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04 diciembre 2024

Las macabras intenciones del usurpador


Por Carlos Abrego

 Sospecho con mucha tristeza que el usurpador-dictador hará caso omiso de todo lo que se pueda mostrarle, argüirle contra la minería a cielo abierto. Nos ha desmostrado con creces que poco le importa nuestro país y su política tiene la apariencia de la de un ocupante extrajero que ha venido a saquear. Dudo profundamente que haya leído artículos científicos sobre el tema y que se haya informado debidamente de lo que ocurre con esas minas en el mundo. Ha pedido incluso que le indiquen qué otro país ha prohibido este tipo de minas. Hay muchos y basta una simple busca en la red para enterarse que Costa Rica, para no ir muy lejos, tiene prohibida la mineria a cielo abierto desde 2010.

Al igual que las grandes compañías farmacéuticas, las mineras subvencionan a científicos universitarios para que realicen estudios en favor de sus negocios. Muchos universitarios buscan dinero para llevar a cabo investigaciones, las univesidades públicas o privadas carecen de fondos suficientes para hacer frente a los gastos que requiere una investigación. Por ello acuden y aceptan las ayudas financieras del capital privado. Las sociedades capitalistas que invierten en las universidaes, les imponen los temas y a veces les sugieren los resultados. Abunda bibliografía en la que se denuncia estas prácticas.

Pero volvamos a Costa Rica, hay una sorprendente coincidencia o, si se quiere, una escabrosa casualidad : el gobierno de Rodrigo Chaves Robles también pretende derogar la ley que prohibe en su país la minería metálica a cielo abierto. ¿Será que Rodrigo Chaves Robles le susurró a Bukele el negocio que le proponen las mineras? ¿Le habrá dado los contactos necesarios para recibir las sobornadoras mordidaas de las mineras? También en Costa Rica la sociedad se opone a que vuelvan las compañías mineras a envenenar las tierras y aguas ticas.

Tanto Chaves Robles como Bukele abogan en favor de este retroceso ambiental, sugiriendo los beneficios sociales y económicos que se obtendrían, mostrándose también preocupados exclusivamente por el interés general. Este fue el refrán con el que los burgueses en sus tiempos iniciales extenuaron los oídos de sus víctimas, tratando de ocultar que los intereses privados y personales eran prioritarios. ¿Quién puede seguir creyendo esas argucias?

En Costa Rica aun existe la división de poderes y el estado de derecho sigue funcionando, la batalla de Chaves Robles tiene oponentes y ha encontrado trabas. En nuestro caso, las cosas se presentan muy distintas. Ya sabemos que la ley en El Salvador está subordinada a los antojos y ocurrencias del usurpador e ilegitimo presidente. Estamos sufriendo un absolutismo totalitario y aunque se publique en las redes sociales el video del padre del dictador, denunciando la minería metálica, el expoliador no va a obedecer ninguna otra voluntad que no sea la suya, ni escuchar razones ajenas.

Los idólatras diputados acatarán sin pispilear las órdenes que les lleguen de Capres. Si queremos salvar al país del desastre ambiental, que no tardará en ocurrir, vamos a urgir de una movilización popular imponente que obligue al clan gobernante a retrocedeer.

El avance civilizador que se obtuvo en El Salvador en 2017 fue una victoria popular. Recordemos que el diputado Guillermo Mata dijo entonces que la ley que se aprobaba, estaba « bañada en sangre ». Se refería a los seis ambientalistas de Cabañas que fueron asesinados en 2009. Ya en 2008, el gobierno de Saca determinó que no daría permisos de extracción sin un estudio de impacto ambiental y sin la existencia de una normativa para regular la industria. Fue entonces que la minera Pacific Rim Cayman, actualmente propiedad de la australiana-canadiense OceanaGold Corporation, que desde 2002 tenía autorización para realizar exploraciones, demandó al Estado frente a una institución de arbitraje del Banco Mundial.

El Centro Internacional de Arreglo de Diferencias relativas a Inversiones (Ciadi) le dio la razón a El Salvador y ordenó a la compañía pagarle US$8 millones al Estado por los costos del litigio. Ahora un mentecato quiere que retrocedamos sin que los peligros ambientales hayan desaparecido. Acabamos de sufrir un desastre natural, con desbordamiento de ríos e inundaciones de vastos territorios. Esto puede volver a suceder, es lo más probable. Entonces las substancias venenosas que se necesitan para sacar el oro de la tierra y las rocas, se esparcirán necesariamente por el país, llegando al río Lempa.

Después de las tormentas pasadas las tierras siguen siendo cultivables, pero infectadas con cianuro nos dejarían con mayores problemas de subvenir con alimentos a la población salvadoreña. Ahora sabemos que se tendrán que importar granos desde los Estados Unidos, México, Guatemala, Etiopía, etc. En vez de invertir urgentemente en la agricultura, en desarrollar los cultivos, modernizándolos, ayudando a los campesinos, el plan de Bukele es poner en peligro las tierras centrales y mejores del país.

Las intenciones de Bukele son peligrosas para el país, si bien para él es un simple antojo o una manera más de enriquecimiento personal, nuestro país profundamente empobrecido, abrumado de deudas millonarias, con desesperante déficit alimentario no puede ser expuesto a nuevos riesgos.

Las centrales de venta de verduras y granos puestas por el gobierno no abastecen a todo el territorio nacional. Los precios que se practican en esas centrales son sorprendentemente más bajos que en los otros mercados. Eso es una campaña publicitaria mentirosa. Esas rebajas son pagadas con los impuestos de todos. Pero en el resto del país la carestía es la norma, hay penuria alimentaria. Insisto en este grave problema, pues es al que debemos priviligiar y desgraciadamente está íntimamente ligado al asunto de las minas a cielo abierto y a la vulnerabilidad ambiental a la que el país está expuesto. Si no se toman medidas drásticas al respecto para mejorar la situación, pronto no seremos capaces de la reproducción autónoma de nuestra población. Volveremos a la desnutrición generalizada.

25 noviembre 2024

La violencia de los ricos

 Por Carlos Abrego

Deseo esta vez referirme a un asunto importante, pues está ligado al tipo de dominación material e ideológica que sufrimos, me refiero a la pertinaz esperanza de que vengan capitales extrajeros a invertir en nuestro país. Desde los años cincuenta del siglo pasado, durante los gobiernos del PRUD se lanzó la idea de la “zonas francas” y se implementaron algunas. Se hizo con la ilusión de que eso iba a permitir el desarrollo industrial del país y la introducción de tecnologías avanzadas. Lo que se trajo entonces fue maquinaria obseleta y apenas si el valor agregado era significante. Por lo general fueron fábricas de montaje final de maquinaria ya finalizada. 

En esos años la oligarquía cafetalera era la clase dominante en absoluto, el precio del café era alto, pero tenía bajones y algunos consejeros le sugirieron a los oligarcas de diversificar los cultivos. Surgieron entonces las grandes plantaciones de la caña de azucar y de algodón. No obstante a ninguno se le ocurrió sugerirle a la oligarquía de invertir sus capitales en el desarrollo de industrias. 

Desde entonces, tal vez mucho antes, los oligarcas preferían, como forma de enriquecimiento fácil y seguro, eludir los impuestos y evadir las ganancias. Esta práctica tiene ya casi un siglo. Hubo un intento de asociar sus capitales a las inversiones extranjeras, pues era una manera de garantizar el éxito de sus inversiones. 

Ningún gobierno, desde Osorio hasta Bukele, ha intentado ponerle freno a este sistemático empobrecimiento nacional. Nadie puede dar alguna cifra que se avecine a la realidad del monto de los capitales oligárquicos que se encuentran en el extranjero, en inversiones industriales o especulativas. Los “papeles panameños” confirmaron que esta práctica sigue vigente. Se supo de capitales en cuentas corrientes en bancos de Panamá y la fiscalía de entonces no investigó los delitos revelados. 

Los oligarcas no emigran (salvo durante la guerra). No porque no puedan pagarse una vida galana en las playas de Miami. Allí ellos se perderían entre ricos del mismo calibre y no serían fortunas prestigiosas como lo son en su base de enriquecimiento, nuestro pobre país. Aquí son los señores que pueden lucir sus riquezas y gozar de su señorío, muchos desean estar por lo menos en su vecindario. Los del clan gobernante se desviven por ser parte de esa casta. 

Este saqueo constante de nuestro país es la violencia más grande que hemos sufrido, cuántos fueron los niños que no llegaron nunca al año de vida por desnutrición, cuántos eran los que morían jóvenes por las mismas causas, La desnutrición es causada por la explotación indignante que han sufrido los campesinos con miserables salarios, que durante décadas fueron pagados en parte con fichas de las haciendas, con la obligación de comprar en las tiendas internas de las fincas. Lo que los constreñía a tener vida y costumbres de siervos. 

Algo ha cambiado, ya el capitalismo ha penetrado en nuestro país y las remanentes relaciones feudales han desaparecido, tal vez no del todo. Pero la ultraexplotación sigue existiendo, tanto en el campo, como en la ciudad y sigue causando muertes prematuras. Estos asesinatos nadie los contabiliza. 

Las tierras de los cultivos de caña y algodón están exhaustas. Los ríos y arrollos están contaminados, el agua es escasa. El país se encuentra incapacitado para alimentar a su población, cada vez se produce menos alimentos, la importación ha remplazado a la producción. Y los oligarcas siguen exportando su capitales e impuestos, empobreciendo al país.  

Seguimos esperanzados que el desarrollo nos vendrá de afuera, de inversiones extranjeras, de alguna ilusoria ayuda extranjera, pero nunca pensamos que los impuestos evadidos y los ganancias obtenidas y exportadas por la oligarquía podrían servir para modernizar nuestro país. Esta falta de inversiones ha privado indirectamente al país de escuelas modernas, de una educación integral de nuestros jóvenes, que se eduquen no con la espectativa de ser mejor explotados, sino para un desenvolvimiento espiritual intengral. 

