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21 marzo 2024

En el fondo del pozo

El país ha llegado al fondo del barranco, claro que siempre se puede llegar más abajo. Lo peor siempre se presenta como la página siguiente de nuestra historia. Sin embargo, lo que nos permitía imaginar, dadas las circunstancias heredadas después de la guerra y los Acuerdos de Paz, una dictadura como la que tenemos ahora se nos ocurría como improbable. Por supuesto que si nos ponemos a analizar, podemos descifrar todos los pasos que nos condujeron a este callejón sin salida. No se ve luz al otro lado del túnel, todos los horizontes nos parecen tapados por nubarrones negros.

Las antiguas fuerzas sociales han periclitado por completo, sin pronosticar su total desaparición, pues la inercia de algunos organismos es alimentada por sus antiguas lealtades militantes. No han decaído por completo, pero ya no influyen en el ámbito político, tal vez solo en el ensañamiento retórico del dictador que continúa vanagloriándose de su triunfo sobre el partido que lo puso en órbita y del viejo rival de derecha.

No obstante existe un acuerdo en la necesidad de deshacer el régimen actual y volver a la lenta construcción de la democracia que se había emprendido en el país. Nadie ignora que para ello es urgente emprender luchas tenaces y continuas. De inmediato surge la pregunta ¿cómo llegar a estas luchas? Y muchos piensan que todas estas luchas deben tener como mira las próximas elecciones. Creo que en realidad hemos vuelto, con las diferencias obligadas por los cambios de época, a las mismas circunstancias que motivaron el surgimiento de las FPL, que planteó como estéril políticamente la participación en elecciones que ya estaban perdidas de antemano. Ahora nos encontramos frente a una aplanadora propagandística que despilfarra millones de dólares en promover la imagen del dictador tanto en el interior como en el exterior del país.

No se crea que estoy proponiendo tomar las armas de nuevo y volver a la guerra de liberación nacional. De alguna manera los Acuerdos de Paz significaron la derrota de las fuerzas populares. Lo que siguió fue el dominio completo de la derecha, pero con ciertas concesiones importantes desde el punto de vista histórico, la izquierda pudo organizarse y participar en la política más o menos libremente, las instituciones estatales comenzaron a funcionar y aparecieron instancias de recurso y garantías constitucionales, se logró introducir y crear organismos de transparencia en el manejo de los recursos del Estado. Sabemos que todo esto ha desaparecido y lo podemos considerar como el cabo del proceso iniciado en los años setenta. Aclaremos que el inicio de la derrota tuvo lugar cuando se abandonó la estrategia, pensada por Cayetano Carpio, de la guerra popular prolongada. Al respecto he escrito varias veces en este blog.

Pues bien, esta estrategia no era solamente militar, sino que también política. Es necesario entender esto para pensar qué es lo que debemos emprender y cómo hacerlo. En muchas ocasiones anteriores he abordado el tema del partido político de nuevo tipo. He criticado la falsa democracia del modo de funcionar de los partidos que usan el famoso centralismo democrático. Este principio organizativo tuvo vigencia en el partido bolchevique durante largos años de la preparación y consecución de la Revolución de Octubre. Funcionó bajo la influencia vigilante de Vladímir Ilich Lenin, luego sufrió la degeneración propiciada por Iósef Stalin, en la que el centralismo dejó de ser democrático y se transformó en simple centralismo y que condujo al culto de la personalidad del líder del partido. El secretario general era un hombre orquesta, filósofo, estratega militar, economista, etc. y su opinión era preponderante en cualquier litigio o discusión. La base, la famosa base, era ejecutora, obediente, sumisa y pasiva. De hecho este funcionamiento está en el origen del declive total del movimiento comunista internacional.


Se puede afirmar que fue esto lo que ha motivado la reflexión sobre el partido político de nuevo tipo. Esta reflexión se lleva en muchos países, con altos y bajos y en algunos lugares hay pensadores que han teorizado al respecto. No voy a entrar por el momento en el detalle de estas reflexiones, no obstante lo que ya he dicho en otros artículos puede servir de inicio de la presentación del tema. Lo principal es que la función de dirigencia ya no está centralizada, no hay una dirección que piensa y decide la acción, ni el rumbo de las acciones. Es el conjunto de militantes que ahora piensa y decide realmente de lo que es menester hacer en cada momento. Muchos han reaccionado ante este planteamiento como si fuera una simple utopía y han objetado que siempre es preciso una dirección, una cabeza.

