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07 julio 2014

Asuntos de sobrevivencia

El texto que sigue es un comentario que he publicado en un foro de salvadoreños sobre un texto de Leonardo Boff. Como suele suceder en este tipo de foros, la discusión se queda renca porque no se discute el texto en su totalidad, sino que una frase que a veces ni siquiera se ha entendido.  Este fue el caso, espero que mi comentario les dé una visión general del asunto: se trata de los criterios diferentes entre el “vivir mejor” y el “buen vivir”:  

Hay algo muy paradójico en el tratamiento de este tema, pues se habla de algo sumamente subjetivo, individual y se le da características de alcance social. Es posible que los cubanos que quieren irse a los Estados Unidos no compartan con Leonardo Boff la misma apreciación sobre el buen vivir, sino que desean consumir y consumir, de seguro se figuran que todos los estadounidenses viven en el lujo, que todos viven en mansiones y que como en las películas de Hollywood nunca tienen preocupaciones materiales. Tampoco creo que los salvadoreños piensen que van a ir a trabajar en los oficios que los gringos no aceptan, que ya no hacen porque los encuentran denigrantes para ellos. Tampoco creo que en lo primero que piensen es en que la visión dominante hacia ellos, hacia los "hispanos", como los gringos han impuesto llamarlos, sea sobre todo despectiva, despreciativa.

La humanidad necesita no sólo para cada individuo, sino para la humanidad tomada en su conjunto, nuevos criterios de vida. Los que prevalecen ahora del consumismo, que deja a la mayoría en total frustración, pues son pocos los que tienen para consumir hasta el hartazgo e incluso hay quienes han acumulado tantas riquezas que no les alcanza el tiempo de vida para gozar de su fortuna. Los otros consumen productos que no realizan la felicidad que les ofrece la publicidad, que no tienen ese embrujo con que los pintan en los spots de la tv. Algunos tienen un lapso de vida corto, mucho más corto de lo imaginado. En el país, nuestro país, que es tan pobre, que produce menos de lo que necesita y que este hecho se presenta como si consumiera en demasía. Entonces algunos concluyen que el consumismo es la principal enfermedad social de la que sufrimos, cuando en realidad se trata de otra cosa. Es la pobreza, la falta de desarrollo para producir lo que necesitamos en vistas de reproducir nuestro cuerpo social e individual.

La mayoría de veces, por no decir todas, cuando me hablan del consumismo salvadoreño y pido que me lo describan, me hablan de los celulares de todo tipo. ¡Res ridicula!  La mayoría no utiliza eso, ese consumo se da a partir de un nivel de recursos que no tienen todos, sobre todo los campesinos. Pero los que denuncian ese consumismo de celulares, ellos mismos piensan que el que ellos o los que ellos tienen, son lo más natural para sus propias personas.

No se enteran que el consumismo es el que puede tener realmente una persona con recursos suficientes y que en su sociedad se le ofrezca las posibilidades reales de gozar por lo menos de una buena cantidad de esas mercancías.

Ahora bien, cambiar criterios de vida en sociedad se vuelve urgente, pues los criterios dominantes nos imponen conductas que contradicen nuestra propia sobrevivencia como especie. Eso en el estricto sentido natural, pues algunos productos que se nos ofrece ahora para alimentarnos no sabemos si son o no dañinos para nuestra salud. Esta duda vital es decretada desdeñable por los monopolios que los producen. El criterio de precaución que es el que debería predominar, se le desprestigia considerándolo como simple “proteccionismo”. Esto lo repiten a diario los editorialistas al servicio de los monopolios y es aceptado por los políticos sobornados con las prebendas estatales. En estos días el Fomilenio ha obligado a aceptar al gobierno salvadoreño del “buen vivir” y del “súper cambio” la apertura a los granos importados y subvencionados de los Estados Unidos, incluyendo organismos genéticamente modificados (OGN).  Esto va a tener consecuencias importantes para nuestra independencia alimentaria y para nuestra agricultura en tanto que ramo de la economía.