Durante el gobierno de Mauricio Funes hubo un cierto reparto de tierras, estas parcelas eran individuales, se pudo haber creado cooperativas, pero la ideología pudo más que lo práctico. La propiedad privada es un dogma, es algo personal que se opone a lo colectivo. No obstante las cooperativas pudieron ser asistidas por el Ministerio de Agricultura para modernizar los procedimientos de cultivo y cosecha.

El pecado original de la oligarquía fue el robo de tierras colectivas, los ejidos. Estas propiedades colectivas sobrevivieron a la colonia española, pero no pudieron nada contra la insaciable avidez de la naciente burguesía. Esta destrucción y el robo se nos vendió siempre como un progreso, se nos dijo que el añil ya no era productivo, que ya no se vendía y que el café nos iba a enriquecer. Los ejidos alimentaban a la población de entonces. Con la introducción del café desaparecieron los cultivos alimentarios y el país se fue empobreciendo año tras año. El café enriqueció a los ladrones de las tierras ejidales.

 Va de suyo que al gobierno actual no se le puede pedir que implemente una reforma agraria, pues ya hace hasta lo imposible por agradar al FMI, con el presupuesto de rigor que conlleva los despidos y los cortes presupuestarios. El FMI, los diferentes países imperialistas no aceptarían una reforma agraria, pues atenta contra la propiedad privada, ni tampoco sería bienvenida por los dueños de la finca nacional.

Sin embargo solamente una transformación profunda de la tenencia de la tierra, de la producción y del consumo agrícolas podría permitir realmente un enriquecimiento global del país y aparecerían las posibilidades de inicar realmente la industralización del país. Y esta vez asociándose con compañías foráneas que pudieran transferir tecnologías y los conocimientos consiguientes. Porque únicamente entonces seríamos capaces de crear condiciones para un mutuo beneficio.

Mienstras siga la violencia de los ricos, que empobrecen al país, que ven con agrado al gobierno actual reprimir las protestas y oponentes, que encarcela a inocentes y que transfiere capitales a sus cuentas bancarias, nuestro desarrollo es simplemente imposible y seguirmos esperanzados en que los capitales extranjeros vendrán a salvarnos del naufragio hacia al que nos dirige el clan gobernante.


19 noviembre 2024

¿Qué es pensamiento crítico?

Por Carlos Abrego

No pasa un sólo día sin que el dictador no cometa una barrabasada o haga alguna declaración descabellada. Muchos comentaristas han encontrado en esto una manera muy fácil para divertirse a expensas de Nayib Bukele. No obstante, opino que hay muchos otros temas que no pueden dejarse de abordar y de reflexionar sobre ellos. 

No voy a enumerar ninguno. Cada uno en su campo sabe cuáles son las carencias que sufrimos en el país y debemos ser conscientes de que este tiempo de plagas que estamos padeciendo va a tener un fin y que debemos prepararnos todos a una reconstrucción nacional. Pues los ataques destructivos de la dictadura no omiten ningún terreno. Nuestro país se empobrece en todos los sentidos. No nos dejemos empobrecer intelectualmente discutiendo, comentando el discurso carente de altura y sentido del dictador. Tampoco tomemos en serio la avalancha de sandeces de los troles. 

Es cierto que la publicidad gubernamental y la cotidiana actividad de los troles hacen mella en la mente de muchos compatriotas. Se ha repetido con insistencia que todos urgimos de un pensamiento crítico. 

¿En qué estriba este pensamiento crítico?  Lo que más he oído al respecto es que tenemos que desconfiar en las noticias que nos venden y verificar su veracidad. Se nos recomienda que nos obliguemos a buscar las fuentes o que nos procuremos todas las versiones y cotejarlas. Este consejo presupone que tenemos mucho tiempo libre para dedicarnos a una permanente verificación de lo que leemos o escuchamos. ¿Tenemos el tiempo y los medios para hacerlo?  

Aparece luego el problema siguiente: ¿una vez hecha la verificación, qué interpretación darle a la noticia, cómo evaluarla, qué importancia tiene para nosotros? Muy sinceramente es en este momento de interpretación y de valoración en que en verdad debemos desplegar el pensamiento crítico. 

Pensar críticamente presupone tener los conocimientos necesarios y pertinentes para formarnos un juicio, presupone poder conectar el hecho (la cosa) en cuestión con los otros elementos de la situación, colocarlo en el justo lugar que le corresponde en la realidad. No se trata de nada muy sencillo, no es como dice el dicho “soplar y hacer botellas”. 

Manifiestamente nuestras escuelas y colegios no nos preparan para profesar nuestros propios criterios, ni cómo formarlos en toda independencia y autonomía. Los mismos maestros no fueron educados para ello, ni preparados para transmitirles a sus alumnos este tipo de ejercicio reflexivo. 

Una tarea colectiva de los intelectuales, que están del lado de los humillados y ofendidos, es la formación de nuestros trabajadores, compartir con ellos los conocimientos, dirigirnos a ellos con aclaraciones pertinentes de la situación política, social y económica del país. 

Por supuesto esto que propongo aquí no es muy sencillo. Sobre todo que las redes sociales y el tipo de comunicación que ellas instauran, dificultan la propagación de la reflexión permanente y profunda. Hay muchos que proponen bajar el nivel de nuestro propio pensamiento, que debemos acortar el volumen de nuestros materiales, porque la gente se ha acostumbrado a ver videos y a leer textos cortos. 

En realidad, si caemos en esa trampa, si nos dejamos avasallar por esos criterios, estamos ya de antemano perdiendo la batalla ideológica que pretendemos llevar adelante. Los ideólogos del campo adverso que se idearon estos instrumentos de comunicación y su modo fugaz y efímero de funcionar, esa manera de divagar nuestra atención, de no permitirle fijarse en un solo asunto, pretende explícitamente debilitar nuestra memoria, arruinar nuestra inteligencia. Estos instrumentos de lucha ideológica nos instigan a ir saltando de una cosa a otra sin parar mientes en ninguna. 

Vuelvo al inicio de este escrito, el dictador nos proporciona a diario alguna mentira. Desmentirlo a diario es perder el tiempo y además el pinocho de CAPRES puede perfectamente cambiar una mentira por otra al día siguiente. Al mismo tiempo, es necesario criticar y analizar la política real del dictador. Los despidos son reales, la falta de medicinas en los hospitales es real, la represión y encarcelamiento de oponentes es real, la falta de inversión estatal en la agricultura, en la infraestructura general del país, el abandono de las escuelas en ruinas, todo esto es muy real.  

El viernes pasado, en el programa televisivo “Encuentro con Julio Villagrán”, Evelyn Martínez proclamó algo muy cierto, el dictador “no tiene ideas, sino que ocurrencias”. Sin embargo, no se trata de ocurrencias ingenuas, sino que de ocurrencias de mucha perversidad que van destruyendo todo lo bueno que se pudo construir anteriormente. 

11 noviembre 2024

Esperanza sin riendas

 

María Kodama cuenta que, en 1971, cuando Borges recibió el Doctorado honoris causa en Oxford, pasó esto: “mientras charlábamos, nos dice, con un grupo de admiradores, alguien habló de El tamaño de mi esperanza. Borges reaccionó enseguida, asegurándole que ese libro no existía y le aconsejó que no lo buscara más”. El libro existe. En una nota liminar y explicativa la ejecutora testamentaria nos cuenta el deseo de Borges de suprimir esta obra de 1926 y además agrega que ha publicado de nuevo el libro, pues el mismo Borges permitió a los editores de las Obras Completas de La Pléaide traducir al francés partes del libro, lo que ella interpretó como una autorización para volver a publicarlo. 

¿Por qué les cuento esto? Muy simple, el título del folletito borgiano me parece estupendo y se me ocurre que hubiera sido apropiado para llamar alguna recopilación de mis artículos, pero no solo llego tarde, sino que además tengo poca vocación de plagiador. 

Aunque me atiborran esperanzas y sueños. De inmediato aclaro que soy muy poco dado a avizorar utopías, tengo un fuerte sentido de la realidad y de lo posible. Una utopía no encuentra lugar en el mundo real. Mis esperanzas ya no me conciernen personalmente, son todas proyecciones hacia lo que nos depara la historia, los posibles que puedan volverse realidades, sueño con una nación salvadoreña emancipada. 

No cabe duda que atravesamos por un momento histórico muy tenebroso y oscuro, padecemos de una dictadura que con empeño y ahínco se esfuerza por destruir nuestra historia, nuestra cultura, nuestros logros democráticos, nuestra economía. El dictador también se empeña en decorar atractivas vitrinas para engañar incluso a los nuestros, ya no digamos a los ajenos. Pero ahora tenemos un país que no tiene reservas alimenticias, que no tiene capacidad para dar sustento a toda su población, apenas 7% de las necesidades son cubiertos por la producción nacional. La familia gobernante da la impresión de que poco o nada percibe nuestro país como suyo, tal vez solo para saquearlo. 

En estas circunstancias es duro alimentar esperanzas o acariciar sueños, sin embargo, que estos sátrapas no alcancen a perturbar nuestros ánimos y que mantengamos vivos nuestros anhelos de un nuevo país. No nos dejemos abatir por estos granujas. No permitamos que empañen nuestra imaginación. 

Ciertamente desear que nuestros cipotes fueren a escuelas modernas con aulas espaciosas y bien equipadas y que los maestros estuvieren excelentemente capacitados para guiar a sus alumnos a adquirir conocimientos, juicios propios y el libre albedrío es cosa normal y suficiente, pero no alcanza a ser un sueño. En este sentido tenemos que ir más lejos, ser más exigentes con nuestra esperanza. El sueño es crear un país en el que los jóvenes encuentren los medios para completar su aprendizaje, para adquirir la profesión de sus ambiciones y tener plenas oportunidades de ejercerla. 

Mi propósito es no soñar desde el presente, sino que a partir del futuro. El presente es esta sociedad de privaciones, de enajenaciones, de diferencias sociales, de explotación, con gente que inculca el egoísmo. Esta sociedad que crea fenómenos sociales que oprimen a los hombres y que no les permiten su total cumplimiento personal. 

