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08 julio 2019

El populismo en Absurdistán

Nadie puede negar que atravesanmos un largo período de crisis, profunda y polifacética. Es una época propicia para que resurja el populismo, lo vemos ahora construyendo ilusorios correlatos, “todos, salvo nosotros, son corruptos”, apoyándose en la real corrupción en la sociedad y el Estado salvadoreños (aunque limitándola a un solo partido). Esto ha alimentado de manera indistinta y difusa la exasperación de muchos. El populismo urge pues como condiciones para mantener su influencia de un fortalecimiento coyuntural del sufrimiento social, de la frustración económica y simbólica. Se trata de una herida narcisista del cuerpo social que exige reparación, restauración de su dignidad perdida en un deslizamiento padecido y el restablecimiento de la identidad derrumbada.

El populismo requiere de un resentimiento en busca de un objeto y un objeto designable a ese resentimiento. Se puede reconocer en esto el esquema de la consabida teoría del “chivo expiatorio”. En nuestro caso, en el caso salvadoreño, el presidente ha designado varios objetos al resentimiento popular, el partido FMLN, la cúpula y sus familiares, los diputados que no voten conforme a sus caprichos, los funcionarios denominados “vagos que solo van a recibir el sueldo”, los jueces “cómplices de la corrupción y defensores de las maras”, los periodistas “cómplices de las maras”, etc.

Los partidarios del presidente se han agrupado y se identifican como los restauradores de la dignidad nacional, de la limpieza generalizada de la vida pública y los únicos partidarios de la honradez. Esta reforzada identidad se caracteriza en que el individuo se siente poseído por una misión, todos se agrupan en derredor de esta misión restauradora del honor nacional, de esta herencia (ideales que fueron abandonados por otros y valorizados ahora por el nuevo partido y su jefe). El populismo detenta su eficacidad en la disponibilidad permanente de polaridades identificadoras que sabe proponer.

El populismo también es volver constante y sistemáticamente inmediato el respecto entre el individuo y lo que se le describe como amenaza, todo lo que puede perder si el populismo no se impone o encuentra obstáculos. El gran peligro de no poder asumir la tarea, su misión purificadora y redentora. Este populismo manipula psicológicamente el temor de quedarse sin el “padre” (patria) como fuente del valor personal, de su fuerza, de su identidad. Toda masa populista (o fascista), lo sabemos, vive su identidad en la persona del jefe, poseída por ese transfert (transferencia). Este populismo es como una religión de la fuerza, pues es una religión del padre. El populismo que estamos observando posee una lógica que lo hace recurrir a fantasmas identificadores muy fuertes y de múltiples sentidos, los más primitivos: los ligados al honor, a lo íntimo de lo que se ha recibido, de lo que ha sido trasmitido, que hay que conservarlo puro, sin mezclas, lo auténticamente patriótico.

El ansia de identidad es indisociable del deseo de integridad, por consecuencia del deseo de pureza. Ellos y el líder, mejor dicho el líder en su nombre, en nombre del pueblo será implacable en la restauración de los verdaderos valores patrióticos abandonados por el infame partido corrupto. La palabra-clave del jefe populista, que deja caer en su persona el lado positivo y en sus adversarios lo negativo, será siempre preservar: por su parte la preservación de los valores auténticos de la nación y del lado de sus adversarios la preservación de sus privilegios y sus posiciones.

Todas las iniciativas del jefe son anunciadas como exigencias populares o directamente decididas por el pueblo mismo. Los masivos e incontrolados despidos y supresión de secretarías se presentan como el profundo deseo del pueblo y el pueblo reacciona con violencia en su propio discurso en las redes sociales. Este pueblo se presenta sediento de venganza y está dispuesto a arrasar a todo aquel que quiera oponerse a sus designios cumplidos y realizados por el jefe. Si el jefe promete la muerte a los mareros, aplauden y llegan a pedir incluso la muerte de los jesuitas por su complicidad y defensa de las maras. Claro esto se expresa en los sitios en donde el fanatismo se cuece en su propio caldo, en los foros en Facebook de Nuevas Ideas.

La ley si resulta un estorbo, se le ignora, se le hace caso omiso, incluso se viola en permanencia la misma Constitución. Lo único que cuenta es la auténtica voluntad del pueblo, expresada y cumplida por el jefe. ¿Hacia dónde nos lleva todo esto? Si observamos incluso sin lupa crítica la composición del gobierno se trata de una coalición de la derecha y un amasijo de familiares y amigotes de farras. La política socio-económica no va a restaurar nada, tampoco innovar: se seguirá en lo mismo, por los mismos carriles de siempre, pero al fanatizar a su pueblo las posibles protestas vendrán cuando el régimen ya haya implantado su impronta dictatorial y absolutista.

El gobierno anterior organizó, por lo menos consintió, la organización de grupos de exterminio, los asesinatos como cumplimiento de sentencias extrajudiciales, se trataba de mareros y como se trata del enemigo designado en prioridad, la inmensa mayoría ha aprobado o por lo menos mostró cierto contento, pocos fueron los que protestaron y se indignaron. Este proceder totalitario y criminal no ha desaparecido, pero debemos de darnos cuenta que poco a poco nos estamos acercando a las antiguas prácticas de las dictaduras pasadas.

Si las leyes salen sobrando y no es necesario respetarlas, si la Asamblea sufre y acepta los chantajes del Ejecutivo y los jueces, todos los jueces son considerados como asociados a la misma delincuencia, las instituciones funcionan según el paupérrimo criterio de nuestro Duce nacional y nacionalista, la precaria democracia que deseábamos reforzar ha muerto y la hemos enterrado sin llantos, ni lamentaciones. Aclaro, el nacionalismo del jefe populista no impide para nada ser sumiso entreguista y vendepatria.

28 marzo 2019

Apuntes mínimos (Segunda parte)

Me referí, en la primera parte, a la pretensión de la ideología neo-liberal de ser portadora de conocimientos objetivos, científicos sobre la realidad histórica y cómo rehúsa aparecer como otra ideología más. El imaginario neo-liberal se nos presenta como un mito de la libertad-deseo ilimitado del gozo (disfrute). Se trata de una suerte de ápeiron de Anaximandro de Mileto, capaz de tragarse todo lo que le pueda resistir. Se trata de un mito de un orden que es desorden y que logra su legitimidad por la creación de riquezas, de poderes de consumo, de capacidades cognitivas; se presenta como un orden inédito que adquiere el desplazamiento y la liquidación de todos los límites, que sean morales, políticos, del desprecio de cualquier consideración de cooperación, de cualquier igualdad real, de cualquier solidaridad, en resumen de todo nexo comunitario y social, con la única excepción del mercado generalizado y de la concurrencia.
Esta libertad-deseo pretende ocupar el lugar de un orden simbólico y se propone regular los procesos de subjetivación individuales. El sujeto se convierte en un individuo que libremente se vuelve objeto de un gobierno sobre sí mismo, este auto-gobierno es la imitación (mimesis) de la gobernanza empresarial o emprendedora y se identifica con los objetivos de ésta.

