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22 febrero 2007

Por un marxismo salvadoreño

Cuando mezclamos los recuerdos a la reflexión, cuando nos atrevemos a opinar sobre un asunto cualquiera, debemos tener en cuenta siempre lo que Mateo Alemán expresa así en su Guzmán de Alfarache: “Común y general costumbre ha sido y es de los hombres, cuando les pedís reciten y refieran lo que oyeron o vieron, o que os digan la verdad y sustancia de una cosa, enmascaralla y afeitalla, que se desconoce como el rostro de la fea. Cada uno le da sus matices y sentidos, ya para exagerar, incitar, aniquilar o divertir, según su pasión le dita”. Se trata siempre de un parecer, aunque lo creamos asentado en el objeto mismo del que tratamos. Y es lo que ocurre en la mayor de las veces. Pero si hay multiplicidad de enfoques, existe también el debate para establecer realidades y puntualizar verdades.

Uno de los temas que en los años sesenta del siglo XX se discutieron y que condujeron al gran cisma del movimiento comunista internacional, es el modo de la toma del poder por las fuerzas populares para el paso hacia el socialismo. Hubo enfrentamiento entre los que sostenían que el único modo era la vía armada y los que sostenían que existía además una vía pacífica o electoral. Esta discrepancia subsistió más allá del cisma y se prolongó al interior de partidos y organizaciones sobre todo de los países sub-desarrollados, en los que al mismo tiempo predominaban regímenes dictatoriales y autoritarios. El tiempo y las circunstancias han venido a poner sordina a estos debates.

No obstante dichos debates movilizaron muchas energías y abarcaron un número crecido de conceptos que se manipularon a veces sin mayor reflexión, ni cuidado teórico. La oposición se volvió tajante, brutal y los argumentos iniciales se fueron trocando en improperios y desleales acusaciones. Hubo anatemas, expulsiones, condenas y algunas veces hasta cárceles y fusilamientos.

Ver este pasado con los ojos abiertos nos permite relativizar las divergencias actuales y tal vez ayudar a despojarnos de ciertos dogmatismos. Hasta no hace mucho, la cuestión de la “dictadura del proletariado” servía de demarcación entre los que se declaraban guardianes de la ortodoxia leninista y los renegados que habían abandonado los principios fundadores. Los que abandonaron el concepto miraban condescendientes a los otros como obcecados en rígidos principios de tácticas superadas y conducentes a callejones sin salida. Ahora se acepta este abandono teórico y ya nadie se conmueve de que esa forma de gobierno no figure como un objetivo indispensable para instaurar una sociedad que implique la defensa y promoción de los intereses de los trabajadores (asalariados). Ahora muchas de las mismas organizaciones revolucionarias de las décadas pasadas ya no mencionan ni siquiera como su objetivo de mediano o largo plazo la instauración de la sociedad socialista, aún menos su fase superior, el comunismo.

Un momento fuerte del repliegue marxista

El desmoronamiento de los regímenes llamados “socialistas” o “comunistas” constituyó un momento fuerte del repliegue de las posiciones marxistas. Muchos que antes no omitían ninguna oportunidad para declararse “marxistas-leninistas”, ahora prefieren declarar el marxismo una teoría de origen europeo y aplicable tal vez en los países de cultura occidental, pero ajena a nuestra cultura. De alguna manera se acepta como formando parte de la derrota ideológica la opinión de que el marxismo es una doctrina ajena y contraria a nuestra civilización e incluso a la democracia.