Hay que decir que desde fines del siglo pasado e inicio de este, aparecieron movimientos reivindicativos que tuvieron este tipo de organización, recuérdese el movimiento de “las noches de pie” en Francia, los “Indignados” de la Puerta del Sol, en Madrid, los “Occupy Wall Street” del parque Zuccotti de Nueva York. De algunos de estos movimientos surgieron partidos políticos que luego entraron a participar en la vida política nacional y adoptaron las antiguas formas de funcionar, produciendo fracasos en los iniciales intentos sociales, otros fueron reprimidos violentamente por el poder político. Hay un movimiento que ha tenido repercusión mundial, que sigue existiendo y que sorprendió a todos, me refiero a los Chalecos amarillos (Gilets jeunes). Este movimiento desconcertó a todos los observadores, los periodistas les exigían que nombraran un “portavoz oficial”, un “representante oficial”, etc. Su desconcierto fue mayúsculo. Pero el principio tácito de los Chalecos amarillos fue no tener líderes, ni portavoces, cada círculo, cada grupo podía hablar en nombre suyo o de todos. Cuando aparecieron en las escenas de los programas televisivos fue impresionante como los periodistas insistían en que debían elegir un representante oficial o un portavoz único. Incluso optaron por una persona que ellos mismos promovieron como el portavoz de los Chalecos amarillos. Esta persona se negó e incluso rechazó las invitaciones a aparecer en los plató televisivos. Este sigue siendo el funcionamiento de los Chalecos amarillos hasta el día de hoy.

Este movimiento francés no es revolucionario, está compuesto por ciudadanos que confiesan diversas corrientes políticas, se trata de un movimiento plural reivindicativo. Hay comunicación entre los grupos directamente, sin intermediarios, discuten entre ellos, formulan las reivindicaciones del momento, participan en distintas acciones, incluso con otros movimientos. Cada miembro piensa por sí mismo.

Ahora imaginémonos un partido con ideología revolucionaria, que se proponga la transformación de la sociedad, en el que cada miembro piense por sí mismo, que pueda opinar libremente, sin la vigilancia de un dirigente que conoce cuál es la línea a seguir. Todo el partido, es decir todos sus miembros, son el intelectual colectivo. Con un funcionamiento tal, cada individuo progresa y hace progresar al resto. Antes, con el centralismo democrático se decía “el partido ha decidido” y en realidad era o bien el grupo dirigente, buró político o el comité central o a veces el secretario general en persona. El partido (todos los militantes) tenían que obedecer sin pensar, había que explicarles cuál era la línea del partido, cual era su política. Era un funcionamiento alienante.

Vuelvo a ciertas cosas que he apuntado arriba. Primero que nos encontramos en una situación semejante a la que dio origen a las FPL, es decir tener como objetivo entrar a funcionar como partido político dentro del ámbito burgués, cuando entonces no existía ninguna garantía de respeto de los derechos políticos y humanos y tener como objetivo plegarse a ese funcionamiento electorero, era traicionar los intereses de los trabajadores, fue así como lo planteó Cayetano Carpio, ahora estamos en una situación semejante, no existe ninguna garantía de respeto a ningún derecho, incluso el dictador mismo ha dicho que “no tiene gracia que la policía capture solo a los culpables” y esto lo repiten diputados y ministros. Incluso, no recuerdo quien fue, alguien afirmó que los policías eran “jueces que ejercían en la calle, con capacidad de condenar”. Hemos visto los resultados electorales muy semejantes a los resultados de los países con regímenes totalitarios. Los partidos que participaron en las elecciones fueron cómplices de la violación de la Constitución, con eso se han descalificado por completo.

O sea que entrar ahora políticamente a funcionar dentro de este sistema “aplanadora”, es jugar el papel de simple alfombra de limpiapies. Ya no se trata solamente que entrar a funcionar dentro de este tipo de sistema político es aceptar todas sus reglas de dominación de la clase burguesa y sus derechos impuestos a la sociedad entera, sino que además de eso es asumir que se acepta como normales todas las derrotas.