El neo-liberalismo se quiere de esta manera una religión total de la vida cotidiana en un mundo reducido a una empresa regida por los únicos imperativos que rompen de hecho con toda comunidad y que ignoran cualquier orden simbólico en provecho de una Ley sin Ley, la del orden simbólico que destruye el resto de símbolos. Se abren por completo las válvulas al imaginario neo-liberal en el que cada hombre, que es un sujeto/objeto que se produce en el mundo real, sufre la reducción a un estatuto de objeto/objeto atrapado en el engranaje que mete en movimiento una pluralidad de objetos/objetos.

Un imaginario de este tipo hace de su ficción un hecho eficaz, una realidad. Trasgrede los tres límites que fueron impuestos históricamente a la gobernanza capitalista: 1. límite religioso (el recurso a un Dios de caridad) 2. límite ético y filosófico (el imperativo kantiano y el derecho natural) y 3. límite político (el contratualismo social, Hobbes, Locke y Rousseau, y las distintas solidaridades). El ideal de la acumulación y del gozo ilimitado debe de aquí en adelante normar y destruir de hecho todo deseo, toda imagen del yo. He aquí ante nosotros, un fantasma de poder absoluto que se asienta, se funda en la plasticidad indeterminada de lo humano, de la cual se ha apoderado el neo-capitalismo, la ha capturado en su beneficio, presentándose como la única versión legítima del progreso. En otros tiempos este progreso estaba dirigido por la Ilustración y los distintos socialismos. Desde ahora en adelante estas fuerzas están reducidas a ejercer la función de fuerzas conservadoras, sobre todo cuando se oponen a la expansión de ese poder absoluto para conservar lo que parece definir lo humano en tanto que condición trascendental, de orden simbólico.

El imaginario neo-liberal destina la acumulación del capital y del gozo a una ínfima minoría ganadora en los mercados y la que apoya su autoridad en otra corriente ideológica harto conocida, el neodarwinismo social. Detengamos un poco en ella. En los momentos de graves crisis del capitalismo resurge esta pseudo-ciencia con mucho maquillaje, aunque se sienta siempre la naftalina. Esta ruinosa teoría, totalmente ajena a Charles Darwin, surgió en los tiempos victorianos, bajo el impulso de las obras de Herbert Spencer. La realidad misma de la crisis y del propio funcionamiento del capitalismo, con todas sus destrucciones, tanto de la naturaleza como de los hombres, ha puesto en el tapete el tema de la sobrevivencia. Es la principal razón por la que Darwin y la interpretación de sus enseñanzas cobran una importancia considerable y constituye un desafío primordial del pensar. De la misma manera que la historia y su gran pensador, Karl Marx, han sido depuestos de su eminente lugar en el proyecto teórico para comprender lo que rige profundamente nuestro devenir, esto ha producido la transferencia de la preocupación por comprender hacia la aprehensión de tendencias más vastas y menos accesibles a la voluntad, como por ejemplo la de la evolución, de la cual no podemos disociar lo que de origen nos enraíza en la naturaleza, sobre la cual la intervención histórica de los hombres aparece con superlativa evidencia como un fracaso racional o un uso irrazonable de su libertad.

A fuer de la crisis ecológica, el asunto de la sobrevivencia de la especie tiende a remplazar el de la transformación de la sociedad, de la misma manera que la evolución tiende a substituir el interés de los hombres por la historia. En esta tendencia surge un paradigma que se ha apoderado del pensar, sentir y actuar de las mayorías: la sobrevivencia se acompaña de la victoria del más fuerte, del más capaz, el fracaso destruye los ánimos, pues no tiene apelación, es un asunto personal, uno no ha sabido poner de su lado todas las competencias. Ya no es la sociedad que no ha sabido emparejar las posibilidades y oportunidades, sino que cada uno es culpable y responsable de su destino. Los que están arriba son los vencedores de una lucha por sobrevivir y son los más capaces para dirigir la evolución de la sociedad. Todo es visto de esta manera, todo tiene el valor de la concurrencia, todo hasta lo más íntimo se puede enajenar como una mercancía, para ganar en esta guerra sin piedad es urgente ser egoísta y hay que dejar el cerebro dispuesto para conducir la obsesiva adquisición de objetos que deben ser sentidos como lo que realiza a la persona. Esta regencia de la concurrencia ilimitada conserva el ideal prometeico del dominio de la naturaleza por las tecnologías sociales, guardando al mismo tiempo el derecho de vivir que le es concedido exclusivamente a los vencedores, los vencidos son abandonados a la muerte, si esto resulta económicamente indispensable (recuerden las palabras soeces de la presidenta del FMI, Christine Lagarde, sobre los jubilados), o a la sobrevivencia elemental, todo esto teniendo como fondo la creencia en la capacidad de los individuos “responsables” de salir airosos si aceptan auto-gobernarse siguiendo las leyes del sistema.

En el diario TheGuardian, Jason Hickel le responde a Steven Pinker, quien publicó una pretendida prueba que desde 1820 hasta nuestros días la pobreza había disminuido de manera vertiginosa. Hickel demuestra con detalles que las falsas estadísticas usadas no pueden probar lo que pretenden. Pero lo más importante son las reales cifras del hambre en el mundo que concierne millares de seres humanos, Jason Hickel cita documentos de la FAO. Se trata de la reproducción de la vida de tantos cuerpos que a diario no absorben las necesarias calorías, que sufren de desnutrición, en esto ya no se trata ni de ganar o de perder, sino apenas de poder seguir viviendo. En nuestro país cuántos compatriotas viven en condiciones de pobreza y extrema pobreza, la cifra casi llega al 75%. Todos estos pobres son juzgados con severidad por dejarse estar, por no proveerse de todo lo necesario para triunfar en este mundo. Esta presión constante los hunde en la desesperación y los obliga a huir a otras tierras hostiles.