Es cierto que sabemos que nada, ni nadie sobrepasa su época. Y esto abarca cualquier sea el campo, incluidos los sueños y las mismas esperanzas. Pero anhelar salarios justos es algo que nos limita y mantiene dentro de esta sociedad, pues ¿cuál puede ser la justicia contenida en un salario? El salario implica dependencia personal de otro, que cambia por dinero nuestro tiempo, para tenernos a su servicio. Esta es la más visible y primera enajenación de las relaciones de producción capitalistas. Concebir otro tipo de sociedad cabe dentro de nuestra época, es a partir del capitalismo con todos sus logros materiales que podemos imaginar un reparto equitativo de las riquezas sociales.

El poder es un fenómeno social que lleva dentro todas las dominaciones y sumisiones. La gran contradicción del proyecto revolucionario ha sido conquistar el poder para lograr su posterior destrucción. La historia nos ha mostrado que, en la incomprensión profunda de este fenómeno, de su concepto condujo al estruendoso fracaso de la construcción de sociedades totalmente libres, emancipadas. Pues el poder no es algo que se comparte, quien tiene el poder decide por los otros y su voluntad se impone, pues el que tiene el poder también posee la fuerza para hacerse obedecer. 

Entonces soñar desde el futuro es imaginar el contenido de la sociedad que viene, ya despojada de las enajenaciones actuales. Quizás haya quien se interrogue leyendo esto, con toda razón, cuál deba ser el camino que nos conduzca al futuro deseado, cómo salir del agobiante hoy. Esta es una preocupación política que siempre se ha presentado con cierta urgencia, sobre todo en nuestro país, hundido en su atraso secular y con clases dominantes tan retrógradas y despóticas. Aquí no tenemos un capitalismo productor de riquezas, sino que productor de una infinita pobreza. 

30 octubre 2024

El 19 de octubre está marcado de blanco

Por Carlos Abrego


Es de común observación que el usurpador sigue su indecoroso y ruin strip-tease de dictador. Ahora juzga afrenta la protesta popular. Todo maestro o maestra que no se someta, va a ser despedido y si sigue con sus protestas correrá el riesgo de arresto carcelario. Una enfermera sufre ya cárcel en Zacamil. A los profesores y demás empleados del Ministerio de Educación, como a los miembros del Ministerio de Salud se le exige que acepten sin rechinar las prescripciones del FMI, reducción de las asignaciones presupuestarias y reducción de personal.

No obstante los despidos van a abarcar muchas otras áreas del Estado, también los empleados municipales van a sufrir el desgrase ordenado por los despiadados burócratas de la agencia financiera mundial. El dictador tiene que obedecer so pena de dejar su imagen millonariamente adquirida de buen gestor de gobierno. La publicidad ha funcionado. Pero la quiebra de todo un país no se puede ocultar. Y el FMI ha puesto sus condiciones y el dictador obedece y se aplica. Esto ya le valió un premio, los demócratas estadounidenses ya le dieron una ayuda millonaria. La obligación de cuidar el Lempa durante años es mero antifaz ecológico.

Esta ayuda de los Estados Unidos recompensa también su aplicación en el buen uso del ejército para reprimir, Bukele se ha convertido en su dictador, el suyo. El dictador encarcela oponentes, mantiene por años un régimen de excepción limitando o anulando libertades democráticas, etc. Todo esto no conmueve a los grandes defensores de los derechos humanos. Claro, estas violaciones son menores comparadas al genocidio del pueblo palestino que el imperialismo patrocina y arma.

Sin embargo este apoyo financiero a la dictadura no deja de advertir al pueblo salvadoreño que seguimos siendo el patio trasero de los Estados Unidos y que no podemos esperar otra cosa del Norte sino agresiones y el socorro a la dictadura. La naturaleza del imperialismo no ha cambiado.

Pasaron también los tiempos de las insolencias del cipote malcriado y entonces apenas aprendiz de dictador. No obstante nunca dudaron allá en el Norte de que podían contar con los Bukele para implementar su política continental, Javier Milei se ha vuelto un amigo de la familia. La ideología de ambas partes coincide, ambos son liberales desde el punto de vista económico y socialmente retrógrados. La educación no puede ser una prioridad en este tipo de gobierno, la salud tampoco.

A nosotros nos toca prepararnos para llevar adelante una lucha prolongada, que desde ahora sepamos que estamos apenas en los inicios, que estamos dando los primeros pasos. Tenemos que tener claro que de nuevo el terror puede aparecer como en los años setenta y ochenta del siglo pasado, el ejército sigue siendo el mismo y sigue siendo el brazo derecho del poder real y del poder de fachada.

La historia no se repite. De esto tenemos que tomar consciencia, tampoco nosotros debemos repetir nuestros errores, desde ahora debemos poner en práctica nuevos principios de funcionamiento, ampliar y desarrollar la democracia interna de las organizaciones, debemos abandonar todo verticalismo. Es urgente obtener la participación mayoritaria de nuestro pueblo en el combate por la emancipación nacional. Esta participación tiene que ser consciente, basada en profundas convicciones de lo que necesita el país y nuestro pueblo. Los objetivos tienen que ser fijados por todos, que obedezcan al nivel de consciencia y al grado organizativo de los militantes.

No podemos caer de nuevo en alianzas superficiales, sin principios. Los que entran al combate no pueden tener objetivos diferentes. El objetivo estratégico no puede ser otro que la emancipación de la nación. En estos momentos ya vemos las dificultades que se anuncian. La dictadura no va andarse con ternuras, lo vemos ahora que el dictador ha elegido la vengaza por la afrenta sufrida. El de la cachucha loca mandó a su comisionada Carolina Recinos de Bernal a parar la marcha de protesta con simples promesas y amenazas de desencadenar sus batallones de acosadores públicos.

Una valiente mujer dijo no, se trata de Idalia Zuniga. Ahora ya se quedó sin empleo, sin su puesto, es víctima de los acosadores que la insultan, la calumnian y tratan de robarle su prestigio. Hasta los diputados puyabotones la acusaron ni más, ni menos de que fue miembro del FMLN, como si el dictador no lo hubiese sido también y que fue gracias a este partido que ellos mismos están gozando de las prebendas estatales y de otros favores que se otorgan ellos mismos, pues fue este partido quien puso en órbita al Bukele, hijo de papá. Muchos de estos diputados también pasaron por las filas del FMLN.

Esta mujer está dando el ejemplo de la necesaria determinación y de su abnegación. Hay que proteger a esta mujer, defenderla. El dictador está herido y como toda fiera herida es muy peligroso. Bertha Deleón sabe de esto, fue por eso que puso al abrigo a sus hijos, pues la vengaza del dictador puede llegar a cualquier bajeza. Esperemos que la lucha iniciada crezca y que la determinación sea aún más grande.



 

19 octubre 2024

Luchar para acallar el miedo

 Por Carlos Abrego

Padecemos ahora en El Salvador una crisis social muy profunda, quizá la mayor de nuestra historia. Sin embargo no debemos caer en el pesimismo, aunque sea por un hecho tan banal como el que una crisis es un fenómeno transitorio y casi siempre se resuelve favorablemente. Esta crisis es grave y recorre todo el tejido social de nuestro país. Nada escapa, desde la función política más alta hasta las capas más bajas de la sociedad.

Nos dirigen ahora gente muy incompetente en la gestión pública, mostrando mucha habilidad en apoderarse de riquezas usando el dinero del erario público. Nadie en la historia nacional ha aumentado su patrimonio en tan poco tiempo multiplicándolo por doce. Y estos cuarenta ladrones alibabescos han perdido toda vergüenza (si la tuvieron alguna vez) que proclaman públicamente su derecho a apoderarse de lo ajeno, de lo nuestro. El principal ladrón pierde los estribos y se pone como un patán a insultar al periodista que puso al descubierto lo mal habido en estos últimos setenta meses.

Pero la crisis es también el constante crecimiento de la pobreza, la caída persistente de la producción agrícola e industrial nacional, el creciente déficit comercial, la inflación real que conlleva a una drástica pérdida del poder adquisitivo, volviendo inalcanzable la canasta básica. El FMI le ha impuesto al gobierno su plan de austeridad para volver a darle créditos. Esto significa los masivos despidos en los ministerios y agencias del Estado, la disminución en el presupuesto de los rubros de salud y educación, el congelamiento (indefinido) del escalafón de los maestros, la anulación de los aumentos salariales de los empleados del Estado y el olvido del aumento del salario mínimo.

La crisis es también el ataque frontal que ha sufrido la incipiente democracia que teníamos: en la Asamblea ya no se deliberan las leyes, los diputados ya no pueden proponer leyes, la oposición apenas si puede expresarse en los plenos, sus propuestas son engavetadas en las comisiones. Ya no tenemos separación de poderes, todo se decide desde la cima del Ejecutivo. Los tribunales se están volviendo instrumentos de venganza del dictador.

El estado de excepción se ha vuelto perenne y ha servido para llevar presos a oponentes y otras personas inocentes. El encarcelamiento se ha vuelto una medida que no lo deciden los jueces, sino que soldados y policías a su antojo. Hay asesinatos en el interior de las cárceles, se denuncia que existen fosas comunes en el interior de la cárcel de Izalco. Cristosal ha documentado la muerte de 261 personas privadas de libertad durante el régimen de excepción en El Salvador y concluyó que el 75% de ellas, es decir, al menos 7 de cada 10, murieron en el Centro Penal de Izalco. Y la falta de transparencia es total, a tal punto que hasta el nombre del director de este Centro Penal es ocultado.

El panorama es sombrío y no se le ve ninguna salida a corto plazo, ni a medio plazo, simplemente el horizonte está clausurado. Gran parte de la población ha claudicado y ha decidido someterse a la voluntad del dictador y aceptar todo lo que quiera imponer y lo apoya con total ceguera. La otra parte de la población vive en el miedo; ya no son las maras las que infunden el terror, sino que los encargados de la seguridad pública. La gente teme que “le apliquen” el régimen de excepción. Con esta amenaza desalojaron a propietarios de locales en el centro de San Salvador, con esta amenaza en el Oriente del país se despoja a campesinos de sus tierras o se les obliga a vender a precios bajos.

