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31 julio 2014

El derecho a matar

Me indignaba en tiempos “areneros”, cuando la jefatura de la PNC solía presentar a la prensa a los capturados, con esposas puestas y los periodistas los fotografiaban y publicaban esas fotos. Se les trataba como fieras de caza, se les daba ya como delincuentes sin que hubiesen pasado ante algún juez y fuesen escuchados. No les había aún probado nada, ni mucho menos no se les había condenado. Cierto, los diarios dicen siempre como una especie de ritual "supuesto" tal o tal cosa, pero la presentación general los daba ya como criminales y sus derechos a la dignidad estaban siendo violados en ese circo policial y periodístico.

Al llegar Funes al poder y con el nombramiento de los nuevos jefes de la PNC esa práctica ha desaparecido. Pero ha aparecido otra, los periodistas como que acompañan a algunos grupos policiales en sus capturas y todos hemos visto a ciudadanos tirados por el suelo, esposados y guardados por policías con armas pesadas apuntándolos.

Tuve entonces esperanzas de que la policía iba poco a poco a ser desmilitarizada y que su adjetivo "civil" volvería a tener un sentido. Pensé que la policía dejaría su actitud hostil ante la población, que se le acercaría como un ente verdaderamente a su servicio y no como una entidad sobre todo dispuesta a reprimirla. La ciudadanía no tiene confianza en la policía. Lo peor fue cuando Funes en vez de aumentar el número de los policías, darles los medios para le investigación, en vez de instruirlos en la prevención y disuasión del crimen, sacó a la calle a soldados cuya misión no es la de servir de policía, sin ninguna experiencia en el oficio y sobre todo dándole prerrogativas que los Acuerdos de Chapultepec le habían quitado.

Ahora la derecha reaccionaria nacional, es su más típico sentido fascista, han votado una ley que reintroduce de hecho la pena de muerte, pero agravando la cosa, pues esta se puede ejecutar de forma sumaria, basta que un policía diga que se sintió amenazado en su vida, para que su asesinato se vuelva legal porque fue "en defensa propia". Pero esto se generaliza a todos, cada uno puede hacer lo mismo. Esto en vez de disminuir la delincuencia va a aumentarla. Esta medida es totalmente nefasta, va en la misma línea de esas medidas que tomó ARENA en el poder y que dieron como resultado la agravación de la delincuencia.

Se trata de una medida demagógica, es parte de la campaña electoral. El recrudecimiento de la violencia, la expulsión de familias de sus hogares por parte de las maras (u otros criminales) ha indignado legítimamente a la población. La población tiene el sentimiento de estar abandonada, de que el Estado es incapaz de defenderla. Este sentimiento es cultivado por la prensa amarillista salvadoreña que se complace en publicar a diario los pormenores de los crímenes cometidos en el país.

Esta ley que se ha votado en la Asamblea no ayuda en nada a una reflexión para atacar de lleno a esta plaga delincuencial. Al contrario, con apariencias de radicalidad en la lucha, la está propiciando. Desde siempre me he preguntado por qué los diputados no revisan la ley de importación de armas de fuego, de la venta y de los permisos de portación. ¿Qué intereses protegen al no tomar una medida que prohíba el uso de armas de fuego? ¿Por qué no se decreta una confiscación general de las armas en circulación? En estos días la fiscalía ha intervenido en cuarteles y ha acusado a altas autoridades militares de estar mezcladas en asuntos de venta y tráfico de armas. Esto no da tranquilidad a la población. La nueva ley tal vez responda a la vana esperanza que tienen algunos de poder defenderse y poder usar sus armas. Se sabe que en el enfrentamiento de criminales y sus víctimas,  los que salen muertos o heridos no son en su gran mayoría los delincuentes, que manejan mejor las armas y tiene mayor determinación.


Espero que el presidente de la República no sancione esta ley y le dé su veto, que la declare contraria a la Constitución misma.

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