide de primordial en el poder ejecutivo, como legislativo son
medidas que empeñan la vida y futuro del país. Medidas positivas
para la gente hay que buscarlas con lupa y por lo general son de poco
peso, son migajas para contener las protestas a un nivel soportable
de gobernabilidad. Si tomamos el ejemplo del agua. El viraje tomado
por esta cuestión tan vital se planteó contra la privatización del
agua, no obstante esta riqueza natural no puede ser privatizada por
la ley misma. Pero sí se le puede entregar a sociedades privadas su
tratamiento comercial, darles la administración de la extracción,
su distribución, su embotellamiento. Los peligros para la comunidad
nacional son grandes, no se trata de un simple aumento del precio,
sino también del control sanitario del agua que se nos vende, de su
cuidado y de su reparto equitativo. Los distribuidores pueden
perfectamente privilegiar la exportación pues hay países que están
dispuestos a comprar caro este líquido vital, ya sea porque en sus
territorios escasea o porque tienen suficientes recursos como para
importar y despilfarrarlo. Este despilfarro existe en nuestro país
en las piscinas de las mansiones, la que sirve para regar jardines
privados, mientras no hay suficiente agua para regar cultivos en
momentos de sequía o no. ¿Puede una empresa privada tener como
preocupación el uso que se le va a dar al agua? Las empresas
privadas no reparan en este tipo de consideraciones, su objetivo son
las ganancias, la mayor ganancia posible. El uso presente y futuro
del agua tiene aspectos de civilización, concierne la supervivencia
de la humanidad.
Lo que está planteado para el interés del país no es
la entrega del agua al interés privado, sino que la consolidación,
desarrollo y modernización de la empresa estatal, ANDA. Este
problema, puntual en apariencia, encierra un sinfín de otros, en
primer lugar la capacidad de los movimientos sociales de alertar a
toda la población del peligro que se corre, sensibilizar a toda la
población, pues somos todos los que urgimos que este recurso sea
preservado y bien distribuido. Se trata pues de un problema de
sociedad o si prefieren de un problema de nación. Pero para un
movimiento social la lucha no se para en la sensibilización de la
población, sino en movilizarla para obtener satisfacción de las
exigencias. Hay otro aspecto que se impone al movimiento social:
pensar en la función de un organismo estatal como ANDA, como
volverlo en realidad una pertenencia del pueblo, cómo darle al
pueblo la posibilidad de ejercer control directo de su bien. Con el
desarrollo de las luchas, si estas se despliegan, irá apareciendo la
necesidad de crear “consejos” o “comités” locales de control
y gestión del agua. Una tarea debe de ser la obtención del derecho
de controlar la gestión global de ANDA.
Las proposiciones que ahora se discuten no toman en
cuenta a la sociedad salvadoreña en su totalidad, la composición
misma de los organismos propuestos lleva adentro, hasta la médula de
sus huesos la ideología dominante, son organismos con conceptos de
jerarquía y verticalistas, en los que la representación de los
empresarios es predominante. Proporcionalmente su número no
corresponde al peso poblacional, ellos son una ínfima minoría. Se
les entrega esa predominancia numérica por una pretendida idea de su
importancia económica, esta consiste en que son los dueños de los
capitales. La clase capitalista ha impuesto la idea de que su
existencia es imprescindible, que sin su existencia el país no
funcionaría, que la economía nacional renquearía, que son ellos el
“motor” del país, como dijera el “revolucionario comandante
Leonel”, ahora presidente de la república. La economía nacional
está como está por la incompetencia de esa gente, su su voracidad,
por su actitud rentista y parasitaria. La gestión de sus capitales
constituye la traba más grande para el desarrollo del país,
mientras que el trabajo de los asalariados es el que pone en
movimiento esos capitales y los valorizan. Sin la fuerza de trabajo
esos capitales son materia muerta. Pero la idea dominante es que los
capitalistas son buenos administradores, pero sobre todo que el
interés de su capital es nuestro interés común. Nos han obligado a
pensar que el destino del país depende de esos capitales privados y
que el interés de la nación se identifica con el interés del
capital.
Esta batalla por el agua va ser dura, pues recordemos
que un desfalco de ANDA por su expresidente Perla, fue de 50 millones
de colones. Ese dinero no era, de lejos, la totalidad de lo que
percibe esta institución, fácil es imaginarse el apetito y codicia
que despierta la administración del agua entre los empresarios.
Para los partidos políticos en presencia en la palestra
politiquera, este acucioso problema es apenas un tema de la
propaganda electoral y para uno de ellos, ARENA, un aspecto de su
misión de servirle lo mejor posible al capital privado, sin importar
las nefastas consecuencias de entregarle la gestión de un bien
público. El capital tiene pocos escrúpulos, varias catástrofes
ecológicas han sido la consecuencia de negligencias debidas a la
búsqueda del mayor beneficio, en estos momentos podemos ver que las
grandes compañías de productos químicos persisten en vender
pesticidas que introducen en nuestra alimentación perturbadores
endocrinos y causa la creciente mortandad de las abejas, los ejemplos
abundan.