24 marzo 2019

Apuntes mínimos sobre el neo-liberalismo (Primera entrega)

Cuando los legisladores votaron la Constitución y fijaron dogmáticamente como sistema económico del país el basado en la propiedad privada de los medios de producción y de ribete volvieron de alguna manera irreformable la Constitución, les estaban preparando al liberalismo y a su variante más reciente el neo-liberalismo un asidero legal e ideológico. En este sentido, cuando Schafik Handal y con él todo el FMLN repetía que aceptaban y respetarían “la Constitución, toda la Constitución” estaban profiriendo profesiones de fe neo-liberales. Handal sabía perfectamente el sentido de lo que repitió mil y una vez durante su campaña presidencial, ARENA y los miembros de la ANEP también lo sabían. Y esto venía de alguna manera a sellar con broche de oro su victoria ideológica. Vanas, fútiles e inútiles se volvieron cualesquiera alegaciones de inmediatas o remotas veleidades “socialistas”. Y tan inanes resultaban que apenas se trataba de mantener viva la llamita nostálgica de antiguos deseos.

Funes vino a dar al traste con esa nostalgia y llevó adelante una política liberal salpicada de medidas que se acostumbra a llamar “sociales”. Sánchez Cerén además de entonar un himno a la gloria de los “emprendedores” durante la campaña electoral no cambió ni una jota a lo que ya venía haciendo Funes. Ortiz en el último año tampoco varió de conducta.

Del liberalismo abierto y descarado de los gobiernos de ARENA pasamos hacia el liberalismo vergonzante del FMLN, ahora al parecer volveremos a un liberalismo declarado y asumido por el nuevo equipo, que es lo que se puede entender después del pasaje de Nayib Bukele por el “tanque de pensamiento” Heritage Fondation, declarando asumir los pilares de la fe neo-liberal.

No es por mera casualidad, ni por antojo que he usado estas dos palabras que hacen referencia a la religión, existen los siete pilares del Islam y la fe en que su ideología describe la realidad del mundo existente. Los ideólogos neo-liberales han decretado muchas muertes, en primer lugar la muerte de las ideologías, es cierto también que los ideólogos neo-liberales proclaman cíclicos anuncios de la muerte de Marx y de su doctrina, la desaparición real de la izquierda y de la derecha, etc. La muerte de las ideologías les sirve para presentar la suya como una verdad científica y que imponen como una concepción de mundo para toda la sociedad. No es el momento, ni el lugar para exponer por qué no cuaja llamar a los estudios de Marx, doctrina, ni filosofía, ello requiere mucho espacio y harto trabajo y paciencia.

Es forzoso reconocer que el credo liberal tiene su eficiencia sobre las actitudes, las representaciones y prácticas de las masas explotadas y dominadas, cuyo interés reside en que su propia situación cambie y que sin embargo conservan esquemas de pensamiento y modelos de conducta producidos por el capitalismo y que han sido teorizados por el neo-liberalismo. El pensamiento neo-liberal se ha apoderado del imaginario de toda la sociedad logrando anestesiar el pensamiento crítico, privándolo de una actitud imaginativa: se nos vuelve imposible pensar que otro mundo es posible en esta tierra, sobre todo no nos atrevemos a vislumbrar, ni logramos confeccionar las imágenes de ese otro mundo posible y anhelado.

La noción de imaginario al que aludo se puede acercar o mejor dicho comparar y deducir del desarrollo que hace Antonio Gramsci del concepto “concepción del mundo” en “Cuadernos de la Cárcel”. En el cuaderno 11 generalmente llamado “Anti-Bujarin”, Gramsci anotó antes algunos apuntes que tienen por título “Apuntes para una introducción y una iniciación en el estudio de la filosofía y de la historia de la cultura”. El sardo parte de la noción marxiana de “formas ideológicas”. Estas “formas“ terminan manifestándose como verdaderas ilusiones, como fantasmas, imágenes. El mayor y más grave espejismo consiste en ver la realidad social como fenómenos naturales, como eternos e inmutables, fuera de la historia. Muchas de estas imágenes se forman de manera espontanea y que compartimos todos casi desde la infancia.

Pero existen otras imágenes que conforman concepciones del mundo orgánicos que organizan a las masas persuadiéndolas a que acepten ciertas formas de vida y ciertos horizontes de significación, se organizan en “aparatos orgánicos” que unen al Estado y a la sociedad y que forman el cimiento más íntimo. “El imaginario se vuelve religión de la vida cotidiana y constituye un mundo de sentido, un horizonte de prácticas, bajo las cuales se constituye la hegemonía de un grupo social capaz de universalización de sus objetivos” (André Tosel, Essai pour une culture du futur”, París, 2014, p. 54; la traducción es mía).

Estas concepciones de mundo se tornan dominantes respecto a los grupos dominados que no tienen la capacidad de oponerse a ellas y elaborar sus propias concepciones de mundo. La concepción de mundo que ejerce en nuestro país una dominación casi sin rival son las doctrinas neo-liberales. El imaginario neo-liberal se presenta como una concepción de mundo que tiene las pretensiones de ponerse como ley sin ley y que apela a la identificación de los individuos a sus prescripciones y a sus normas, que se supone definen lo real, la visión neo-liberal no se acepta como una ideología y quiere imponerse como lectura única de lo real histórico.

La presunción científica del neo-liberalismo lo lleva a erigirse en racionalidad y dispensarse de todo imaginario. El neo-liberalismo se presenta como la continuación radical del movimiento de la Ilustración liberal mientras que se da como tarea prioritaria de rebajar la dimensión emancipadora de la Ilustración hacia el sentido solo de la libertad de emprender. Se trata de un imaginario de una racionalidad supuesta y ficticia, aunque muy eficiente. La libertad de emprender se ofrece como una imagen única y exclusiva de la socialización que funciona bajo el juego de la concurrencia en el mercado de las empresas y se dota de un Estado en conformidad. Se piensa como una racionalidad exclusiva que se pretende juez de toda racionalidad alternativa. La libertad igual se define exclusivamente en el campo de la propiedad privada empresarial y le quita, le rechaza cualquier fundamento racional a la fraternidad y a la competencia democrática de los humildes incompetentes. La ideología neo-liberal introduce una disyunción irreversible respecto a la libertad ético-política del liberalismo. La voluntad de darle continuación al liberalismo se vuelve reforma, una refundición y una relegación del mismo. Nada debe estorbar la institución permanente de esta libertad empresarial que se ha vuelto autoreferente, sin más límite que su reproducción ampliada y su éxito.

El neo-liberalismo se pone como una deconstrucción de los valores aún trascendentales supuestos limitar y definir la libertad; se presenta como una voluntad anti-metafísica y sobre todo toma el rumbo del movimiento que caracteriza la plasticidad humana. Se toma como fundación de sí misma autoreferente que rechaza cualquier fundamento que no sea él mismo (el neo-liberalismo), que se trate de Dios, del derecho natural antiguo o incluso el derecho natural moderno, si este último se refiera a una voluntad colectiva contractualmente regulada o a la misma república. La libertad de emprender resultaría un ideal racional que se está realizando. (Sigue).