Medardo González, coordinador general del FMLN acaba de dar una entrevista al diario del Partido Comunista Francés, l’Humanité (Lunes, 19 de febrero de 2007) en el que declara entre otras cosas que “nuestro programa (del FMLN) ha sido elaborado en el cuadro de la Constitución de la República. Nosotros respetamos la propiedad privada. Los Estados Unidos no tendrían ningún pretexto para atacarnos, puesto que nosotros nos inscribimos en la búsqueda de la construcción de la democracia. Los medias que sirvieron a la dictadura, a la guerra y ahora al poder blanden el espantapájaros comunista, terrorista o de enemigo de los Estados Unidos. Buscan darle miedo a la población diciendo que en caso de un triunfo del FMLN se produciría un caos, que los Estados Unidos romperían las relaciones con El Salvador. El FMLN sigue siendo el partido del pueblo. No hay necesidad de tener un programa radical para hacer justicia: aquí se es revolucionario promoviendo una política independiente de las clases dominantes, amiga de los Estados Unidos, pero soberana”.

He citado largamente a Medardo González para que no se me acuse de sacar frases o palabras de su contexto. Es su respuesta entera a la pregunta: “La victoria sandinista en Nicaragua y un eventual triunfo del FMLN cambiaría el panorama de la región. ¿Lo que podría dar lugar a una nueva forma de intervencionismo de los Estados Unidos? El contexto queda pues íntegro.

Pensar por y para nosotros mismos

Ahora vuelvo al tema. En el mundo hay muchos partidos, organizaciones, agrupaciones y otro tipo de órganos que tratan de revitalizar al marxismo. Se realizan seminarios y congresos, se editan libros, se publican artículos. Esto sucede en un ambiente sosegado, muy diferente a los enfrentamientos de las décadas pasadas. Se reconoce la caducidad de la esquematización que implicó el diamat. Hay un retorno al estudio de los textos mismos de Marx, Engels, Lenin, Gramsci, etc., con una actitud nueva, crítica y no sacralizadora.

En nuestro país, durante la peristroika de Gorbachof, se reconoció la necesidad de pensar con nuestras propias cabezas y aplicar el marxismo sin esquematizarlo, adaptándolo a nuestra realidad concreta. Hay escritos y declaraciones de Handal sobre este tema. Pero ¿qué pasa ahora? El coordinador general del FMLN reconoce abiertamente que el marco teórico del programa del Frente no es el “Manifiesto del Partido Comunista” de Marx y Engels, sino que la constitución de Cristiani. Declara que reconocen “la propiedad privada”. Entiendo que la aceptan, la aceptan en tanto que valor fundador de nuestra sociedad y que no la cuestionan.

Se me dirá tal vez que se trata de un repliegue táctico, que no se quiere espantar ni a los Estados Unidos, ni a posibles aliados, pero que en el fondo se sigue siendo marxistas-leninistas, que la estrategia global sigue siendo la misma. Es posible que se me diga esto. Aunque también es posible que no, que la obsolescencia del marxismo quedó demostrada por la caída de los regímenes del Este europeo. En todo caso, ni con la primera respuesta, ni con la segunda nos podemos contentar. Eso significa que el FMLN acepta sin batallar ideológicamente que la historia cesa aquí mismo con el capitalismo reinante.

¿Qué significa para el pueblo salvadoreño una política no radical, independiente de las clases dominantes y amiga de los Estados Unidos? Es lo que promueve el Frente según las propias palabras del Coordinador general. Los que quieran una perspectiva revolucionaria para el país, una transformación radical de la sociedad capitalista salvadoreña saben ya a qué atenerse. Cuando digo perspectiva revolucionaria no estoy obligatoriamente pregonando que volvamos a la lucha armada. La actividad política, la reflexión teórica pueden desarrollarse en el marco de las instituciones actuales. Aunque las instituciones actuales limitan la libre actividad política de los salvadoreños, le ponen trabas y cada día el régimen se vuelve más y más autoritario y represivo. El marco legal actual es sumamente limitativo para el desarrollo de las luchas reivindicativas, el encarcelamiento de los vendedores callejeros en aplicación de la ley anti-terrorista, es una prueba evidente del peligro que corre el movimiento popular. ¿Podemos francamente cifrar todas nuestras esperanzas en el resultado de las próximas elecciones presidenciales?