Esta descripción no es completa, Cada día organizaciones humanitarias dan cuenta de nuevos crímenes y atropellos, periodistas publican detalles de la represión, de la corrupción galopante de la clica de los Bukele. A pesar de los millones que se gastan en propaganda, su prestigio se desluce. Recientemente el profesor Oscar Picardo afirmó que en sus investigaciones llegó a contar entre cien a ciento cincuenta videos diarios, difundidos en redes sociales en favor del dictador, de buena calidad y publicados desde El Salvador, pero también a partir de países del sur americano. Esto es apenas una parte mínima del derroche del dinero público que efectúa la dictadura.

A pesar de todo esto he escrito arriba que no debemos caer en el pesimismo, pues las crisis no son de ninguna manera algo permanente, sino que son transitorias. Tampoco podemos caer en el optimismo, aun menos en la pasividad. La salida de la crisis no va a llegar sola, es necesario que la preparemos y que ayudemos a nuestra gente a reaccionar ante todos los atropellos e injusticias.

Es cierto que el miedo es real y podemos decir justificado, no obstante nos toca reaccionar pues el destino del país no es una cosa abstracta y ajena a nuestros intereses personales. La salud y la educación no son sectores secundarios, los dos conciernen a nuestra niñez y a nuestra juventud. Este es el país, nuestro país, los cipotes y los muchachos que van a escuelas e institutos inapropiados, con falta de presupuesto para funcionar. Sabemos que hay profesores que tienen que sacar pisto de sus bolsillos para hacer frente a las necesidades. Nuestra juventud merece que sus profesores tengan mejor preparación, que su labor sea mejor valorada. Se trata realmente de elevar el nivel educacional. El estatuto social de los maestros tiene que revaluarse también económicamente.

La salud también es un sector que hay que ampliar, mejorar la atención de los enfermos, darle al personal de las clínicas y hospitales todo lo necesario para que presten el debido servicio y no tengan que cargar con los reproches de la gente ante la falta de medicamentos y servicios. Estas carencias no son responsabilidad del personal. No obstante es el personal el que recibe las protestas de los pacientes.

La dictadura y los burócratas del FMI que exigen esos recortes no se sienten concernidos por estos problemas. No obstante pensemos también que muchos de nuestros problemas, éstos y otros, no se van a resolver si la producción industrial y agrícola siguen bajando y su nivel continúe siendo muy deficiente. Mejorar la producción va de par con la mejora de la formación de nuestra juventud. Necesitamos reformas educacionales que respondan a una ampliación de los conocimientos y de la cultura de nuestros jóvenes. Estas reformas tienen que ser elaboradas con la participación de todos.

Reactivar la economía es urgente, pues cerca o más del 40% de la población activa se dedica a labores informales que proporcionan muy bajos ingresos. Estas mejoras no llegarán por sí mismas, la dictadura es incapaz de hacerlas. Es por eso que las luchas sociales tienen que crecer. Por eso es urgente apoyar las luchas de los maestros, de los médicos y del resto del personal de la salud. Porque estas luchas pueden ser el inicio de algo mayor que logre concienciar a los que por muchas razones ahora apoyan a la dictadura. Las luchas sociales vendrán a silenciar para siempre el miedo.


29 septiembre 2024

Urge refundar el pensamiento revolucionario

por Carlos Abrego

Sospecho que el dictador salvadoreño se cree a pies jutillas sus propias mentiras o quizá le parezcan apenas simples y veniales exageraciones, lo contrario supondría que ya rasca una demencia. No hace mucho prometió un presupuesto sin rubros que necesiten deuda. No creo que haya alguien que crea esto, ni sus consejeros venezolanos, mucho menos los expertos del FMI, aunque son ellos los que han exigido los múltiples despidos de los empleados públicos, la disminución de los gastos sociales, no devolver el dinero a la Universidad y otras recetas para disminuir la deuda. En realidad todo esto es para crear la ilusión de solvencia financiera y volver a tener acceso a las “ayudas” de ese mismo Fondo.

Acepto que me voy a contradecir, sí, hay quienes se lo creen todo, no sólo los diputados de NI, sino que también buena parte de la población salvadoreña, que es la que aún lo sostiene y apoya. Es difícil pensar que a uno lo han engañado o peor, que uno se ha dejado engañar. Este estado de autoengaño puede durar mucho tiempo y salir de él es muy doloroso, el amor propio sufre un golpe muy rudo. Además la publicidad y la compra de los medios de comunicación refuerzan la fe de los que creyeron desde el inicio. Además existe un fuerte contingente de troles que en las redes sociales mantiene vivo el timo ideológico de la dictadura.

Los sondeos de opinión dejan suponer que poco a poco los engañados van menguando y los que rechazan al dictador y a sus cómplices aumentan, sin que por el momento lleguen a ser mayoría. No quiero pecar de optimista, no obstante no hay mejoras en la vida cotidiana de la gente para que sea el apoyo el que aumente, no hay obras realizadas, todo se va degradando, el estado de las vías se ha empeorado sensiblemente, los precios siguen subiendo, sobre todo los de la “canasta básica”. El desempleo sigue cerrando las puertas a los jóvenes que desean entrar en la vida activa y esto los obliga a emigrar poniendo en peligro sus propias vidas, los lasos familiares, desorganizando los hogares, etc.

No obstante hay un hecho que deseo llamarlo “antropológico”. Un hecho antropológico que me aparece como muy misterioso. Realmente ¿el apoyo a Bukele es fruto tan solo del engaño? Por el momento es poco lo que se sabe sociológicamente de quiénes componen esa parte de la población. De todos modos surgieron en un momento crítico políticamente. Recordemos que gran parte del electorado del FMLN estaba frustrado, sus esperanzas de cambios radicales no fueron satisfechas por los gobiernos de izquierda. Bukele, que entró al FMLN apadrinado y declarando de primas a primeras su deseo de ser presidente, comenzó a atacar a la cúpula y la acusaba de haber abandonado sus “antiguos ideales”. Nunca dijo cuáles, ni si él los asumía. Sin embargo con estas acusaciones permanentes se fue apoderando de la simpatía de los defraudados del FMLN, tanto adentro, como afuera de las filas del partido. Una vez afuera del partido y en campaña no abandonó sus críticas, pero abarcó también a los areneros con su mote de “los mismos de siempre”, también sacó de su manga de mago frasecita “el dinero alcanza cuando no se lo roban”. Frase eficaz y perversa.

O sea que la mayoría de Bukele se formó prioritariamente de los defraudados muy rencorosos que habían votado o no por el FMLN. Muy pocos supieron que se proponía hacer Bukele en el poder, tal vez muchos llegaron a suponer o a esperar que iba a realizar lo que los gobiernos del FMLN no pudo o no quiso hacer. O sea que en esto hubo mucha ilusión y acendradas esperanzas. Nadie leyó, salvo una docena de analistas, el kilométrico programa que se asemejaba mucho a un catálogo de la Sear Roebock.

El dictador no le ha dado realidad a esos ideales abandonados por la cúpula efemelenista, pudiéndolo hacer holgadamente. Y aquí viene el misterio. Los que dejan de apoyar al dictador se han frustrado por las mismas razones, ¿sienten despecho hacia Bukele? ¿Están dispuestos a volver a su antiguo redil? ¿Siguen esperanzados o ya no esperan nada de la política? ¿A qué partido pertenecían? Y los que continúan apoyando al régimen ¿qué esperan? ¿Qué ideales los mueven? O ¿simplemente apoyan como hubieran apoyado a cualquier otro gobierno? ¿Se consideran de derecha o de izquierda?

A todas estas interrogantes no se puede responder con especulaciones, ni usando algún poder adivinatorio. Urgen estudios realizados por especialistas, sociólogos o antropólogos, la academia, como se suele decir, tiene que asumir esta tarea o cumplir con ella.

Creo que podemos asimismo cuestionarnos sobre si las ilusiones y esperanzas que la población se forjó ante los gobiernos de Funes y Sánchez Cerén tenían algún fundamento y cómo fue que surgieron. Es posible que de alguna manera se pensó que el triunfo electoral de Funes venía a suplantar la “no-victoria” de la guerrilla y lo que por causa de la derrota guerrillera no se pudo cumplir, ahora electoralmente sí era posible.

En el imaginario que fue inculcado en la población por Schafik Handal y sus seguidores, las transformaciones necesarias para sacar al país del atraso se podían realizar ganando las elecciones. El objetivo fundamental fue ganar las elecciones. Las luchas sociales se suspendieron, las que tuvieron lugar, como las huelgas de ANDES y otras manifestaciones fueron estrictamente corporativas y con reivindicaciones estrictamente materiales y todas aisladas. El FMLN no las apoyaba realmente.

El FMLN tuvo una estrategia electoral bastante titubeante y compleja. Presentó candidatos de su propio seno y ante las derrotas sucesivas concluyó que un candidato efemelenista no podía triunfar y se dejó imponer a Mauricio Funes, que apareció como el hombre providencial. Su conclusión del imposible triunfo de un candidato interno fue precipitado y no tuvo en cuenta el desgaste que venía sufriendo ARENA en el poder.

La situación política y la actitud del FMLN creó la impresión de que todo dependía del tipo de candidato y en el caso concreto de Mauricio Funes. La actividad popular, las luchas sociales dejaron de contar en su estrategia. Un hombre providencial resolvería todo, aunque en el fondo cifraban la esperanza de poder manipularlo en su favor. Eso fue un fiasco.

En todo esto el leninismo fue echado por la borda. Aunque estoy seguro de que lo que dominó en la ideología del FMLN fue el estalinismo que tuvo por nombre ”marxismo-leninismo”. Y es el que les sigue sirviendo a algunos para hacer sus análisis de la coyuntura.

La figura del hombre providencial se la sirvieron en bandeja a Bukele, que llegó en el momento propicio en nuestra historia y se la apropió y se aprovechó. Nuestra vieja y rancia imagen del caudillo vuelve a surgir y desplazó por completo la participación masiva de la gente en los asuntos políticos y en la busca de las soluciones a nuestros problemas. Ahora las masas sirven tan solo para aplaudir y obedecer al caudillo. El dictador llega al colmo de hacer jurar a la gente obediencia silenciosa, resignación ante la amargura de sus decisiones gubernamentales.