16 marzo 2019

Apuntes para refundar la izquierda

La invitación a un debate sobre la “refundación de la izquierda” implica que se da por inaceptable la postura de la caducidad de la oposición entre la “derecha” y la “izquierda”, una de las tesis fundadoras de la ideología de Nuevas Ideas. También se sienta que ni el FMLN, ni los otros partidos responden a las exigencias actuales que deben caracterizar a un partido moderno de izquierda. Este segundo punto arrastra algunos presupuestos que no son explícitos, que aún no se enuncian y que realmente son el meollo del mismo debate.

Por mi parte no se puede enunciar todavía cuáles deben ser esas exigencias. Para que no sean simplemente decretadas, es menester que la historia de estos últimos cuarenta años sean pasados por el tamiz de la crítica. El período que propongo es largo y tal vez haya quien se sorprenda que proponga colar y volver a colar lo que hemos dicho y sobre todo sentido sobre la guerra que para muchos fue de liberación nacional y para otros apenas vieron en ella una guerra civil por el poder.

Algunos analistas han afirmado que el resultado de las elecciones presidenciales del tres de febrero cierran un ciclo y abren una nueva era. Estén o no en lo cierto, no se puede negar que la situación política creada por el tres de febrero contiene, por primera vez, dejar afuera del poder Ejecutivo a los dos partidos que protagonizaron tanto la guerra como la posguerra. Entra al poder una nueva formación, me refiero a Nuevas Ideas, no a GANA, aunque todavía no se sabe en qué proporción va a disfrutar del triunfo de Nayib Bukele. Este punto tiene más visos de una análisis periodístico que histórico, algunos se apresuran a dar por muertos definitivamente a ARENA y al FMLN. Me inclino por cierta prudencia en estos vaticinios. En todo caso no debemos caer en adivinaciones azarosas.

No obstante algo que me parece indudable es que la situación política actual es el resultado de un proceso que se inició no con el aparecimiento de Nayib Bukele en la palestra política, pues bien pudo ser otra persona, otro partido claramente identificado con la derecha o la izquierda. El desgaste político de estas dos organizaciones, ARENA y FMLN, se ha vuelto palpable y lo que aún resulta más evidente es el rechazo en gran parte del electorado de ambas formaciones. Al respecto analistas han dicho que los votos en favor de Bukele son sobre todo de rechazo de estos partidos y que su campaña no fue propositiva, sino que crítica y acusadora del sistema vigente. Creo que es necesario destacar que el equipo de Bukele supo llevar adelante una campaña muy inteligente y astuta. O sea la situación actual resulta de procesos socio-políticos que se iniciaron más o menos hace cuarenta años.

Nuestra actitud respecto a la guerra no ha sido de análisis de su inicio, de su transcurso, de su conducción y de sus resultados. Por lo general se ha vuelto a contar lo que paso, hemos hecho una especie de escueta historia evenemencial1 Las actividades y combates diarios, pequeños pero que fueron el vivir de muchos guerrilleros descansa ahora en las borrosas memorias de los protagonistas, lo que se retiene son las grandes ofensivas y a su par las tentativas de negociaciones, los encuentros entre beligerantes hasta la conclusión de los Acuerdos de Chapultepec. No se ha analizado el real cambio de objetivo de la guerra, es decir ya no más la victoria (juzgada imposible), ni la toma del poder por las armas, sino que la conclusión de la guerra para obtener participación en la vida política electoral y constituirse en partido político.

Han quedado en suspenso analizar críticamente la alianza y luego la unión de organizaciones que abordaban la lucha armada de manera tan diversa, incluso una organización que entró con el propósito de terminar con ella. Esta alianza supuso un acercamiento de rivales que ocultaron para sí las divergencias tanto tácticas como estratégicas, estas divergencias no fueron nimias, al contrario eran importantes y se mantuvieron en profundidad como en la superficie, llevaron a fracasos y a acontecimientos trágicos a lo largo de toda la guerra. Es natural que ante acontecimientos de este tamaño, tanto los protagonistas como los narradores tengan un discurso que distingue en primero la hazaña, lo heroico y resalte como gloriosas algunas personas. Este discurso tiende a volverse apologético y pierde objetividad. No obstante muy rápidamente incluso este discurso apologético desapareció, reapareciendo apenas en los actos de conmemoración. Se le dejó a la prensa y sobre todo a la derecha dar su versión de la guerra y su interpretación. Hay otros temas que pueden abordarse para el profundo análisis de la guerra y para ir sacando lecciones políticas de su historia.

También vale la pena, aunque esto va pegado a la guerra, todo el proceso de negociaciones, los objetivos, los protagonistas, tanto internos como externos, las injerencias y su peso real en la conducción de la guerra y sus resultados

Evaluar a conciencia estos resultados, el uso que se les dio y todo lo que quedó en simple posibilidad. En esto no se puede dejar de lado los cambios que se dieron en el terreno internacional. Estos cambios y la situación creada no tiene que verse a partir de la conducta concreta y real del FMLN y su discurso ideológico, sino que verlo de manera objetiva para encontrar las pistas que nos conduzcan a escudriñar todo aquello que condujo al fracaso. Este último vocablo duele, pero es el que mejor nombra lo que ha ocurrido. Lo que ha ocurrido no en las últimas elecciones, sino que en la vida económica,
social y política de nuestro país en estas últimas décadas.

Es evidente que aquí apenas he comenzado a señalar temas que conciernen la historia, pero hay otros temas de carácter estratégico a los que todavía no he aludido. Por ejemplo cuáles son las tareas que le asignamos a este conglomerado social que llamamos “izquierda”. Estas tareas suponen medios, medios materiales y conceptuales. También urge que sepamos de qué está compuesto este conglomerado, de qué personas, de qué ideas, de qué objetivos, etc. Estos temas traerán profundos debates ideológicos, surgirán oposiciones e incluso contradicciones. Si evitamos los segregacionismos, los estigmas, las diatribas, el debate nos puede conducir a soluciones concretas. Tenemos de alguna manera que aprender a discutir, a deliberar, a argumentar, pero tenemos también que empaparnos de sinceridad, por consiguiente no callar lo que pueda molestar. .

1Debe entenderse por «historia evenemencial» al relato que se contenta con expresar y describir en forma textual los hechos y los sucesos retenidos, situándolos en la cronología que corresponda, y articulándolos como causas y consecuencias; o sea, la «historia evenemencial» es la cáscara de la historia, es la explicación superficial de la historia. Esta expresión «histoire événementielle» fue introducida por el sociólogo francés François Simiand (1873-1935), y es definida como la concepción simplificada de la historia, que tiende a eliminar la causalidad estructural del devenir histórico, ya que reemplaza la explicación profunda por la simple filiación y seriación de los acontecimientos. He tomado esto de Wikipedia.

