Días antes, quién sabe si no fuera días después, tuve la ocasión de leer a un perito del FMI o de la Banca Mundial, tal vez fuera otro organismo internacional, pero lo cierto es que en su frío lenguaje tecnócrata, no le dejaba otro futuro a nuestros jóvenes que ser vendidos como mano de obra barata. El hablaba de exportación de una materia prima mejor preparada, con la posibilidad de pretender a mejores salarios en los países desarrollados. El técnico no hablaba exclusivamente de nuestros muchachos salvadoreños, sino que de los de nuestra zona mesoamericana. Tampoco hablaba de exportarlos exclusivamente hacia los Estados Unidos. El proponía un plan de enseñanza de tecnologías de punta y no sé que otras cosas de computación. El hablaba de mejorar nuestro producto de exportación, con mejores probabilidades de ser aceptado y evidentemente con mayores posibilidades de aumentar las remesas. Según este perito era este nuestro mejor futuro, volvernos competitivos en ese ramo y ser receptores de remesas.
Este pobre hombre ha sido educado para eso, para servir al capital, fue amaestrado para morder la ética por ese lado, hablar de los hombres como si fueran mercancías. Esa es su profesión. Pero nuestro presidente al referirse a nuestra juventud, al darle como objetivo el aprendizaje de una sola lengua se estaba poniendo muy por debajo de los objetivos educacionales que debe tener un líder nacional. Hasta el perito “efemeista” ofrecía más.
Pero en ambas actitudes se ve la pobreza de imaginación, no es con esas pretensiones que se construye un país, no es con esos raquíticos planes que se forja el futuro de una nación. En lo que respecta las lenguas, ¿por qué reducir el mundo a un solo país? No existe el Japón, no existen Italia, Francia, Alemania, Rusia, China. Es cierto que económicamente el inglés se ha impuesto casi como una lengua franca, no obstante para el enriquecimiento de nuestro país, me estoy refiriendo al enriquecimiento cultural, es mezquino reducir el universo a un solo país. Pues en la mente de nuestro presidente estaba presente un solo país. Y según su parecer el destino de nuestra juventud depende de si sabe o no la lengua del país de destinación.
Al perito no le reprocho nada. No creo además que me lea, tampoco Elías Saca me va a leer, pero a este último si le reprocho el tamaño de su esperanza. Aunque nunca concebí ilusiones de ninguna suerte en lo que atañe a los planes que pudiera tener el presidente de la republica. Nada puede realmente ofrecernos alguien que pasa su tiempo buscando como agradar al amo del norte y el resto lo dedica a promover su imagen.
Pero nuestro país urge de reales planes educacionales que le permitan a nuestra juventud desarrollar libremente sus potencialidades. Mejores escuelas, en las que se imparta una educación y una enseñanza que la integren a nuestra sociedad y que nuestra juventud pueda con su trabajo vivir dignamente. Pero esta esperanza es incompatible con un gobierno de ARENA.
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