Hay un abismo entre lo que con duro trabajo se logró inculcar en los años setenta-ochenta y lo que ahora tenemos. La tarea social de hoy es poner a funcionar el entendimiento, la razón, no podemos seguir guiándonos por arranques instintivos, por ingeniosas intuiciones.




08 septiembre 2024

De la convicción personal a lo Universal

Por Carlos Abrego

Aun en el soliloquio hablamos con alguien “Converso con el hombre que siempre va conmigo...”, nos dice Antonio Machado. Recurrimos de nuevo a lo trillado, al lugar común, el hombre no puede vivir solo. La unidad de base es siempre el grupo. La pareja, la familia, la tribu y la nación constituyen realidades y puntos de partida para diferentes estudios sociales.

Los grupos se forman a través de vínculos identificadores. Lo que prevalece, lo que prima es la identidad; lo que enlaza, reúne y nos da el nombre de nosotros. No obstante sin la existencia del otro es imposible el nosotros. El otro instaura la diferencia para implicarnos en la identidad del nosotros. De nuevo entramos en el juego de la atracción y de la repulsión. Ambas tienen su propia manera de expresarse, su propia retórica.

Sin querer entrar en un pantano de interminables paradojas, debemos reconocer que la instancia enunciativa presupone al otro, a mí mismo y al otro. De ahí que el que enuncia la identidad del grupo, el que señala el vínculo fundador de la entidad social se coloca afuera, frente al grupo. Se vuelve un otro para los demás, en alguien que trasgrede la norma, puesto que para delimitar la identidad del grupo tiene que colocarse al exterior.

Uno de los vínculos angulares, generador de identidad es el lenguaje. La literatura por el hecho mismo de sustentarse en la lengua juega un papel primordial en la formación de la identidad nacional. Una consecuencia social de este hecho es el rango, el lugar, la autoridad que le confiere a un hombre su estatuto de escritor. Sin duda alguna el que asume dirigirse al grupo, sabe que se está alzando a un lugar de privilegio. Sabe también que corre riesgos. Ese rango, ese lugar, esa autoridad y ese privilegio no son necesariamente económicos. Sobre todo son morales. Estamos hablando de responsabilidad.

El escritor no siempre está consciente de que maneja un instrumento en derredor del cual se forja una identidad. Al mismo tiempo, su habilidad, su maestría, su oficio lo vuelven fuera de lo común, lo colocan fuera de la norma. Su palabra es sacralizada. Su voz es una frente al resto. El escritor siempre está al límite de volverse el portavoz del grupo. Sus opiniones, sus convicciones, puesto que adquieren resonancia, puesto que se convierten en líneas de demarcación, provocan impulsos emocionales.

Ahora bien los escritores dialogan a través de sus obras no con el grupo en su totalidad, ni simultáneamente con todos. Es siempre un diálogo con una sola persona. De ahí que sus convicciones personales, su visión del mundo son percibidos como accidente, como lo particular al lado de otras particularidades. Además no se encuentran explícitas en el texto, el lector tiene que entrar en acción, buscar, escudriñar, descubrir y luego tomar partido. Recuérdese que estamos hablando de literatura y no de un discurso conceptual, sus convicciones no aparecen inmediatamente como tales, están estrechamente ligadas a las imágenes que configuran el mundo artísticamente creado.

Hablando a grandes rasgos, podemos afirmar que en la comunicación lingüística cotidiana, nosotros partimos de lo concreto (“lo que queremos decir”) y pasamos luego por lo abstracto (las estructuras lingüísticas) para que nuestro interlocutor interprete de lo abstracto que le presentamos, un concreto suyo. En el uso artístico del lenguaje, este proceso se manifiesta y se complica. El lenguaje se vuelve objeto y meta de la actividad creativa. No obstante este volverse objeto modifica su calidad de vehículo de la comunicación, la transforma. Hay aquí un valorización El lenguaje ya no es un simple instrumento, un medio, sino que un objetivo, una meta, el objeto mismo de la actividad estética. Con esta elevación a potencia del lenguaje se elevan también, inseparablemente y en consecuencia, todos los otros aspectos de la comunicación, puesto que ellos son también el objeto y la meta de la actividad artística.

La convicción personal adquiere en este proceso un nuevo rango, una nueva calidad. Su transformación más profunda es su estetización. Ya no se expresa en tanto que convicción personal, ni simplemente como convicción, sino que como un elemento inherente, propio de la obra misma. De cierta manera, es el todo artístico lo que los lectores tratan de interpretar. En ese todo las convicciones son la ideología del mundo creado. Es a partir de esa ideología que cobra valor la actuación de los personajes. Su opinión, sus convicciones coinciden o se oponen con esa ideología. Cada acción, cada movimiento, cada pensamiento de los personajes es confrontado en primer lugar, con los valores que reinan en el mundo en que el autor los pone a vivir.

Es aquí donde se opera la junción de lo particular con lo universal. La opinión que deja de ser convicción privada y se convierte en ideología del mundo imaginado, ya no es abordada, enjuiciada, analizada, confrontada con lo individual, con otras opiniones particulares. El universo artísticamente creado se confronta con el mundo real. Dicho de otro modo, la ideología estetizada concuerda o no con la ideología en vigor en el mundo del lector.

Estas mutaciones nos devuelven a lo que plateábamos al principio, me refiero al problema de la identidad del grupo, a la identidad nacional. La fuerza identificadora del lenguaje juega un rol primordial en la valoración de los planteamientos ideológicos de una obra. Al ser asimilados como manifestación de la cultura nacional, cuando su lograda estetización da en el blanco de nuestros sentimientos y convicciones, le confiamos el papel de representarnos frente al mundo. De manifestación individual, particular, accidental se convierte en estandarte del grupo. Ya no confrontamos la obra con lo puramente particular, sino que la abordamos como algo que a partir de nuestro ámbito se dirige a la humanidad entera. Con el arte entramos en la ronda del grupo universal, la humanidad.

02 septiembre 2024

La escuela del futuro y del diálogo

 Por Carlos Abrego


Paulo Freire pensó en la escuela del futuro y se esforzó por implantarla en el Brasil de su tiempo; sus ideas las plasmó en el libro, “Pedagogía de los oprimidos”. El estado actual de nuestras escuelas y la educación que se imparte en ellas se asemeja a la triste descripción que hace Freire de la enseñanza en el Brasil de su época. Imposible resumir en esta nota su libro, no obstante me puedo referir a dos ideas mayores, la situación actual es herencia vieja, nos viene desde la colonización y a medida que el tiempo avanza el atraso se viste con otros trajes confeccionados por la dominación oligárquica. No cabe explayarse en esto, la otra idea es que los oprimidos brasileños eran mudos. También desde la Colonia los había silenciado y seguían callados hasta ya saliendo el siglo XX.

Esta mudez nuestra, ha recobrado su actualidad con el régimen bukeliano. Los oprimidos son siempre aquellos que se acostumbra llamar “los sin voz” y que se manifiestan en el hablar de profetas o de líderes políticos que dicen encarnar los intereses populares. No se trata de un silencio voluntario, ha sido inculcado por toda la sociedad y el Estado. El autoritarismo en las familias, inicial sitio de nuestras costumbres y tradiciones, impone a los cipotes muda obediencia, sumisión a la voluntad paterna. Los hogares reproducen o inician lo que sucede en la sociedad entera. Un verticalismo autoritario, en que todos los superiores no admiten ni peros, ni rechinos.

Se trata de una jerarquía vertical en la cual cada eslabón ejerce su autoridad hacia abajo. Antón Pablovich Chéjov, insigne escritor ruso, en muchos de sus cuentos describe la saña y crueldad con que suelen ejercer su “poder” los miembros de los eslabones más bajos, como si en esa inclemencia residiera todo el sentido de sus cargos. Esto se puede observar en todas las sociedades capitalistas.

En nuestras escuelas no se respira libertad, por lo general los alumnos son considerados desde el inicio como recipientes vacíos que hay que llenar con conocimientos y no hay distingos de personalidades, ni de capacidades, tal vez sólo para justificar la despreciativa calificación. Los niños tienen que abrir sus mentes para que entre lo que debe aprender, su rol es pasivo por entero, no participa de su propia formación. Agrego de inmediato que hay apreciables excepciones, que a pesar de la escasez de medios se esmeran por innovar e invertir la situación.

Pensar la escuela del futuro en nuestro país empieza por resistir contra la precariedad actual. Entre nosotros los salvadoreños hablamos muy poco sobre nuestras escuelas, su nivel, su situación material y sobre la preparación científica de los maestros. No obstante muchos repetimos hasta la saciedad que hay que elevar el nivel de consciencia de nuestro pueblo, que se necesita tomar consciencia de lo que nos ocurre. Se repite machaconamente que debemos adquirir un pensamiento crítico y algunos señalan la escuela como el primer lugar en donde se debe proponer los primeros instrumentos para analizar críticamente nuestra realidad, nuestras vidas.

Sin embargo este llamado al pensamiento crítico no sobrepasa el simple rito. Por lo común se suele limitar la crítica a no dejarse engañar de los medios televisivos, radiales, de la prensa y ahora de los medios que pululan en Internet, todos ellos patrocinados por los grandes monopolios o son de su propiedad. Se insiste en la necesidad de forjarse su propia opinión.

Estos llamados son loables y parten no sólo de buenas intenciones, sino que de un sentimiento de la urgencia que hay de cambiar la realidad que nos agobia. Los que pronuncian estos llamados saben que el pensamiento crítico no puede meterse en la cabeza de los escolares, colegiales y universitarios como se meten en la cabeza las tablas de multiplicar. Los educadores tienen que estar atentos a los diferentes niveles de conceptualización, no se pueden saltar etapas.