10 marzo 2019

Nuestro Caballero Hablante

El próximo presidente del país Nayib Bukele reconoció públicamente haber calumniado y pagó una indemnización de cincuenta mil dólares. Ya anteriormente supimos a través del semanal El Faro que en un encuentro Bukele y Chicas con sus abogados trataron una especie de reconciliación, dos cosas en ese encuentro llaman la atención, la primera es que nuestro presidente electo reconoce que nunca quiso mencionar a Chicas, pero que cedió ante la presión del periodista que lo entrevistaba y la otra, la negativa de hacer pública una disculpa sobre el perjuicio moral causado por su calumnia. Lo que ha pasado esta semana es muy bochornoso, el que va a dirigir el país no daba la impresión de ningún arrepentimiento, al contrario iba resignado a pedir que lo condenaran y dispuesto a pagar la multa. Antes de entrar al tribunal dio una improvisada conferencia de prensa en la que se comportó no como una persona respetable, sino como un gallito en corral preparándose para entrar en la gallera. Le servían de espolones su billetera con los suficientes billetes.

Tuvo que tragarse la humillación y según su propia expresión “rebajar su ego”. Lo paradójico de este asunto es que muchos de sus seguidores consideraron el desenlace del juicio como una hazaña de su ídolo. El mismo pretextó ocupaciones más importantes para preparar su gobierno y tener entrevistas con altos dignatarios de los Estados Unidos.

Pero en esta misma semana ocurrió algo igualmente bochornoso, el presidente electo publicó una falsa noticia sobre el cambio de asignación del préstamo para el edificio de la Asamblea y el uso de ese dinero para otros rubros, escuelas y bibliotecas. Lo que es bochornoso en extremo, que su costumbre de mentir es realmente patológica o tiene esos aires. Además dejaba entrever que su intervención había dado los frutos esperados. Pero el BCIE lo desmintió. En la arena del circo bukeleano no sucedió ninguna payasada, sino que el presidente electo hizo totalmente el ridículo y de manera diplomática la Junta del BCIE le dijo que se dejara de mentir.

También en este episodio los acólitos de Bukele no se dan por vencidos y en vez de reconocer que fueron, como el resto de la nación, objeto de engaño, cambian de tema y acusan al resto del país de desinteresarse de los problemas de las escuelas y de los hospitales. Llegan algunos a acusar a los que denuncian la actitud demagógica de Bukele de alegrarse de que esos fondos no van a tener la designación social que reclamaba su ídolo. Aquí estamos en presencia de una ceguera y de una obcecación. Hay que aclarar que el mismo Bukele ha acusado a no se sabe quién de haber impedido que ese dinero se destinara para las dichas escuelas y bibliotecas. En esta sazón, nuestro futuro presidente se viste de “caballero hablante” y arremete contra el viento, pues no hay ni una sombra de molinos.

Durante la campaña rechazó todo debate con los otros candidatos, en los últimos días de la campaña publicó una recopilación de documentos ajenos que sumaban más de dos mil páginas. Ya esta suma de páginas es extremadamente ofensiva, ¿Quién en el país es capaz de leer tanto en menos de diez días? Porque ese fue el lapso que le quedaba antes de ir a votar. Los autores de esta estafa intelectual son los asesores de Bukele.

Corre el tiempo y seguimos igual que durante la campaña, nos ha dejado en Babia. Creo que el mismo futuro presidente está en las mismas condiciones, por lo menos es la impresión que nos deja. Por los postulados liberales que encierra su plan Cuzcatlán en la sección de economía, como los gobiernos areneros y efemelenistas se seguirá una política que beneficie al patronato nacional e internacional. Es de suponer que las exorbitantes exoneraciones fiscales, que bajo el pretexto de inversiones y creación de empleos, se le otorgan al capital, seguirán campantes. Nada se sabe concretamente sobre una posible reforma fiscal, qué actitud ante el endeudamiento gigantesco que sufre el país. Lo más probable es que este terrible engranaje siga su inexorable marcha. De la misma manera que tiene un oído atento y complaciente a la política exterior de los Estados Unidos de Trump, la misma escucha le prestará a los consejos de los expertos del FMI y de la Banca Mundial.

No sé si recuerdan cuando su corazón aún estaba bien plantado en el costado izquierdo y se puso lanzar severas, gravosas y adustas recriminaciones a los dirigentes del FMLN acusándolos de haber abandonado los antiguos ideales, aunque nunca dijo cuáles, fue entonces que se granjeó la profunda simpatía de muchos militantes de base del partido gobernante. Ahora que profesa el credo neoliberal de ya no hay más ideologías y la división de izquierdas y derechas es una gastada y arcaica herencia de la Revolución Francesa, supongo que aquéllos ideales le valen menos que un comino.

Esto que anoto no son elucubraciones sobre el futuro, sino lo que nos deja claro desde ahora por su conducta y sus palabras.

08 febrero 2019

Por una izquierda verdadera

En muchas cabezas, aunque en relación a la población global del país son pocas, ha surgido la pregunta ¿dónde está la izquierda? Entre estas personas hay quienes proponen la creación de un partido que reúna a todos aquéllos con aspiraciones sociales de izquierda. Esto ocurre como consecuencia de los resultados electorales, pues estas mismas personas han hecho dos constataciones que saltan a la vista, la primera es que Nuevas Ideas, en alianza con GANA, reunidos en torno a la candidatura de Bukele, está muy lejos de la izquierda, aunque Nuevas Ideas (NI) pudo producir la ilusión de estar a la izquierda, pero es un movimiento que en sí no tiene programa, que no funciona aún como partido y que es dirigido por una persona que por hoy es miembro de GANA. Además una divisa recurrente al interior de NI es que para sus miembros sale importando muy poco las ideologías o que ya en el país no existe esa tediosa división de izquierda y derecha. Sabemos que los que han proclamado la muerte de las ideologías son los más fervientes ideólogos de la derecha internacional. La gente de izquierda enarbola con orgullo su ideología. Las posiciones políticas, sociales, societales1 y económicas de los nombrados (no electos) dirigentes de NI son las mismas que las de la más rancia y conservadora derecha nacional. La segunda constatación, que venía ya perfilándose como evidencia, es que el FMLN dejó de ser de izquierda y se ha vuelto un partido de derecha liberal. Creo que esta constatación es la más nítida, la más patente. Es por eso que la expresión de que la izquierda se ha quedo huérfana es muy recurrente.