Veamos otro punto anotado arriba, la estrategia de “guerra popular prolongada” no era solamente un asunto militar, sino que también político. Se trataba que el “ejército popular” tenía que moverse al interior del pueblo como un pez en el agua, es decir ser aceptado como parte del pueblo, naciente de él, para que esto fuera posible era necesario persuadir a los trabajadores que los objetivos revolucionarios del “ejército popular” eran sus propios objetivos. Esto no se logra de la noche a la mañana, sino que hay que emprender una lucha ideológica de persuasión y que el pueblo se empodere de los principios y formas de pensar el mundo tales que aspire a transformar la sociedad para que cese la dominación burguesa en nuestras vidas. Es lo que se encierra en la palabra “prolongada”, pues esto no se logra fácilmente, se trata de una inmensa tarea, que urge de una perseverancia y de mucho tiempo. Tampoco se trata de obtener esta adhesión de la totalidad de los ciudadanos, pero sí de una gran mayoría. 

09 febrero 2024

Ahora, después del fraude

Todo el mundo sabe perfectamente que Bukele ha violado la Constitución al presentar su candidatura a la presidencia de la república. Todos los observadores internacionales, como los gobiernos de todos los países con los que se tiene relaciones diplomáticas. O sea que todas las felicitaciones que lleguen son muestras de su complicidad y todos los observadores que no declaren ilegítima e ilegal la elección presidencial no están cumpliendo con su deber. Este es mi primer punto.

El segundo punto es que gozando de todo el poder represivo, de haber usurpado todas las instituciones del Poder Judicial y con un Tribunal Supremo Electoral ad hoc, no fueron capaces para disimular el fraude.

Estas han sido las elecciones más fraudulentas desde los Acuerdos de Paz. La desfachatez de Bukele al anunciar el número de diputados que había obtenido su partido antes de que se iniciara el conteo, muestra el desprecio hacia los salvadoreños y a la llamada comunidad internacional.

El tercer punto es una pregunta ¿Vale la pena protestar y denunciar el fraude perpetrado en estas elecciones? Tal vez protestar, pero únicamente por principio, pues ¿quién va a escuchar las protestas y las denuncias? Me refiero a los que puedan en este caso doblegar al payaso que tenemos como dictador.

El problema fundamental para los salvadoreños es cómo quitarnos de encima a la “clica de Batman”, pues esta clica sigue extorsionando al pueblo y dejando exangüe a todo el país. El endeudamiento es de cifras astronómicas y no se ve ningún beneficio para el país, los gastos corrientes son difícilmente completados por el presupuesto, aunque el rubro de la publicidad estatal sigue desbordando los límites. Hasta tal punto que mucha gente en el extranjero cree que la biblioteca que construyó China en San Salvador es obra del gobierno e incluso hay gente ignorante que afirma que es “la más grande del mundo”. Hay quienes creen que realmente en el país se construyen dos escuelas diarias, lo que equivaldría a cerca de, 3600 escuelas nuevas construidas hasta el día de hoy. O sea que ya no habría en el país ninguna escuela en ruinas, ni con dotaciones arcaicas. Cualquiera en El Salvador puede constatar que esta constituye la mentira más monstruosa del dictador. Los rubros de la educación y de salud han sido disminuidos en el presupuesto nacional.

La tarea nacional es recobrar todo lo perdido en estos cinco años, todas las instituciones de control democrático y de control financiero de las actividades del Estado. Tenemos que recobrar por completo la libertad de expresión y de organización, la libertad de manifestación. Va a ser necesario depurar todos los organismos del Estado ahora bajo el control del partido oficial que como se sabe no actúan por el bien común, sino en beneficio y en favor de la clica en el poder actualmente.

Pero hay algo que debe ser prioritario, se trata de volver a las luchas sociales y económicas, retomar las reivindicaciones por mejores condiciones de vida y de trabajo, mejores salarios, por una política fiscal justa. Esto tiene que ser prioritario, pues desde los Acuerdos de Paz, los trabajadores se dejaron adormecer por el revisionismo del FMLN y durante todos estos años se abandonaron todas estas luchas que son las que fortalecen la consciencia de clase de los trabajadores. Se trata de una tarea ardua y sumamente necesaria, pero hay una tarea igualmente ardua y necesaria, es la de crear una organización política de nuevo tipo, que sea fiel a los intereses de los trabajadores y los instruya en reapropiarse de esas mismas luchas y de sus organizaciones.