Para la escuela del futuro se necesita un cambio radical en la preparación de los enseñantes. Se trata de acostumbrarlos a tener siempre una actitud científica, de investigación, de que sepan que su propio aprendizaje no termina nunca, que toda su vida tienen que estar abiertos a lo que enseñan los niños, a aprender de los colegas, a mantener también con ellos un diálogo permanente. Hay que darle a la Escuelas Normales tanta atención como la debe tener la Universidad, pues es en esos lugares donde se educan los que van a ayudar a forjarse a nuestras futuras generaciones.

Freire propone una “pedagogía del diálogo” en el seno del cual, la palabra del niño tiene que ser valorada como la de su maestro. Freire no se refiere a los diálogos platónicos cuyo fin era hacer prevalecer la idea del filósofo griego. En esos diálogos había jerarquía. A veces dialogar en los primeros años es manifestar una atención particular a las dificultades que aparecen en los educandos, en su personalidad, en su carácter, en su temperamento. Por múltiples razones los niños no tienen todos las mismas capacidades. Algunos padres han podido dedicarles a sus criaturas más tiempo para jugar, leerles cuentos, para hablar simplemente, otros no tienen esa suerte por el trabajo o por lo exiguo de sus casas, etc. El aprendizaje del lenguaje en los primeros años es crucial. Es por eso que el diálogo es primordial, si hay atraso que viene de los hogares, el maestro tiene que compensar, ayudarle al niño, darle el gusto de los relatos y por el uso adecuado del lenguaje. No me refiero al uso distinguido, nuestro hablar guanaco hay que conservarlo preciosamente.

Lo que estoy apuntalando aquí, son primeras ideas, sugerencias que propongo para iniciar un diálogo con todos, Hay que pensar en la escuela del mañana, que prepare a los futuros ciudadanos, a las personas que van a construir nuestro nuevo país. No se trata de prepararlos únicamente para que sepan utilizar las complejas herramientas de la industria u otras cualidades profesionales. Las escuelas tienen que dar los útiles necesarios para que cada uno pueda desarrollar a pleno sus capacidades.

25 agosto 2024

La educación un tema prioritario

El tema de la formación es recurrente cuando se evoca el exiguo interés que despierta nuestro país en los inversores extranjeros. Este tema viene acompañado de los lamentos acongojados sobre su bajísimo nivel y se señala también con insistencia la urgencia de elevar el nivel de nuestra mano de obra. Globalmente es la manera de abordar el tema. Tal vez haya comentaristas que tengan una visión mucho más amplia y más profunda. No obstante la educación de nuestra juventud, su formación se encara como parte de los posibles incentivos para que capitalistas extranjeros vengan al país a invertir. También se alude a las infraestructuras, últimamente también se menciona la versatilidad de nuestra legislación y la imposible confianza que puede inspirar un país en que las instituciones dependen de los caprichos de la clica en el poder.

La empresa destructora de nuestro país que ha emprendido el usurpador, también se manifiesta en este tema, las escuelas siguen en el abandono, muchas escuelas no perciben el dinero que se les destina en el presupuesto de la nación. Los testimonios sobre esto abundan en las redes sociales. La demagogia del dictador que prometió a los estudiantes de la Universidad Nacional no permitir ninguna baja en su presupuesto y que si era elegido a la presidencia, él mismo desfilaría con los estudiantes para protestar. Su protesta fue reducir treinta millones de dólares en el presupuesto universitario.

Por el momento dejemos de lado la denuncia, pues el estado de nuestra educación no ha surgido ahora, es algo endémico y esto no sólo concierne a los sucesivos gobiernos, sino que asimismo a la oligarquía. Durante casi un siglo y medio fuimos un país de analfabetas, baste recordar la denuncia que hizo en su libro “Leer y escribir” nuestro gran pensador Alberto Masferrer. La oligarquía cafetalera no mostró nunca un interés por introducir en el país innovaciones y ella misma fue incapaz de proponer algo transformador de la sociedad, al contrario su conducta fue dejar intactas todas las supervivencias coloniales y feudales. Esta situación duró hasta ya pasada la mitad del siglo anterior. El carácter parasitario de nuestra actual burguesía lo ha heredado de aquella oligarquía que nunca se propuso mejorar las condiciones de trabajo y de vida de su “fuerza de trabajo”.

Caben algunas palabras explicativas del calificativo “parasitaria” que he usado respecto a la vieja oligarquía y a la actual burguesía. Durante décadas fue corriente ver a los cafetaleros ausentarse del país e ir a disfrutar de su fortuna a Miami o a cualquier otra ciudad de veraneo, volvían algunos meses para administrar los cortes y luego la expedición de su mercancía al extranjero. Pero sobre todo ocuparse igualmente de exportar sus ganancias para colocarlas en negocios financieros. Pagaban pocos impuestos cuando no podían eludir esta obligación. El país no prosperaba y esto dejaba indiferente a la clase privilegiada, no era un problema que le incumbiera. La educación de los salvadoreños no fue nunca algo que se abordara en las playas veraniegas de Miami, ni en casinos extranjeros. Fue así como fueron acumulando capitales afuera y haciendo negocios en lugares con mejores tasas de ganancia. El Salvador fue su vaca lechera y la ordeñaban hasta el desgaste. La actual burguesía no ha cambiado de actitud.

Recordemos los “papeles panameños” que revelaron que hasta los nuevos ricos, como el dueño del FMLN, Luis Merino, también fueron descubiertos con depósitos de millones de dólares en el extranjero. Es una práctica casi consubstancial del capitalista salvadoreño. El dinero de Luis Merino colocado en Panamá provenía de Alba-Petróleos que inicialmente fue promovida como para ayudar al desarrollo de municipios pobres.

El viraje que cobró el país en la década de los cincuenta (los historiadores tal vez tengan más que contarnos al respecto) fue el inicio de ciertas mejoras incluso en la educación, la red de escuelas creció, surgieron escuelas que se llamaron “experimentales” (en los años sesenta se llamaron “vocacionales”), en estas últimas se enseñaban diferentes oficios, poco a poco el Ministerio de Educación (que apareció en 1939 apenas) fue elaborando planes y programas con mejores contenidos y mejores intenciones. No obstante la educación nunca constituyó una prioridad de nadie, los patrones tal vez exigieron alguna vez mejorar su mano de obra.

Y en realidad cuando se habla de mejorar la formación de nuestra juventud para atraer inversionistas se manifiesta una visión limitada y limitante de la educación. No se toma en cuenta la persona de los educandos, sino que el servicio que puedan prestarle al capital. En nuestra sociedad, como en el resto de sociedades capitalistas, la persona humana no es considerada en su integralidad, apenas se le ve como un apéndice de las máquinas, los trabajadores no son sujetos reales, su desarrollo autónomo e integral no puede existir en la visión capitalista. Todo está encaminado a sacarle provecho, se evalúa su utilidad y es esta la que requiere preparación.

No obstante ahora estamos enfrentados a algo aún más grave, son colosales los ataques que la dictadura asesta al sistema educativo. Luego de su campaña mentirosa de hasta la construcción de cinco escuelas semanales y las computadoras para cada cipote, el dictador deja centenares de escuelas sin las debidas asignaciones presupuestarias, las que reciben dinero les toca por cada alumno y por día apenas 0.03 céntimos de dólar. Pero en muchas escuelas los maestros tienen que sacar de sus propios bolsillos el pisto para comprar los insuficientes materiales didácticos, cartones, yeso, crayones, lápices, etc. En muchísimas escuelas no hay electricidad, ni agua potable. Y el payaso pavonea que somos un país del primer mundo.

La cuestión urgente que aparece es ¿cómo contrarrestar estos ataques, cómo detener el derrumbe de lo poco que tenemos? No se puede esperar por el momento un movimiento de los propios maestros, ante tanto despido de empleados del gobierno, viendo sindicalistas encarcelados y los asesinatos que ocurren en las prisiones, la brutalidad de la policía y la soldadesca en las calles buena parte de la población vive amedrentada, con miedo. Los maestros viven en esta realidad de miedo y amenazas. Quizá lo que nos queda es solicitar de otros pueblos la solidaridad y su apoyo.

Dejo para más tarde algunas reflexiones sobre la educación para el futuro, lo que debemos preparar cuando hayamos reconquistado la república y el destino del país.




 

18 agosto 2024

¡A remojar barbas se ha dicho!

 Por Carlos Abrego

Nadie fue capaz de vaticinar que con la llegada de Bukele al poder, iba a desatarse una serie de catástrofes sociales. Estas son reales, el país se ha endeudado y está a punto de ahogarse en esa deuda y el FMI tarda en lanzar el salvavidas que Bukele reclama a gritos; la hambruna ya no es un fantasma que amenaza, sino que una dolorosa realidad, que se expande por todo el país. La carestía de los productos de la canasta básica sube a inalcanzadas cimas. Es frente a esta hambre y desesperación que los agentes de la CAM de San Salvador libran batallas callejeras y destruyen las mercancías de los vendedores ambulantes. Con esto sumen aun más en la pobreza a estas familias, privándolas de sus fuentes de recursos para poder pagar su sobrevivencia diaria. La cólera de muchos contra los agentes de la CAM es justificada, pero se equivocan un tanto del principal blanco, que en realidad es el alcalde mismo de San Salvador, quien obedece al presidente de la exrepública salvadoreña.

El gobierno de Mauricio Funes no emprendió reformas estructurales para transformar la sociedad salvadoreña, sin embargo sí realizó reformas y tomó medidas, hasta donde se lo permitió la derecha, que aliviaron en mucho el malvivir de numerosas familias, ayudó a los escolares con desayunos gratuitos, útiles y zapatos también gratuitos y el par de uniformes anuales, creó instituciones sanitarias y de asistencia social para la niñez y las mujeres. Sánchez Cerén mantuvo estas medidas intactas, actualizó tal vez alguna. Por lo general no anuló ninguna de estas medidas.

Al llegar Bukele sí han desaparecido en realidad algunas, llegó prometiendo mejorarlas todas y en vez de eso tenemos que cierra instituciones, las ayudas a la niñez renquean en su ejecución y la promesa tantas veces repetida y gritada de que renovaría los locales vetustos de las escuelas y que construiría nuevas y como mentir le es tan fácil ha afirmado varias veces que estaba construyendo cinco escuelas semanales, nadie las vio, pero hay quienes le creen, sobretodo afuera del país.