Al mismo tiempo a muchos les ha costado enormemente llegar a la segunda constatación, pues el FMLN encarnó la más profunda esperanza de que las cosas cambiaran en el país, muchos se negaban apasionadamente a reconocer las derivas derechistas del FMLN. Pensaron siempre que su problema no era ideológico, sino que de organización, que la cúpula se había prendido como sanguijuela en el pellejo de la organización, con unos cambios de personas todo se podía componer. Incluso algunos pensaron que eligiendo al buen candidato era suficiente y creyeron que Oscar Ortiz era el más adecuado y que podía llevar el renuevo al partido. La ausencia de un verdadero debate de ideas produjo esta ilusión; a Ortiz se le llamó renovador y se pensaba que realmente su llegada a la dirección del partido o del país iba a cambiar la situación. No obstante desde el principio Ortiz proponía que el FMLN se diera cuenta de que el mundo había cambiado y que era necesario ser realistas y aceptar que las viejas ideas de emancipación social habían caducado por completo. Ortiz propiciaba el cambio de rumbo, entrar lo más pronto posible en el neo-liberalismo. Oscar Ortiz es prácticamente el presidente este último año y es el que propuso y promociona la zona franca más grande del país. Bukele ha venido con su ocurrencia de un aeropuerto en la misma zona a consolidar esta deriva y obra neo-liberal.

Plantearse la fundación de un nuevo partido de izquierda, requiere urgentemente proceder a un previo debate esclarecedor de los conceptos fundamentales en los que va a reposar. Vimos el intento frustrado y fallido de Dagoberto Gutiérrez, quiso y trató de crear un partido “Nuevo País” en torno a su persona y su programa consistía en “no hacer lo mismo que el FMLN” y presentarse a las elecciones. Falló, la recolección de firmas fue una actividad improvisada y escueta. Mucha gente ni siquiera se dio cuenta. El triunfante intento de Nayib Bukele de crear su movimiento y posteriormente el partido que debía llevarlo a la presidencia fue fulgurante, se presentó también sin programa, al contrario desde el principio proclamó que su organización iba a acoger con el mismo beneplácito a gente de derecha y de izquierda. Como Bukele acababa de ser expulsado del FMLN clamó que en su partido no iba a haber ni expulsiones, ni exclusiones, que en su movimiento cabían todos. Y fue entonces que la imagen de la golondrina surgió, “una golondrina no hace verano”. La famosa y primera golondrina era él. El resto de la bandada acudió numerosa, de manera espontánea, cada uno con su visión, con sus sentimientos, reunidos en torno de una persona que se presentaba como el mejor detergente de la vida pública y del mundo político. Sus principales ataques fueron siempre hacia el FMLN que encarnaba el abandono de viejos ideales y de viejas y aún vivas esperanzas. El rechazo de un mundo aborrecido por su ineficacia para resolver los acuciosos problemas sociales con que se enfrenta nuestra sociedad fue el fundamento de la campaña proselitista. La partidocracia aborrecida cobró pronto otro nombre, el bipartidismo. Se trataba de concentrar los ataques contra los principales concurrentes. Los partidos de mediana influencia quedaron afuera de su mira de ataque, tal vez porque desde entonces ya sabía que iba a recurrir para presentarse a uno de ellos. En efecto, su mirada se dirigió primero hacia “Cambio democrático”, pero sobre este pesaba la espada justiciera de un recurso ante la Sala de lo Constitucional. Algunas personas afirman que desde el inicio hubo negociados entre Bukele y Gana.

Para fundar el partido de la izquierda salvadoreña no se puede proceder de la misma forma, sus objetivos de emancipación y transformación social, ni qué decir tiene, debe salir de una intensa y profunda reflexión. Esta reflexión debe abarcar entre otras cosas el análisis de lo que nos ha pasado en estos últimos cuarenta años (incluyo también los años de la guerra, pues lo que se vivió después resulta de ella), un detallado balance de la situación político-social del país y tiene que fijarse los objetivos a corto, mediano y largo plazo. No hay que perder de vista que el objetivo final es la transformación de la sociedad, en la que el bienestar de cada uno se funde en el bienestar de todos. Hay que pensar también en la forma de organizarse, no podemos seguir repitiendo esas formas esclerosadas que siempre han llevado a las dirigentes a pensar que sus cargos son eternos y además que son los dueños de la organización. No se les puede dar mayor poder a los dirigentes que el necesario para animar las acciones y las reflexiones comunes. Esta forma tiene que ser bien pensada pues tiene que responder a objetivos prácticos.

1Societal es un neologismo que ha surgido para diferenciar lo que se refiere globalmente a la sociedad : 'social' y lo que se refiere a la estructura y el funcionamiento de la sociedad : 'societal'.

Por un

06 febrero 2019

Neoliberalismo y esperanza en el rebalse

No vale la pena analizar los resultados electorales, ha salido suficiente material en el que se explica el porqué de la sonada victoria del candidato de GANA, Nayib Bukele. Tampoco es necesario estar a la expectativa de lo que va a suceder al interior del FMLN, si la dirección va por fin reconocer su responsabilidad en la derrota, si van a proceder en consecuencia de esa culpabilidad política renunciando de sus carcomidos cargos y con total sinceridad iniciar el examen minucioso de estos treinta años y pico de actuar dentro del sistema político-electoral. Son muchas las razones que me empujan a dudar en que puedan ser capaces de reconocer su responsabilidad en la derrota y en su capacidad de análisis de la misma.

Tampoco se puede cifrar esperanzas en que la mansa militancia se vaya a rebelar y obligue a la dirección a tomar las decisiones que se imponen. Durante décadas tuvieron una actitud de sumisión y acato a todo lo que la cúpula partidista decidía. Los militantes dejaron de pensar críticamente, si alguna vez lo hicieron, tanto la dirección como los militantes no analizaban la situación concreta del país y cómo transformarla, tanto la dirección suprema, como las intermedias y los militantes de base se conformaron en justificar, en encontrar pretextos al sistemático acomodamiento al sistema y a las decisiones oportunistas que la dirección le imponía a todo el partido.