El movimiento social con sus actividades y sus
reflexiones siempre irá más allá de los partidos políticos, cuyo
objetivo principal es llegar al poder, al poder tal cual existe, tal
cual funciona, guardando su esencia de eje central de todo el
engranaje estatal en beneficio de la clase dominante.
Independencia del movimiento
social
La exterioridad del movimiento social también consiste
en su independencia de cualquier interés partidario, su
funcionamiento es político, tiene su propio ritmo, no se deja
imponer agendas, ni calendarios por el mundillo politiquero, ni por
los medios de comunicación de masas. El movimiento social con sus
movilizaciones puede invertir las decisiones tomadas por el gobierno
y la asamblea, puede imponer otro tipo de soluciones a los problemas
sociales planteados. Su terreno, hay que insistir, es toda la
sociedad. Su reflexión y quehacer deben penetrar todas las
instancias en las que es necesario tomar decisiones políticas. El
ejemplo del agua es un indicativo, pero existen otros de igual
importancia, por ejemplo, la escuela. Este asunto es asimismo
polifacético, en el que interfieren varios protagonistas, en primer
lugar los niños, sus profesores, los padres de familia y el
gobierno. Los sindicatos de maestros han limitado su actividad a
meras reivindicaciones corporativas, poca atención le han prestado a
su propia preparación profesional y formación permanente. Es
urgente tomar consciencia de que el nivel cultural e intelectual de
los profesores condiciona en mucho el desarrollo mental de nuestros
jóvenes. Esto hay que tenerlo presente ya que al hablar de reformas
educacionales, no se trata solamente de los contenidos de los
programas, sino que también de la preparación de los que van a
enseñarlos. También es necesario hablar de los aspectos materiales,
salarios, edificios, instrumentos, etc.
Los padres de familia tienen que organizarse en
asociaciones por escuela, por barrios, ciudades y en todo el país.
Los padres tiene que ser asociados a todo lo que pasa en las
escuelas, ser informados de los problemas que encuentran las escuelas
para realizar su misión educativa, etc. Los profesores y los padres
no deben entrar en contacto únicamente en relación a algún
problema, tampoco sus encuentros deben tener lugar bajo el signo de
la oposición y la confrontación.
Es inútil señalar la importancia del problema escolar,
de él depende en mucho el desarrollo del país. Pues es la escuela
la que determina el nivel cultural general del país, de su nivel
técnico, científico. El movimiento social no puede dejar de lado
este aspecto de la vida social, tiene que tomarlo globalmente y
luchar para que los gobiernos lo vuelvan realmente una prioridad
nacional, consagrándole un presupuesto consecuente, tomar las
medidas adecuadas y adoptar las leyes que se imponen. Aquí deben de
aparecer nuevas instancias como reuniones de padres de familia,
reuniones de profesores y padres de familia, conexiones directas
entre las instancias oficiales del gobierno y ambos sectores,
profesores y padres. Se trata de nuevas instancias políticas que
amplían la participación ciudadana. Como se nota no se trata pues
solamente de luchar por los edificios adecuados a la enseñanza, por
las aulas con todo el equipo didáctico necesario. Apenas hemos
esbozado este gran terreno de luchas y de encuentros. Su valor es tal
que al abordarlo nos damos cuenta de que el destino de la nación
está íntimamente ligado al de la escuela. Hay aspectos que no se
han tocado como son la laicidad, la gratuidad universal, etc.
Estos dos grandes temas, que debe asumir el movimiento
social, nos muestran el despliegue de toda una panoplia de problemas
a tratar y a profundizar. En este escrito no podemos ni siquiera
enumerarlos todos. Esto mismo pone de manifiesto que las tareas de un
movimiento social no pueden confundirse con lo que se proponen los
partidos actuales y lo que les proponen a los ciudadanos, ir a cada
tanto a depositar un boletín en las urnas, ocuparse de algunos
problemas bajo el aspecto de simples promesas electorales. Las tareas
del movimiento social requieren un trabajo y una reflexión
permanentes. La gran diferencia es que la existencia de un movimiento
social es la invitación a cada individuo, a cada ciudadano a
convertirse en actor directo del destino del país, mientras que en
el sistema político actual el ciudadano es apenas un espectador de
una función circense grotesca, pero con el agravante de que los
electores se vuelven cómplices de su propia estafa. Las elecciones
sirven para legitimar el uso y usufructo del poder gubernamental por
parte de los partidos políticos y de todo el mundillo politiquero.
Al mismo tiempo que todo este espectáculo tiene también un objetivo
ideológico, hacer creer que los electores están representados en el
poder, que los gobernantes y diputados son apenas sus delegados, pero
en realidad son y se comportan como los dueños.
Este movimiento social, con todas las organizaciones que
lo van a conformar, no va a surgir de repente como una milagrosa
aparición, para que aparezca y dé sus primeros pasos, es menester
un trabajo paciente y abnegado, urge armarse de mucha paciencia y
evitar toda precipitación. Obligatoriamente los promotores serán un
grupo restringido de militantes que asuman la responsabilidad de
darle forma inicial a este movimiento. Su entrega y convicción
tienen que ser totales. En esto se necesita inventiva e imaginación,
pues no se puede repetir lo existente, ni los viejos y caducos
modelos de partidos y organizaciones que fracasaron y que han llevado
a los trabajadores a callejones sin salida, a repetidas derrotas.