Nuestra sociedad no ha progresado mucho en su mentalidad, podemos decir que groso modo nos dominan sentimientos totalitarios, casi fascistas, tenemos el culto del cacique fuerte y dominador. Cuando las maras fueron creciendo y hubo personas que llamaban a instaurar medidas preventivas y de reeducación eran rechazadas por la mayoría. Eran rechazadas por inútiles e ineficaces, a la sumo podían servir a largo plazo, pero lo que se imponía era exterminar a esa gentuza, a esos criminales. Este término usado en la Alemania nazi no aparecía en los comentarios diarios de manera fortuita, reflejaba un modo de pensar y sentir ya viejo entre nosotros, desde alguna adoración que logró adquirir el mismo prototipo de dictador Maximiliano Hernández Martínez y que se fue prolongando bajo la larga sucesión de dictaduras. Nos acostumbramos al orden dictatorial, a las soluciones represivas. Aquello de que en algo andaba metido para justificar una captura de cualquiera mostraba a las claras que lo subversivo no recibía ninguna aprobación, ni apoyo. Esta mentalidad persiste en el país y de alguna manera el usurpador dictatorial la inculca y la alimenta.

Con el Estado de Excepción que se ha vuelto permanente, recibe por sus resultados visibles la aprobación casi unánime de la población. Es cierto que el pánico y temor constantes que reinaban en buena parte del territorio nacional han desaparecido y ahora la gente puede circular por las calles tranquilamente y hasta los niños pueden jugar sin amenazas de las maras. Esta medida radical no ha encontrado ningún obstáculo para su aceptación. El gran pero que ha comenzado a aparecer es que bajo el amparo de esta aceptación general, las autoridades apresan también a gente inocente y se aprovecha para arreglar cuentas políticas y reprimir la naciente oposición a su gobierno. Hay también gente que es torturada, hay otros que han sido asesinados en las cárceles, etc. Todos estos atropellos son del dominio público. Sin embargo el usurpador hábilmente replica que los que defienden a los llamados inocentes lo que realmente quieren es liberar a los mareros.

Esta falacia ha calado incluso en defensores de los derechos humanos, casi todos al denunciar los atropellos que sufren las víctimas inocentes en las cárceles y reclamar su justa liberación, no omiten agregar que no están pidiendo que se liberen a los criminales. Con esto hay un problema de sociedad y de ética muy importante. Es cierto que ya no hay más justicia en el país, los jueces tienen que sobreponerse al miedo para dar fallos que puedan disgustar al régimen, la Constitución fue asesinada y no tuvo ni siquiera un entierro digno, se le dejó pudrirse abandonada en los escombros de nuestra dolorosa historia.

El Código Penal ya no tiene vigencia y la presunción de inocencia es un concepto fantasma para los carceleros del régimen. Los presuntos criminales que están ahora en las cárceles salvadoreñas no han tenido juicio, ni ninguna notificación judicial, no pueden ser asesorados por abogados, muchos están privados de visitas, salvo algunos cabecillas que tienen un trato particular, tal vez por antiguos favores que recibió el caíd de la clica gobernante.

Todas estas ilegalidades se han vuelto minucias. Esto ha venido a completar una filosofía del derecho retrógrada que rige en nuestro país. Las penas mínimas en El Salvador son en cantidad de años como las máximas en países europeos. La privación de libertad preventiva se ha vuelto la norma, lejos está de ser una excepción, un último recurso. El Salvador está en la lista de países latinoamericanos con el 80% de encarcelados sin condena (con Bolivia, Paraguay, Uruguay, Panamá y República Dominicana), esto debido al rezago judicial. Esto es una realidad que existía ya antes del Régimen de Excepción.

Ahora en el retroceso civilizatorio emprendido por el usurpador, en la Asamblea se ha hablado de hacer juicios por montones, decenas o centenas, en los que no se podrá juzgar equitativamente a nadie, pues no habrá tiempo, ni posibilidad para juzgar uno por uno a todos. La condena será igual para todos. Esto se aborda tranquilamente, sin estorbos morales, en la Asamblea. Los inocentes que sufren prisión (que no es ni preventiva, ni provisional, sino que simplemente arbitraria) son la demostración de que los desmanes del dictador le pueden alcanzar a cualquiera, que nadie se tenga por librado. ¡A remojar barbas se ha dicho!

Ahora volvamos a la frase que no omiten agregar los defensores de los derechos humanos cuando reclaman la liberación de sus protegidos, “que no están por que se liberen a los criminales”. Claro que la presión inmoral que ejerce el dictador los obliga a esta precaución oratoria, no obstante esto significa una tácita aceptación de que esos criminales sigan en cárcel sin que se les aplique a ellos el derecho a la defensa, ni el derecho a la presunción de inocencia, de que se les aplique imparcialmente la justicia. Recapacitemos en lo que esto significa de retroceso en la concepción del derecho, aceptamos que la reclusión sin juicio, ni condena tiene absoluta cabida en nuestra sociedad. Este es un paso mayor en la aceptación no sólo de la ideología de la dictadura, sino que también en la aplicación de esta arbitrariedad ahora y para siempre. Esto se vuelve sin más en un principio de nuestra filosofía del derecho.


11 agosto 2024

Por otra sociedad realmente nueva y nuestra

Por Carlos Abrego

El tiempo no se detiene, en su pasar lo que a su adentro sucede, va creando historia, pasado. Hace algunos días tuvo lugar la Convención cuarenta y cuatro del FMLN, de alguna manera ese hecho va ya entrando en la historia, en el pasado. Ahora lo que podemos afirmar es que a nosotros, los que vivimos en este presente del que también de todos modos hace parte esa Convención, nos parece que se esperaba otra cosa, que por fin surgiera una autocrítica que explique este desmoronamiento vertiginoso que se ha soldado por un partido sin representación institucional, sin diputados, ni alcaldías. Al contrario el secretario general, Manuel Flores, llegó a vanagloriarse de ser la segunda fuerza política del país. Es lo que proclamó en su improvisado discurso final de la Convención.

Exhortó a los miembros de su partido a entrar en campaña “no electoral”, “permanente”, pero con el objetivo de reconquistar los puestos electivos perdidos. Ese fue el punto fundamental de su discurso. También fijó la tarea de “acompañar al pueblo en sus luchas y de ayudar a los necesitados”. En una declaración del 15 de julio pasado a Prensa Latina, Flores sostuvo que “una de las primeras cosas que voy a hacer en mi primer discurso como secretario general es pedir perdón al pueblo por los errores cometidos por anteriores direcciones partidistas”. Este gesto de Pilato, lo deja aún más claro al seguir en su declaración “reconoceremos los errores y luego enrumbar y corregir lo mal hecho. Sobre esa base vamos a caminar pero no voy a vivir dándome golpes en el pecho, porque esos errores no son míos todos, pero si voy a asumir el reto colectivo como Secretario General”.

He leído esto no sin justificada perplejidad. Mi asombro es la ausencia de solidaridad con sus camaradas dirigentes anteriores y algunos que lo van a acompañar, pues a la Comisión Política entraron en su mayoría los que estaban ejerciendo la dirección hasta la apertura de la Convención. No sé si pidió o no perdón al pueblo, pero lo que queda claro con cristalina nitidez es que los errores ya son historia y que no los va asumir de ninguna manera. Al parecer los errores no son del partido, sino que de algunas personas, o sea que fue candidato presidencial, pero no tiene nada que ver ni con los errores cometidos, ni con las direcciones pasadas. En esto veo clara indigencia ética.

Cuando digo que Flores considera que los errores ya son historia, me refiero a que esta manera de ver las cosas es como si el paso del tiempo los ha borrado. Esos errores ya no pertenecen al presente del FMLN. Entonces ¿por qué pretende corregirlos? No critico aquí la falta de lógica, sino que cierta pobreza ideológica, pues la encrucijada en la que se encuentra el país, un partido con el pasado del FMLN debe con valentía y honor asumir sus responsabilidades de fuerza política de oposición y como fuerza política que alguna vez tuvo objetivos mayores de transformar al país. Es eso lo que nos obliga a ocuparnos de su política actual. Lo que vemos ahora es que su pensamiento no tiene nada que ver con el partido que llevó adelante una guerra, que fue ejemplo y modelo en América Latina y que movilizó millares de personas con propósitos claros y por lo que muchos ofrendaron sus vidas. Este pasado lo siguen mencionando, les sigue sirviendo de tarjeta de visita, pero cae en el olvido cuando se trata de asumir las responsabilidades históricas del momento.

En todo su discurso no mencionó al dictador usurpante y ni a su gobierno, no criticó la política que perpetran, ni sugirió en ningún momento que los ataques a las libertades públicas destruyen vidas individuales y familias, tampoco denunció la falta de una política económica coherente y útil para la población. Supongo que sería fuera de lugar o algo muy delirante pedirle que denuncie al capitalismo y la producción de todas las alienaciones que hacen sufrir a la gente. El gobierno con método minucioso destruye todo el tejido social salvadoreño, el sistema histórico de la red municipal fue volcado a la nada, distanciando a millones de personas de los centros en donde se debe decidir aspectos de sus vidas cotidianas. El usurpador le robó el dinero a los poderes locales (el FODES) y cada día que pasa pisotea su autonomía, etc. Manuel Flores no dijo nada de todo esto.

No obstante frente a la política agresiva del dictador, que destruye al país como un invasor extranjero, no se puede seguir con las interjecciones que han usurpado la función del razonamiento. Son muchos los que emiten ayes cebollentos y dios míos chillones y destemplados que confiscan la atención, pero que no logran convencer a nadie. Para convencer es menester usar el argumento que exige examen previo de la situación para proponer posibles soluciones. No se puede seguir con los ojos cerrados o tapándose los oídos ante las críticas que se emiten contra el FMLN, estas críticas no son traicioneras, ni puñaladas traperas. Esto por un lado, el otro lado es también la actitud que debe tomarse ante la dictadura, ¿se espera que el tiempo haga su labor y cumpla con aquello de que no hay mal que dure cien años? Para muchos aún es necesario hacerles el llamado a abrir sus consciencias y preguntarles si un partido que ya no prepara estrategias, ni puede ejecutar tácticas y que improvisa discursos incluso en su instancia reflexiva más alta como es la convención nacional, ¿puede servirle al pueblo, a la nación entera para liberarse de todas las opresiones, para derrocar la dictadura?

