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22 enero 2023

La mira estratégica

 

No es para restregárselo en la cara a la antigua cúpula del FMLN, pero es necesario recordar que fueron ellos los que pusieron en el proscenio de la vida política nacional al actual dictador Nayib Bukele. Lo hicieron por su ya legendario “abandono de los antiguos ideales”. ¿Se acuerdan quién hizo de esto su caballito de batalla? El oportunismo que los llevó a poner a Funes como candidato, incitó a Bukele a entrar al partido y lo dijo claramente, es más, cuando le preguntaron por qué entraba al FMLN respondió llanamente:”porque quiero ser presidente”. Nunca aludió ni a sus ideales sociales, ni a los de su nuevo partido. La cuestión de la autocrítica se planteó inmediatamente después de la catastrófica derrota, pero hasta ahora apenas he escuchado a uno solo de los excupuleros decirlo con todas sus letras.


Ahora las urgencias son ya otras, pues la regresión social que sufre el país es abisal. Pero sí hay un punto del pasado que no se puede eludir, tiene que ver con esa sensación, impresión general de que los gobiernos del FMLN no cumplieron, no respondieron a las aspiraciones populares. No se trata de saber si las promesas que hizo Mauricio Funes las cumplió o no, esas aspiraciones populares proceden de mucho más lejos y son más profundas y tienen que ver clara o oscuramente con el tipo de sociedad que deseamos tener. Ese deseo ahora parece utópico o irreal, aunque persiste de alguna manera. Ahora cabe preguntarnos ¿podía Funes dar una respuesta positiva y concreta a esa aspiración? Creo que no. Las circunstancias no se prestaban, la correlación de fuerzas internas, ni externas no lo permitían. Aunque incluso los electores de Norman Quijano paradójicamente esperaron los anhelados cambios sociales. Los ataques mediáticos contra Funes se centraban justamente en esto y también los de ARENA. Estos ataques y una pésima promoción del gobierno de Funes invisibilizaron los reales logros de su gestión. No me refiero a Sánchez Cerén pues se prestó más a la mofa y al escarnio que a una crítica política.


Debo reconocer que personalmente critiqué a Funes, no sobre sus acciones y obras, sino por la falta de profundización de las medidas hacia una transformación social. Admití entonces que su gobierno no tenía la mayoría que le hubiera permitido satisfacerlas, pero no comprendí el porqué no acudía directamente al pueblo para que se manifestara, desde el gobierno se podía movilizar a la gente por nuevas conquistas, tampoco o aún menos entendí la apatía de la dirección del FMLN a este respecto.


La regresión social que sufre el país no concierne sólo los aspectos económicos y los rudos golpes que reciben los más pobres, esta regresión atañe la vida social, la educación en todos sus niveles, la actividad cultural en general. Pero lo más grave es el grado de aceptación de la población de lo que ocurre en el país. El jefe del Ejecutivo es un mentiroso empedernido, reduce los gastos sociales y educacionales y muchos aplauden o lo defienden. En apoyo al gobierno ahora se destaca que el Estado de Emergencia ha llevado a muchos barrios una calma que estaban anhelando, en parte es cierto, pero el costo de esa calma es la privación de libertad de muchos compatriotas inocentes y la interrupción de la aplicación de los procedimientos penales, con todo lo que eso significa de arbitrariedad y a la larga de cierto absolutismo medieval y de un despotismo dictatorial.


En una de las manifestaciones del año pasado se entonaba el grito de “¿cuál es la ruta?”, no mentaré la respuesta que se gritaba, aunque merece que nos detengamos un instante en una respuesta más consistente a esa pregunta tan válida y apremiante en este momento.


Desde la campaña presidencial de Funes, el hecho mismo de recurrir a él y de dejar que lo impusieran las fuerzas mediáticas y de derecha denotaba que la campaña ideológica se había perdido. El argumento fundamental de esa opción fue que había que ganar a como diera, que con un candidato del partido (lo acababa de demostrar la derrota de Handal) se iba directamente al fracaso. Por consiguiente el inmediatismo triunfó sobre una estrategia de largo plazo en la que cabía conquistar las mentes de los ciudadanos mucho más allá de lo que se le llamaba “el núcleo duro” del electorado. Luego nos dimos cuenta que ese “núcleo duro” resultó ser muy frágil ideológicamente y cedió a la demagogia de Bukele. Esta enseñanza de la historia debe servir para el futuro. Pero en el sentido de llevar adelante una batalla ideológica argumentada que conquiste la mente de nuestros compatriotas y en la que se demuestre vigorosamente que la estructura social de nuestro país es caduca. La lucha ideológica no es sólo contra el gobierno, sino contra el Estado oligárquico en general y la dominación de la casta oligárquica. Es el capitalismo el que no responde a las aspiraciones populares, el objetivo fundamental del sistema es aumentar la reproducción del capital. Todo va para satisfacer este objetivo. Esto es lo que hay que hacer comprender a la gente, es esto lo que estanca el desarrollo del país y mantiene a la mayoría de la población en la pobreza y a miles de familias en la indigencia.