En todo caso, no creo que debamos aceptar excluirnos del movimiento cada vez más creciente que busca alternativas consecuentes al capitalismo y a la dominación imperialista. El marxismo es un útil teórico que puede ayudarnos a pensar nuestra realidad nacional y regional. Sostengo también que el marxismo puede servir para la acción política. Pero para que el marxismo nos sirva debemos obligatoriamente que abandonar los antiguos esquemas del diamat soviético y estalinista. Se trata de volver a los textos de los fundadores y darnos cuenta de que se trata de un método para pensar la realidad en vista de su transformación. No podemos ir a buscar esquemas, ni soluciones a priori. Las soluciones están en el movimiento mismo de la sociedad y forman parte de las resoluciones a las contradicciones que se entrañan en la sociedad actual. En otras ocasiones futuras seguiré insistiendo sobre el tema.

7 comentarios:

  1. me parece una contribucion clara- ya escucho algunos indo/latinoamericanos refugiarse en conceptos que son mas proximos de una espiritualidad particular que una desconstruccion aguda de la realidad de opresion y marginalizacion que AUN padecemos a nivel global; si el angulo de clases se abandona,por qué no incluir a los fascistas?! eso nadie propone, por suerte

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  2. Es cierto, Liliane, que para muchos incluso la mención de la lucha de clases, resulta insoportable, algo así como algo arcaico. Se olvidan que la sociedad “pos-industrial” es solamente un jueguito de los filósofos-economistas neoliberales. Como decía J-P. Sartre: Marx sigue siendo actual, porque aún sigue existeindo el capitalismo.

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  3. pienso que nuestros hermanos indoamericanos contribuyen a iluminarnos con nuevas formas de organizacion y reflexion colectiva, horizontal, con mas autogestion y menos jerarquizada que aquellas creadas por la tercera internacional - por ello, debemos avanzar en una praxis genuina de transformacion social que utiliza todos los aportes enmancipadores a nivel individual y colectivo, liberada de etnocentrismos colonialistas

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  4. Liliane, lo que dices es cierto. El problema es que el etnocentrismo no es un fenómeno exclusivamente de los países coloniales, de sus pueblos.
    Las prácticas de organización popular tienen que ser las más eficaces en el momento dado. No obstante el problema de la democracía (entendida como organización social que permite la toma de decisiones que tenga en cuenta la voluntad, pero sobre todo los intereses, de la mayoría) se plantea siempre.
    La organización popular tiene que ser además educadora y conscientizadora. La cuestión de la horizontalidad y de la jerarquía se ha planteado siempre y se le ha buscado soluciones prácticas. Se ha fracasado en muchas tentativas por la ausencia de conciencia de la mayoría de los miembros de la organización.
    Se trata de una lucha constante, que toma muchas fuerzas y mucho tiempo. Pero sin la participación consciente de todos no se podrá avanzar hacia otras estructuras sociales radicalmente diferentes. En Puerto Alegre me di cuenta que la democracia es además cara, necesita de muchos medios.
    Todo esto suena así muy abstracto. En la práctica es necesario continuar las iniciativas y los experimentos.
    Un obstáculo mayor es que todavía seguimos creyendo en ídolos, en grandes personajes, en líderes, en jefes, etc. Educarnos al respeto mutuo, a sabernos iguales es algo que aún estamos muy lejos de haberlo aprendido. Emitir una opinión que contradiga a un jefe revolucionario es considerado como una apostosía. Todavía vivimos en la prehistoria de la humanidad.

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  5. Anónimo6:01 p. m.

    Hola, pienso que las declaraciones de Medardo obedecen a que a lo mejor el FMLN ha concluido que con solo sus fuerzas es incapaz de ganar una eleccion presidencial y al ver el ejemplo de Nicaragua que incluso se unió a la antigua contra puede llevarlos a derrotar a arena.Al frente se le critica de no querer ganar las elecciones, que su discurso es "radical" y que debe convertirse en una izquierda "racional", "sensata". Estas opiniones vienen de antiguos miembros del frente.