La situación actual es grave, bajo la aparente quietud forzada por los consecutivos decretos de renovación del Estado de Emergencia, hay una violencia instituida en las cárceles, en las calles con la presencia de militares y policías que no respetan nada, que pueden capturar, destruir puertas, muebles y privar de libertad al que se les antoja. Los jueces no tienen libertad de ejercer su oficio, hay muchos que decretan libertad de los reos apresados ilegalmente y los carceleros devuelven cadáveres. El hambre en muchas familias es real y diaria. Las escuelas siguen en pésimo estado, los niveles de formación son bajos, muchas Casas de la Cultura fueron cerradas, más de trecientos empleados del Ministerio de Cultura fueron despedidos de un día para otro, como ha sucedido con muchos otros empleados públicos. Recuerden que desde el inicio el dictador sacó a muchos empleados por el simple hecho de llevar el mismo apellido de algunos dirigentes de su antiguo partido, el FMLN. Ya no tenemos Constitución y preparan una que no será para la nación y su ética nacional, sino que es para complacer los caprichos del usurpador. Esta empresa de destrucción descivilizadora de la nación y del país nos hunde aun más en la barbarie, antes eran los delincuentes los que cometían actos salvajes, ahora son los uniformados del Estado los que se encargan de aterrorizar a la población. Y hay que tener presente que esta violencia apenas empieza, se va a agravar cuando la gente rechace cada vez más la amargura de la política de la clica de los Bukele y sus asesores venezolanos.

Tenemos que pensar desde ahora como construir una política que limite esta empresa de destrucción y como crear aspiraciones no para volver al pasado, sino para construir un futuro mejor para todos. Debemos recrear esa aspiración por otra sociedad realmente nueva y nuestra.



 

07 agosto 2024

Empezar por los fines

 

Por Carlos Abrego

Hace pocos días hojeaba el libro de Blaise Pascal, “Pensamientos”, confieso que nunca lo he leído de pe a pa, entonces me topé con esta reflexión: “Es algo deplorable ver a los hombres deliberar sólo sobre los medios y jamás sobre los fines”. Nuestro país, nuestra sociedad, atraviesa una profunda crisis social, cultural y política y muchos nos planteamos como principal tarea salir de ella. Es claro que la primera pregunta que nos hacemos es ¿cómo? Es innegable que la interrogación apunta hacia los medios y nos hemos enfrascado en discutir en ese cómo. Sabemos que la solución al problema pasa obligatoriamente por las luchas. ¿Cómo organizar estas luchas, quién las organiza, qué tipo de luchas, etc.? Algunos sugieren que se tiene que volver al liderazgo del FMLN, otros rechazan tajantemente esta opción, no sólo por su derrota y estado actual, sino que porque lo consideran la causa misma que nos condujo a la crisis. Otros proponen nuevas organizaciones, de varios tipos y conduciendo luchas sociales sin participar actualmente en las elecciones. Quizás el único punto de concordia es la urgente necesidad de elevar el nivel de conciencia de nuestro pueblo.

El repudio casi general al estado actual de nuestra sociedad implica, aunque de modo inconsciente, el rechazo al sistema económico y al consiguiente retraso social que conlleva y al que nos vemos reducidos. Haber estado sometidos al dominio económico extranjero durante tanto tiempo, que además fue complacientemente aceptado por la oligarquía nacional y justificado por su élite intelectual asociada, nos ha privado de la base material para un desarrollo social y económico autónomo y autosuficiente. De cierto modo, la salida de este sistema económico está planteada en el pensamiento de la izquierda salvadoreña desde por lo menos los años cincuenta del siglo pasado. Y también desde entonces hubo una enconada lucha por imponer el “cómo salir”, las famosas vías armadas o pacíficas. Aun no hemos olvidado nuestra historia reciente y no ignoramos que hasta dentro de la opción armada se siguió proponiendo la “vía democrática”. Es doloroso reconocer que la situación actual nos muestra que ambas vías fracasaron.

La lucha no la lleva adelante solamente la parte popular, sino que también la clase dominante sirviéndose de su Estado despótico, las luchas populares fueron concretamente dirigidas contra las sucesivas dictaduras. Las luchas emancipadoras del pueblo salvadoreño, urge decirlo, no tuvieron como único blanco la futura construcción social, ni la independencia del imperialismo, sino que concretamente se entrelazó con las luchas antidictatoriales. En la mente, en la conciencia de los salvadoreños predominó este último punto. El primer objetivo fue siempre sacarnos de encima a la dictadura.

Cabe señalar que en lo concreto no se supo pensar la dialéctica de ambas luchas, la inmediata y la mediata. Lo urgente ocupó todo el terreno de nuestra reflexión, de allí que el objetivo de la “toma del poder” cubrió o mejor dicho eliminó de nuestro pensamiento la configuración de la sociedad a la que anhelamos. Las circunstancias no se prestaban al desenvolvimiento y desarrollo de la teoría revolucionaria propia, la clandestinidad no es propicia para la controversia teórica, la compartimentación de tareas y el verticalismo organizativo impusieron un dogmatismo casi natural, pues la razón, la verdad absoluta le pertenecía a las dirigencias. Los desacuerdos se arreglaban con insultos, expulsiones y anatemas. Nuestro “marxismo” fue siempre de segunda o tercera mano y muchas veces era simple y llanamente el viciado marxismo estaliniano. La dialéctica se redujo a cuatro o cinco reglas que anihilaban el complejo método o forma de pensar desarrollado y propulsado por Hegel y Marx. Esto que señalo aquí no es un mal salvadoreño exclusivo.

Si logramos algún día sacarnos de encima a la clica de los Bukele ¿habremos resuelto todos nuestros problemas? En realidad eso sería apenas un episodio en nuestra historia, que ahora se nos pinta como el más importante y el más urgente. No niego la importancia, ni la urgencia de llevar algún día ante los tribunales a todos los delincuentes y usurpadores que ahora nos gobiernan. No obstante echemos una mirada hacia atrás, ¿acaso no tuvo su gran importancia el acto en que se firmaron los Acuerdos de Paz? Allí se abrió un nuevo episodio de nuestra historia. ¿La izquierda estaba preparada para responder las aspiraciones, los anhelos, las ilusiones del pueblo salvadoreño? Estamos con esta dictadura cerrando el ciclo iniciado entonces. Y hay que decirlo, fue la izquierda que llevó en ancas hacia el poder a este insolente y pretencioso ignorante de Nayib Bukele. La izquierda llegó al poder sin tener al inicio la capacidad de presentar su propio candidato a la presidencia, aun menos de tener claro qué es lo que había que hacer ya en el poder. Escudarse en que no se tuvo la mayoría parlamentaria es negar la incapacidad rotunda de lograrlo, ni el deseo de averiguar los motivos, todos los motivos del fracaso. La presencia de ese monigote en el poder se lo debemos al FMLN, ¿cómo pudieron consentir las “bases” que un recién venido al partido pudiera casi de inmediato representarlos en la principal alcaldía del país? Pero fueron las “bases” las que aclamaron y promovieron a Mauricio Funes como candidato presidencial, sin ser miembro del partido. Funes nunca ocultó que no comulgaba con las ideas, ni los programas del FMLN, afirmó que tenía su propio programa. Es que esas “bases”, que en realidad son el partido, tenían bajo nivel ideológico y de manera borrega obedecían a la dirección oportunista de derecha del FMLN.

No se trata de venir a achacarle a uno u otro individuo la responsabilidad de lo ocurrido. La historia obedece a otros criterios, a otras leyes. Ahora debemos constatar que era imposible tener otro tipo de organización que el que se tuvo, que al verticalismo se le llamaba “centralismo democrático” y que tenía la aureola de su origen leninista. Nadie podía darse cuenta entonces que en la práctica, concretamente se había heredado un funcionamiento estalinista. Y de esto no fuimos las únicas víctimas, apenas a fines del siglo pasado e inicios de este, en el mundo, algunos teóricos han empezado de reflexionar sobre este problema y aún no se llega a soluciones evidentes. Este modo de funcionar llevó al FMLN, en los años ochenta, a tener estrategias militares y políticas enfrentadas y en algunos casos antagónicas. Unos pensaban que la guerra debía de ser prolongada y otros que era urgente terminar con ella y pasar a luchar democráticamente. Sucedió lo que tenía que suceder, nadie puede saber que hubiera pasado si la otra opción hubiera triunfado. Pero en ningún caso hubieran sido, ni fueron las “bases” las que decidieron. Obligatoriamente debemos constatar que el nivel de conciencia de los militantes era bajo, no así sus impulsos, sus deseos, sus anhelos, su ganas de cambiar las cosas, de acabar con esta sociedad de miserias que nos imponen los ricos.

Acabar con esta sociedad de miserias sigue siendo nuestro anhelo, nuestro más hondo deseo, sin embargo seguimos sin saber por qué otra sociedad luchamos. Nuestras luchas antidictatoriales tienen presente, son concretas, tienen realidad, mientras que la lucha por la nueva sociedad es totalmente abstracta, aun no tiene existencia, no tiene realidad. Sin embargo sería un craso error oponerlas, considerarlas de manera separada, no ver que realmente son un todo, que son una unidad de contrarios, no se puede pues ignorar uno o el otro. El fin de nuestra lucha es la otra sociedad, a la que llegaremos mediante las luchas concretas de ahora, que no se puede obviar ni una, ni la otra. No obstante es necesario saber que ambas luchas al unirlas estrechamente tienen fuerza educadora y elevadora de nuestra conciencia. Así que vale la pena también comenzar por los fines.