El objetivo real es transformar la sociedad, no se trata simplemente de volver al poder, de reconquistar el gobierno, pues si no cambiamos la correlación de fuerzas ideológicas, se volverá a lo mismo, a administrar un Estado que está dominado por la oligarquía y que le beneficia.





17 enero 2023

La Mis Universo y el trencito del Pacífico

 El anuncio de la organización en El Salvador del concurso de Mis Universo ha ocupado el centro de la atención en las redes sociales, denuncias y bromas al respecto. Algunos esperaron el anuncio de la apertura de los trabajos para la construcción del tren del Pacífico. Este anuncio vendrá pronto pues el dispositivo legal para robar lo votaron en la Asamblea: la ley de adquisiciones y contrataciones (LACAP) no se aplicará en los trabajos del famoso tren.


Esto significa que no van a haber licitaciones y llamado a la concurrencia de las ofertas, es el ministro el que va a repartir los contratos a la cherada. Las sociedades fantasmas van a surgir para vender rieles, clavos, traviesas, carriles, pandroles, catenaria, etc. Incluso se importará el balastro a empresas de dudosa reputación. Para las mordidas es muy seguro que no van a aceptar los bitcóins, sólo dólares en cuentas secretas en paraísos fiscales.


Valga agregar que como de costumbre la ley fue votada por los diputados de Rancios Vicios (NI) y sus secuaces. La ley se aceptó sin ninguna discusión, ni argumento en su favor. Nada explica el porqué de esta medida. El descaro es parte del sistema de gobierno de los Bukele, las mentiras y sobre todo las cortinas de humo, como tal sirvió el famoso concurso de mis Universo.

12 enero 2023

Del bipartidismo al poder personal

 Sigo ahora casi inmediatamente comentando la situación de vacío político que se ha creado en El Salvador después del triunfo de Bukele y su partido, pero sobre todo por la abrumadora derrota de los dos principales partidos. La alternancia de ambos partidos se le llamó “bipartidismo”, aunque el FMLN no llegó a tener un dominio total del aparato estatal, sobre todo dependió siempre de los votos de GANA y de los otros partidos, incluyendo a ARENA mismo. La llegada al poder de Mauricio Funes despertó cierto entusiasmo en la población en general y de la gente de izquierda en particular. Las esperanzas y aspiraciones eran muchas. Los gobiernos del FMLN no respondieron a todo lo que se esperaba de ellos. Durante ambos gobiernos hubo realizaciones que hasta ahora tienen efectos sociales, a pesar de que el gobierno actual ha cerrado muchas instalaciones y servicios a la población. Los medios de comunicación no le dieron tregua a estos gobiernos y hacían eco, cuando no eran los principales difusores del descontento. Este descontento creció y esta fue la brecha que le abrió a Bukele un protagonismo inusitado y contradictorio con su pertenencia al FMLN. Era miembro y se comportaba como un simple aliado y fue el que abanderó la lucha contra la “cúpula efemelenista”. Durante su campaña extendió su blanco y se dedicó a denigrar el “bipartidismo”. Si hago este resumen es para refrescar la memoria. Muchos miembros del FMLN adoptaron la misma actitud y muchos se fueron a engrosar el partido Nuevas Ideas.


El objetivo era sacarle el monopolio del ejercicio del poder a las cúpulas de ARENA y del FMLN. Este objetivo hacía pareja con el de incrementar el pluralismo y facilitar la participación popular en la vida política. No obstante la situación actual no tiene nada que ver con aquellas legítimas aspiraciones, todo lo contrario estamos ante un monopolio del poder por un grupito familiar y secuaces que no admite oposición, que la reprime y que incluso pretende marginar todo movimiento popular y a los partidos derrotados. Del bipartidismo se pasó a un poder personal y esto no les indigna a aquellos que hicieron campaña por aumentar el pluralismo y la participación popular. Incluso el culto a la personalidad es peor que el que se practicaba con Chávez o Fidel. Nuestro dictador Bukele decide de todo, improvisa a diario, gasta el dinero del Estado para su propia promoción y no cumple nada de lo que prometió. Es esto lo que defienden con ahínco los borregos o focas del partido presidencial.

