El pleito entre Nayib Bukele y los dirigentes del FMLN ha entretenido la atención de los ciudadanos y ha acaparado los comentarios de especialistas y expertos de los media nacionales. La realidad es que Bukele desde hace ya cierto tiempo viene manifestando su desacuerdo con la política del FMLN, en muchos terrenos. En alguna medida este ha sido su fondo de comercio político que le ha permitido popularidad incluso dentro de las filas del mismo FMLN. Respecto a esto los dirigentes del FMLN no manifestaban su enojo, ni desaprobación. Hubo uno que otro dirigente que rechinó, incluso cuando se pretendió en algunas declaraciones “independiente”, le recordaron que era miembro y cuando se iba a presentar como candidato a alcalde de San Salvador se le recordó que se presentaba en tanto que miembro del partido. La actitud condescendiente del partido con su “oveja perdida” le creaba una aureola de tolerancia y de admisión de divergencias, de cierto pluralismo. En algunos momentos, los dirigentes tuvieron que alzar el tono, pues los descarríos de Bukele se hacían cada vez más patentes y poco a poco la condescendencia del FMLN se convirtió en aliciente para Bukele. La dirección del FMLN es experta en resolver este tipo de conflictos, llaman la atención, toma la palabra algún miembro cercano del “centro” que amenaza, dan señales que la línea roja ya fue pisoteada. Bukele no entiende ese lenguaje, él no es realmente de la familia, vino como Funes de afuera (pero el expresidente tenía mayor experiencia política y fue mejor asesorado).
En todo caso le hicieron la cama y el Tribunal de Ética lo más probable va fallar por la expulsión. Este episodio de la vida interna del partido y de la vida política nacional merece que se analice no en sí, sino en su papel revelador del bajo nivel político de nuestros analistas y comentadores. En realidad, mientras se comentaban las declaraciones, se evaluaba quién saldría ganando o perdiendo en la separación, en la Asamblea, en las oscuras reuniones de comisiones parlamentarias se tramaba una “no reforma” sobre las pensiones. El destino político de una persona pesó más que el desprecio hacia miles y miles de salvadoreños, que pudieron acceder a una jubilación decente y universal, que manifestaban los diputados y el gobierno al corroborar lo existente agravándolo.
El poderío de los medios de comunicación de masas es que nos construyen un mundo en el que existe solamente lo que deciden los dueños de esos medios, lo que no mientan estos medios queda afuera de la realidad, no existe. De repente nos anunciaron la aprobación unánime de la reforma que dejaba la estructura anterior intacta con todos los problemas futuros que cuelgan como una espada de Damocles sobre el presupuesto nacional y amenaza con una pronta situación de impago gubernamental. De esto apenas se habla. En realidad lo que se recalca es la armonía lograda en la Asamblea y la pronta ratificación presidencial. Esto ha pasado como una nube de tormenta que no descarga su lluvia.
La gravedad de lo que acaba de pasar es tal que el silencio mediático, la ausencia de respuesta popular antes y después del voto no deja de dar desánimo. Vaya, vean el poderío de los media: al ladito, en Honduras, hay asesinatos políticos, represión despiadada, brutal contra manifestaciones de campesinos, de profesores de escuelas, de obreros, todo esto no provoca la algarabía en las redes sociales como la brutal represión en Cataluña el día domingo pasado. De repente muchos salvadoreños descubren que existe un movimiento separatista, pero ignoran su origen, si es de izquierda o derecha. Se habla de un derecho de voto que no es respetado en general, como si en Cataluña nunca hubieran permitido que los catalanes acudan a las urnas, como si nunca han habido campañas electorales. Se habla de defender la democracia en Cataluña, la democracia y no otra cosa, se habla de libertad, pero abstractamente, sin dar detalles. ¿Qué libertades se le niegan en particular a los catalanes? Digo en particular, la Constitución de España con todos los defectos que pueda tener se aplica por igual a todos los españoles, cualquiera que sea su provincia, su comarca, andaluces, castellanos, vascos, etc. Una minoría que promueve la independencia (con justificadas razones o no) se vuelve en los comentarios en “el pueblo catalán”. Y vemos a los salvadoreños mostrar un internacionalismo ausente, totalmente ausente cuando se trata de nuestros hermanos hondureños. Los catalanes han tenido la posibilidad de existencia en el mundo que crean las noticias, los hondureños, nosotros mismos no existimos nunca en las noticias mundiales.
De la misma manera, los muertos en Las Vegas nos entristecen y nos conmueven, son más de cincuenta. La fuerza de los media respecto a nosotros mismos es que en el mes de septiembre hubo 435 muertos por asesinato y ya nos acostumbramos, ya nos acostumbraron. Esas muertes sirven para mantener el miedo, para sembrar el terror, miedo y terror reales, existentes en cada uno de los salvadoreños. Pero también es un miedo y terror existente en los media, en el mundo de los media, que nos presentan este fenómeno como una especie de fatalidad, como una plaga, como un “castigo divino”, como algo que nos cayó del cielo. Las maras son ajenas, un cuerpo ajeno, una suerte de excrecencia social inexplicable, un enemigo interno que se nos ha impuesto y nada, ni nadie puede hacer algo para salvarnos de esa maldición. El terror y el miedo frena la reflexión y opaca la inteligencia.
Si vuelvo ahora en esta conversación al pleito entre Bukele y los dirigentes del FMLN, pues uno de sus “delitos” es que ha afirmado y reafirmado que no hay diferencia entre su partido y ARENA. Esto ha sofocado a los efemelenistas, a todos desde la base hasta la cúpula. Pero si al mismo tiempo volvemos a los otros dos temas de esta plática, en el primero votaron juntos y en cierto sentido los diputados del FMLN refrendaron lo hecho por ARENA y lo reforzaron y en el segundo tema, el de las maras, pues la represión fue el método arenero, los efemelenistas entraron en esta subasta y sacaron al Ejército de los cuarteles, no han parado de agravar leyes, les impusieron el mote de “terroristas” con una ley ad hoc, el gobierno se dice en guerra y han aparecido “grupos de exterminio”. Se sospecha fuertemente que son miembros de la PNC y miembros del Ejército y el gobierno simplemente niega la existencia de esos grupos paramilitares y “justicieros”. Pudieron perfectamente crear una comisión que investigara los hechos incriminados. Pero prefieren el silencio.
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