Hace ya un año que abrí este espacio de comunicación personal. He tenido poco eco de mis lectores, poquísimos comentarios a mis entregas. Recibí algunas cartas electrónicas que me felicitaban, eran cartas de amigos. Algunas personas tomaron materiales de este carnet para publicarlos en otra parte, casi todas las veces sin citar la procedencia.
Pensé que no me iban a durar las ganas de estar presente en este espacio de comunicación. Aquí estoy cumpliendo ya el primer aniversario y dispuesto a seguir divirtiéndome, mostrando mi indignación y trayendo algunos materiales personales y también ajenos para ver si podemos pensar juntos, sentir juntos, pasarla bien juntos.
No es mucho el tiempo que esta actividad me toma y lo que me aporta es bastante. Me explico. Felizmente el único censor que tengo es mi mal gusto, mi propia persona. Así que gozo en este espacio de plena libertad de expresión, en el que no me veo ligado a ningún prejuicio, ni tampoco a ningún bando. Esto último no significa que no lo tenga, que no me sienta siempre ligado a todos los que de una u otra manera queremos que desaparezca de la faz de la tierra todos los lastres de la sociedad mercantil. Digo mercantil, pues ahora y aquí, en esta sociedad, todo tiene que supeditarse al sacrosanto mercado, todo acto por más íntimo que sea, los detentores del poder económico aspiran a convertirlo en mera mercancía. Todo se vende, todo tiene un precio y lo que no lo tenga no existe para el mercado. El supremo valor de esta sociedad es el valor de cambio.
Otra cosa que me ha gustado en este espacio es la total falta de obligación en mis entregas, la ausencia de plazos fijos, puedo venir en cualquier momento o simplemente no venir. Es por eso que me he sorprendido a mí mismo, pues me he mantenido y he logrado cierto ritmo.
Permítanme agradecerles a todos ustedes que se han tomado algunos minutos para leer mi carnet y espero que vuelvan, aunque no les prometa gran cosa en esta serie de cosas tan pasajeras.
Pensé que no me iban a durar las ganas de estar presente en este espacio de comunicación. Aquí estoy cumpliendo ya el primer aniversario y dispuesto a seguir divirtiéndome, mostrando mi indignación y trayendo algunos materiales personales y también ajenos para ver si podemos pensar juntos, sentir juntos, pasarla bien juntos.
No es mucho el tiempo que esta actividad me toma y lo que me aporta es bastante. Me explico. Felizmente el único censor que tengo es mi mal gusto, mi propia persona. Así que gozo en este espacio de plena libertad de expresión, en el que no me veo ligado a ningún prejuicio, ni tampoco a ningún bando. Esto último no significa que no lo tenga, que no me sienta siempre ligado a todos los que de una u otra manera queremos que desaparezca de la faz de la tierra todos los lastres de la sociedad mercantil. Digo mercantil, pues ahora y aquí, en esta sociedad, todo tiene que supeditarse al sacrosanto mercado, todo acto por más íntimo que sea, los detentores del poder económico aspiran a convertirlo en mera mercancía. Todo se vende, todo tiene un precio y lo que no lo tenga no existe para el mercado. El supremo valor de esta sociedad es el valor de cambio.
Otra cosa que me ha gustado en este espacio es la total falta de obligación en mis entregas, la ausencia de plazos fijos, puedo venir en cualquier momento o simplemente no venir. Es por eso que me he sorprendido a mí mismo, pues me he mantenido y he logrado cierto ritmo.
Permítanme agradecerles a todos ustedes que se han tomado algunos minutos para leer mi carnet y espero que vuelvan, aunque no les prometa gran cosa en esta serie de cosas tan pasajeras.
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