Sabemos que la naturaleza es destruida en muchos lugares, bosques que se destruyen, especies animales que desaparecen, etc. Pero al mismo tiempo, nuestras capacidades individuales y colectivas de superación no son puestas en valor. El capitalismo (los capitalistas) no ven en las personas sino que fuerza de trabajo (la formación es considerada solamente en ese sentido) y luego como compradores.


O sea que lo que Boff presenta no es el modo de vida global de los cubanos, sino que algunos criterios que por el momento se realizan mejor en Cuba que en otros lugares. Pero estos criterios no bastan, pues faltan otras cosas en Cuba que también son parte de la vida social y que se han vuelto precarios o permanecen precarios. No voy a discutir los orígenes de esta precariedad, pues es un tema extenso, con causas internas y externas.


Creo que no se trata de oponer la producción de riquezas (de productos de todo tipo) y aspectos importantes de nuestra existencia, como la salud, educación, igualdad social, cuidado de la naturaleza, equidad de género y otros. Lo que sí se puede oponer son los criterios mercantilistas con los que ahora se produce y los criterios de beneficio social que hay que imponerle a la producción. Me parece que rechazar de plano la materialización de la investigación científica en productos de uso diario es adoptar posiciones retrógradas. Considero que lo que tiene que imponerse son nuevos criterios en la selección de muchos productos, tanto para las tareas domésticas, como para la aplicación en hospitales, escuelas, recreaciones diversas. Creo al mismo tiempo que la investigación científica fundamental tiene que recobrar total libertad y no estar dirigida en la búsqueda de aplicaciones de rentabilidad inmediata y capitalista.

Me parece que el principal obstáculo a la realización de nuevos modos de vida que mejor realicen nuestras capacidades humanas es el criterio del máximo beneficio en la rentabilidad del capital, pues es en aras de este beneficio que se pone en peligro la sobrevivencia de la humanidad.   


  

3 comentarios:

  1. Anónimo3:58 p. m.

    Tengo serias dificultades para entender tus ideas en este articulo. Al inicio crei que harias una aclaracion entre lo que significa "el buen vivir" con el "vivir bien o mejor".

    Luego pense que harias la diferenciacion entre lo que significa ser consumista y "ser arribista" que desde mi punto de vista son completamente diferentes. El "Consumista" tiene recursos para consumer y consumer, en cambio el "arribista" consume sin tener los recursos necesarios para ello

    Dime cual era la idea principal del articulo?

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  2. Anónimo3:57 p. m.

    Leonardo Boff por el hecho de haber sido cura ve las cosas desde el punto de vista religioso en torno a vivir en la pobreza, porque según el cristianismo, a los pobres los quiere más dios(!!?). Pero me parece que la izquierda también cae en algo parecido pues al proclamar que el socialismo será vivir en austeridad hace que las grandes masas no se sientan atraídas vivir con tarjeta de racionamiento o como hacían los chinos en tiempos de MAO, vestirse todos con overoles de manta azul. El gran dilema es que el planeta no da más con sus recursos finitos, el desarrollo de las fuerzas productvas entra en contradicción con la sobrevivencia humana por la sobreexplotación de los recursos limitados.

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  3. Anónimo3:58 p. m.

    Leonardo Boff por el hecho de haber sido cura ve las cosas desde el punto de vista religioso en torno a vivir en la pobreza, porque según el cristianismo, a los pobres los quiere más dios(!!?). Pero me parece que la izquierda también cae en algo parecido pues al proclamar que el socialismo será vivir en austeridad hace que las grandes masas no se sientan atraídas vivir con tarjeta de racionamiento o como hacían los chinos en tiempos de MAO, vestirse todos con overoles de manta azul. El gran dilema es que el planeta no da más con sus recursos finitos, el desarrollo de las fuerzas productvas entra en contradicción con la sobrevivencia humana por la sobreexplotación de los recursos limitados.

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