Todos abandonaron el combate ideológico y político dejándole a la derecha todo el campo abierto para que impusiera a su antojo sus dogmas ideológicos, sus preceptos y su versión de la guerra. Esta guerra dejó de ser para la gran mayoría una gesta nacional para liberarse del yugo oligárquico e imperialista y pasó a ser un simple episodio negro de nuestra sufrida historia. Al no terminarse por una victoria popular, sino en una especie de semi-derrota y semi-victoria y sin mayor reflexión, ni experiencia entrar en el terreno de la política parlamentaria y electoral, adquirir las mañas y al final abandonar su identidad y todo el valor acumulado, para dedicarse exclusivamente en los medios para avanzar hacia el poder y conquistarlo, los resultados no podían ser otros. Se olvidaron de qué poder se trataba, o peor aceptaron la forma y contenido de ese poder para gozarlo. Ser de izquierda se volvió en una simple insignia publicitaria, en el rótulo, era una especie marca registrada que le aseguraba a la cúpula la fidelidad de sus clientes tradicionales y la obediencia de los militantes. No supieron, ni se les ocurrió, combinar la lucha parlamentaria y la lucha callejera y en los lugares de trabajo. Algunas veces acompañaron con recelo y a regañadientes algunas luchas que surgieron desde la sociedad, como por ejemplo, la lucha de las “blusas blancas”, por el agua o contra la minería a cielo abierto.

¿Significa esto que debemos esperar a que Bukele y sus aliados inicien la gestión gubernamental y darle como suele decirse el “beneficio de la duda”? Ahora Bukele puede gozar de este beneficio de la duda ante sus traquimañas durante su gestión capitalina y para mientras terminen algunas averiguaciones judiciales. Pero políticamente se puede ya saber en qué rumbo va a encaminar la maquinaria del Estado. Basta conocer su ideología, aunque proclame como el resto de la derecha que no tiene ninguna y que estas no tienen la menor importancia. En los asuntos económicos lo ha dicho y se lo han escrito en su programa infestado de plagios, su principio rector: “favorecer el crecimiento de la producción creando las condiciones para la inversión nacional y extranjera”. Su esperanza es que la empresa privada prospere y desde su abundancia pueda a través del “rebalse” beneficiar a la población. El Estado invertirá lo mínimo, la estructura presupuestaria seguirá inalterada, es decir los mismos gastos corrientes. Entre las condiciones propicias no prevé ninguna reforma fiscal, el inversor (los patrones) tienen que tener la absoluta seguridad en todos los planos. Respecto a la mano de obra hay que prepararla para que corresponda a las necesidades del crecimiento, preparar a nuestra juventud exclusivamente para producir y obedecer, lo que significa prepararla para la flexibilidad laboral. O sea, Bukele y sus consejeros económicos profesan el evangelio neoliberal. Con una fe ciega y fervorosa en la “teoría” del rebalse. En primer lugar no procede a una reforma fiscal porque la supone innecesaria, pues con el crecimiento aumentarán los impuestos tanto los que pague el capital como los empleados. El beneficio de la gente vendrá justamente y de manera obligatoria por el crecimiento de la actividad económica. Sí lo que se propone es crear las condiciones para que aumenten las ganancias, crear una mano de obra dócil y preparada exclusivamente para servirle al capital, dejar intacto el sistema de impuestos y esperar que la abundancia sea tal arriba que rebalse también con abundancia hacia abajo. Esto se viene repitiendo desde los años cincuenta, en muchos países, a veces sin ponerle el nombre, pero como siempre sin realmente entrar en ninguna teoría real, ni mucho menos concretarse en ninguna parte. Esta falsa “teoría” es la que sirve para exonerar a las empresas del pago de muchos impuestos, de transferencia del Estado hacia el capital. El funcionamiento del presupuesto del Estado reposa en el impuesto sobre la renta de los empleado mayoritariamente y en el más injusto de los impuestos, el impuesto al valor agregado.

Las grandes obras que se propone emprender no van a ser inversiones del Estado, sino que estas infraestructuras serán confiadas al capital privado y también su posterior gestión, o sea que la privatización ya está prevista, viene en el huevo. La Ley promulgada por Funes y la integridad de los parlamentarios, la del “Asocio público-privado” en el que los riesgos recaen en el Estado sin mayor beneficio y las ganancias van por entero al capital. Es esta ley, que le fue impuesta a Funes por el FMI y la Banca Mundial, es la que servirá, incluyendo las últimas reformas liberales, las holgadas condiciones que exige el gran capital. En definitiva se trata de lo mismo y tal vez agravado por la aumentada docilidad de los trabajadores. Para ver los frutos para la gente no hace falta esperar cien días, ni los cinco años, con esta política no van a caer.

Ultima hora: La dirección del FMLN adelanta la fecha de las elecciones internas y anuncia que los miembros vitalicios no se presentarán.

08 enero 2019

Mi profesor, los sesgos cognitivos y nuestra politiquería

Dmitri Evguenievich Mijalchi fue mi profesor principal y director de tesis en la Universidad de la Amistad de los Pueblos “Patricio Lumumba”. Ya he referido que una de sus principales enseñanzas no concierne ninguna materia de estudio, sino que era metodológica y ética: “uno puede considerarse que ya es un científico cuando ante una pregunta, ante un problema, puede responder con toda sinceridad y toda tranquilidad, “no sé”. Si me atrevo a responder a una pregunta es porque la he estudiado, porque considero que mis conocimientos son suficientes para ello. Esta actitud, la de responder “no sé” o responder cuando realmente conozco el asunto no es muy fácil de observar, por lo general uno rehúsa reconocer su propia ignorancia. Uno tiende a improvisar las respuestas. Y Dmitri Evguenievich durante los cursos ante nuestras preguntas supo decirnos, “no sé, voy a estudiar la cuestión y les doy una respuesta la próxima vez”. Nunca se puso a improvisar.

En estos días leyendo un corto artículo sobre una experiencia en el departamento de ciencias cognitivas de la Escuela Normal Superior de París recordé otra de las observaciones de Dmitri Evguenievich, resulta que nos decía que en su gran mayoría la gente (en este caso eramos los lingüistas) busca confirmar sus opiniones, leemos todo lo que va en el sentido de lo que pensamos y cuando nos topamos con algo que contradice nuestras opiniones, lo leemos superficialmente y no ponemos la debida atención, ni hacemos el debido esfuerzo para rebatir en profundidad. Es muy difícil que cambiemos de opinión.

El experimento

El experimento que he mencionado es muy sencillo, se tiene dos opciones, A o B, usted elige al azar A, gana un punto. Por lo general usted en la siguiente vuelta va a volver a elegir A, sin tratar de averiguar si B podría darle también un punto. El estudio ha mostrado que los “candidatos” tienden sin mayor razón a repetir su primera opción: en promedio si gana tres veces seguidas con la opción A, será necesario que usted pierda seis veces con esta misma opción antes de pasar a optar por B. Necesitamos mucho más pruebas para cambiar de opinión que las que nos fueron necesarias para formarnos la opinión inicial. A esto le llaman “sesgo de confirmación”. El especialista en neurociencias, Estefano Palminteri, que condujo la experiencia, afirma que “nuestro cerebro busca confirmar sus opciones y suporta difícilmente la contradicción”. Nos informa este especialista que no existe un área cerebral especifica, pero al mismo tiempo señala que los que buscan confirmación, activan mucho más las partes del sistema de recompensa. Pero también dice que “correlación no significa causalidad”. O sea que no se puede ir más lejos.