Bukele es incapaz de enfrentar cara a cara a algún oponente, prefiere sus quejumbrosos monólogos, en los que se presenta como la víctima expiatoria de todos el perversos del vasto mundo. Pero el colmo es que una vez más se propone violar la Constitución y sus serviles pseudomagistrados lo aprueban para presentarse de nuevo a la elección presidencial y perpetuar su gobierno personal. ¿Es esto lo que deseaban sus partidarios? ¿En qué vacío mental y de consciencia han caído?

La realidad de hoy es un retroceso histórico, lo poco que se logró con los Acuerdos de Paz se viene destruyendo sistemáticamente, en vez de profundizar la endeble democracia que teníamos, el clan Bukele y secuaces esta instaurando un dictadura represiva, el régimen de excepción se ha renovado por décima vez y bajo este estado francamente ilegal se persigue a oponentes, a comunidades, sindicalistas, a miembros del FMLN.

No se puede retornar al pasado, esto también concierne a la lucha contra la actual dictadura, la guerra revolucionaria fue necesaria entonces y en definitiva era la única salida que le quedaba al pueblo. Ahora ya no podemos repetir ese momento. Aunque sabemos que las futuras elecciones van a ser fraudulentas y que en ellas van a participar exclusivamente el partido oficial y sus satélites. O sea que el camino electoral también está vedado. ¿Qué hacer? ¿Qué rutas nos quedan? Creo que este tema es amplio y escabroso, nadie puede dar una respuesta personal o individual, hay que buscarla entre todos. Claro que todos, uno a uno puede dar su opinión, pero con la consciencia de que existen otras opiniones y que es urgente aprender a escuchar.

10 enero 2023

Pequeña reflexión como un retorno

 

Hace ya más de un mes, un amigo que reside en Canadá, no sé exactamente dónde, me mandó un correo electrónico, muy corto y preciso: me preguntaba por qué no publicaba más en mi blog “Cosas tan pasajeras”. Es cierto que han pasado meses y meses sin que intervenga en mi blog. No obstante no he podido darle una respuesta precisa, mucho menos breve. Le contesté agradeciendo su correo y le dije que tal vez las razones de mi silencio sean muchas, pero no tengo una lista ordenada, ni con valor decreciente, de las más fundamentales a las más triviales. Le dije que tal vez el hecho de no tener eco alguno, me daba la impresión dolorosa de escribir en el vacío. Sé que hay gente que me lee y que comparte mis escritos. Esto lo sé, no obstante nadie me contradice, ni apoya mis decires.


Desde la elección de Nayib Bukele y su mayoría parlamentaria se ha creado en El Salvador un vacío político apabullante. El dictador sostiene en permanencia un monólogo acusador de ataques imaginarios que vienen de todas partes que sólo él identifica y que sus secuaces y seguidores creen reales. La oposición sigue sin reconstruirse verdaderamente y le cuesta intervenir con cierto peso. Hay que señalar que la dictadura hizo todo lo posible por acallar las marchas de protesta utilizando los mismos métodos intimidatorios de las sucesivas dictaduras militares. Esta situación no significa que todo esté tranquilo y que no exista oposición. Hay bolsones de resistencia y también de reflexión. Muchos de los que intervienen lo hacen desde afuera y el alcance de sus intervenciones son limitadas por el hecho mismo de que internet no es en nuestro país un medio real de información y su alcance es muy limitado en las clases populares. Circula en el país una cantidad de celulares muy modernos, pero están en manos de un puñado de personas, hay algunos que tienen varios celulares y la gran mayoría tiene que conformarse con celulares de menor calidad y sobre todo con un acceso muy limitado y contado a internet. Esta circunstancia le deja al poder el campo libre para difundir su propaganda y sus mentiras.


Lo más consternante de la situación es que la gran mayoría parece estar conforme con el estado de cosas, el encarcelamiento de miles de personas sin proceso, ni debidos trámites judiciales, el estado de emergencia pareciera convenirle a la mayoría, la carestía, el desempleo, los trabajos precarios, el rebusque constante de miles de familias para sobrevivir son reales y visibles para todo el mundo, pero la actitud general de los salvadoreños es la indiferencia, una especie de valeverguismo profundo. El individualismo pequeño-burgués (para llamarlo de alguna manera) ha impregnado a toda la sociedad. Las aspiraciones son individuales y egoístas, superarse como se pueda, sin importarle a nadie atropellar al prójimo, la mezquindad se ha vuelto como una segunda naturaleza nacional, la desconfianza generalizada, la valorización del individuo ante el resto de la gente. Desde hace cierto tiempo se ve proliferar en las redes sociales “memes” que llaman a la desconfianza general del otro, al valor intrínseco del yo (les doy un ejemplo que se pretende poético: “Madurar es: aprender a estar solo y elegir no estar con cualquiera”). Hemos vuelto a un estado general de la sociedad similar o peor del que denunciaba a inicios del siglo XX nuestro pensador nacional Alberto Masferrer.