Justamente porque los argumentos que desarrolla Julia Evelyn Martínez son
de peso y muy bien razonados que deben de ser discutidos con altura, es decir
que esto impone argumentos también de peso que lleven ya sea a profundizarlos o
a rechazarlos. No ha sido el caso de Ribera, pero tampoco el de Álvaro Rivera Larios. La recomendación de santa tolerancia es buena respecto a aquellos que
siempre están dispuestos a las purgas, al denigramiento, a la proscripción, al
ostracismo como respuesta al que no está de acuerdo con la “línea”. Antes, en
un “antes” aún no muy lejano, al desviante simplemente se le tachaba de “elemento
antipartido” y la discusión se cerraba. La discusión abierta y argumentada aún
no existe en el país, en los que se dicen de izquierda.
Muchos han querido minimizar la importancia del “voto nulo” por el simple hecho de que no es computado oficialmente, que la ley no lo toma en cuenta. No obstante este defecto es de la ley y no de la voluntad del elector que desea anular su voto. Siempre ha habido personas que han anulado sus votos, pero es sólo ahora que se habla de él. ¿Por qué? Pues es la primera vez que esta actitud ha tomado la palabra contraponiéndose a la ley que la ha acallado. Se trata de la primera vez que el “voto nulo” es razonado con argumentos de peso. Digo de peso porque a pesar de que los que han practicado el voto nulo son minoría, sus argumentos han tenido que ser discutidos, han sido tomados en cuenta aun sea para denigrarlo.
Álvaro Rivera Larios vota y llama a votar por el FMLN, pero no tanto como
un voto con contenido positivo, sino que negativo, para provocar la derrota de
ARENA. Lamentablemente no argumenta más, no explicita las razones positivas por
las que su entusiasmo no le permite declarar que su voto por el FMLN es
justificado. Su voto antiarena es menos razonado que el “voto nulo” —que también
es un voto contra ARENA— pues lo que denuncia es que en la política real del FMLN
uno se encuentra con la misma ideología liberal o neoliberal que la de sus
adversarios electorales.
Este punto es el eje de toda la argumentación de los que anulan el voto.
Pues la política que se propone llevar adelante el Frente no difiere en mucho
de la que promete ARENA. Salvador Sánchez Cerén ha insistido, ha repetido que
se ponen al servicio de los empresarios, que son ellos el motor de la economía,
el corazón mismo. Lo ha dicho que defenderán la empresa privada, que los
patronos no tienen nada que temer de ellos, que los “sueños” de otra sociedad
los han aplazado. En una palabra han abrazado la defensa misma de los
fundamentos de la sociedad capitalista.
Esto es lo inaceptable, es que si queremos dejar en pie nuestras convicciones
de que otra sociedad también tiene sus fundamentos reales, no podemos admitir
que la historia se cierra con el capitalismo. El capitalismo salvadoreño lo
vivimos a diario, es el que le permite a un millonario destripar un carro de 218 000
dólares, que representa lo que devenga en 72 años un asalariado con su salario
mínimo. Es este el principio que se defiende al justificar la explotación
capitalista como fundamento de la sociedad.
Además de haber despertado una
discusión en su torno y sobre la necesidad de razonar el voto que se emite, los
que se proponen anular el voto, por lo menos algunos de ellos, cuentan
proseguir su lucha. Ellos no han esperado que los vengan a presionar. Pues
muchos de los que critican el voto nulo, reclaman un después, cuestionan sobre qué
va a pasar después de las elecciones, casi como un reclamo de continuidad de su
civismo. Es muy sorprendente que una socióloga afirmara que el voto nulo se
manifiesta cada tres y cinco años, como si los otros votos fueran cotidianos.
El voto nulo como los “efectivos” tiene la misma periodicidad. Los que reclaman
a los anuladores cuál va a ser su “después”, saben que ellos mismos están
convocados en las próximas elecciones de nuevo a repetir lo mismo, votar por el
menor mal. Entretiempo el sistema los obliga a guardar silencio. Los que anulan
el voto denuncian justamente esta consecuencia del sistema político actual.
También en esto el voto nulo muestra su utilidad cívica.
Es evidente que en los próximos meses el “movimiento” del voto nulo debe
dejar de ser una actitud personal, como una actitud ética, de poner en acuerdo
sus convicciones con la emisión del voto. Aquí se abre un campo entero de
reflexiones a llevar a cabo: sobre los contenidos y formas de los futuros
combates. Estas reflexiones tienen que ser plurales, a múltiples voces, pues si
algo que se tiene claro dentro de una buena parte de los que anulan el voto es
que el verticalismo impone una sola voz y un solo pensamiento, lo que significa
que es urgente buscar las formas de asociarse horizontalmente, no sólo en la
estricta forma de organizarse, sino que también en la manera de nutrir las
reflexiones que abarquen todo el extendido social y político del país.
Nadie está en el derecho de exigir los frutos a la semilla, lo que
sorprende es que los impacientes son los que se conforman con ir a votar por el
menos malo. En estos días apenas se ha lanzado al aire semillas de reflexión,
hay que esperar que algunas encuentren terreno fértil. Pero sobre todo
llenarnos de paciencia, pues la impaciencia, como dice Hegel, pretende llegar
al fin sin dotarse de los medios. Crear nuevos medios de lucha en la situación
actual de adormecimiento de la conciencia de clase en el país va a ser harto
difícil. La primera constatación que se nos impone es que en mucho estamos
obligados a empezar simplemente por los principios.
Me parece bien tu comentario, vas a lo que vas. Lo importante, más allá de lo que se vote, es abrir y continuar la polémica. Evitando, eso sí, las maniobras que persiguem echar del escenario a los que no estan de acuerdo con nosotros..
ResponderEliminarPuede que tengas razón en un par de cosas que decis y puede que no seas justo en otras, pero bueno. Saludos y que siga el baile.
Álvaro Rivera
¿En que sitio y en que època, hay un tan sólo de caso de socialismo exitoso? ¿desde la revolución de octubre hasta la chavista, donde está el hombre nuevo? Un tan sólo ejemplar de hombre nuevo como muestra bastaría para creer a la izquierda. El socialismo es posible en teoría y adentro de las universidades. Los socialistas sólo han engendrado totalitarismo. El capitalismo es más revolucionario, mueve industria, tecnología. ¿Que inventos a hecho el socialismo? ni uno solo. El socialismo castrante de ideas, se ve obligado a piratear todo. Y se diga lo que se diga, el obrero prefiere el capitalismo, aunque con salario mínimo puede tener electrodomésticos a su gusto, casita pagada a letras, el obrero actual ha llegado a tener en estos días un estatus de clase media. Se puede comparar a un obrero cubano, y un obrero salvadoreño ¿quién vive mejor?
ResponderEliminarsaludos- MVargas