Las neurociencias han repertoriado algunas centenas de “sesgos cognitivos”, sobre todo en torno a las famosas “fak news”, algunos tienden a creer más fácilmente las noticias malas o negativas, por ejemplo la propagación, ya de la certitud, que en las próximas elecciones presidenciales habrá un fraude. Otros “sesgos cognitivos” son de repetición, se cree que algo pasó porque semejantes eventos han tenido lugar en el pasado, otros son de frecuencia si uno conserva en la memoria ejemplos de lo ocurrido o posibilidad de que ocurra. Estos “sesgos” no tienen nada que ver con la inteligencia, nos dice el neuro-científico y psicólogo clínico Albert Moukheiber, se trata de acortamientos del pensamiento que se les llama “heurísticos”: soluciones aproximativas, pero veloces que usamos a diario y que funcionan a la perfección la mayoría de veces. Cuando tendemos la mano para estrecharla a un amigo, no medimos con anticipación la distancia o al sentir un olor que asociamos con un peligro que nos mueve a ponernos a salvo, estos “sesgos de estereotipos” pueden salvarnos la vida.

Es necesario decir que las falsas noticias han existido siempre, su abundancia actual tal vez sea lo que caracteriza nuestra época. Moukheiber nos da el ejemplo de los “planistas”, que pueden encontrar en las redes sociales dos o tres grupos que comparten su convicción de que la Tierra es plana y se van a asociar y aislar con dos cientos o trescientas personas. El aislamiento en grupos de personas de la misma opinión puede fácilmente conducir a una radicalización y a un dogmatismo.

Las trampas de nuestro cerebro

Nuestro cerebro de alguna manera nos pone trampas, ¿cómo evitar caer en ellas? Albert Moukheiber nos da ciertas recomendaciones: “No se trata de dudar de todo. No obstante, para los temas importantes, podemos empezar por desconfiar de nuestros racionamientos, sobre todo cuando tenemos certitudes y tratarles de adjudicarles una nota de confianza a esas opiniones. Puedo decirme respecto a esta información, que confío en mi opinión en un 20%, pues se trata de un tema que no domino completamente”.

Dmitri Evguenievich Mijalchi tenía razón, nos cuesta mucho poner en duda nuestras convicciones, lo que creemos dominar a la perfección. Nos recomendaba variar las fuentes de información, enfrentar los puntos de vista, tratar de fundamentar sólidamente nuestros argumentos. En el Departamento de Lingüística General que dirigía era natural que principalmente estudiáramos las enseñanzas de la escuela moscovita y de las del Círculo de Praga que fue creado con las mismas convicciones. Lo que dominaba era la lingüística europea, pero esto no impidió que estudiáramos con atención las diferentes escuelas de los Estados Unidos.

Sin cambiar totalmente de tema, me quiero referir a algo que enturbia el debate político salvadoreño sobre todo en estos tiempos electorales. No podemos hacer abstracción de la historia, ni de la inmediata, ni de la más antigua, pero al mismo tiempo no puedo entrar en los detalles. Salir de una guerra y experimentar por primera vez un sistema democrático burgués que nunca funcionó en el país, sin tener experiencia, sin ninguna práctica anterior. Todo este tiempo de posguerra no pudo servirnos para el debido aprendizaje, tanto del debate parlamentario, ni de las necesarias oposiciones. Lo que saltó al primer lugar fue el antagonismo, las oposiciones radicales. Esto sucedía en las actividades de los partidos políticos y en la Asamblea. Y como al mismo tiempo los que gobernaban, me refiero a ARENA y el resto de la derecha, tampoco habían gobernado con la obligación de someterse a la crítica, toda nuestra experiencia era de dictaduras. La manera de gobernar fue despótica y autoritaria, como una especie de prolongación de las antiguas dictaduras, una especie de dictadura blanda o “dictablanda”. La Constitución fue reformada pero no hacia una profundización de la democracia, sino que petrificando el poder del ejecutivo. El Estado se convirtió en un terreno de caza privado y de reparto de las prebendas entre la casta política..Por supuesto a unos les tocaba más que a otros, los que gobernaban se servían con el cucharón.

La dificultad de un proyecto común

Ambos partidos se dieron cuenta, me refiero a los dirigentes, que mantener las antiguas tensiones y antagonismos les procuraba una clientela fija, una clientela fiel y totalmente dogmatizada, lo que se le llamó el núcleo duro y que poco a poco se convirtió en el voto duro. Durante estos años se fueron creando identidades partidarias muy frágiles, pues tenían un precario asidero, las identidades se forjaron contra el bando opuesto, en un mero antagonismo. No hubo discusiones, ni polémicas, hubo apenas insultos, vituperios, groserías. No hubo debate político, se perdió la capacidad de proyectar hacia el futuro el destino del país. Con el correr del tiempo, los gobiernos de ARENA se conformaron por una gestión de los asuntos corrientes sin mayor fantasía, imponiéndole al FMLN el voto casi obligado del presupuesto y de la larga lista de préstamos. Este dinero también le garantizaba a los diputados y dirigentes efemelenistas los salarios, dávidas y prebendas del Estado.

La ausencia de un real debate político se prolonga hasta ahora, si al Frente le sirvió y bastó para ganar con Funes las elecciones una sola frase, “sacar del gobierno a ARENA”, hoy los partidarios de Bukele también tienen sus frases huecas, sin real planteamiento político, “devuelvan lo robado”, etc. Y a los que les exigen que expliquen que se proponen, los golondrinos insultan y te apostrofan de arenero o de frentista. Este nuevo bando no se distingue de los antiguos, el mismo verticalismo empeorado. En el Frente la dirección la ejerce un grupo, ahora en su movimiento la dirección real está en manos de una sola persona. Y sus convicciones se resumen en “Nayib presidente”. Y su identidad real es la negación de lo que ha existido hasta ahora, pero se trata de una negación de los partidos, no de sus maneras de actuar.

Cada bando está encerrado en sí mismo, no enfrentan sus opiniones con los otros, e incluso su actitud de desechar a los otros no les permite llegar a elaborar un argumentario para convencer, sus convicciones no llegan realmente a una elaboración, son apenas el rechazo del otro. De esta manera multiplican los “sesgos cognitivos”, creen a pie juntillas todos los “fak news” que publican sus correligionarios, rechazan sin escuchar el discurso del adversario. ¿Se puede construir de esta manera una democracia? Y más allá ¿se puede construir un proyecto de sociedad que congregue a todos?