Sobre este tema hay mucho que estudiar y discutir. Trataremos en otra
ocasión este tema.
Para concluir es necesario señalar que este modo de
acción o de considerar las acciones tienen un aspecto nuevo, se
trata de acciones que apuntan a reapropiarse lo que de suyo le
pertenece a la gente, a los trabajadores. Esta reapropiación tiene
que producirse en los hechos, en la realidad y asimismo en la mente
de las personas. Se trata de participar activamente en la gestión,
por ejemplo de ANDA, conquistar este derecho, se trata también que
una gestión abierta hacia la gente es más eficaz pues realiza los
intereses de la comunidad y esto de forma directa, sin superfluos
intermediarios. Esto implica convencer a la mayoría de
ciudadanos, de los beneficios que se adquieren al poder controlar
directamente la gestión de la cosa pública y de poder deliberar
cuáles son las mejores soluciones. Esto lleva a un cambio de
mentalidad, porque participar en esta gestión requiere entregar su
tiempo por el bienestar de la comunidad y forzosamente se adquiere la
íntima convicción de que se ejerce un derecho legítimo.
Es uno de los mejores análisis que he leìdo en los últimos tiempos. Retrata la realidad a todo color.
ResponderEliminarLargo y tedioso... y nunca aterrizó en algo medianamente situado. Lleno de lugares comunes no puede ser reflexivo por repetitivo de cualquier otro folleto de una marcha callejera.
ResponderEliminarVenía a leer el componente de entregar el poder al pueblo en un sentido latinoamericano y me quedo con que nunca se propuso abordar eso...
Qué puede aportar revisar a un candidato que según esto no tiene nada, pero ha generado un Movimiento. Inútil comparar con la década de 80s... no es la misma sociedad.
Punto.
Enrique Trigueros, no me sorprende tu reacción, ni tu incapacidad de ver lo distinto, lo absolutamente diferente de mis proposiciones de apoderación, no sólo de las acciones reivindicativas, sino de la administración directa por la población de lo que le pertenece. Claro que viniste a buscar un recetario y te tomaste con proposiciones de lucha, muy distintas a ir a las urnas a depositar una papeleta. Pensaste que iba a hablar de “entregarle el poder al pueblo”, pero lo que propongo es la disolución de ese poder dominante de una clase social sobre el resto de la sociedad.
EliminarPor supuesto que alguien que cifra sus esperanzas en un mesías, en un hombre providencial, le cuesta ver la capacidad intelectual de los individuos. Este tipo de acciones, en las cuales es necesario apoderarse de todos los aspectos de un problema, de analizarlo, de confrontar las opiniones y análisis ajenos con los propios, de emitir juicios y soluciones, en fin de poder deliberar sobre él, todo esto es muy distinto a asistir pasivamente a reuniones, o a ver vídeos o a estar presente en mítines en la que los individuos son parte de una masa amorfa, pero obediente y algunas veces fanatizada.
Claro que es posible que luego me digás ¿dónde has visto eso? Y me dirás eso no existe en ninguna parte. Es cierto, lo que domina en las sociedades capitalistas es todo tipo de alienaciones, donde los individuos se enfrentan a poderes ajenos, a poderes monstruosos que nos aplastan a todos. Lo que propongo es un camino, una veredfa para salir de ese mundo de ríos estancados.
El muchacho es de esos milenials que lo que hay es producto de la casualidad y no obra de luchadores sociales, es típico esa mención de folleto de marcha callejera. Don Carlos nos plantea que el pueblo el que debe hacer política y no entregarla a los representantes pues ¿que nuevo hay entregarla a un Mesías y sus anecdotarios que solo dan vuelta a la perdiz??
ResponderEliminarEl muchacho es de esos milenials que lo que hay es producto de la casualidad y no obra de luchadores sociales, es típico esa mención de folleto de marcha callejera. Don Carlos nos plantea que el pueblo el que debe hacer política y no entregarla a los representantes pues ¿que nuevo hay entregarla a un Mesías y sus anecdotarios que solo dan vuelta a la perdiz??
ResponderEliminar""Venía a leer el componente de entregar el poder al pueblo en un sentido latinoamericano"""...QUÉ CLASE DE PAYASADA LA DE ESTE MECHICA. COMO SI EL JUEGO ELECTORAL NO FUERA BURGUÉS EN SU ESENCIA COMO PARA ENTREGARLE EL PODER AL PUEBLO.
ResponderEliminarENRIQUE TRIGUEROS EVONOMISTA FRUSTRADO: TU FDIO BARBUDO VA EN PICADA...
ResponderEliminarNayib presidente el pueblo hablo en las urnas el FMLN jamas fue izquierda y ARENA pues nos hundio
ResponderEliminarNayib presidente el pueblo ha hablado el FMLN jamas fue de izquierda y ARENA un fiasco todo ha cambiado eso de izquierda y derechas a la basura el mundo va cambiando y lo que se quiere es solidaridad
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