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  6. Estimado amigo:

    Esa puede ser una explicación de las declaraciones de Medardo. Te debo recordar que los sandinistas ya perdieron las elecciones cuando estaban en el poder, tal vez por no querer aparecer ante los Estados Unidos muy radicales. El hecho de que se unan a la Contra para ganar las elecciones, te puede indicar que lo que se proponen, no es cambiar la sociedad.

    La miseria en Nicaragua es mayor que la que existe en El Salvador. Sin cambios radicales, no se puede avanzar. No quiero decir que todo se deba hacer de manera precipitada, pero hay que concientizar a la gente para poder dar pasas en el buen sentido. Sin la combatividad de los nicas, el imperialismo no los dejará ir hasta las raíces del cambio.

    Para nosotros los salvadoreños ¿qué es lo que más nos importa, cambiar de presidente o cambiar de sociedad? ¿De qué sirve un presidente del Frente que se ata las manos con alianzas que lo obliguen a declararse “amigo” de nuestros peores enemigos, el imperialismo?

    Creo que el próximo presidente salvadoreño tiene que ser del Frente. Pero no se puede tener como único objetivo la presidencia. Hay medidas que son necesarias y que van a ir contra los intereses del gran capital y las multinacionales. Un ejemplo, el problema de las minas en el norte del país, ¿se van a permitir o se van a prohibir? Si se permite que se implanten, es el futuro ecológico del país que se pone en peligro. Si no se permiten, habrá que enfrentarse a las multinacionales mineras. El aumento del salario mínimo, es también oponerse al capital. Es una medida que no se puede postergar. El cese del endeudamiento significa que para financiar las medidas habrá que aumentar los impuestos de las empresas y de las personas de mayores recursos. Con esto estoy apenas enumerando lo que no hace ARENA y que perfectamente podría hacerlo sin convertirse en revolucionarios. En otros países es la derecha la que toma ese tipo de medidas. Pero para avanzar necesitamos medidas que no sean simplemente progresistas. Llevar el agua potable y la electricidad a todos los hogares salvadoreños es una medida que urge de recursos, ¿de dónde se van a sacar, con qué se van a financiar? Creo que es el tipo de problemas que la gente, toda la gente, debe discutir y proponer soluciones.

    Ya sé que muchos ex-miembros del Frente que incluso se han ido a la derecha, otros tratan de implantar en el país una corriente reformista. Pero esa gente no tiene mucho futuro político en un país en el que objetivamente está planteado desde hace ya varias décadas las reformas estructurales.

    Por otro lado, no tengo nada personalmente contra Medardo. Resulta que su declaración simplemente me sorprendió y me parece que en las Tribunas de los viernes no se dicen esas cosas, ni de esa manera.

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  7. Anónimo6:03 p. m.

    De acuerdo, a veces son bandazos que dan los miembros del frente. Parece que la muerte de Shafick puede incidir en que los bandazos hacia la derecha se hagan más frecuentes. Habrá que esperar, pero creo, como dije, que Medardo al decir que respetan la propiedad privada,la constitucion es por el efecto colateral de lo que pasa en Nicaragua -ojalá no se le ocurra proponer en el gabinete a monseñor La Calle, como lo anuncia hoy Ortega de darle a monseñor Obando un puesto de cartera gubernamental.
    Por otro lado, ¿ cómo crees que el marxismo salvadoreño, podria enfrentar los cambios que han ocurrido? Cuando en el país ocurre una lumpenizacion tanto hacia arriba como en los estratos populares,la clase obrera está disminuida, el campesinado emigrando y una gran masa de subempleados en el comercio informal. Además la lumpenización de la elite en el poder.Sobre esto me parece interesante este artículo

    http://www.rebelion.org/noticia.php?id=47629

    saludos

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